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Esfuérzate y conquista

Desde pequeños se nos ejercita a luchar y esforzarnos para conseguir lo que queremos.
Por todo lo que queremos.
Se nos marca en el corazón el lema ”Sin esfuerzo es como si no valiera”.
Algunos podrían argumentar que probablemente este estilo estresado de vida se basa en la “Ética protestante del trabajo”, que se extendió por más lugares de los que imaginamos.

Otros pueden decir que esta ética, tal como el esfuerzo agotador sin pausa, parten de alguna tendencia natural del hombre para la conquista, la lucha, la demostración de poder.
Como si algo en nuestro interior nos obligará al sacrificio, al ahínco, a sudar la gota gorda.
Entonces, nos resuena aquellas antiguas palabras que el Eterno dijera a Adam (y específicamente a él, no a sus descendientes): "Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás." (Bereshit / Génesis 3:19).

Una variante (insospechada) de esta tendencia a la conquista esforzada es la obtención de logros a través de la “viveza criolla”, o sea, aprovechándose vilmente del otro.
Así el esfuerzo es despreciado, valorándose como éxito la victoria obtenida con el mínimo esfuerzo posible.
¿Por qué la consideramos una variante del esfuerzo?
Una respuesta, porque es la antagónica, la que se propone para oponerse a la anterior.
Otra respuesta, porque alguien tuvo que hacer el trabajo, el cual es aprovechado por el “listo”, el “avivado” o desvergonzado. Un famoso tango, “Cambalache”, nos brinda un ejemplo: “El que no llora no mama, y el que no afana es un gil… Es lo mismo el que labura, noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura, o está fuera de la ley…”. Si no comprendes el lunfardo, bueno, mira a tu alrededor y verás la traducción en aquellos que se creen vivos porque viven injustamente a costillas de los que trabajan honradamente.

El esfuerzo, la lucha, el afán de conquista laboriosa, o de obtención de éxitos a costa de otros, también se reconoce en las relaciones amorosas (o que debieran serlo).
¿Cómo se le dice al hombre que obtiene el favor, beneplácito, de una dama? Conquistador.
¿Y al acto de obtener dicho favor? Conquista.
Sí, el seductor es un conquistador. La seducción una conquista.
Y la mujer es una “femme fatale”, mujer fatal, una encantadora seductora que atrapa a su enamorado.

¿Puedes darte cuenta qué hay detrás de todo esto?
¿A qué tipo de relación conduce?
¿Cuáles alternativas podrías proponer?
¿Cómo educarnos para llevar una vida en la cual se domina aquello que podemos dominar, se avanza sin angustias pero con firmeza hasta donde se puede llegar, se realizan los esfuerzos saludables pero sin estresarse?
Espero que quieras y puedas compartir con nosotros tus ideas.
Gracias.

Thinking in noahide terms

Thinking-ManOne of the biggest challenges that as director of FULVIDA in Costa Rica I have had to face, pertains to the fact that when people start waking up from the lethargy they were under when they were part of idolatry, there seems to build certain chauvinism within them and that feeling of superiority tends to make them feel better than everybody else.

It is quite a challenge to overcome that chauvinistic attitude because newly awakened noahides might have freed themselves from the chains of idolatry but they have not freed themselves from serving their egos. I am sure this will come as a huge shock to many who believe they are doing things correctly, since it is one of those vices that religion leaves, creating an atmosphere of superiority, after all, who in his right mind would choose to fetter himself and forgo thinking were it not because he has been offered eternal bliss and prosperity?

Obviously religions do not deal with the present, they always deal in terms of the future; notice how they talk about heaven or hell and the afterlife but they seldom encourage good deeds from their believers so that peace and harmony can occur in this world now. It is so easy to promise anything, liars do it all the time; politicians lie and promise gold and silver to their constituents, priests and imams mention wonders about the afterlife but they establish a very harsh requirement, if one wishes to be part of the afterlife one must submit himself to the cruelties and slavery that religions pose.

It is a paradox because they talk about freedom but they take away freedom, they talk about happiness but they take away happiness, they talk about love but they instil hatred into their believers, hatred for all those outside the congregation and hatred towards one’s self. By doing this they achieve two ends, on the one hand they ensure blind faith and on the other they make certain that dissenters will be eliminated by the fanatics.

Fanaticism is not only endemic to Muslims, notice how so called-born again Christians tend to be hateful towards those who do not worship their “saviour” and how some of them masquerade themselves as lovers of Israel while in reality they despise Israel and the Jewish people. But these are not the only examples of fanaticism. Many noahides who have just woken up make the same mistake a first year Law student makes, they believe they know the law and they believe they are part of an elite which gives them the right to treat others in inferior terms. Nothing could be farther from the truth. When one has been privileged with knowledge, one must share it but in a pacific way, sometimes one does not even need to open his mouth to convince others. Deeds speak for themselves.

There is not to be found any merit when a noahide gets down to the level of those religious fanatics since Noahism is not about imposing credos upon others, rather it is about leading by example and making sure that others see our good behaviour so that they will follow suit and act the same way we do. So next time you are dealing with a Christian, rather than arguing with him or her, try reasoning, not by the means of attempting to yank them from their cell but instead try leading without resorting to words. It works much better and at the same time we are preserving Shalom.

