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El rezo completo

El rezo completo está compuesto por:

  • alabanzas al Eterno (hablando CON Él, NO de Él), de acuerdo a lo delineado por los Sabios;
  • pedidos (para sí y para el otro); y
  • agradecimientos (por TODO lo recibido).

Al incluir estos tres ingredientes la receta nos provee de un rico alimento que nos nutre, alimenta al prójimo, irradia LUZ al entorno y eleva la calidad de vida general.
Entonces, reza con KAVANÁ, que es el sentido y enfoque; aprovéchalo para conocerte, conocer al otro y conocer más acerca de tu relación con el Santo; así encontrarás en el rezo algo más que un ritual o un pasatiempo estéril.

Aprendizaje

Si, sería bueno recibir ese golpecito de suerte, esa noticia (buena) inesperada, esa herencia o ese depósito incógnito, que el familiar que se hizo millonario se acuerde de mí, ese pozo que lleva semanas acumuladas, ese billete con varios ceros tirado en el piso, o qué se yo, ese momento especial que no llega por más que lo deseamos.imagesSGFRLWOD

Pero también es muy bueno y maravilloso, que al no llegar esa «bendición», pensemos en nuestra parte, responsabilidades, planes, anhelos o sueños y mediante nuestras posibilidades busquemos la manera de llevarlos a cabo. Que al dejar de esperar regalos mágicos, podemos agradecer sobre algunas maravillas que vemos a diario, o simplemente por el placer de vivir un día más para hacer aquello que está REALMENTE bajo nuestro control.

Y si no sabemos cual es, si nunca nos preguntamos sobre nuestra vida, si es que hay un propósito para cada Ser, sea pequeño o con «poder»…

Aunque no suena a bendición, créeme que lo es. Yo he querido verlo así, podrás tú?

 

 

 

A Él servirás

En la Tradición aprendemos que el rezo completo consta de tres partes: alabanzas al Eterno, pedidos a él y agradecerLE por todo, sea que se nos cumplan los deseos o no.

Hay que tener mucho cuidado, muchísimo, de que las alabanzas no se transformen en insultos o blasfemia, cosa que es muy probable que ocurra cuando nos dejamos llevar por nuestras ideas o creencias y no nos atenemos a los parámetros codificados en la Tradición.
Te daré un ejemplo del peligro implícito en las alabanzas en boca de ignorante.
Si alguien dijera: “Dios el grande”, y eso no fuera parte ya preestablecida por los Sabios, estaría cometiendo una terrible ofensa contra el Señor. Porque, cuando uno dice grande, siempre es en relación a otra cosa, y para un grande siempre se encontrará uno mayor. Entonces, el tonto al pretender elogiar a Dios, lo termina insultando, sin siquiera darse cuenta de adonde lo condujeron sus pasos ignorantes.
Otro ejemplo, aquel que se pone a hablar DE Dios, en lugar de hablar CON Dios, se explaya en montón de adjetivos positivos, hasta que su léxico se termina. Entonces, viene alguien y le pregunta: “¿Acaso ya abarcaste todo lo que el infinito Dios es que has terminado tu listita de elogios?”
Sí, también aquí el pretendido elogioso se convierte en un blasfemo, sin quererlo, pero blasfemo al fin de cuentas.
Por ello, las alabanzas siempre deben ser medidas, enmarcadas dentro de la Tradición, que contiene los datos aportados por los profetas y evaluados por los Sabios para darnos una seguridad en el momento de dar loas al Eterno.

En cuanto a los pedidos, por supuesto que es muy bueno recurrir a Él para hacerlo.
Pero, con mucha atención y precaución, para no creernos al mano de Dios, como si Él fuera nuestro esclavo, o el genio de la lámpara, que estará a los apurones cumpliendo nuestros deseos.
¡No! Esa pretensión infantil e idolátrica debe ser desterrada de nuestra vida.
PedirLe es un momento de humildad de nuestra parte, al enfrentar nuestra limitada existencia humana y reconocer que por más avances y poderes que ostentemos, finalmente está en Dios el verdadero dominio.
Entonces, más que una bravuconería pretenciosa, más que una imposición al Rey, más que hacer pactitos y negociados para obtener magia celestial, el verdadero pedido debe confrontar nuestro poder, llevarnos a hacer nuestra mejor parte, hacer TODO lo que está a nuestro alcance para que se cumpla la tarea. Luego, y sin ser perezosos ni altivos, confiar en Dios. ESA es la verdadera EMUNÁ, y no el zafarrancho egoísta y peligroso que destilan los idólatras, entre los cuales también se puede incluir judíos que se dicen ortodoxos. Pues toman la EMUNÁ como sinónimo de fe irracional, de llave mágica para abrir tesoros que Dios regalará por el mero hecho de ser ilusos, faltos de raciocinio, carentes de esfuerzo concreto, abandonados al “destino”, al cual estos idólatras llaman “fe”, manera incorrecta de traducir EMUNÁ.

Y por supuesto, agradecer.
El ser agradecido es un valor fundamental, de primer orden.
Aquel que rechaza el reconocimiento, está esclavizado por su EGO y pretende tener el derecho universal, en lugar de asumirse como un receptor de las bondades del Eterno. Por supuesto que somos receptores de bondades, pero eso no quita que también seamos socios de Él, pues esa es una de las tareas principales que Él nos ha encomendado a cada uno de nosotros.

Entonces, habla CON el Padre, no DE Él.
Si puedes, usa el libro de rezos que te corresponda.
Ayúdate con sus textos, pero no dejes de enfocarte en conocer más de ti, en ver qué precisa el prójimo, en contactar lo más genuino que eres para de esa manera estar en Comunicación Auténtica con el Eterno.

Habla CON Dios.
Reza.
No como parte de un ritual vacío, ni porque tienes la codicia de recibir algo a cambio.
Simplemente hazlo, porque es algo que debes hacer y es bueno para ti hacerlo.

Y ahora, te dejo un ejercicio para que sigas profundizando en el estudio.
¿Podrías encontrar cómo esta enseñanza se vincula con estos dos textos? Gracias.
http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/una-cosa-lleva-a-la-otra

http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/amor-en-tres-fases

Salmo de amor

Buenas Noches, ya que estoy asimilando un nuevo comienzo, en mi vida espiritual como noajida, fiel a D-os entre las naciones, ya que cuando estuve en el camino evángelico por idiota no me casé con un buen hombre que no creia en religión y estos , me criticarón a tal punto que dejé perder esa buena oportunidad. yo le pregunto, Como puedo rezar que para D -os me conceda un esposo. que salmos puedo orar para esta petición.
Graciela ford
(pregunta originada en FULVIDA.com

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¡Por los milagros y favores!

