Una de las tendencias -diría yo que «doctrinales»- dentro de las sectas religiosas es la de hacer proselitismo. Oh si!… ese afán desesperado de propagación, de convencer al otro de que está mal, de que está en desgracia y en pecado desde el mismo día en que nació y que seguirá condenado, a no ser que acepte incuestionablemente creer en el dogma que se le predica.
Me pregunto cuantas veces mientras esperamos en la parada de bus habremos escuchado algo como:
«… ¿Alguna vez le han hablado del evangelio? Déjeme leerle un pasaje de la biblia, en el libro del apocalipsis… Lo ve! usted está condenado!… pero «dios» tiene cosas buenas para usted…»
Este religioso de manera intrusiva, utilizando la amenaza y la manipulación intenta vender su producto: «La salvación», la cual con un amplio portafolio de servicios, incluye:
-No sufrimiento perpetuo en las llamas infernales junto a Satanás, después de la muerte.
-Ser raptado en el día del juicio final (al estilo de alguna película de Aliens)
-Un mundo futuro en donde jugaremos con leones y osos polares en un picnic dominguero junto a un dios encarnado por toda la eternidad, entre otras atracciones…
El misionero por «excelencia» crea una necesidad, un problema que nunca existió; entonces condena, degrada, juzga, se ensalza y después te da la solución para todos tus males. Tal cual lo hace aquel ágil vendedor entrenado para convencerte en tu propia casa de que necesitas lo que te ofrece, hasta el punto que te preguntas ¿Cómo he podido vivir sin esto toda mi vida?!… Así el proselitista trata de convencer a su objetivo, para sumarlo a su lista de ventas efectivas.
Se preguntarán a dónde voy con todo esto que posiblemente ya conozcamos de memoria y por experiencia propia…
Pues bien, nosotros como noájidas conscientes, tenemos una enorme tarea: despertar al prójimo y «abolir” la esclavitud de la idolatría…
Pero. ¿Es acaso proselitismo lo que debemos hacer para despertar al prójimo y dar a conocer los 7 preceptos universales?
Recuerdo haberme encontrado a través de los años con noájidas en internet (incluyendo en Fulvida) que han intentado hacer diferentes esfuerzos, usando métodos diversos para la “propagación” del noajísmo de una forma “viral”; sin embargo, algunos de ellos (NO generalizo) se han encaminado en esta tarea, usando métodos típicamente proselitistas… esto es, con premisas como por ejemplo:
– “Tenemos la verdad”, “Nosotros estamos bien, ustedes mal”, “Únanse a nosotros” o repartiendo material informativo (electrónico o físico) comparando religiones con el noajísmo, etc.
Esto a mi parecer, ya no es una cuestión de persuasión, sino de tratar de convencer a las personas para ganar adeptos, tomando como referencia el “éxito” del cristianismo y el islam.
Desde luego NO estoy diciendo que este ímpetu y ganas de dar a conocer la identidad espiritual al no judío sea algo malo, todo lo contrario! -es nuestra labor- pero considero que el error radica en tratar de hacerlo como si se tratase de una campaña de “evangelización” o como si se estuviera «misionando entre los misioneros».
El Eterno le encomienda en Su Torá al pueblo judío ser «luz a las naciones» y ser un «pueblo de sacerdotes» para que los demás pueblos (los hijos de Noaj) sepan cuál es su rol para la construcción de una sociedad más justa, además que tengan conocimiento del Único Dios y abandonen la idolatría. Pero el pueblo de Israel nunca ha sido particularmente proselitista y mucho menos en los últimos dos milenios en la diáspora… no es necesario ser un experto en historia para saber por qué.
Un claro ejemplo de ello, es esta misma página, que para el asombro de muchos (y a pesar de lo que otras personas malintencionadas y con sed de religiosidad puedan decir) Fulvida ha tenido un éxito incuestionable y sin precedentes en los países de habla hispana e incluso otros, sin la necesidad de campañas proselitistas… únicamente gracias al contenido que tiene, el cual se ha caracterizado por ser de gran calidad, amplio, educativo, ético, transparente.
El Moré con sus colaboradores ha hecho una gigante tarea por años, consiguiendo que la luz de la Torá llegue a los noájidas, lo que nos corresponde como noájidas.
Sin embargo nunca se ha optado por hacer una campaña ni proselitista, ni invasiva para convencer a nadie de que se «convierta» en noájida.
Esa es la diferencia entre el noajísmo y las religiones, el noájida es noájida desde que nace.
Entonces, ¿qué se supone que se debe hacer para que se difunda el noajismo?
Pues bien, si el pueblo de Israel fue encomendado por el Eterno para ser luz a las naciones, eso quiere decir que nosotros tenemos un rol importante para que esto sea posible. Nosotros los noájidas debemos ser refractores de esta luz. Yo lo llamaría: Hacer una «difusión prismática».
Tal cual la luz atraviesa el prisma y crea el espectro de color, debemos proyectar esa luz multicolor, incluyente, motivadora, pura, optimista, alejada de lo ilícito, sin religiosidad, sin palabrerías… Tan clara como el mismo arco que el Eterno redefinió como una señal de su convenio con las naciones, ese poderoso símbolo siempre visible para nosotros, que bien podría recordarnos que hay que «Apartarse del mal y hacer el bien» Eso es construir Shalom, eso es difundir noajísmo!
Por supuesto que ahora tenemos herramientas mediáticas muy poderosas para la difusión. Pero, aparte de saber cómo usarlas llenando la web de noájismo panfletero, ¿Estamos realmente proyectando luz y despertando al prójimo por el hecho de darle una lista de 7 mandamientos?
¿De qué nos sirve andar “predicando” como cualquier misionero, para intentar difundir una conciencia noájida, si lo hacemos imponiendo nuestras ideas, difamando a personas de bien, criticando…?
¿Y si la gente, aparte de tener una lista de códigos que le digan qué hacer y qué no, percibieran que somos personas notablemente justas, solidarias, éticas, respetuosas?… y esto debido a apegarnos a los 7 preceptos universales? ¿Qué creen que pasaría?
Los invito amigos a que seamos más proactivos, a que sigamos aportando a este hogar con conciencia, opinando con sentido. Invito de igual forma a aquellos pasivos lectores anónimos que se animen a hacerlo también. Difundamos noajísmo haciendo uso inteligente de las poderosas herramientas mediáticas de nuestra época, compartamos el nutritivo contenido de Fulvida donde queramos, pero no sólo para convencer a otros de que están equivocados, sino con el ánimo de mejorar sus vidas, pues no somos fanáticos que queman libros y destruyen iglesias. Cuando aquellas personas que aún están en la idolatría descubran su identidad espiritual, ellos mismos se encargarán de convertir sus templos en bibliotecas y centros de estudio. A difundir constructivamente!
Saludos a todos y feliz semana!