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El secreto de la prosperidad divina

Estimado profesor Ribco:

Este es un comentario, seguido por la solicitud de su opinión, por lo que no estoy seguro de si éste es el canal apropiado para presentarlo, en todo caso aquí va:

Recientemente, una conclusión asombrosa y al mismo tiempo simple, me sorprendió al reflexionar sobre los sacrificios y las fechas del calendario judío.

Cada sacrificio requería un animal sin defectos. Durante algunas fechas, en cada día podían darse unos 30 sacrificios de novillos, macho cabríos y corderos, todos cuidadosamente seleccionados. Esto hace unos 210 animales propicios en una semana.

Me pregunté cómo hacían para obtener tanto ganado en condiciones físicas apropiadas, y la respuesta lógica es: tenían que tener un sistema agroalimentario regido por altísimos estándares de calidad, tanto para los animales como para los vegetales utilizados para la alimentación de éstos.

Entonces, por lógica, tenían una ganadería y unos cultivos de calidad que constituían la prosperidad del pueblo.

Conclusión sorprendente!: Con el objetivo de mantener el estándar requerido para las ofrendas a D-s, el pueblo se comprometía con un sistema de trabajo que necesariamente generaba riqueza y prosperidad. Así, sin magia ni milagros, el servicio honesto y comprometido a D-s, obliga a un trabajo cuidadoso que eleva la calidad de vida de las personas. Lo interesante es que se invierte el paradigma al cual uno está acostumbrado: las religiones con su pensamiento mágico: llevan a esperar el milagro que genere el bienestar con la prosperidad incluída… mientras que el pueblo Judío, usaba la vía contraria, creaba prosperidad y un éxito diferenciado de los otros pueblos, casi «accidentalmente» al tratar de mantener los estándares en el camino hacia el servicio a D-s.

¿Es correcta esta apreciación?

Muchas gracias por su opinión.

Un saludo cordial.

Gerardo Lacouture.

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Irhat Hashem–temor/reverencia del Eterno

Tienes a un hombre destacado como el rey David, con muchísima experiencia de vida, con estudios acumulados en varias áreas, con inspiración divina fluyendo por él, que te dice:

«Venid, oh hijos, escuchadme; la reverencia al Eterno os enseñaré
(Tehilim / Salmos 34:12)

¿Cuál te imaginas que será su enseñanza?

Te propongo que hagas ahora una pequeña lista con lo que tú supones, escríbela, por favor.
No vale buscar el salmo y copiarlo, ni leer unas líneas más abajo este post, ni recurrir a la memoria si es que te lo sabes.
Vamos, ahora haz por favor el ejercicio que te propuse.
Gracias.

Antes de continuar con la respuesta, veamos brevemente que podemos entender por “irhat Hashem”, la reverencia/temor al Eterno.
Con tu permiso, cito un viejo texto de mi autoría:

“…irhat Shamaim no significa paralizarse por el miedo, ni vivir petrificado sin disfrutar de lo bueno que la vida provee.
Todo lo contrario, el que es verdaderamente un irhe Shamaim (temeroso de Dios), goza de cada ocasión para el gozo, y aprovecha la vida hasta su última gota, en tanto se aparta de todo lo erróneo, perverso, extraviado y falso.
Para resumir, irhat Shamaim sería mejor traducido como «reverencia a Dios», que significa ser fieles a Dios, y estar conscientes de que cada acto (público o privado) tiene consecuencias. “
http://serjudio.com/rap1501_1550/rap1515.htm

Creo que con este párrafo ya vamos encaminados a saber cual podría haber sido la continuación de la lección que ofreció el rey David unos renglones más arriba. ¿No?
¿Te vas haciendo una idea?
¿Se parece a lo que anotaste unos minutos atrás?
Quizás una lección del rey Salomón, hijo de David, te oriente aún más:

«La conclusión de todo el discurso oído es ésta: Teme a Elokim y guarda Sus mandamientos, pues esto es el todo del hombre.
Porque Elokim traerá a juicio toda acción junto con todo lo escondido, sea bueno o sea malo.
»
(Kohelet / Predicador 12:13-14).

