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¿Te cuento mi problema?

Hace poco estudiamos acerca de lo inconveniente de habituarnos a reacciones violentas, incluso dirigidas a objetos, como método para liberar presión interna ante situaciones de impotencia. Porque, creado el hábito por la repetición de la conducta, necesaria y automáticamente se presentará cuando estemos en situaciones de impotencia. Entonces, nuestro cuerpo pedirá “a gritos” algún acto violento para sentirse descargado. Si no hay objetos, ¿sobre qué o quién se descarará esa violencia? Y, aunque hubiera “objetos apetecibles para romper en un ataque de furia descargadora”, ¿esa es la manera saludable de controlar nuestra vida y canalizar nuestras impotencias?

Hoy toca el turno de desmitificar otro ídolo de la psicología popular (que suele ser otra forma de ignorancia y superstición): rumiar los problemas.

Somos de aquellos que una y otra vez hablamos de nuestros problemas, nos quejamos, damos una y otra vez vueltas a lo negativos que nos sucede.
Desde lo que a nuestros ojos es una gran desgracia, hasta aquello que objetivamente lo es.
Hablamos con una amiga, con otra, con el vecino, pedimos consejos quizás, volvemos sobre el tema, compartimos nuestras lamentaciones con todo aquel que se cruza en el camino.
Por ahí nos dijeron, con total buena intención, que si hacemos así estamos quitando angustias de nuestro corazón, nos liberamos del sufrimiento que nos aqueja a causa de esa debilidad. Como si el acto de rumiar los problemas, hablar y hablar y hablar de ellos, fuera el mecanismo idóneo para resolverlos.
De cierta forma es como si dijéramos: “Es mi problema, ¿cómo no habré de tomarlo tan personal, tan a la tremenda, con tanta facilidad para contagiarlo a otros?”.

En la Universidad de Missouri decidieron investigar si la co-rumiación ayuda a mejorar el bienestar de las personas. Es que así procede la ciencia, no actúa ciegamente a partir de creencias, no admite como ciertos los supuestos, sino que hace preguntas, comprueba, verifica, desmiente, rectifica y muchas veces los resultados son los contra lógicos, los contrarios a las creencias firmemente establecidas en la ignorancia popular.

El hallazgo es que los efectos de la impotencia se acrecientan, con depresión, ansiedad e incluso cierto rechazo social.
El continuo parloteo acerca de los problemas los intensifica, en parte porque:

  • el tiempo/energía se usa en hablar y no en resolver;
  • de tanto girar alrededor de ellos se magnifican y se pierde su real dimensión;
  • se puede agredir a otra persona, que no está interesada en escucharnos pero lo obligamos a hacerlo, o que la involucramos en asuntos que no le conciernen, o que acusamos y echamos culpas (o hacemos sentir culpable) y no tienen parte ni responsabilidad en el asunto;
  • funciona como un “teléfono descompuesto”, en el cual cada uno va añadiendo más datos erróneos y confusos, derivando la situación en algo generalmente peor.

Por supuesto, como hemos mencionado al principio, se genera también un hábito poco saludable, el de centrarse en los problemas para comentarlos, regodearse en ellos, compartirlos, cargar a otros con nuestros asuntos, sumar cada vez más detalles oscuros a nuestro mal, dedicarse a rumiar pero no a resolver.
Masticar incesantemente los problemas, es contraproducente, es enfermizo, es esclavizarse al EGO.

Cuanto más te enfocas en el problema y te adviertes impotente, mayor impotencia sientes. De esa forma, buscarás por los métodos del EGO adquirir algún sucedáneo de poder, quizás mintiendo, negando la dificultad, esperando que algún dios o enviado místico resuelva milagrosamente las cuestiones, achacando culpas incesantemente, quejándote de tu fatal destino, insultando a X, admitiendo que eres un fracaso y mejor es el suicidio que esta vida tan amarga, y una larga y poco interesante lista de reacciones del EGO.

En lugar de esto, tienes caminos alternativos.

  • Sin dudas que en ocasiones es necesario pedir consejo, en otras es bueno comentar con alguna persona que nos pueda ordenar las ideas, también expresar los sentimientos forma parte de una tarea de salud. Pero, de manera limitada, concreta, específica. Con la gente que realmente puede ayudar. Un rabino, por ejemplo, sabe de Torá, pero no tiene porqué saber de salud ni de cuestiones emocionales. ¿Te parece que sea el profesional idóneo para ayudarte con tus problemas sicológicos, económicos, laborales, etc.? Puede tener experiencia, buena voluntad, alguna idea superficial sobre esto y aquello, ¿pero es el profesional que deberías consultar? Y así, con todo el resto de los problemas con sus oídos.
  • Controla lo que puedes controlar, deja de pretender dominar lo que no puedes ni debes.
  • Deja fluir los problemas, no te aferres a ellos, no permitas que se adhieran a ti.
  • Busca soluciones, si no las hay, ¿por qué habrás de seguir enfocado en lo que no puede resolverse?
  • Confía en Dios y reza, pero no esperes que Él haga lo que tú tienes que hacer (o dejar de hacer).
  • Realiza actividades saludables y productivas: colaborar con un necesitado, hacer ejercicio, acompañar a un enfermo, donaciones, solidaridad, tu trabajo, etc.
  • Si las ideas obsesivas acerca del problema te siguen inquietando de manera incesante, conversa con tu psicólogo, pero no permitas que ni él ni tú se concentren exclusivamente en lo que padeces y en lo mal que te sientes.

