Por lo general, (no puedo afirmar que siempre),
en las iglesias (así como en cualquier otro grupo religioso y/o fundado en la adoración/sumisión al EGO)
se usa mucho el manipular a la gente,
diríamos que es la moneda corriente.
Entre otras cosas se le hace sentir inseguro,
pobrecito, miserable, incapaz, pecador sin salida,
ignorante, insuficiente, lleno de cuestiones negativas, infestado por “demonios” (con el nombre y función que ese grupo use),
en peligro constante, al borde del infierno (o su correspondiente similar),
necesitado de que “otros” le digan como vivir y que hacer.
Si usted elige, seguramente que será para mal.
Si piensa, será obra del “ietzer hará” o algún demonio.
Si cuestiona, algo malo le está pudriendo por dentro, y es una amenaza para la paz social.
Si se opone al líder, está loco, es un rebelde, está poseído, es Satanás, un hereje, digno de expulsión o hasta la muerte (en cualquiera de las dimensiones posibles).
Por supuesto que esos “otros”,
que son iluminados,
conscientes,
hombres de la divinidad,
poseedores de la fe y el saber,
los decisores del destino,
son el pastor (o el clérigo/líder a cargo) y algunos "hermanos" de confianza del líder,
presentados como gente especial,
con poderes,
muchos de los cuales sobrepasan cualquier entendimiento,
de naturaleza sobrenatural,
que siempre saben lo que hacer y cómo hacerlo
y que le ordenan cada detalle de cómo usted debe vivir.
De lo grande a lo pequeño,
cuestiones “espirituales” y materiales,
todo debe pasar por el tamiz y el filtro de los “elegidos”.
No tiene usted derechos, ni privacidad, ni capacidad, ni poder alguno.
Solamente debe someterse.
Anularse.
Negarse.
Ser fiel al líder y a sus compinches.
Dejar de lado cualquier cuestionamiento, no analizar, no dudar, no buscar fuera, no oponerse.
Cualquier duda, es demostración de maldad.
Cualquier oposición es síntoma de una terrible enfermedad con repercusiones eternas.
El líder manda, usted obedece.
El líder es la voz de la deidad, usted un instrumento.
Puede ser el dios de cualquier religión o secta,
recuerda eso.
El líder siempre es sumiso a su verdadero dios,
el EGO,
el cual también te aprisiona a ti.
Ese pastor,
que se viste de santo, de cristiano, de católico, de musulmán, de judío, de noájida, de mormón, de agnóstico, de budista, de zen, de ateo, de científico, de cientificista, de…,
siempre está en lo mismo: obtener falso poder por medio de las herramientas del EGO.
Para esta gente,
el líder y sus compañeros,
la religión,
el grupo,
la secta,
la jaburá,
la kehilá,
la “familia”,
la “hermandad”,
la comunidad,
como lo llamen,
es una forma de lograrlo,
y tú eres un peón en su fábrica de falso poder.
Al mismo tiempo,
una paradoja,
mientras te hacen sentir/creer que eres poco y nada,
te aseguran que tienes tremendo poder,
uno que es capaz de doblegar la voluntad de la deidad,
de confabular al universo para que cumpla tus deseos,
de lograr todo aquello que con tu pensamiento mágico desees,
claro… siempre y cuando no te vayas a rebelar contra el poder del pastor y sus amigos.
Porque el pastor es muy poderoso,
mucho.
¿Sabías?
Y tú eres poca cosa, indefenso, impotente, pecador.
¿Sabías?
Y la salvación, paraíso, shalom, identidad, dinero, amistad, etc.
lo obtienes solamente a través de seguir al pastor.
¿Sabías?
Porque no eres nada,
pero yo, el amado pastor, te prometo todo.
¿Te ha tocado vivir algo así?
Me agradará conocer tus testimonios, sé que los tienes.