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No es fácil hablar a otros cuando están enfermos, cuando atraviesan por la difícil  perdida de un ser querido, cuando existen situaciones que emocionalmente los desestabiliza, cuando apremia el miedo, el dolor o la impotencia; ser asertivos en ocasiones no parece ser el fuerte de todo el mundo, pese a las buenas intenciones, a veces no sabemos ¿qué decir, o qué hacer? para intentar afrontar  una situación en la que nosotros mismos no sabríamos como actuar.

La enfermedad, por ejemplo suele tocar las fibras y las emociones de aquel que la tiene, y junto a él de las personas que le rodean, el dolor físico no es fácil para quien lo padece, pero podría decir que  el dolor más grande surge cuando la impotencia nos muestra la fragilidad del ser humano en todo su esplendor, nuestro limitado o nulo poder para controlar la vida y la muerte, precisamente la enfermedad suele ponernos cara a cara con uno de nuestros miedos básicos:  el miedo a la muerte.

Hace tres meses fui sometida a una intervención quirúrgica para tratar una MAV (malformación arteriovenosa cerebelosa), catorce años atrás había reventado y comprendía perfectamente lo que significaba que siguiera allí, para esa fecha estaba creciendo, y venía causándome dolores de cabeza permanentes.   Comprendía el riesgo que corría, porque hasta entonces cada vez que entraba a un consultorio y un médico me preguntaba por mi historia clínica y si había sido operada, yo comentaba o  mostraba mis exámenes, me miraban sorprendidos, para ellos era un milagro, ¡doble!: además de estar viva,  no tenía secuelas.  No quiero entrar en detalles porque la historia es larga, pero me ha dejado grandes y profundas enseñanzas, espero compartir algo de ellas.

 

Claro que tuve miedo, claro que salieron a flote todas mis emociones, llore muchas veces en privado, y el dolor me recordaba constantemente la bomba de tiempo que tenía en mi cabeza, reconocía mi impotencia.

Creo que  en medio del no saber cómo actuar, y de intentar no perderse en las respuestas del Ego, es posible que aparezcan esos famosos insight, que  para mí son quizás los susurros de nuestra alma que finalmente pueden ser oídos,  pese al ensordecedor grito de nuestro Ego que intenta controlar una situación, aparece entonces eso que nos brinda alternativas, que nos da una pequeña luz para emprender una acción concreta,  en mi caso ver el lado bueno era maravilloso, porque con tiempo supe que había algo que podría cortar mi vida instantáneamente,  y por esa misma razón podrían buscarse alternativas que  gracias a la ciencia y a los avances tecnológicos hoy ofrecen una  posibilidad de tratamiento, y aunque también había riesgo, tener algo en mi cabeza a punto de reventar era quizás un riesgo que años atrás me habían marcado, así que era preciso admitir que no podemos controlarlo todo, y que sólo podemos actuar en eso que nos es posible, seguir un tratamiento,  someterse a una intervención quirúrgica, atender a las recomendaciones médicas, y hacerlo en el momento.

No podemos decidir si saldremos de la operación, si el médico será el mejor,  si el procedimiento será un éxito, solo podemos decidir entrar,   emprender esa marcha para hacer lo que podemos.

Hace 14  años no tuve la opción de decidir si operarme o no, me operaron porque era una situación de emergencia, ya había reventado y tratarían de salvarme la vida,  y es ese mínimo o casi nulo de posibilidad de sobrevivir el resultado fue exitoso al 100%, pero esta ocasión debía tomar la decisión, en la que corría contra el reloj,  no era algo que pudiese tratar mediante medicamentos, el primer médico me dio dos alternativas optar por tratarla o  en sus palabras “pegarse a un dios y  pensar que no pasará nada”,   el riesgo era alto,  pero finalmente era yo quien debía tomar la decisión,  él me remitió a otros médicos para mirar las opciones de tratamiento.  Para ellos en cambio había que tratarlo sobre todo tras mirar la historia clínica, así que luego de mirar las alternativas, de escuchar atentamente las observaciones médicas, de revisar personalmente información referente a los tratamientos, sentí alivio al saber que tenía un chance.  Pese a la decisión el miedo apremiaba y  con un nudo en mi garganta, con lágrimas en mis ojos, con mi esposo mirándome sin saber que decir ni que hacer, le dije al médico que había aprendido que: lo que está en nuestras manos hacer debemos hacerlo, pensé en que quería vivir otro tiempo, en que quería ver a mis hijos más grandes y menos dependientes de mamá y papá,  también  que ya había vivido lo que tenía, que ya había tenido oportunidad, que el tiempo vivido había valido la pena, pero sentía que quizás todavía habían cosas pendientes. 

Tuve la oportunidad de despedirme de mi esposo,  de confiarle a él mis deseos si faltaba y aproveche para decirle  lo feliz que me sentía por haber compartido este tiempo de crecimiento juntos, confesé que pese a mis lagrimas si me iba lo haría feliz, porque no sentía que tuviera sueños que no hubiese cumplido, pero … aun allí nuevamente  lloré por mis hijos porque aun están pequeños, porque tenía miedo, ya saben hay un abanico de emociones y sensaciones en esos momentos que parecen inundarnos.

No quise comentarlo con  muchas personas, ni siquiera a mis papás quise explicarles la complejidad del procedimiento al considerar su condición actual de salud y una noticia de esta podría hacer mucho daño.  Así que lo hice sólo con los más cercanos, quizás lo comente a otras personas pero no a profundidad.  Y mientras tanto opte por vivir a plenitud el tiempo que tenía, haciendo lo cotidiano, pero siendo feliz por ese tiempo.

 

El resultado luego de decidir entrar al quirófano, fue nuevamente un ¡milagro maravilloso!, y otra vez: ¡Doble!; y es que  a parte de tratar la MAV, el médico  intervencionista al estar realizando el  procedimiento encontró en el interior un Aneurisma Cerebral y pudo cerrarlo, hasta ese momento sólo había sido visible la malformación, y bueno aquí estoy, agradecida profundamente por esa nueva oportunidad y  escribiendo con la intención de compartir algo que te pueda ser útil también a ti.

Para todos aquellos que pasan en éste momento por una situación difícil, ya sea por enfermedad  u otra de esas situaciones en las que las emociones no nos permiten ver con claridad, es mi deseo que puedan alcanzar alivio, tranquilidad y fortaleza en esa dura prueba, y espero puedas tener presente lo siguiente:

 

  1. Haz Tu parte

Tengan presente que: si  existen cosas que pueden y  está en sus manos hacer, es eso precisamente lo que deben hacer, pero ten presente, no es dar órdenes al universo para que cumpla tu voluntad, ni apegarse a falsas expectativas que puedan prometer cambiar la realidad,  son acciones concretas, lejos de la fantasía, por ejemplo:  seguir las prescripciones médicas, tomar los medicamentos, realizar las terapias, someterte a una intervención quirúrgica, realizar cambios en la alimentación o hábitos para favorecer  un tratamiento, buscar ayuda de profesionales, orientación si se precisa, admitir nuestras emociones, nuestro limitado poder sin dejar de hacer lo que nos corresponde,  en pocas palabras hacer eso que puedes, optar por la vida haciendo lo que te corresponde a ti.