Recuerda que el EGO te ejercita en conductas perjudiciales para que se conviertan en hábitos que te esclavizan. Actúa con inteligencia y poder, habituándote a lo que te brinda satisfacción, energía, alegría, amistad, sentido de vida.

Resp. 1150 – Amar es hacer por otro

Consulta recibida

¿Porqué hoy estamos tan escasos de Amor?,Acaso no es una de nuestras obligaciones…
de España

Respuesta

El asunto que me parece que habría que aclarar es, cómo definiría Ud. "Amor" (como Ud. lo ha escrito, con mayúscula). 

Yo le diré (muy brevemente) lo que la tradición judía enseña acerca del amor, y entonces Ud. podrá decidir si se cumple o no con lo que Ud. denomina "una de nuestras obligaciones".

Amor es: hacer por otro.

Las tres palabras de esta definición son imprescindibles y valiosas.
El sentido judío de "amar" nada tiene que ver con:
el sentimiento volátil,
ni con el romance,
ni con el gusto,
ni con la emoción,
ni con el "dejar hacer" ilimitado,
ni con los cuentos habituales de la TV o las novelas,
ni con la expresión de una gran afinidad por otro/s,
ni con el propio beneficio,
ni con el propio placer,
ni con el propio sentimiento de satisfacción,
ni con ideas muy elevadas y filosóficas,
ni con nada inmaterial o intangible.

Repito, amar es: hacer por otro.

Hacer es: HACER.
Una práctica (cotidiana) sobre la realidad.
La transformación de lo inoperante o negativo o latente en positivo, actual, floreciente.
Una ingerencia en la materialidad de la vida.
Hacer es proceder de acuerdo a lo que se debe y está permitido.

Por es: POR.
Sin intereses superfluos.
Sin doble discurso.
Sin esperar retribución.
Sin nada que no sea "hacer por"…otro.

Otro es: OTRO.
No por mí.
Ni para nosotros.
Ni para mí.
Ni por nosotros.
POR (y para) OTRO.

En la definición judía del amor, si, por ejemplo, una persona auxilia a otra, a pesar de que le resulta intolerable esa persona, desagradable, incluso repulsiva, en verdad, lo está amando.
Quizás no con un amor intenso, pero, con amor REAL.

Si una pareja de muchachos se "enamora", se gustan, se gozan, se apretujan, se…todo lo habitual en las parejas de enamorados, pero, nada hacen por el otro,
estarán enamorados,
pero,
no hay amor.

El viejo Hilel explicaba el versículo de la Torá: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo, Yo soy Dios" (Vaikrá / Levítico 19:18), como: "lo que te sea insufrible no se lo hagas a otro." (T.B. Shabat 31a).
Lo que el maestro enseñó por la negativa, en un nivel superior se traduciría como: "lo que a ti te gusta para ti, hazlo para el otro".

Amar es HACER POR OTRO.

Incluso el "amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu persona, con todas tus posesiones" (Devarim / Deuteronomio 6:5), es Hacer POR Otro.
En este caso particular "por" es comprensible como: "por causa de", pues, ¿qué podemos hacer realmente por o para Dios?
Lo único que podemos hacer "por" Dios, es a causa de que Él nos lo ordenó.
Entonces, ¿cómo demostrar nuestro amor por Dios?
HACIENDO LO QUE DIOS MANDA.

Amar es (también) HACER POR OTRO.

El ejemplo humano más perfecto para amor es el que se supone que los padres deben tener hacia sus hijos.
Hacer por ellos.
Dejar de hacer por uno, pero para beneficio de ellos.
Poner los límites correctos.
Educar con el ejemplo.
Etcétera.