I would like to emphasise on the fact that airs of superiority do not occur in every noahide, I am just talking in general terms nor do I wish to cause any frictions amongst us since our aim is to remain united so that we can build peace and safeguard harmony however part of the building of piece and the protection of harmony lies in the fact that we must know ourselves without the intervention of the EGO and if we err we must accept ourselves as human beings who are bound to make mistakes.

 

Have a nice rest of the week and I send you my kindest regards.

¿No a la violencia?

El hombre forma hábitos cuando repite conductas.
El hábito es una conducta que se ha automatizado y por tanto deja de depender de la conciencia.
Es como el conducir un vehículo. Al principio tienes que prestar mucha atención a lo que estás haciendo, a cómo, cuándo, dónde, es decir, cada cosa requiere de tu atención y un esfuerzo voluntario para llevarse a cabo. Pero tras un tiempo de conducir el vehículo, ya lo haces de manera automática, tu cuerpo aprendió y lo hace solo, se ha formado el hábito.
Así con cualquier conducta, sea beneficiosa o perjudicial.
Como el que automáticamente luego de comer enciende un cigarrillo y al tratar de dejar ese espantoso vicio, una y otra vez se encuentra con el cigarro en mano en la sobremesa. ¿Qué pasó? Que su hábito se cumplió tal como él mismo se encargó de formarlo en base a numerosos entrenamientos repetitivos.
Como el que se sienta ante el teclado y deja correr sus dedos sin esfuerzo, como si ellos solitos supiera en lugar exacto de cada tecla. Así, se suceden las palabras, las frases, los libros completos sin apenas mirar donde es apoyado cada dedo. ¿Esto hubiera sido posible para el que escribe una vez cada tanto, sin constancia, sin ejercitarse?
Sí, como somos en buena medida animales, también a nosotros nos forman y deforman los hábitos que creamos.
Tenlo en cuenta para lo siguiente que te paso a comentar.

Escuchaste decir alguna vez, supongo, que si te enojas, o te frustras por algo, y sientes como una imperiosa necesidad de descargar físicamente tu energía, lo hagas con algún objeto adecuado. No le pegues a tu cónyuge, ni a tu hijo, ni a tu colega, ni al jefe, ni al chófer del otro carro, ni… sino que ten a mano un amansaloco, o un balón para golpes, o rompe un jarrón, o destroza algún adorno, o redecora a patadas el living de tu casa, o… que dejes correr tu enojo a través del golpe, de la violencia, pero no dirigida hacia nadie en concreto, sino hacia un objeto inanimado y que no represente riesgo para tu salud.
Parece un buen consejo, porque sin dudas que se produce esa descarga de energía… ¿o no?
Veamos, ¿recuerdas aquello de la conducta repetida que se convierte en un hábito?
¿Qué crees que estás programando en tu cerebro inconsciente cuando ante cada sentimiento de impotencia que te provoca una respuesta agresiva la diriges hacia golpes, destrucción, roturas, etc.?
¿Te parece que estás formando un hábito saludable, positivo, de construcción de una personalidad más armoniosa y constructora de Shalom?
¿O te estás entrenando para estallar en violencia física enseguida te sientas en impotencia?
Y si por alguna circunstancia no tienes nada para descargar, ¿qué hará automáticamente tu cuerpo?
Recuerda, tú le enseñaste a que tenga una descarga agresiva, para que de esa forma se aplaque, ¿te parece que el hábito destructivo entenderá que ahora estás rompiéndole la cabeza a tu compañero del fútbol de los domingos en lugar de estar machacando la bolsa de boxeo? Es un hábito automático, inconsciente, que lo único que sabe hacer es ejecutarse tal y como mil veces fue hecho antes.
Como encender el cigarrillo luego de la comida, como apretar la tecla enter, como dejar las llaves al lado de la puerta, como… como todo eso que haces sin prestar atención y te sale tan bien (aunque sea malo).

¿No crees que es mejor desvirtuar las herramientas activas del EGO en lugar de seguir aplicándolas de manera automática?
Evitar el llanto, grito, golpe o sus derivados, así como la desconexión de la realidad; reemplazar todo esto por hacer consciente el sentimiento de impotencia y reconocer aquello que podemos controlar efectivamente de aquello que tenemos que dejar fluir. Por supuesto que estaremos enojados, tristes, “calientes”, agobiados, deseosos de resolver a los golpes las cosas, querer demostrar que uno es el “pesado” y no el otro, tener la razón, etc.
Pero, cada vez que dejas que el EGO actúe con cualquiera de sus modalidades, y no es alguna de esas ocasiones de extrema necesidad para lo cual el EGO existe, entonces estás formando hábitos nocivos.

Piensa al sentir la impotencia y no te dejes llevar por la corriente automática.
Por el contrario, aprende respuestas que sean eficientes para calmarte, comunicarte auténticamente, fluir en aquello que no puedes controlar, dominar aquello que está en tu potestad, admitir tus debilidades y errores, perdonar, perdonarte, arrepentirte, en fin, todas las conductas que generan un estado de shalom.
¿Quién gana si haces esto?
¿Quién pierde?