 

  1. Se optimista, alégrate por el momento presente

Sobre todo allí donde el miedo, y el dolor nos recuerdan la fragilidad del ser humano, de esa dimensión física que es vulnerable,  la alegría (que puede parecer perdida o escasa frente al miedo) es necesaria para aumentar las defensas, para dispersar nuestra mente de las ideas fatalistas de nuestro Ego, claro debes recordar que;  estar alegres no implica negar el miedo, suprimir las lágrimas cuando aparezcan, intentar negar las emociones, sino saber que existen, admitirlas, y luego reconocernos en nuestro justo lugar, sí, es verdad somos el puntito al interior de un punto en el vasto universo, y aún así hay tantas cosas  buenas que al momento presente hemos recibido, alegrías, tristezas, conocimiento, placeres, hemos disfrutado de un helado alguna vez, de un chocolate, de un abrazo sincero, y “no todo tiempo pasado fue mejor”,  el presente ha llevado a nuevos desarrollos, a encontrar respuestas, alternativas, tratamientos, en fin; mirar con optimismo esas posibilidades que existen, que no son supersticiones, ni fantasías, ni falsas ideas de poder, sino eso que es real sin ir más allá del presente y empezando a disfrutar de cada instante al máximo.

 

  1. Confía en el Eterno, eleva tus oraciones

Finalmente ten presente que has de  confiar en Aquel que TODO lo puede, ello incluye eso que para nosotros es imposible, y aunque se dice fácil  por experiencia se,  que  en la marcha no lo es, pero; es necesario, será útil, el no sentirte sólo, el reconocer que el mundo no es una casualidad, como tampoco lo es tu vida,  el mirar a tu alrededor y descubrir que tras la perfección de un mundo maravilloso hay un Hacedor que no obra por casualidad, que hizo un mundo perfecto, que te hizo milagrosamente increíble al igual  que a  cada ser y cada detalle de la obra creadora.   Solamente, ten presente que Él,  no es un siervo, así que no demandes de su parte  milagros,  no hagas trueques con Él, pactos que parecen negocios, sólo date el chance de encontrarlo en la medida que lo buscas, eso ya será bastante..

Ora, con tus palabras, lee salmos, pero habla con Él, personalmente no quería pedir milagros.  ¿Cómo hacerlo cuando constantemente veo, recibo, y vivo gracias a ellos?, por el contrario justo en ésos momentos la oración que más repetí era de agradecimiento,  quise reconocer los milagros cotidianos, lo valioso del tiempo que había vivido, y esa fue mi oración,

 

  1. Se agradecido por todo lo que ya has recibido

 Déjate maravillar al contemplar y reconocer cada suceso cotidiano como un milagro, y agradece por ellos, por lo que has recibido a cada instante, hazlo en un diálogo sincero,  con tus palabras, pero… “Agradece”, empezar a hacerlo te hará reconocer los muchos regalos que has recibido.  Hay una bella oración que con el permiso de nuestros hermanos judíos comparto, porque creo nos enseña mucho.   Es una oración que hace parte del  Shajarit para todos los días, y está en  la parte del  Shemone Esre,  se no es una oración propia, no me pertenece pero estoy segura guarda un mensaje para tener presente.

 Te habremos de agradecer  y pronunciaremos alabanzas  para Ti,

por nuestras vidas, que están en Tus manos, 

y por nuestras almas, que están depositadas en Ti,

Y por Tus milagros, que están constantemente con nosotros,

y por Tus milagros y favores de cada momento,

al atardecer, al amanecer y al mediodía.

Tú eres el Benéfico, pues Tu compasión no cesa nunca,

el Compasivo, pues Tu bondad es infinita,

porque siempre depositamos en Ti nuestra esperanza.

 

Maravillosa, profunda.  Quizás en momentos difíciles anhelamos un milagro, queremos que “algo” nos saque de esa situación de impotencia, pero tal vez lo que debemos hacer dista de anhelar milagros para empezar a ver con detenimiento cada uno de esos sucesos que pese a que damos por sentados son milagrosos,  y que provienen constantemente del Ser que es todo bondad.  Que sea un acto cotidiano el agradecer por todo ello, eso nos alejará de ser demandantes y nos acercará a ser agradecidos por todo.

 

Hasta aquí, lo que quería compartirles, espero les sea útil.  Toda mi gratitud primeramente para el Eterno,  por hacer que esa probabilidad fuera un milagro para mí, y para los que estuvieron cerca, o para quienes fueron usados desde su competencia médica.  Mi gratitud a esos «buenos amigos» cuyas oraciones se dirigieron también por que continuara mi vida, y estuvieron allí pendientes, y se alegraron junto a mi por el resultado, gente maravillosa.  ¡Gracias infinitas!

P.D.: Me siento feliz, una de las razones es que el 3 de Tamuz  según el  calendario hebreo me recuerda que  han pasado 37 años, de oportunidades, de vivencias y sobre todo de reconocer a cada instante esos milagros que nos llenan constantemente. Me siento profundamente agradecida con Aquel que me ha dado la Vida .

 

(Por la salud  de María Consuelo González quien me ha enseñado lo que significa fortaleza pese a nuestra debilidad, de mi querido Maestro Yehuda Ribco y su familia.  Por el descanso de Jairo Castellanos, y el pronto consuelo de su familia.   Igualmente que prontamente  no sepamos de enfermedad, de dolor y de tristeza).

 

Un abrazo, y Feliz semana

 

Un sueño, el milagro de la vida y el mayor de los conocimientos

arcaEsto que quiero compartir, empezó hace muchos años atrás. Empezó con un sueño. Un sueño que me llamaba, que se repetía, que lo llegué a considerar parte de mí, que lo llegué a considerar como una premonición que la compartí con mi esposo, Juan. Un sueño que en un momento dado, años más tarde, lo llegué a tolerar como algo simpático pero que no tenía importancia.

Llevo quince años de matrimonio y junto a mi esposo tenemos casi catorce de observancia de las Siete Leyes Noájidas, justamente la edad de mi hijo mayor, Daniel.