El padre que haciendo un enorme sacrificio económico da dinero para la droga de su hijo, y lo incentiva a la perdición, con la excusa de que lo ama, y por lo cual ¿cómo lo va a reprender, reprimir, limitar, prohibir?
En verdad, ¿lo ama?
Quizás para la sociedad materialista e idolátrica de lo momentáneo: ese estúpido proceder es "amor"; pero no lo es para el judaísmo.
Quizás para los que sostienen que el amor es un sentimiento, o la verbalización de una emoción, o ser "tierno": ese equivocado actuar es "amor"; pero no lo es para el judaísmo.
En este caso, para el judaísmo el amor se manifiesta por la imposición tajante de los límites de lo que es correcto a lo que es impropio (sumado a todo el resto de acciones que incentiven los aspectos positivos y edificantes, no sólo la reprensión).
Una de las mitzvot (en verdad escribimos 2) nos ordena: "No aborrecerás en tu corazón a tu hermano. Ciertamente amonestarás a tu prójimo, para que no cargues con pecado a causa de él." (Vaikrá / Levítico 19:17)- precisamente antes de ordenarnos el amor al prójimo.
¿Por qué antes?
Porque para verdaderamente amar, no debemos llevar en nuestro corazón (en nuestro interior) nada que empañe el amor, y para esto, es nuestra OBLIGACIÓN decir a lo que está mal: "está mal". Eso es amor, pues, hacemos por el otro con justicia y corrección.
Por eso el mandamiento de amar al prójimo es sólo uno entre otros ¡¡¡612!!!, uno muy importante sin dudas, pero una parte no es un todo…
Amar a los pecadores está bien, en tanto se odie a sus pecados, y por lo tanto, se ponga a los pecadores amados en un proceso de "recuperación". Si se ama a los pecadores y punto (es decir, amor al estilo que no es definido por nosotros). En verdad, se los ODIA (y mientras tanto se DESPRECIA a Dios que ordenó amonestar al pecador).

Hay más para agregar, pero, como creo que quedó bastante claro, atengámonos a su duda.
¿Estamos hoy escasos de amor? (con minúscula digo yo) pregunta Ud..
Yo no sé en qué se fundamentó Ud. para tan radical afirmación.
Y como más arriba le dije, no conozco que define Ud. por "Amor".

En todo caso, podemos estar de acuerdo en que esta sociedad "Occidental y Cristiana" poco hace por conseguir el verdadero amor, pues, no es redituable.

Y los judíos, que muchas veces adoptamos ideas ajenas, olvidando o desconociendo las propias, quizás nos dejamos llevar por la liviandad del romanticismo materialista; y dejamos de HACER POR OTRO…quizás…

Le he dejado planteadas algunos senderos, Ud. puede ahora responder o repreguntar o preguntar-se…

Que el Amor de Dios nos ilumine a buscar la Justicia y la Paz.

Lea también:
Hermanos unidos y en paz
Que se destruya el Mal y no a los malos…

"(12) El burlador no ama al que lo corrige, ni acude a los sabios."
Mishlei / Proverbios 15

"(8) No reprendas al burlador, porque te aborrecerá; corrige al sabio, y te amará."
Mishlei / Proverbios 9

Publicado originalmente: http://serjudio.com/dnoam/rap39.htm (Av 6, 5762 – 15/7/02)

¡Qué Dios te lo pague!

Ves a una persona que está aferrada a un cable eléctrico. Está recibiendo corriente. Se está lastimando. Puede incluso morir.
¿Le dirás que rece y deje todo en manos de Dios?
Hay mucho “religioso”, que se cree sabio y experto, que le citará rabinos, libros y opúsculos para decirle que “todo está en manos de Dios”, por tanto le dice al que se electrocuta que rece, que implore piedad de Dios, porque Él es bueno y todo depende de Él.
Tú, ¿qué harías?
¿Quizás ayudarle a soltar el cable?
¿Cortar la electricidad?
¿Explicarle que deje el cable (si puede)?
¿Llamar al 911 o algo parecido?
¿Gritar pidiendo auxilio para que algún experto venga rápido?
¿Alguna otra cosa práctica y que Dios realmente ha dejado a nuestro alcance para hacer?

Un amigo tuyo es adicto a X cosa. Puede ser droga, cigarro, relaciones enfermizas, apuestas, la tablet, trabajo, comida, lo que fuera. Tu amigo está hundido y hundiéndose más y más en ello. Sufre. Niega su sufrimiento. Busca ayuda pero la rechaza. No busca ayuda pero grita silenciosamente porque le auxilies.
Hay mucho “religioso”, que se cree amo de Dios y Su titiritero, que le espetará lemas, repetirá palabras que no comprende, y con pose de santo le ordenará que clame a Dios para que Él le salve.
Pero nada dirá de hacer terapia, concurrir a “X anónimos”, pedir asistencia profesional, probar con métodos que han sido efectivos anteriormente para dejar la X adicción, o simplemente pedirle que lo deje sin más consejos porque no sabe que más decirle. ¡No! Nada de esto dirá, porque supuestamente Dios es el que tiene que obrar el milagro (aleluya hermano, este es el pensamiento mágico típico de los religiosos y de los niñitos pequeñitos). ¿Cómo el adicto hará algo por su parte que sea asertivo y en procura de la salud? ¡Todo depende de Dios y el que dice lo contrario es un burro, hereje o algo peor!
Sin embargo, ¿tú qué harías?