Un par de lecciones aprendidas

Quiero compartir con ustedes hoy un par de lecciones muy importantes que aprendí. Una fue relacionada con las comparaciones innecesarias o que causen discordia aunque no sea el objetivo inicial, la otra tiene que ver con el miedo de las personas. El EGO nos juega malas pasadas, nos hace creernos superiores o nos hace creernos inferiores, cuando vamos avanzando constantes y sonantes el EGO nos hace dudar y vacilar y lo que estaba destinado al éxito termina siendo un fracaso. El Moré dijo algo muy interesante, el hablaba de esa conexión directa con Dios que es el Yo Auténtico, pero el EGO se desboca y nos nubla esa conexión.

La conexión nunca desapareció, el Yo Auténtico está siempre allí pero lo que se nubló fue nuestra consciencia de ese EGO. Muchas veces tenemos las herramientas, la salud, el tiempo, la energía y el dinero para hacer las cosas, pero luego dudamos, no existe una razón lógica para la duda, al menos no una que se pueda explicar por medio del Yo Auténtico, lo que sí existe es un EGO que sale a relucir, que quiere ser el faraón de nuestras vidas. Hace muchos años yo pensaba que ese EGO era mi cerebro que no me quería obedecer, ahora me doy cuenta que no es así, que el EGO es distinto, no es una idea ni un pensamiento, es una parte de nosotros mismos.

Parte de la comunicación auténtica radica en realizar críticas constructivas que ayuden a construir en vez de destruir, entonces viene la segunda lección que en realidad fue la primera que aprendí hoy pero que por razones de lógica expongo como segunda. El Yo Auténtico habla con orden y claridad mientras que el EGO habla con desorden y confusión. El Yo Auténtico avanza, busca regresar a la fuente, el EGO busca nublar, cuando se le deja que él controle en vez de ser uno el que le controle, y cuando él controla reina el desorden y la confusión. Reina en un escrito complicado que podía ser simple o en una relación de noviazgo o de matrimonio que podía haber avanzado pero que no fue así debido a que no había orden ni claridad sino caos y confusión.

Ese mismo caos y confusión se refleja en comparaciones innecesarias que aunque no busquen crear controversia a veces lo hacen. En el post original que iba a escribir antes de éste, había realizado una comparación que a mí parecer no era mala, pero que luego de discutirlo con una querida amiga, me hizo ver que podía darse para malos entendidos y ella misma me dijo que para qué esa comparación que en nada enriquecía ni construía y más bien empobrecía y destruía o cuando al menos malograba.

A esto me gustaría agregarle algo más, no sólo no es el no estar uno buscando no controlar o controlar al EGO sino saber que hay que estar alerta para determinar si la acción que estoy buscando llevar a cabo va a ser constructiva o si por el contrario va más bien a destruir. Quizás de ahí venga el famoso decir de los sabios que se debe ser cauto y deliberado a la hora de hablar. De hecho viéndolo de cierta manera, podríamos utilizar un ejemplo que me pareció bastante acorde con la experiencia de lo que ha sido manejar al EGO, es como tomar una botella plástica de tres litros y tratar de mantenerla a flote en el fondo de la alberca. La botella siempre buscará llegar a la superficie en tanto que nosotros ponemos presión para que no sea así. Pero eso es perder el tiempo porque habría que estar prestándole atención constante para que no suba a la superficie, mejor es amarrarla con algo para que no suba.

Al EGO se la amarra al fondo de la alberca cuando se busca vivir en el aquí y en el ahora de manera auténtica y buscando siempre construir en vez de destruir. Siendo ordenados y claros en nuestra forma de ser, es mucho más fácil detectar esos desbordes del EGO y controlarlo para que así seamos nosotros los que manejemos al EGO y que no sea éste el que nos maneje a nosotros.

Feliz inicio de semana y que estén muy bien.idea_bulb

Shoftim veShotrim

Comienza la parashá con la obligación para la nación judía de establecer un sistema judicial y un órgano estatal que haga cumplir las leyes.
El trabajo armonioso de ambos asegura que haya tranquilidad y bienestar para el conjunto de la población.
No es casual que luego se instruye acerca de las condiciones para designar al rey judío, así como reglas específicas para que ejerza su mandato. Porque, a diferencia de los reyes de la antigüedad, el regente de Israel debía respetar las leyes igual que lo hacían sus súbditos, e incluso tenía mitzvot que solamente le correspondían a él. El rey tenía autoridad y privilegios, pero no era un dios, ni estaba por fuera del marco regulador de la vida comunitaria. El poder del rey era limitado por la Constitución (que es la Torá), para cuidarlo y cuidar al pueblo, así podría enfocarse en trabajar para conseguir lo mejor para su nación en lugar de servir a sus propios intereses egoístas.
Con la idea central de un reino de paz, justicia, bienestar, progreso es que continúa la parashá presentando otras mitzvot.
Desde hace muchos siglos que el pueblo judío no tiene su rey, y hasta hace pocas décadas tampoco teníamos un Estado propio, sin embargo siempre se siguieron enseñando y aplicando (cuando es posible estas reglas), ¿puedes explicar por qué?