Poco después de que nació mi hija Keren, que hoy tiene once años, tuve un sueño que se repetía cada cierto tiempo, en el cual yo era madre de otro hijo. Parecía una locura pues mi esposo aún realizaba estudios doctorales y cada fin de mes llegábamos con la cuenta bancaria casi en cero. De hecho, mediante el control de fechas empecé a cuidarme para no quedar embarazada…

Cuando lo soñé por primera vez, mi hermana Giovanna todavía no tenía hijos. Yo tenía años orando muchas veces para que el Eterno la bendijera a ella y a su esposo con un hijo, pues habían pasado muchos años desde que se casaron y todavía Dios no les daba esa bendición…

Mi esposo obtuvo su grado de PhD en la Universidad de Chile e inmediatamente empezó un postdoctorado. No mucho después recibió una oferta para realizar un segundo postdoctorado en el Technion, Israel. En aquel tiempo recibimos con gran alegría la noticia de que mi hermana estaba embarazada. Le llamé por teléfono a Ecuador para felicitarle y me comentó que ya hasta le habían comprado una pelota de fútbol, que iba a tener un varón. No pude evitarlo y le dije que yo había soñado que iba a tener una mujercita; ella me dijo que no, que era varón, así que decidí contarle mi sueño…

El sueño sigue en mi mente con toda la claridad posible. En él, mi hermana, su esposo y yo llegamos a un lugar en donde había una casa muy antigua, parecida a un castillo. Junto a la casa había un portón grande como de garaje. La puerta se abrió y el lugar parecía estar lleno de nubes y había muchos bebés ahí. Mi hermana entró primero, después su esposo y por último entre yo. En ese momento se me acercó un bebé y a pesar que sólo le vi el rostro supe que era un varón. Me vino a abrazar y me dijo “mamá”, a lo que yo le contesté: “Todavía no es tiempo, no vengo por ti. Venimos a buscar a la hija de Giovanna”.

Este fue un sueño que se repitió algunas veces, incluso después de que ya nació la hija de mi hermana.

No mucho después de nuestra llegada a Israel, Juan estableció contacto con Rabí Yirmeyahu Bindman cuyo libro “Los Siete Colores del Arco Iris” había traducido al castellano.[1] Entre otras cosas, el Rabino le dijo, “Nadie viene a Israel por nada”…

La frase del Rabino parecía tener poder. Unos días después tuve que salir de una clase de hebreo (estudiaba en un ulpán de la ciudad de Haifa) pues me sentía terrible. Para mi sorpresa la doctora que me atendió me informó que estaba embarazada y comentó, “Siempre les pasa a las parejas jóvenes pues aquí en Israel es normal que la mujer quede embarazada aún si se cuida”.

Pensamos que tendría ese niño varón que yo había soñado varias veces. Pero no fue así. El Eterno nos bendijo con una niña, Jaya.

Después de concluido el postdoctorado de mi esposo regresamos a Ecuador, con nuestros tres hijos. Pero el sueño de que yo era madre de un varón nuevamente se repetía.

Cuando Jaya tenía 4 años nuevamente quedé embarazada, pero este embarazo no prosperó y tuvieron que hacerme un legrado (véase https://jmayorga.wordpress.com/2013/03/20/no-asesinar/). Mi salud después de esto quedó afectada y el médico me recomendó ya no tener más hijos; así que, después de analizarlo bien decidí que debía hacerme la ligadura.

Busqué un médico especialista para que realizara esta intervención. Producto de los exámenes rutinarios ordenados por él, para mi sorpresa, se descubrió que tenía un problema de hipertiroidismo que estaba afectando mi corazón. Por esta razón la ligadura debía esperar hasta solucionar ese problema. El tratamiento involucró una pequeña dosis de yodo radiactivo y el médico indicó que no podía tomar ningún anticonceptivo.

Me preparé durante tres meses para el tratamiento con yodo. Después de tomar el yodo tuve que permanecer aislada diez días. Hasta saber que el yodo había provocado el efecto deseado, lo cual tomaría unos tres meses, no podía tomar otros medicamentos; así que, para no quedar embarazada, durante este tiempo use el método de control de fechas fértiles para prevenir un embarazo.

Luego de dos meses recibí con gran alegría la noticia de que el problema de mi tiroides estaba resuelto. Comencé a asistir a un gimnasio con una amiga noájida para mejorar mi salud hasta que llegara el día de hacerme la ligadura…

Pasó un mes más y Juan me pidió que le acompañe en un viaje de trabajo. Cuando regresamos me dio una infección intestinal muy fuerte que atribuí a algún alimento pasado que podría haber ingerido durante el viaje. Producto de los exámenes médicos, llegó una noticia como balde de agua helada: nuevamente estaba embarazada, y ya era un mes de embarazo. El problema está en que, de acuerdo con las cuentas, el tiempo no era el pertinente para que una mujer que haya pasado por el tratamiento de yodo radiactivo pueda quedar embarazada – lo recomendable era esperar por lo menos seis meses. El cuadro era tan complicado que estuve hospitalizada una semana, teniendo muy claro que la probabilidad de perder el bebé era extremadamente alta…

Después de lo que calificó mi médico ginecólogo como un verdadero milagro, el embarazo continuó. Acudí tan pronto como fue posible a una cita médica con mi endocrinólogo, quien hizo sus estudios de especialidad en Israel, con miedo e inquietud de que el tratamiento con yodo pudiera haber afectado de alguna manera a mi bebé. Sin embargo, con sus aproximadamente cuarenta años de experiencia, me dio ánimo y me dijo que hace poco había tenido un caso similar y que el niño había nacido bien, “así que confíe en que todo va a salir bien”.

En aquel tiempo, yo veía preocupada como se me habían presentado tantas dificultades pero en realidad eran milagros tras milagros. Una secuencia de causas y efectos que salvaron mi vida, que salvaron a mi bebé. Pero la secuencia no había terminado…

En uno de los exámenes rutinarios, ordenados por mi ginecólogo, aparecieron indicios de que nuevamente algo no andaba bien con mi tiroides. Al abordar el caso con mi endocrinólogo apareció un problema mayor pues me detectaron cáncer, un nódulo cancerígeno que debía ser extraído  lo más pronto posible. De hecho, si no hubiera estado embarazada, la intervención se la hubiera realizado inmediatamente. La operación se programó para el tiempo en que yo estaría finalizando el cuarto mes de embarazo ya que, por el cuadro, era lo más recomendable – teniendo en mente que la probabilidad de perder el bebé era altísima pues sería necesaria anestesia general.

Fueron momentos muy duros y fue el tiempo en que tuve que recargar mi cabeza con todas las enseñanzas que había aprendido durante mi vida como noájida: los consejos que había leído en artículos de Fulvida, AishLatino, Jabad, JudaismoHoy, los cds y libros que había oído y leído de Breslev, la fortaleza que me daba mi esposo, etc.

Ya más fortalecida llegué al día de la operación. Duró cuatro horas. Gracias al Eterno sacaron todo el cáncer y yo me encontraba bien. El cirujano me dijo que se oían latidos del corazón del bebé, pero que no me podía asegurar nada hasta que pase un tiempo prudencial y sea evaluado por un especialista. En la noche del mismo día llegó el especialista con todo su equipo para revisar al bebé en mi vientre y para su sorpresa el bebé estaba vivo, con su corazón funcionando de forma normal. Al parecer las cuatro horas que duró la operación no le afectaron en nada. Mi familia y yo lloramos de alegría y le dimos las gracias Dios.