El religioso dirá: “¡qué D-s te lo pague!”, y no abonará lo que te adeuda…
¿Es muy espiritual este accionar?
¿Construye Shalom?
¿Es la verdadera Voluntad de Dios?

Por supuesto que rezar es bueno.
Es genial tener confianza en Dios (¡que no fe! eso es religioso, es decir, lo contario a la espiritualidad).
Es evidente que una ayuda, manifiesta o invisible, de Arriba es algo maravilloso.
Pero Dios nos ha dado herramientas para hacer lo que tenemos y lo que debemos hacer.
Esperar a que Él haga nuestra tarea, incluso la que no nos gusta, es una falta de respeto hacia Él, o hasta incluso una verdadera blasfemia.
Pero, el supersticioso, el religioso, el esclavo del EGO, cree que sigue al Eterno, pero solamente adora a su EGO al que llama “dios” (con el nombre que sea, incluso con el del Eterno). Cree que mandando a su dios, estará todo hecho. Porque, el dios es su esclavo. ¿No?

Pero, gracias a Dios hay otro camino.
Uno de vida, de salud, de verdad, de eternidad.
Es el camino espiritual.
En el cual Dios es el REY, y tiene Su parte; y el hombre es Su socio, que también tiene SU propia parte de la tarea.

Sin embargo, los religiosos son la inmensa mayoría. Los siervos del EGO son lo que predominan. Tienen la fuerza de la masa, del grito, de la violencia, de la amenaza, de la presión social, del dinero, de la corrupción, de la mentira, de la manipulación, en fin, de todo lo poquito que es el EGO en verdad.
Por ello, la senda espiritual parece errónea, “pecaminosa”, rara. En tanto que la senda oscura de la religión parece tan cierta y completa.

Depende de ti qué escogerás.
Yo, realmente, prefiero ayudar a mi amigo a soltar el cable por sus propios medios, a que se libere de la adicción de la manera que Dios quiere: con su propio esfuerzo y compromiso.

Ella se va

Ella se va, o ya se fue.
Porque no supe respetarla y valorarla.
Porque apareció otro que le reconoció un lugar que yo no pude o supe reconocer.
Porque se hastió.
Porque se hartó de una vida prestada, ya que durante décadas mantuvimos una falsa relación, sea por los niños, por el qué dirán, por cuestiones económicas, porque estábamos acostumbrados a vivir así, por esto o aquello. Ahora se cansó de ese pasar hueco, de una actuación constante, decidió y ejecutó lo que consideró lo mejor para ella, y quizás para mí.
Porque sí, no sé, ni creo poder saberlo.
Hay un hecho, que es real (aunque insisto en que no, en que es un mal sueño, que es pasajero, que ella volverá), la verdad es que ella se va, o ya se fue.

Entonces, mi EGO rompe en llanto, y/o grita, y/o rompe cosas (con cualquiera de los correspondientes derivados).
Luego, inventa justificaciones, acusa, culpa, llena de fantasías de que volverá, piensa en el suicidio, me deprime, amenaza, hace que dé pena a los otros, implora piedad, da lástima, reniega de la realidad, falta al trabajo, se emborracha, extorsiona, se hace ateo al tiempo que implora a dioses (dios o Dios) para que ellos (él o Él) hagan lo que yo no hice y me corresponde a mí hacer (o haber hecho).
Es mi EGO el que pretende ejercer un control que no tiene, ni nunca tendrá.
Trata por esos métodos de dominarla, para que vuelva, para que se entere que está cometiendo un error al dejarme, para que cambie su sentimiento, para que los errores que cometí en el pasado mágicamente desaparezcan.
Sí, trata de controlar lo que no tiene control.
Pretende controlar a Dios, al mundo, a ella, a todo, menos a lo que realmente puede controlar, que es a mi limitada conducta.
Entonces me quejo amargamente y espero a que sea el bondadoso diosito quien resuelva las cosas.
Que mi sicólogo me haga misteriosamente impermeable al dolor.
Que mis amigos me soporten en mis continuos lamentos.
Y especialmente, particularmente, que ella regrese a mi lado, porque juro y prometo que esta vez será todo diferente. Que aprendí la lección. Que ahora la trataré como ella se merece. Que sufrí lo necesario para la metamorfosis. Y sí, repito entre lamentos y promesas mis órdenes a Dios, porque, me dijeron que Él hace todo para bien, que si rezo intensamente Él me dará lo que quiero… Y vienen esos que hablan en nombre de Dios a insistirme en que me mantenga en impotencia, encarcelado en el EGO, para que espere confiado a que sea Dios el que obre milagros por mí, a cambio de mi fe… Sí, el EGO en palabras bondadosas, llenas de piedad y fe. Puro EGO, que te absorbe en impotencia, te hace impotente, te deja en el fracaso… claro, también en nombre de Dios…

Lo cierto, es que ella ya se fue, soy una oscura sombra en su pasado, ella ya está haciendo una vida en la que se encuentra más plena que cualquier cosa que yo pueda ofrecer. 