Quizás te ayude a reflexionar la siguiente fábula de Esopo.
”Un príncipe tenía algunos monos entrenados para bailar. Los vestían con finas ropas y humanas máscaras para bailar tan bien como el mejor de los cortesanos. 
El espectáculo era repetido y aclamado con grandes aplausos, al punto que se iban añadiendo nuevas piruetas y coreografías cada vez que se podía.
Hasta que en una ocasión, a un envidioso concurrente se le ocurrió una travesura y tomó de su bolsillo un puñado de nueces y los lanzó delante de ellos.
Los monos a la vista de las golosinas olvidaron su baile, su actuada humanidad y se comportaron como lo que eran, monos en vez de humanos. 
Se quitaron sus máscaras, rompieron sus trajes, se despojaron de lo aprendido para luchar el uno contra el otro por vencer en la guerra por las nueces.
El espectáculo del baile llegó así a un final entre la risa y la burla del auditorio, y la confusión de los primates.”
¿Cuál crees que podría ser la moraleja de esta antigua fábula?
¿Cómo la vinculas con el contenido que comentamos de la parashá?

El santo motivo para la caridad

“Dar monedas para Caridad salva a la persona de la mala inclinación” (rab Najman De Breslov)

Vi a una persona publicar esta frase en Facebook.
Y yo, desde mi ingenuidad, desde mi ignorancia, desde mi escasa perspectiva comenté:

“Pensé que uno daba caridad por una cuestión ética, para ayudar a una persona necesitada. Porque es bueno y justo ayudar a quien lo precisa. Porque es una condición básica de la persona el querer auxiliar a quien esté en impotencia. Porque es un reclamo que sale del espíritu puro que Dios nos ha concedido.
O tal vez, porque uno es judío y quiere cumplir con uno de los mandamientos para los judíos que es el de la caridad.

No me había dado cuenta de que en realidad el dar caridad es un negocito que uno hace con Dios, o vaya uno a saber con quién. Por medio de este negocito uno se “salva” de su mala inclinación.
Así que la próxima vez que dé caridad no será por ética, ni por bondad, ni por justicia, ni por misericordia, ni por deber, ni por mandamiento, sino por simple, llano, puro egoísmo, porque me quiero “salvar” de que me ocurran cosas malas.

Sí, ¡qué suerte que me di cuenta a tiempo!
Solo para salvarme, para satisfacerme, para beneficiarme, para obtener algo a cambio, solo por eso haré bondades u obras de justicia.
Sí… qué bueno que estas ideas New Age, con ropajes de lo que se cree es judío, están tan al alcance de la mano y son tan compartidas por la gente en las redes sociales.
Porque de no ser así, ¿cómo habría de salvarme de la mala inclinación?”

No sé porqué la buena persona borró mi comentario de su post… no sé porqué…

(Nota 1: El comentario fue borrado, por tanto lo que publiqué ahora es la idea no el contenido exacto de mis modestas y torpes ideas.
Nota 2: Seguramente que un estudio en su contexto y con herramientas correctas dará una mejor idea de lo que tal vez quiso expresar el rabino, pero como fue citado y lo que se espera con una cita al estilo, pues… eso…).

Llueve bendición

Si tienes sed y llueve fresca y saludable agua,
lo razonable, lo esperable,
sería que la recogieras para poder saciar tu sed.
Quizás hasta puedas guardar algo para más tarde,
cuando ya no caiga más el sustento desde lo Alto,
mientras esperas con confiada paciencia el próximo aguacero.

Si tienes necesidades materiales y llueven monedas de oro,
creo que no dudarías en tomar algún recipiente,
cuanto más ancho y profundo mejor,
para cargarlo con la dorada provisión celestial
y así estar provistos para el aquí y el mañana.

Si supieras que eres bendito en todo,
que caen sobre ti bendiciones constantes,
pero en lugar de abrir los brazos para recibirlas y gozar con ellas,
de cierto modo te cierras y te abrazas al EGO,
¿qué pensarías?
¿Qué sentirías?
Si te vieras que estás aferrado a él,
adormecido entre sus engaños,
envuelto en sus manipulaciones,
herido por sus agresiones,
mutilado tras sus coletazos,
en sufrimiento y dolor,
lleno de sentimientos de culpa, angustias, miedos y quejosas excusas.
Se diluye el éxito para fortalecerse el fracaso.
Se limitan las ideas para fanatizarse en ciertos dogmas.
Se paraliza el movimiento para detenerse en rituales.
Se esquiva el placer para regodearse en el dolor.
Se inventan excusas para no ser creativo.
Se escapa del amor para torturarse en soledad.
Se escoge al EGO, una y otra vez, en lugar del AMOR.

Allí está, goteando la dicha, la bendición, allí mismo,
hasta en los momentos de mayor perplejidad,
pero no traemos el recipiente para guardarla,
porque estamos llenos de EGO.

El verdadero conocimiento está en la simpleza.
En abrir la conciencia.
En despertar.
Entonces, se deja de pretender dominar aquello que no puede ni debe ser dominado.
Se disfruta de la bendición.