En medio de todo esto recuerdo que mi ginecólogo, cuando supo lo del cáncer, me dijo, “Me saco el sombrero delante el cirujano que le va a operar porque en la mayoría de los casos, el médico no le opera si no se provoca un aborto antes”. Y también me dijo, “si su niño sobrevive a la operación es porque Dios quiere hacer algo grande con él”.

Mi embarazo continuó. Fue milagro tras milagro.

Por mi misma situación, al final del embarazo me dio preclamsia y fue muy duro el parto. A mi bebé lo llevaron a la unidad de neonatología, el pasó ocho días allí. A mí me dieron el alta a los cinco días.

Pero los milagros nunca pararon. Dentro de mi hospitalización requerí dos pintas de sangre en una madrugada. Juan fue al Banco de Sangre, para recibir las dos últimas pintas allí disponibles de mi tipo de sangre, AB+.

Mi cuarto hijo, el bebé soñado, se llama Jaim Gamliel y tiene tres meses. No toma ningún medicamento si bien requiere un control mensual de un urólogo pediatra pues tiene un pequeño problema que en muchos casos se resuelve por sí mismo durante el primer año de vida. Por mi mente nunca se me hubiera ocurrido circuncidarle a mi hijo, pues tengo bien claro que soy noájida y no judía, pero el urólogo tuvo que realizarla para evitar posibles infecciones.

Respecto a mi salud: como parte del tratamiento para el cáncer me dieron una nueva dosis de yodo radiactivo, mucho más potente que la vez anterior. Todo esto lo estoy escribiendo en estos 15 días de aislamiento que tengo que pasar. Creo que compartir esta historia con ustedes es una forma de agradecerle al Eterno por todo lo bueno y por todo lo aparentemente malo que nos ha sucedido.

Ahora he comprobado en mi vida que todo está en manos del Creador, que Él tiene el control y que cada cosa que nos sucede tiene un propósito. Este es el mayor de los conocimientos que haya podido vivenciar.

______

Notas.

[1] Para este tiempo, a más del libro de Rabí Bindman, Juan había traducido “El Camino del Gentil Justo” (Clorfene & Rogalsky) y “¿El Verdadero Mesías?” (Kaplan).

POR LA ELEVACIÓN DEL ALMA DE MILTON VENEGAS ZUÑIGA

imagen1Estimados amigos,

Les informamos que El Eterno es su infinita misericordia recogió a uno de los alumnos de nuestra filial en México.

Milton Venegas Zuñiga, partió hacia el mundo por venir, el pasado vienes 23 de enero de 2015 en la ciudad de México. No sin antes haber conocido y aceptado el cumplimiento de los siete principios universales para las naciones. Que sea este merito entre muchos más lo que le de parte en el mundo por venir.

Queremos agradecer en especial al Rabino Aaron Ribco por su apoyo durante momento del fallecimiento de nuestro amigo Milton que desde Israel y a pocos minutos de iniciar el Sábado supo dar un consejo preciso sobre como atender esta situación y consolar a los familiares. También a nuestro Moré Yehuda Ribco por sus enseñanzas que sirvieron para atender los servicios necesarios en el proceso de despedida de Milton.

Les recordamos que en este momento la caridad, los actos nobles pueden ser de ayuda para la elevación del alma de nuestro amigo.

Que sepamos construir Shalom.

Mucho miedo

Está escrito:

«Entonces Iaacov [Jacob] tuvo mucho temor y se angustió.»
(Bereshit / Génesis 32:8)

Habla con el Eterno, y en un momento Le dice:

«Rescátame, Te lo ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esav [Esaú], porque le temo. No sea que venga y me mate, madre junto con hijos.»
(Bereshit / Génesis 32:12)

Enseñamos en varias oportunidades que todos los miedos se reducen a uno solo: “el no poder”.
Éste se ramifica en cinco, por cada uno de los planos de existencia del Hombre:

  • No poder físico: enfermedad, incapacidad, discapacidad, defecto, lesión, miseria, muerte.
  • No poder emocional: soledad, abandono, rechazo, angustia.
  • No poder social: anonimato, fracaso, pobreza, ridículo, escarnio.
  • No poder mental: confusión, ignorancia, error, locura, demencia.
  • No poder espiritual: no tener certeza de lo que nos trasciende.

El miedo es normal, es natural. Es una señal de alarma, que nos lleva a actuar o precaución, para no encontrarnos de pronto en situaciones lamentables que podrían haber sido evitadas o minimizadas con la debida atención.
Todos tenemos más o menos cada uno de ellos, con mayor o menor consciencia de su presencia, pero el miedo siempre está allí. Aunque algunas personas muy entrenadas en doblegar al EGO tengan mayor capacidad de resistirlo, no es lo habitual.
No debemos ver el miedo como una debilidad especial, un estado alterado, alguna cuestión pecaminosa, defecto emocional, o algo parecido. Es una alarma, y como tal debemos usarla.

Pero, el EGO se aprovecha del miedo y lo transforma en un factor paralizante, para dejarnos desvalidos, en impotencia, a su merced.
Llegamos a tener miedo de aquello que es irrelevante, de cosas inexistentes, de creencias, de fantasías, de lo que no produce malestar real alguno. Hasta tenemos miedo de tener miedo.
Hábil el EGO para usar las herramientas positivas en sentido contrario, para dañar y someter a su esclavitud. Como ocurre con él mismo, que es un recurso natural que contamos para situaciones de extrema necesidad e impotencia, y que sin embargo se desfasa y ocupa lugares que no le corresponden, se activa en situaciones que no le competen, terminando por asumir un rol de conducción que le es ajeno y provoca conflictos, malestar, amargura e infinidad de otros pesares.
Cuando el miedo atormenta, más allá de su función específica, es que suele aparecer el EGO como presunto salvador, nos ofrece alguno de sus trucos para rescatarnos quedando así nosotros como sus deudores, y el precio para cancelar la deuda es nuestra libertad.
Ante el miedo gritamos, lloramos, pataleamos y/o nos desconectamos de la realidad (con cualquiera de sus variantes y derivados). Tal cual acontece cuando el EGO comanda y nos sentimos en impotencia. Quizás alguna de estas reacciones nos libere de una situación incómoda, nos espante el miedo por un rato, nos sintamos en control… pero claro, es solamente una ilusión de poder, algo pasajero que solamente nos retiene en nuestra celdita mental.

Vayamos al ejemplo con el que comenzamos este encuentro.
El patriarca Iaacov podría tener motivos para temer.
Su hermano era un bravucón que venía acompañado por 400 muchachotes. Él había prometido matarlo. Era conocido por su violencia y falta de límites. Y Iaacov venía con su familia, con pequeños, con animales, probablemente en desventaja numérica y estratégica.
Por otra parte, el Eterno le había prometido protección, por lo cual debiera haber encontrado manera de encaminar el miedo hacia una actividad proactiva.
Pero, el miedo le estaba atormentando. Se sentía en franca desventaja, en camino a su demolición.