Grande es el SHALOM

Los judíos ya estaban por entrar pronto a la tierra de Israel. Su extenso viaje había comenzado cuarenta años atrás, cuando salieron de la esclavitud en Mitzraim (Egipto). Fue un período de lenta preparación para una vida de independencia, de responsabilidad, de compromiso, de trabajo; pero todavía no estaban realmente listos, pues vivían de favores constantes por parte del Eterno. Él los cuidaba, los alimentaba, los llevaba, los mantenía a resguardo de la mayoría de las desventuras que pronto ellos deberían enfrentar cuando ingresaran a la tierra de Israel. Todavía no estaban realmente entrenados para afrontar con madurez y ánimo positivo cuestiones tales como guerras, rebeliones, situaciones conflictivas entre individuos, injusticia, desigualdad social, delincuencia, derechos ciudadanos, obediencia a la autoridad civil, labores del campo, relaciones justas en lo laboral y comercial, entre otros varios.
Es como si tuvieran que empezar casi de cero para ir construyendo una sociedad lo más justa y bondadosa posible. Tarea nada sencilla, mucho menos con las influencias culturales negativas que los rodeaban y bombardeaban con sus mensajes de corrupción y deterioro.
Entonces, cuarenta años de preparación dirigida directamente por Dios y Moshé no fueron suficiente, porque aún tenían mucho por aprender y mejorar, para lo cual la parashá nos trae numerosos mandamientos que organizan la vida comunitaria y personal.
En muchos aspectos la sociedad ha avanzado enormemente en estos 33 siglos, por lo cual pareciera que algunos mandamientos no tuvieran sentido en la actualidad. Pero en otros asuntos es como si el tiempo no hubiera pasado, y tuviéramos que aprender desde las propias bases aquello que es bueno y justo de hacer.

Como 1500 años después de la entrega de la Torá, en el siglo I EC, todavía había necesidad de enseñar: “Rabí Jananiá, el vice sumo sacerdote decía: ‘Reza por el bienestar del gobierno, porque si no fuera por temerle, nos violentaríamos unos a otros constantemente’” (Pirkei Abot 3:2). El mismo maestro enseñó: “Grande es el SHALOM, que equivale a toda la obra de la creación” (Sifri Bemidbar 42).

1. ¿Por qué te parece que el maestro se expresó así?

2. ¿De qué “salva” un buen gobierno, según entendemos de las palabras del sabio?

3. ¿Consideras que tiene relevancia en la actualidad?

4. ¿Cuál podría ser tu frase famosa por la cual serías recordado en el distante futuro?

5. ¿Cómo podemos tener sociedades en las cuales se viva en shalom?

¡Vamos a tropezar con esa piedra!

La película “Buscando a Nemo” tenía como mensaje que dejemos a los animales salvajes libres en su hábitat natural, cuidemos el ecosistema.
Lo curioso es que luego de su presentación, los acuarios no daban abasto en la venta del pez payaso para niños que los querían como mascotas.
Luego, al verse superados por las exigencias para cuidarlos, los arrojaban por el drenaje o los dejaban vivos y sueltos en hábitats que no les correspondían, generando con ello disturbios ambientales.

En la película “127 horas” se contaba la desgraciada peripecia de Arón Ralston, un aventurero excursionista, que se vio atrapado y solitario en una fosa, nadie iría a rescatarlo, nadie sabía dónde estaba, finalmente y tras 12 horas de tormento y angustia, se amputó un brazo para escapar.
Como si la historia no fuera suficiente advertencia de las desgracias que pudieran advenir, decenas de fans o meros curiosos fueron a Blue John Canyon, Utah EUA, para vivir aventuras similares. Más de uno falleció, otros varios fueron rescatados por los guarda parques, que ya tienen como hábito enfrentar similares situaciones.
Esto lo vienen soportando desde 2005, al año de haberse publicado el libro que contaba las peripecias de Ralston.

Gran verdad aquella que dice: “El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”. Ya lo cantó con su sensual y armoniosa voz el gran Julio Iglesias, y llegó a la conclusión que lo hace así porque de “cualquiera manera tiene que llorar”.