El “tesoro” encontrado

Un día te vuelves a poner ese viejo saco (chaqueta), lo tenías escondido en un rincón de tu armario. Al ponértelo te das cuenta de que ha pasado el tiempo, engordaste un poco, te queda un tanto apretado, bueno, en realidad bastante ajustado al punto que te cuesta respirar.
Entonces se te ocurre ponerte a dieta, hacer el ejercicio que tantas veces prometiste empezar el lunes (junto con la dieta) pero luego caes a tierra y de manera madura decides que es mejor donarlo para que algún necesitado lo aproveche.
En eso, metes la mano en el bolsillo y te encuentras un billete olvidado.
Es uno de esos de baja denominación, seguramente que no te harás rico, ni siquiera pagarás una merienda con él. Sin embargo, te alegras bastante, por no decir mucho.
¡Qué cosa!
Si tienes unos cinco o seis billetes igualitos en la billetera, desde allí se asoman a saludarte casi a diario, pero a ti no te alegran como ese viejo billete encontrado luego de haberse olvidado.
¿Por qué será?
¿Me ayudas a pensarlo?
Te agradezco.

Y si fuera una pepita de oro, o algo de inestimable valor que extraviaste y ahora encontraste, ¿cuánta sería tu sorpresa y regocijo?

Como tarea complementaria, ¿te animas a relacionar esto con el noajismo para los gentiles, el judaísmo para los judíos, el Yo Esencial para todos, y cómo mejorar tu vida y la de quienes te rodean?

¿Pregúntale a tu hijo?

"…שאל אביך ויגדך זקניך ויאמרו לך”
(Devarim/Deuteronomio 32:7)

Enseñamos muchas veces acerca del valor de la pregunta.
Enseñamos a preguntar, a no quedarnos con el preconcepto, con la idea repetida, con el lema, con seguir a la masa.
Enseñamos que la pregunta es una forma de ejercer la libertad y de hacernos libres de cadenas, en principio de las del EGO con sus agresiones y falsedades.
El esclavo no pregunta, repite, grita, llora, afirma, se queja, insulta, apresa, inmoviliza, memoriza, ritualiza, hiere y mata muriendo.

El EGO no quiere que formules preguntas verdaderas, sino que seas una persona oscura, ignorante, necia, que repite de memoria, que rechaza el pensamiento, que se resiste al cambio positivo, que huye de lo que le puede llevar a despertar si conciencia.
Entonces, las preguntas son sometidas a escarnio, a silencio, a excomunión, a burla, a ridículo, a cualquier forma de agresión para mantenerlas apartadas y enmudecidas.
Pero también, una estrategia muy astuta del EGO es incentivar a que sean dichas ciertas preguntas, que no son tales en realidad. Son afirmaciones entre símbolos de interrogación, o violencia encubierta, o más de lo mismo pero con apariencia de redención. Es que, con hábil maldad, no hay peor cárcel que aquella que simula ser libertad.

En la tradicional fiesta de la libertad, que es Pesaj en el pueblo judío, las preguntas tienen un rol central.
Como ya lo hemos explicado en numerosas ocasiones, es suficiente ahora solamente recordarlo.
En la típica celebración judía de la noche de Pesaj son leídos unos párrafos muy interesantes, que te transcribo a continuación:

Bendito es Dios, bendito es Él.  Bendito es quien entregó la Torá a Su pueblo Israel.  Bendito es Él.

Referente a cuatro hijos habló la Torá: uno sabio, uno malvado, uno simple y uno que no sabe preguntar.

El sabio ¿qué es lo que dice?: "¿Qué son estos testimonios y leyes y reglas que les ordenó Eterno, nuestro Dios, a ustedes?" (Devarim/Deuteronomio 6:20).  Entonces tú también le dirás las leyes de Pésaj: no se debe comer después del sacrificio de Pésaj ningún alimento.

El malvado ¿qué es lo que dice?: "¿Qué es todo este ritual para ustedes?" (Shemot/Éxodo 12:26). "Para ustedes" – y no para él.  Y por cuanto que se excluyó de la comunidad negó lo principal.  Entonces tú también muévele los dientes y dile: "Por esto, es que Dios hizo por mí, cuando salí de Egipto" (Shemot/Éxodo 13:8).  "Por mí" – y no por él.  Si hubiera estado allí no hubiese sido redimido.

El simple ¿qué es lo que dice?: "¿Qué es esto?" (Shemot/Éxodo 13:14).  Y tú le dirás: "Con mano fuerte nos sacó Dios de Egipto, de una casa de esclavitud" (Shemot/Éxodo 13:14).

Y al que no sabe preguntar, tú lo motivarás.  Como está escrito: "Y le relatarás a tu hijo en ese día diciendo: Por esto es que Dios hizo por mí, cuando salí de Egipto" (Shemot/Éxodo 13:8).

Referente a CUATRO hijos habló la Torá, no a tres, no a cinco, sino a cuatro.
El sabio, aquel que sabe porque ha leído y acumulado datos.
El malvado, que es una persona con ánimo rebelde, inquieto, que no desea mantenerse apegado a su tradición.
El simple, que le dicen y recibe con simpleza.
El que no sabe preguntar, que es un misterio realmente el porqué es así. ¿Es indiferente? ¿Pasivo? ¿Ausente? ¿Tonto? ¿Irracional? ¿Temeroso hasta de preguntar? ¿Aún pequeño? ¿Sometido? ¿Silenciado por sus padres? ¿Esclavo? ¿Negador? ¿Pasivo agresivo? ¿Afirmador de sus propios lemas? ¿Sufrió tanto que ya no tiene fuerzas para preguntar? Varias son las conjeturas, a veces mencionamos unas, otras veces otras, es que es un misterio para nosotros poder identificarlo cabalmente.