De acuerdo a la Tradición el patriarca Iaacov se preparó para el encuentro que tanto miedo le generaba de tres maneras:

  • Rezó al Eterno.
  • Envío regalos para apaciguar a su hermano.
  • Se preparó para la guerra contra su hermano.

Como primer respuesta está el construir shalom, con acciones de bondad y justicia.
Rezar, por supuesto, pero sin dejar de hacer lo que es necesario en los otros planos para establecer la armonía y el entendimiento. Porque El Eterno no nos puso en este mundo para que Él nos haga los favores a cambio de rezos.
En caso de que el camino de la concordia no funcione, porque de la otra parte se insiste en la destrucción, en el caos, en el mal; el constructor de shalom NO ES un pacifista que vive en una turbia nube de falsa paz, que reniega de los derechos y la justicia. Sino que como verdadero pacifista está preparado para hacer valer la ley incluso a través del uso de la fuerza. Dentro de los límites necesarios, con una conducta ética, sin moverse con el afán de conquistar o destruir, sino para que reine el bien y la justica.

Excusas

Hay un arte que solemos ir perfeccionando por su uso cotidiano: el inventar excusas.

Como a veces nos parece conocer el significado de una palabra, pero no sabemos expresarlo, comparto contigo lo que el diccionario trae: “Motivo o pretexto para eludir una obligación o disculpar alguna omisión” (Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe).
La definición es clara, entendemos que la excusa se usa para no hacer algo o porque no hicimos algo.
Lo sabemos sin recurrir al diccionario, por experiencia propia ya que la hemos empleado en mil ocasiones durante la última semana, así como la usaron con nosotros en otras tantas.
Desde las cuestiones banales hasta las trascendentales, sea hacia otros o hacia uno mismo, no tarda en aparecer la excusa.
¿Estás de acuerdo o tienes alguna excusa para darme/darte?

De acuerdo a lo que venimos aprendiendo, la excusa se basa en la herramienta pasiva del EGO (desconexión de la realidad), la cual se emplea para evitar el sentimiento de impotencia y, probablemente, conseguir manipular a otros para obtener algún beneficio por medio de un poder-falso.

En el primer diálogo registrado de la humanidad, el de Serpiente con Javá/Eva ya encontramos la primer excusa.
Fue una que Eva pensó para habilitarse a disfrutar de algo que tenía prohibido.
Ella tuvo el deseo, luego el ingenio para inventar la excusa, y entonces obtuvo “misteriosamente” el permiso para hacer lo que no debía hacer.
Presta atención:

"Entonces la mujer vio que el árbol era bueno para comer, que era atractivo a la vista y que era árbol codiciable para alcanzar sabiduría. Tomó, pues, de su fruto y comió. Y también dio a su marido que estaba con ella, y él comió."
(Bereshit / Génesis 3:6)

Un instante antes ella había expresado:

"-Podemos comer del fruto de los árboles del jardín.
Pero del fruto del árbol que está dentro del jardín ha dicho Elokim: ‘No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis.’"
(Bereshit / Génesis 3:2-3)

¿Qué pasó para que de repente se olvidara lo que ella misma había dicho?
¿Cómo fue que se atrevió a traspasar un límite claramente impuesto por el Todopoderoso?
La respuesta: porque supo idear una excusa y creer en ella.
El árbol era bueno para comer, que era vistoso, y seguramente daría a quien lo probara conocimientos inaccesibles de otra forma.
Sí, probablemente el árbol era bonito de ver, ¿pero ello significaba que era “bueno para comer”?
(En un aparte, ¿no debiera ser el fruto bueno para comer y no el árbol? Cerramos el aparte).
Y si realmente con su vista uno descubría su sabor, ¿eso significaba que daría conocimiento a quien lo probara?

Ella quiso, ella deseó, ella inventó una excusa para hacer lo que no debía.
¿Cuál fue su sentimiento de impotencia?
El desear y saber que no debía consumar aquello que deseaba.
Alguien le había impuesto un límite, le había marcado un tajante “no”.
No era cualquier “alguien”, sino el Rey de reyes, el Creador de Todo, la Ley en Sí mismo.
Aquel que es TODOPODEROSO, por tanto no experimenta la impotencia.
Ese “alguien” dijo “no”, y ponía a Eva en situación de real impotencia, de no poder.
Entonces, el EGO, el viejo y perpetuo EGO le susurró la idea genial, la excusa por medio de la cual se degradaba el no hasta hacerlo un extraño “sí”.
Si ella hubiera sido firme a la Ley, a la consigna, sin dar vueltas innecesarias se habría ahorrado la acción prohibida, pero prefirió hacer de cuenta que tenía poder allí en donde en verdad era impotente. Se inventó la excusa para estar desconectada de la realidad y actuar según su deseo, en este caso idéntico a su EGO.
Como suele ocurrir, las consecuencias negativas se producen por la acción u omisión producto de la excusa, porque por más que uno pretende que la realidad es otra, igualmente la realidad se impone y sucede lo que tiene que suceder.

¿Cuál hubiera sido la mejor opción para Eva?
¿Qué hacer en lugar de excusarse?

Podemos señalar que cuando dejamos de inventar excusas y afrontamos los eventos de nuestra vida con compromiso y responsabilidad, posiblemente estaremos dando pasos firmes para el crecimiento, la unificación, la armonización, la construcción de shalom (interna y luego externa).
Piénsalo.
Toda vez que diste una excusa, a ti o a otros, lo hacías para escapar de tu obligación. Esto puede salvarte momentáneamente de “pagar los platos rotos”, pero tarde o temprano se cumple aquello de que “nada es gratis en la vida”. De una u otra forma deberás pagar, hacerte cargo. Quizás no de la manera que crees, tal vez te parezca que se puede vivir zafando, pero el universo se encarga de acomodar las cosas (hay algo que se llama Justicia Divina, ante la cual todos rendimos cuentas finalmente).
Por ello, las excusas que parecen una salida fácil y elegante, son profundizar los problemas, diversificarlos, complicarse para dentro de un rato.
Sería más satisfactorio comportarse con asertividad y ánimo resolutivo, que incluye aceptar las consecuencias negativas cuando las hubiere, así como pedir perdón, solucionar lo que se ha estropeado, etc.