Durante más de una década de trabajo hemos visto gente que ha descubierto la mentira de las religiones, reconocieron los daños que ésta les provocó, aceptaron haber estado esclavizados y traumatizados por dogmas y supersticiones, dijeron comprometerse con el noajismo para de esa forma vivir de acuerdo a la Voluntad del Eterno. Lo hemos visto, una y otra vez. Al poco tiempo, esa buena gente, esas personas tan amables que agradecían la orientación y la libertad, desaparecían. Como si nunca hubieran existido. (Algunas se despedían, otras agredían vilmente antes de volver al hoyo).
Retornaban a las mazmorras de las religiones.
Sea por presión de sus familiares o conocidos, por miedos varios, por no obtener los rangos y prebendas que tenían en sus vidas religiosas, por no adquirir prestigio y poder con el noajismo, porque no se les atendía como se creían merecedores, porque en ellos el EGO es más fuerte que el AMOR, por acostumbramiento, por ilusiones engañosas de salvación, por anhelar estar sometidos, por extrañar al pastor que les lideraba con mano férrea y les exigía hasta lo imposible, por no tener las banalidades y rituales huecos del pasado, por considerar que el noajismo no les servía, por delirar con ser judío sin saber realmente lo que significa, por dejarse llevar por apariencias de santidad que nada tienen que ver con el espíritu, por considerar que este maestro no les daba el honor y halagos que se creían les correspondía, por no querer responsabilidades, por preferir mandar a ser mandado, por preferir ser mandado a mandar, por la excusa que fuera, desaparecían para volver a la oscuridad.
Como si no hubieran existido.
Volvían a sus viejas congregaciones, o se armaban otras, o se incorporaban a otras, o decían suscribir a algún otro tipo de religión (incluso sectas que aparentan ser judías), como fuera, apagaban la llama de conciencia espiritual para aferrarse al candente hierro de la esclavitud.
Su paso por el Paraíso Terrenal del noajismo quedaba borrado, como cuando uno despierta por unos breves instantes en la alta madrugada y tiene un chispazo de inteligencia que luego a la mañana se ha perdido, se confunde con sueños, queda bloqueado.
Gente que descubrió la podredumbre de la cual escaparon que luego vuelven a internarse en ella.
Gente que comprende la grandeza y santidad del noajismo, pero escogen una miserable vida de rituales, superstición, droga religiosa, adherencia a líderes clericales, repetición de lemas, sumisión al EGO en forma de religión.

Sí, es triste, pero cierto.
Sabemos que siempre detrás está el EGO, el Ietzer haRá, que los vuelve a atrapar.
Porque si desde el AMOR se les enseña a cuidar del ambiente y no trastocar las relaciones entre los seres, desde el EGO les dicen: “hazte poderoso rompiendo el equilibrio”. Ese mensaje fatal, que pareciera dotar de poder a quien lo sigue, realmente no es nada más que una manifestación del EGO, que a través de la imposición violenta/ignorante (egoísta) pretende tener algo de dominio.
Porque si desde el AMOR se les enseña a cuidarse y cuidar al prójimo, a no aventurarse en locuras, desde el EGO se les dice: “si no demuestras tu ánimo aventurero eres un fracasado”. Este mensaje lleva al fracaso, siempre.
Aclaro, no solo en lo que a espiritualidad versus religión se refiere, si no a cada uno de los aspectos de la vida en donde el EGO hace creer sus postulados como el camino a la vida, al poder, a la salvación, cuando en realidad suelen ser absolutamente lo contrario. En TODOS los aspectos de la vida, en cada una de las dimensiones.

Tú que lees estas líneas, quizás hoy estás despierto y consciente, pero tal vez mañana vuelvas a la oscuridad.
¿Qué harás para permanecer en la senda de la vida y la bendición?

Esfuérzate y conquista

Desde pequeños se nos ejercita a luchar y esforzarnos para conseguir lo que queremos.
Por todo lo que queremos.
Se nos marca en el corazón el lema ”Sin esfuerzo es como si no valiera”.
Algunos podrían argumentar que probablemente este estilo estresado de vida se basa en la “Ética protestante del trabajo”, que se extendió por más lugares de los que imaginamos.

Otros pueden decir que esta ética, tal como el esfuerzo agotador sin pausa, parten de alguna tendencia natural del hombre para la conquista, la lucha, la demostración de poder.
Como si algo en nuestro interior nos obligará al sacrificio, al ahínco, a sudar la gota gorda.
Entonces, nos resuena aquellas antiguas palabras que el Eterno dijera a Adam (y específicamente a él, no a sus descendientes): "Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás." (Bereshit / Génesis 3:19).