Quisiera ahora relacionar esto brevemente con un texto que escribimos un corto tiempo atrás, en el cual mencionamos cuatro conductas/actitudes de los padres que llevan a sus hijos a callar sus preguntas, a esconderlas, a olvidarlas y finalmente a no preguntar.
Se adiestra a borrar la capacidad de preguntar por medio de:

  1. Violencia, física, verbal, real, simbólica, concreta, amenazas, etc.
  2. Mentiras, engaños, falsedad, etc., que más pronto que tarde el niño percibe como tales y le hace perder la confianza en sus padres/adultos.
  3. Dando al niño información de contenido correcto pero inapropiada para su edad, comprensión, madurez, capacidad intelectual/emocional que lo lleva a sentirse tonto, incapaz, inadaptado, poco listo, abrumado, etc.
  4. Callando al niño al saturarlo con “entre-tenimientos”, diversión, actividades, de modo tal que no hay diálogo, ni interno ni con el otro.

Te recomiendo que leas el texto, si quieres comprender mejor estas cuatro modalidades, con mayores detalles y con ejemplos.

Según nos parece ver, estos cuatro se corresponden perfectamente con los cuatro hijos mencionados en la Torá y descritos en el ritual de la noche de Pesaj.
Es nuestra idea, nos sirve para pensar, para mejorar nuestra conducta, si te sirve a ti también, me alegro mucho.
Veámosla rápidamente.

El sabio, probablemente fuera el niño sometido a información desproporcionada para su momento. Los adultos le brindaban “la verdad” sin considerar cuanto podría él absorber, cuanto bien le haría, sin respetar sus tiempos y procesos. El problema no estaba en él, sino en lo que le ofrecían los adultos, que era como dura carne para un niño de pecho al cual solamente habría que alimentar con leche materna. ¿Cómo esperar que se nutra si no tiene aún la madurez y la capacidad apropiada? Así aprendió que los “grandes” eran inteligentes, solo ellos sabían, solo en ellos se podía confiar; pero él, él era un pobrecito, incapaz, un poco lento de comprensión, al cual le daban en bandeja regalos de sabiduría para los cuales no tenía aptitud ni talento.
Entonces se esmeró por hacer un buen papel ante los mayores. Era el alumno que traía siempre la tarea, sea acordaba de cada detalle, repasaba las lecciones para no perder ni una letra a la hora de recitarlas de memoria, revoloteaba en torno a sus maestros para halagarles, buscaba la perfección para “aparentar” esa inteligencia que sentía no tener pero que le era imprescindible para supuestamente obtener el cariño y respeto de los mayores. Por ello, cuando alguna vez las calificaciones en el colegio no eran perfectas, cuando alguien le señalaba algún error, estallaba en confusión, llantos, quejas, reclamos, odio… es que su vida depende de parecer perfecto, de parecer inteligente, de parecer amoroso, porque siente que si no lo es perderá rápidamente todo, especialmente a los adultos que tanto ama pero que le hacen sentir incorrecto si no llega a la perfección.
¿Entiendes el tremendo drama de este chico “perfecto”?
Se hunde en terrores de solo imaginar que no es tan inteligente, ni sobresaliente, ni brillante, ni ordenado, ni… el más mínimo desliz es la demostración suficiente de su incapacidad, de su estupidez, de que no vale nada, NADA. A ese punto llega el pobre, que no pregunta en realidad lo que desea para aprender, sino solamente para agradar al adulto.
En ello pasa su tiempo, en aparentar para agradar.
Sin dudas es “sabio”, porque se tragó libros y páginas de internet, pero no se siente sabio (a no ser que tenga problemas muy graves y el personaje se haya comido a la persona), sino que es un actor en la vida real. Pero no es sabio, ni feliz, ni tiene tranquilidad o armonía. Habría que ayudarlo a romper un poco los esquemas, a olvidar un rato, a ensuciarse con helado la falda, a correr bajo la lluvia, a dormirse y llegar tarde un día al colegio… algo para que disfrute el error que le dará libertad.
¿Quieres que tu hijo sea así?
¿Eres tú así?
Porque de los cuatro hijos en principio parecería ser el ideal, pero al poco de analizarlo desde esta perspectiva (no desde otra, de ésta), no es tan favorable lo que percibimos.