En ocasiones las excusas son extremadamente insidiosas, aparentemente espirituales y de contenido sacro, pero que no dejan de ser terribles escollos para el bienestar de la persona y su medio.
Mira la mentira que Serpiente dijo a la mujer para que se atreva a oponerse a la Ley del Eterno:

"Es que Elokim sabe que el día que comáis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Elokim, conocedores del bien y mal."
(Bereshit / Génesis 3:5)

Sí, es otra excusa, que está montada en una mentira (¿o no lo es?).
Serpiente quiere que la mujer coma del fruto del árbol que tiene prohibido, para lo cual la lleva por caminos extraños. Le habla con insistencia, le hace fortalecer el deseo, razona con ella para que no tema, explica que no hay ninguna consecuencia negativa, que la prohibición se debe a un temor del Dios porque Él no quiere que las personas adquieran una virtud propia de Él. El fruto da poder, esa es la idea. Un poder digno de un dios. Algo que la Ley veda para que las personas no alcancen un grado de divinidad, de ausencia de impotencia. Susurra Serpiente con habilidad, promete poder, el fin del sentimiento de impotencia.
Sí, es una excusa “sagrada”, hacer de la persona una divinidad, ponerla a la altura de Dios.

Te cuento algo que quizás no te habías dado cuenta.
Eso mismo suelen hacer las personas a menudo, en todas las épocas y lugares.
Cuando rezan y esperan que Dios les sirva, que les cumpla sus antojos. Porque el rezo es visto como una especie de control remoto que somete a Dios, lo obliga a trabajar en provecho del que reza. Cual genio de la lámpara, que espera satisfacer el deseo del orante. ¿No te ha pasado alguna vez? ¿Tal vez hoy mismo, si es que has rezado?
Desde nuestra honda impotencia queremos que el Todopoderoso haga lo que nosotros no podemos o no queremos hacer.
¡Dios, dame trabajo! Pero no salgo a buscarlo.
¡Dios, dame dinero! Pero no trabajo.
¡Dios, dame sanidad! Pero no me cuido ni visito al médico.
¡Dios, dame una esposa! Pero me quedo encerrado en mi pequeño círculo.
¡Dios, dame, dame, dame! Porque, ¿no está Dios acaso para proveernos de satisfacción a cambio de algún ritual o de algún canto?
Es triste, es lamentable, es común.
Creo, pero no estoy seguro, que hasta incluso es blasfemo.
Y se acrecienta con todas esas supersticiones que a tontas y locas la gente añade a su vida, y hasta le dan estatus de santidad porque algún sujeto con supuesta autoridad las avala (vaya uno a saber el motivo egoísta, in-excusable, para hacerlo). Cintas rojas, manitos, ojitos, libritos, cartelitos, fotitos, piedritas, cartitas, aritos, anillitos, pancitos con formitas, migajas que sobran del menú de una supuesta autoridad, etc. varios que llegan incluso a tomar algunos preceptos para efectos mágicos (ejemplos: mezuzá para protección de casas, tzedaká para obtener ganancias económicas, honrar a los padres para llevar una larga vida, cumplir para hacerse un lugarcito privilegiado en el paraíso, entre otras).
Y cada una de las abominaciones supersticiosas vienen certificadas por excusas que convierten al Todopoderoso en un títere mojigato, que solamente debe cumplir lo que el supersticioso reclama.

En lo personal, y te pido perdón por darte mi humilde opinión, es más de lo mismo que Serpiente dijera en el primer diálogo registrado de la humanidad.
Queremos obtener el poder de dioses, ser una deidad, o manejar a nuestro capricho a Dios.
Entonces, con aires de religiosa piedad nos imaginamos que cada una de nuestras conductas tienen una pátina sagrada, que imponen sobre la realidad nuestro deseo.
Y no nos damos cuenta que seguimos cometiendo una y otra vez el mismo error, quebrantar la Ley con la supuesta convicción de cumplirla.
Seguimos comiendo del fruto del árbol prohibido, mezclando el bien con el mal, pintando de bueno aquello que no lo es.

Oh sí, las excusas están por todas partes.
Ahora mismo estás pensando alguna para no seguir leyendo, para declarar que estás en contra, para enojarte…

Otro ejemplo de insidiosa excusa de perfil religioso es la que afirma que “todo es para bien”, con la creencia de que efectivamente lo malo también es bueno, puesto que se cree que todo viene de parte del Creador y Él no es injusto ni provoca daños sin motivo bondadoso. Si bien es una poética poderosa, un estupendo argumento del EGO, no deja de ser una excusa para vivir fantaseando, negando la realidad de mal, lo que cada uno tiene para hacer para corregir su propia personalidad y así contribuir al “tikún olam”, que es la corrección del mundo.
La maldad, el daño sin sentido, la injusticia, lo dañino son reales y son malos, no es negando su presencia como mejor construiremos shalom (interno y externo).
Lo cierto es que si cuando acontece algo malo damos la excusa de que todo es de Dios, así que eso no es malo, nos desviamos de la buena senda. Lo mejor sería encontrar qué podemos aprender del suceso adverso, cómo elaborar a partir de ello algún sentido trascendente, qué podemos hacer para corregirnos y corregir al mundo. Así, afrontando con responsabilidad y compromiso la realidad, no andamos trastabillando con excusas mágicas y por el contrario realmente empleamos el pensamiento positivo y la confianza en que Dios es bueno Y justo.

Otra del grupo insidioso espiritual es la que encuentra en las dificultades pruebas de Dios, castigos divinos, resultados de pecados y por tanto no emprende acciones realmente reparatorias, de modificación de conductas o actitudes. Se deja en esa vaga dimensión religiosa el motivo para los pesares y así no crecer y desarrollarse.
¿No es una manera de echar la culpa a Dios (dios, dioses, destino, karma, suerte, etc.) y así mantenerse en estado de impotencia, a merced del EGO?

Es que, echar culpas es uno de los cantos favoritos entre las excusas.
Que fue como me educaron, que son los políticos, que el país está a la miseria, que la situación internacional, que los masones-judíos-sionistas-comunistas-fascistas-etc., que yo hago todo lo posible pero mi esposa es necia, que mis hijos están en malos ambientes, que la TV-internet-video juegos son los grandes males del siglo, que aquel y ese otro también, todos tienen su parte de la culpa y por eso ahora yo me excuso y evado mi responsabilidad y compromiso.

Por supuesto que las excusas no se dan solo en el ámbito de lo espiritual, o religioso (que es absolutamente otra cosa), sino en cada uno de los planos de existencia. Remarcamos en este momento con algunos ejemplos que aplican al ámbito de lo espiritual, o religioso, pero tú sabes bien que las excusas van y vienen en casi cualquier momento del día por casi cualquier cosa. Sea hacia uno mismo, para otro, en lo grande y pequeño.