Una variante (insospechada) de esta tendencia a la conquista esforzada es la obtención de logros a través de la “viveza criolla”, o sea, aprovechándose vilmente del otro.
Así el esfuerzo es despreciado, valorándose como éxito la victoria obtenida con el mínimo esfuerzo posible.
¿Por qué la consideramos una variante del esfuerzo?
Una respuesta, porque es la antagónica, la que se propone para oponerse a la anterior.
Otra respuesta, porque alguien tuvo que hacer el trabajo, el cual es aprovechado por el “listo”, el “avivado” o desvergonzado. Un famoso tango, “Cambalache”, nos brinda un ejemplo: “El que no llora no mama, y el que no afana es un gil… Es lo mismo el que labura, noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura, o está fuera de la ley…”. Si no comprendes el lunfardo, bueno, mira a tu alrededor y verás la traducción en aquellos que se creen vivos porque viven injustamente a costillas de los que trabajan honradamente.

El esfuerzo, la lucha, el afán de conquista laboriosa, o de obtención de éxitos a costa de otros, también se reconoce en las relaciones amorosas (o que debieran serlo).
¿Cómo se le dice al hombre que obtiene el favor, beneplácito, de una dama? Conquistador.
¿Y al acto de obtener dicho favor? Conquista.
Sí, el seductor es un conquistador. La seducción una conquista.
Y la mujer es una “femme fatale”, mujer fatal, una encantadora seductora que atrapa a su enamorado.

¿Puedes darte cuenta qué hay detrás de todo esto?
¿A qué tipo de relación conduce?
¿Cuáles alternativas podrías proponer?
¿Cómo educarnos para llevar una vida en la cual se domina aquello que podemos dominar, se avanza sin angustias pero con firmeza hasta donde se puede llegar, se realizan los esfuerzos saludables pero sin estresarse?
Espero que quieras y puedas compartir con nosotros tus ideas.
Gracias.

¿No a la violencia?

El hombre forma hábitos cuando repite conductas.
El hábito es una conducta que se ha automatizado y por tanto deja de depender de la conciencia.
Es como el conducir un vehículo. Al principio tienes que prestar mucha atención a lo que estás haciendo, a cómo, cuándo, dónde, es decir, cada cosa requiere de tu atención y un esfuerzo voluntario para llevarse a cabo. Pero tras un tiempo de conducir el vehículo, ya lo haces de manera automática, tu cuerpo aprendió y lo hace solo, se ha formado el hábito.
Así con cualquier conducta, sea beneficiosa o perjudicial.
Como el que automáticamente luego de comer enciende un cigarrillo y al tratar de dejar ese espantoso vicio, una y otra vez se encuentra con el cigarro en mano en la sobremesa. ¿Qué pasó? Que su hábito se cumplió tal como él mismo se encargó de formarlo en base a numerosos entrenamientos repetitivos.
Como el que se sienta ante el teclado y deja correr sus dedos sin esfuerzo, como si ellos solitos supiera en lugar exacto de cada tecla. Así, se suceden las palabras, las frases, los libros completos sin apenas mirar donde es apoyado cada dedo. ¿Esto hubiera sido posible para el que escribe una vez cada tanto, sin constancia, sin ejercitarse?
Sí, como somos en buena medida animales, también a nosotros nos forman y deforman los hábitos que creamos.
Tenlo en cuenta para lo siguiente que te paso a comentar.

Escuchaste decir alguna vez, supongo, que si te enojas, o te frustras por algo, y sientes como una imperiosa necesidad de descargar físicamente tu energía, lo hagas con algún objeto adecuado. No le pegues a tu cónyuge, ni a tu hijo, ni a tu colega, ni al jefe, ni al chófer del otro carro, ni… sino que ten a mano un amansaloco, o un balón para golpes, o rompe un jarrón, o destroza algún adorno, o redecora a patadas el living de tu casa, o… que dejes correr tu enojo a través del golpe, de la violencia, pero no dirigida hacia nadie en concreto, sino hacia un objeto inanimado y que no represente riesgo para tu salud.
Parece un buen consejo, porque sin dudas que se produce esa descarga de energía… ¿o no?
Veamos, ¿recuerdas aquello de la conducta repetida que se convierte en un hábito?
¿Qué crees que estás programando en tu cerebro inconsciente cuando ante cada sentimiento de impotencia que te provoca una respuesta agresiva la diriges hacia golpes, destrucción, roturas, etc.?
¿Te parece que estás formando un hábito saludable, positivo, de construcción de una personalidad más armoniosa y constructora de Shalom?
¿O te estás entrenando para estallar en violencia física enseguida te sientas en impotencia?
Y si por alguna circunstancia no tienes nada para descargar, ¿qué hará automáticamente tu cuerpo?
Recuerda, tú le enseñaste a que tenga una descarga agresiva, para que de esa forma se aplaque, ¿te parece que el hábito destructivo entenderá que ahora estás rompiéndole la cabeza a tu compañero del fútbol de los domingos en lugar de estar machacando la bolsa de boxeo? Es un hábito automático, inconsciente, que lo único que sabe hacer es ejecutarse tal y como mil veces fue hecho antes.
Como encender el cigarrillo luego de la comida, como apretar la tecla enter, como dejar las llaves al lado de la puerta, como… como todo eso que haces sin prestar atención y te sale tan bien (aunque sea malo).