El rebelde ha sido el hijo sometido a algún tipo de violencia para negarle la posibilidad de preguntar. En su momento quiso preguntar, pero lo callaron, por las buenas o por las malas. Con amenazas, golpes, castigos, intimidación, falta de paciencia, “shhhh, quiero ver el partido/informativo en la tele”, “los chicos no hablan cuando los grandes conversan”, “esas cosas no se dicen”, y asuntos por el estilo. En su momento no tuvo más remedio que callarse o ser apaleado de alguna que otra forma. Por ahí aprendió bien la mala lección y se guardó sus palabras y dudas, hasta olvidar como era eso de preguntar. O por ahí cuando creció y tuvo un poco más de fuerza física, y sus mayores ya no le podían atemorizar tanto, entonces su deseo de preguntar estaba atrofiado, mal formado, desencaminado. Dispara preguntas pero no para obtener claridad, sino como instrumento de manipulación/agresión. No quiere saber, no le interesa sacarse dudas o llegar a cierta comprensión, sino tan solo atacar entre signos de interrogación.
Podemos tener cierta consideración por esta conducta al saber de su (tal vez) sufrido pasado, pobre niño que fue víctima de otro tipo de abuso, sin embargo, esa consideración no es en modo alguno permiso para que sea violento, irrespetuoso, sádico, malvado. El límite debe ser claro y tolerar la maldad no es contribuir con su mejoramiento o libertad, ni con el establecimiento del shalom en el mundo.

El simple, pensamos que es el niño que era engañado por sus padres. Le hacían creer en magia y superstición, en poderes y encantamientos, en cualquier cosa que viniera a gusto y favor de los padres. Probablemente se dio cuenta, conscientemente o no, de que le estaban timando sus propios padres, abuelos, clérigos, maestros, con todas las fantasías, mitos, cuentos huecos pero consagrados como santos, y para no sentirse terrible (disonancia cognitiva) pasó él también a formar parte del rebaño de los que dejan de preguntar para aprender y se convierte en los que repiten rituales y lemas para no sufrir. Pregunta a sus mayores para que le digan qué hacer, cómo actuar, qué pensar, qué odiar, a quién amar, qué rezar, qué quiere, quién es. Pregunta para NO saber, pues si sabe sufre. Es simple, porque si se complica en el camino de la libertad siente que estropeara esa precaria estabilidad en la que se encuentra. Es una ovejita más, propicia para cualquier pastor ignorante y ladrón que le quiera manipular. Es un religioso más, de cualquier religión, que hasta cuando quiere ser libre decide someterse a la vieja y conocida mentira.

El que no sabe preguntar, que como dijimos es para nosotros un misterio cómo definirlo, encaja en aquel niño que fue puesto en el limbo por sus padres. La tele fue su amiga y maestra, o las redes sociales, o las consolas de juegos, o los amigotes de la calle, o vaya uno saber quien. Pero encajonado para que no moleste, obturado, enmudecido, empaquetado, que no dé señales de vida y entonces todo está bien. Entonces, no pregunta y es un misterio para nosotros… A mí me da pena y al mismo tiempo mucho temor, ¿qué estará pensando, sintiendo, queriendo hacer?

Bien, hemos cotejado los cuatro hijos con las cuatro modalidades de cancelar en ellos la pregunta verdadera.
Además de estar lejos de su Yo Auténtico, obstaculizados en aprender a través de preguntar, actuando papeles que les esclavizan, difícilmente siendo creativos y originales, ¿podrán ser felices?

Ahora, ¿qué puedes tú hacer con esta información?
¿Te sirve para perfeccionar tu vida como constructor de shalom?
¿Podrás vivir mejor ahora?
¿Serás más constante y real en tu bondad y justicia?
¿Ayudarás a crecer y a creer y a crear a tus hijos?

Me encarará leer tus comentarios aquí debajo.
Gracias por acompañarme hasta aquí y por lo que contribuirás.

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Algunos textos para continuar aprendiendo:

http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/la-pregunta

http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/fiesta-de-las-preguntas

http://serjudio.com/personas/etica/el-que-no-sabe-preguntar

http://serjudio.com/personas/etica/pesaj-la-libertad-al-alcance-de-tu-boca

http://serjudio.com/personas/etica/preguntas

Especialmente: http://fulvida.com/id-noajica/familia/el-nio-que-preguntaba-demasiado

Desilusión

¿Cuántas cosas no has intentado por miedo a desilusionarte?
¿De cuántas te has privado?
¿Qué dejaste pasar sin siquiera intentar?
¿Qué de oportunidades se escurrieron con la excusa de no querer sufrir una desilusión?
¿Cuántas preguntas no formuladas, afirmaciones no dichas, deseos no compartidos, dudas no evaporadas, solamente por no penar a causa de la temida desilusión?
En las relaciones conyugales, al encarar una nueva relación sentimental, con amigos, con los hijos/padres, con la familia, en los negocios, en trámites, con tu mascota, con el vecino, con Dios, con tu dios, contigo mismo, en cualquier momento, y lugar, y ocasión, y relación…
¿Te suena conocido?

Supongo que sí, a todos nos pasa.

En teoría, la mejor manera de no desilusionarte es no ilusionarte.
Porque, ¿qué es la desilusión sino el fracaso en materializar una ilusión?
Como marca el diccionario: “impresión que se experimenta cuando alguna cosa no responde a las expectativas que se habían creado”.
Te imaginas algo, sientes que lo alcanzarás, te llenas de esperanzas y seguridad de lograrlo, se convierte en una “verdad” para ti aunque nada la sustente en la realidad, esa es la ilusión, la torpe fe. El aire que hincha tu globo y que ante el mínimo rasguño está pronto para estallar y sumergirse en la impotencia.