Recuerda que tienes control sobre un número limitado de cosas, puedes procurar un sano control sobre otras, pero la vasta mayoría queda por fuera de tu área de dominio.
No tienes cómo reformar tu pasado, por más que culpes y lamentes, es inamovible. Pero tienes el poder de darle un sentido diferente, que apunte a lo saludable, aquí y ahora. Uno de los instrumentos poderosos es el arrepentimiento sincero, en caso de que tuvieras tú parte de la responsabilidad de haberte salido del buen camino. Esto no cambia el pasado, pero te permite hacer lo que está a tu alcance para vivir mejor el aquí y ahora.
No tienes forma de marcar a tu antojo el futuro, por más que te angusties y estés ansioso, aunque hagas extraños pactos con dioses y fuerzas ocultas, el futuro es inexistente. Pero tienes el poder de arar, abonar, irrigar, sembrar, cuidar para que eventualmente en el futuro puedas recoger tu cosecha. Si te limitas a vivir el presente, con la excusa de que es el único tiempo que existe (lo cual es cierto), estás solamente haciendo eso… dando una excusa. El futuro está cimentado en el presente, que para él es pasado. Tus decisiones, acciones, conductas, actitudes, omisiones de hoy necesariamente tendrán efectos en la posteridad. Entonces, puedes planear hacia dónde quieres dirigirte y caminar hacia allá. Porque es este momento, aquí y ahora lo que te dará la oportunidad de realizar un futuro más satisfactorio.
No tienes cómo controlar a otra persona, puedes emplear la manipulación, ejercer el autoritarismo, privar de libertad, hacer de cuenta que realmente tienes poder sobre la otra persona, pero supongo que tú no eres un sádico, malvado, abusador, sicópata, por lo que no te entregas a esos terribles “juegos” de falso poder. Por lo cual, el otro finalmente no está bajo tu control. Pueden coexistir, negociar, vencer y ser vencidos, pero el otro es otro y su decisión no depende de tu control. Aunque sea tu hijo, padre, esposo, mejor amigo, la persona que tú crees conocer y manejar, no está bajo tu dominio.

Es necesario cuestionar tu sistema de creencias, ver en dónde te dejan en estado de impotencia (real o sentida), darte cuenta de las excusas que inventas, asumir el poder allí en donde estás habilitado a ejercerlo. No eres hereje por usar tus capacidades para preguntar, para aventurarte a pensar diferente, para actuar dentro del marco de la ética en procura de mejorar tu existencia y la del entorno.
Las excusas religiosas, con fanatismos y hacerse la víctima son solo eso, excusas.

Como ser multidimensional (espiritual, intelectual, social, emocional y físico) puedes y debes desarrollar tus potencialidades para disfrutar de lo que es lícito y permitido. Encontrar tu poder y usar de él, para tu beneficio sin que por ello perjudiques a otro.

Deja de lado las excusas, porque la excusa surge por un sentimiento de impotencia e inmoviliza en la impotencia.
Puede venderse como una respuesta, una solución, pero es el problema y su profundización.

Vive aquí y ahora, conoce tus limitaciones y acepta las que no puedas modificar, y trabaja con paciencia, amor, respeto, lealtad, constancia, bondad y justicia para mejorar aquello que es perfectible.
No precisas de las excusas, sino del AMOR.

En estos días que van de Rosh haShaná a Kipur me parece necesario tener en cuenta esta enseñanza, sea para corregirla o para corregirnos.
Te deseo lo mejor y que puedas disfrutarlo.

Pinjás y la acción

Esopo fue un autor de la antigüedad griega, nació hacia el 600 AEC, no se sabe exactamente donde ni los jalones de su historia. A pesar de esto, ha legado sencillas pero profundas enseñanzas, algunas de las cuales hemos venido compartiendo en otras oportunidades. Era politeísta, por lo cual algunas de sus parábolas aluden a sus creencias. Nosotros no compartimos tales opiniones, sin embargo, incluso de esas fábulas podemos aprender. Como enseña el enorme Maimónides: “Recibe la verdad de aquel que la diga” (Introducción a su comentario a Masejet Abot). Así pues, podemos dejar de lado el envase y beneficiarnos del contenido apropiado. Por ejemplo: “Conducía un carretero su carro hacia una aldea, cuando éste cayó a una zanja profunda. El hombre, en lugar de ayudar a los bueyes a salir de aquel pozo, se quedó allí cruzado de brazos, lleno de fe invocaba a los dioses, y en especial a Hércules, que era el de su mayor devoción. Llegó entonces Hércules y le dijo: -¡Empuja una rueda, arrea a los bueyes y no invoques a los dioses si no pones esfuerzo de tu parte! Por ahora, estás rogando inútilmente.”
¡Cuánto tiempo y conocimiento han pasado y a pesar de ello mucha gente, creyente en uno o varios dioses, parece seguir actuando como el carretero!
Espera que de algún lugar mágico y misterioso aparezca la solución a los problemas que por ellos mismos podrían resolver.
Por supuesto que rezar al Eterno es una acción positiva, confiar en la ayuda de Hashem es estupendo; el problema es la pasividad pretensiosa que asume que Dios hará lo que uno mismo puede y debe hacer.

En la Tradición encontramos la siguiente enseñanza: “Dijo Aba Shaul: Está escrito en la Torá: ‘Este es mi Dios y a Él elogiaré’ (Shemot/Éxodo 15:2). ¿Cómo es posible que un hombre elogie a Dios? Es posible cuando se comporta como Él. Tal como Él es compasivo y lleno de bondad, también tú has de ser compasivo y actuar bondadosamente.” (Mejilta de Rabí Ishmael 3).
Para el sabio Aba Shaul había un conflicto en el pasaje de la Torá, porque: ¿De qué vale el elogio, ese rezo lleno de palabras lisonjeras, cuando ninguna llega a describir realmente al Eterno ni hay plegaria o regalo que Él precise? ¡Todo es poco y nada ante Él!
La solución es simple: la manera de agradar a Dios, de rendirle homenaje, no está precisamente en las palabras, sino especialmente en las acciones en sintonía con Su Voluntad. ¡Esa es la alabanza efectiva! Como dijera el profeta: "Porque misericordia quiero Yo, y no sacrificios; y conocimiento de Elokim, más que animales asados." (Hoshea/Oseas 6:6).
No seamos como el carretero, mejor actuemos como proponen Aba Shaul y Hoshea. Podemos aprovechar cada momento para hacer lo que es bueno y justo, de esa forma estamos elogiando a nuestro Padre y llenando el mundo de Shalom. Así, en vez de esperar sentados a los milagros, somos socios en su manifestación.

A todo esto, ¿cómo se relaciona este comentario con la parashá de la semana?
Pinjás, nieto de Aarón haCohén, en una ocasión actuó de tal modo que logró encausar una situación penosa para el pueblo judío. Cuando nadie atinaba a hacer nada, él intervino y fue resuelto el asunto. Como consecuencia, Hashem prometió: "Yo le concedo Mi pacto de paz." (Bemidbar / Números 25:12).
La Torá nos quiere enseñar algo concreto: haz tu parte, pon tu máximo empeño, siempre dentro de lo legal, cumple con lo que te toca y no dejes de rezar mientras tanto. Tú ejerce lo que te corresponde y deja a Dios que haga lo que es de Él.
Eso construye shalom.