¿No crees que es mejor desvirtuar las herramientas activas del EGO en lugar de seguir aplicándolas de manera automática?
Evitar el llanto, grito, golpe o sus derivados, así como la desconexión de la realidad; reemplazar todo esto por hacer consciente el sentimiento de impotencia y reconocer aquello que podemos controlar efectivamente de aquello que tenemos que dejar fluir. Por supuesto que estaremos enojados, tristes, “calientes”, agobiados, deseosos de resolver a los golpes las cosas, querer demostrar que uno es el “pesado” y no el otro, tener la razón, etc.
Pero, cada vez que dejas que el EGO actúe con cualquiera de sus modalidades, y no es alguna de esas ocasiones de extrema necesidad para lo cual el EGO existe, entonces estás formando hábitos nocivos.

Piensa al sentir la impotencia y no te dejes llevar por la corriente automática.
Por el contrario, aprende respuestas que sean eficientes para calmarte, comunicarte auténticamente, fluir en aquello que no puedes controlar, dominar aquello que está en tu potestad, admitir tus debilidades y errores, perdonar, perdonarte, arrepentirte, en fin, todas las conductas que generan un estado de shalom.
¿Quién gana si haces esto?
¿Quién pierde?

Resp. 1149 – Conversión de una sola vía

nos consulta:

Estimado Yehuda, Me surge una pregunta: Hemos dicho y aprendido que tanto un Israel como un Gentil son hijos de Dios y cada uno tiene su mision y sus mitsvot para vivir, etc. No hay competencia ni nada de esas tonterias como enseñan los esclavos religiosos. Ahora mi pregunta, existe la conversión de un Yehudi al "noajismo"???? Se vería correcto?? Seria bien visto o aceptado halajicamente??? Si la respuesta es NO, que seria la gran diferencia entre una y otra "conversión"? Gracias por compartir tu opinión

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Shoftim veShotrim

Comienza la parashá con la obligación para la nación judía de establecer un sistema judicial y un órgano estatal que haga cumplir las leyes.
El trabajo armonioso de ambos asegura que haya tranquilidad y bienestar para el conjunto de la población.
No es casual que luego se instruye acerca de las condiciones para designar al rey judío, así como reglas específicas para que ejerza su mandato. Porque, a diferencia de los reyes de la antigüedad, el regente de Israel debía respetar las leyes igual que lo hacían sus súbditos, e incluso tenía mitzvot que solamente le correspondían a él. El rey tenía autoridad y privilegios, pero no era un dios, ni estaba por fuera del marco regulador de la vida comunitaria. El poder del rey era limitado por la Constitución (que es la Torá), para cuidarlo y cuidar al pueblo, así podría enfocarse en trabajar para conseguir lo mejor para su nación en lugar de servir a sus propios intereses egoístas.
Con la idea central de un reino de paz, justicia, bienestar, progreso es que continúa la parashá presentando otras mitzvot.
Desde hace muchos siglos que el pueblo judío no tiene su rey, y hasta hace pocas décadas tampoco teníamos un Estado propio, sin embargo siempre se siguieron enseñando y aplicando (cuando es posible estas reglas), ¿puedes explicar por qué?

Quizás te ayude a reflexionar la siguiente fábula de Esopo.
”Un príncipe tenía algunos monos entrenados para bailar. Los vestían con finas ropas y humanas máscaras para bailar tan bien como el mejor de los cortesanos. 
El espectáculo era repetido y aclamado con grandes aplausos, al punto que se iban añadiendo nuevas piruetas y coreografías cada vez que se podía.
Hasta que en una ocasión, a un envidioso concurrente se le ocurrió una travesura y tomó de su bolsillo un puñado de nueces y los lanzó delante de ellos.
Los monos a la vista de las golosinas olvidaron su baile, su actuada humanidad y se comportaron como lo que eran, monos en vez de humanos. 
Se quitaron sus máscaras, rompieron sus trajes, se despojaron de lo aprendido para luchar el uno contra el otro por vencer en la guerra por las nueces.
El espectáculo del baile llegó así a un final entre la risa y la burla del auditorio, y la confusión de los primates.”
¿Cuál crees que podría ser la moraleja de esta antigua fábula?
¿Cómo la vinculas con el contenido que comentamos de la parashá?