Si no te haces expectativas,
si no te embarcas en imaginar futuros que se forjan de acuerdo a tu deseo,
si no tienes la creencia de que tu pensamiento por sí mismo fabrica mágicamente lo que apeteces, 
si no pretendes controlar aquello que no está bajo tu control,
difícilmente sufras desengaños.
Sin ilusión es imposible que haya desilusión.
Es claro, es comprobable, pero es tan difícil de alcanzar…

¿Cómo hacer para eliminar el deseo?
¿Es bueno que no deseemos?
¿Es humano dejar de esperar, imaginarnos algo y desearlo?
¿Es posible vivir de tal modo que nunca nos hagamos expectativas?

Otro método, más práctico, eficiente, acorde con nuestra naturaleza, es el de vivir plenamente el aquí y ahora, sin fabricarse expectativas a futuro. Por cierto, proyectando el día de mañana y posteriores, siendo precavidos para no consumir hoy todas las reservas, pero no limitando la experiencia actual por fantasías futuras, sean éstas positivas o negativas.
Cuando vivimos de esta manera, todo lo que nos provee el presente es un regalo (un presente).
Si trae 100%, ¡qué bueno!
Pero también será bueno si es 75, 40, 23, 2 o 1.
Todo es ganancia, todo es beneficio, todo suma para la alegría.
Porque uno no pretendía controlar el futuro, ni al cosmos, ni al prójimo para hacer que las cosas fueran tal y como uno fantaseaba. Entonces, no hay desilusión, ni hay desengaño, no hay desesperanza, no hay quejas, no hay reclamos, sino agradecimiento, usufructo saludable, bienestar.
Y si el aquí y ahora no nos trae cosas placenteras, sino malestar, dolor, miseria, enfermedad, lo que fuera que no entra dentro del marco de lo bueno; igualmente al no haber tenido ilusiones de control previas, el sufrimiento es menor.
Porque, a lo malo obtenido no se le suma el sentimiento de decepción, de fracaso, de haberse ilusionado para luego toparse con la dura muralla de la realidad que nos demuestra que tan poquito controlamos, que tan delirante es creernos con un poder que no nos pertenece.
¿Comprendes la idea?

Agradeces el 1 tal como el 100%.
Disfrutas uno y el otro.
No tienes nada para perder, sino que es todo para ganar.

Y si el resultado es adverso, no padecerás además de la desilusión, sino tan solo de aquello que te amarga por ser negativo.

Por supuesto, el EGO está detrás de la desilusión.
Te ilusiona, te hace creer que podrás obtener lo que fantaseas, que de algún modo misterioso eres el amo de Dios y del mundo. Crees ciertamente que tú controlas, con rezos, con rituales, con objetos, con palabras, con superstición, con secretos místicos, con promesas, con negociaciones, con fe, con pensamiento supuestamente positivo (en realidad, solamente infantil) y de pronto, todo se derrumba y ves que nada era cierto, sino una fantasía. Te encuentras de frente con el espejo que te devuelve una patética imagen de impotencia, allí en donde te suponías súper poderoso. Te das cuenta de que explotó la burbuja y no tienes nada, y si recibiste algo que era menos a lo pretendido, te sientes amargado, fracasado, mendigo, impotente.
Claro que el EGO se aprovecha de la ilusión, te la infla, te hace creer que tienes algún mágico poder.
Para que te caigas y te hundas en la desesperación.

O también te hace sentir la impotencia anterior, y te susurra al oído que no intentes, que no pruebes, que no te arriesgues a la desilusión. Que mejor es la duda a sacársela. Que más vale soñar con lo que uno podría haber hecho, cuando nunca siquiera se comenzó a hacer.
Te somete con excusas, justificaciones, verdades que no son tales, te llena de creencias con las cuales te petrificas, te paralizas, dejas de actuar.
Te sumerge en el miedo, en la desesperación, en los pensamientos caóticos, en las emociones pesadas, en la queja, en la protesta, en la inacción.
Te hace sentir impotente para que seas impotente.
Entonces, dices que no intentas esto o aquello para que no te atropelle la desilusión, cuando finalmente es la ilusión lo que te ha atropellado y aplastado.
Y detrás de ésta, el EGO.

Entonces, concentra tu esfuerzo en el presente.
Haz lo que es oportuno en el único tiempo y lugar que tiene realidad: éste y aquí.
No te escapes, ni hacia atrás ni hacia adelante.
Deja de lado los sentimientos de culpas por el pasado, y no te atormentes más por las ansiedades (ilusiones y miedo a ellas) del futuro.
Pincha la ilusión antes de que aparezca.
Aventúrate a encontrar tu Yo Esencial al usar con inteligencia las máscaras de tu Yo Vivido.

Deja fluir, no te aferres, no intentes controlar aquello que no controlas.

"Reconoce, pues, hoy y considera en tu corazón que el Eterno es Elokim arriba en los cielos y abajo en la tierra, y no hay otro.
Guarda sus leyes y sus mandamientos que yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y para que prolongues los días sobre la tierra que el Eterno tu Elokim te da para siempre.’"
(Devarim / Deuteronomio 4:39-40)