Leyendo y captando la esencia de las frases de Salomón, encuentro que es algo que se vincula con el cumplir Sus mandamientos, aquellos que te corresponde cumplir.
Es algo que te hace persona, que te distingue del resto de los seres vivos.

Pero, todavía quizás no está del todo definido, por lo cual leeremos las palabras del salmista:

«¿Quién es el hombre que desea vida? ¿Quién anhela años para ver el bien?
Guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela.»

(Tehilim / Salmos 34:13-15)

Por lo visto no está mencionando ningún ritual, ningún rezo, ninguna ideología, nada de frases de rabinos para compartir por Facebook, ninguna impostura religiosa, ni celebración congregacional.
Ni indica tampoco observancia de preceptos dirigidos a adorar al Eterno, ni cosas vinculadas al Templo. Menos aún algo así como “fe”.
Es extraño, pero está expresado con definitiva claridad.
La irhat Hashem se compone de cuidar el habla, para no murmurar, ni calumniar, ni agredir, ni engañar, ni ventilar lo que debiera ser oculto. Es decir, el rey David está indirectamente diciendo que la Comunicación Auténtica es un elemento clave para todo aquel que desea ser reverente del Eterno.
Y además, la irhat Hashem se sustenta en la construcción de SHALOM, con acciones concretas de bondad y justicia. Apartarse del mal para hacer el bien. Construir SHALOM. Buscarla en donde se encuentra, fabricarla cuando falta.

Pero, además nos dice cual es el resultado de vivir de esta manera: una buena vida, prolongada, agradable.

¿Será casualidad que con estos principios trabaja sustancialmente la CABALATERAPIA, esa que con tanta insistencia venimos elaborando y enseñando desde hace unos cuantos años?
Ten presente al Eterno, vive de acuerdo a Su Voluntad, expresa tu identidad espiritual por medio del camino que Él ha diseñado para ella.
Toma conciencia de tu presencia en el mundo, del valor de tus acciones y de tus omisiones.
Guárdate de romper tu pacto, el noájico para los gentiles y el judaico para los judíos.
Admite tu limitación en tanto te haces una idea superficial de lo insospechado que es el infinito poder del Eterno.
Entonces, vivirás de verdad.

El profeta poderoso, ¿no?

Bileam era un gran profeta, de un altísimo nivel profético.
No hubo, y dudo de que haya, algún otro gentil que le alcance en su grado de recepción de la LUZ celestial. Equiparado con Moshé Rabeinu, el máximo profeta de la nación judía, e incluso dicen algunos que lo superaba como profeta.
Por si no bastara con ese don supremo, también era muy ingenioso y estudiado, tenía gran renombre, era acaudalado, su poder se extendía mucho más allá de las fronteras de su país.
Tenía todo y sin embargo, tampoco supo vivir con nobleza.
¿Sabes por qué?
Porque estaba hundido en odio, envidia y le faltaba compromiso para con el bienestar del prójimo.
Había estado ilusionado con ser el intermediario en la recepción de la Torá, en ser el gurú de una nación dedicada a adorar al Eterno; pero de repente, la historia se construyó de otra manera. Fueron los descendientes de Abraham e Itzjac e Iaacov los que se revelaron como nación de Dios.
Fue el ignoto Moshé quien escaló hasta el máximo grado en servicio al Padre.
Esto descompuso al profeta gentil, lo amargó, lo encerró en su celdita mental fabricada y custodiada por su EGO.

Allí estaba encarcelado y no reaccionó para iluminar con la LUZ de la NESHAMÁ su vida, sino que se mantuvo a la sombra del mal.
Sin dudas era extremadamente religioso, no cesaba de decir “amén”, “aleluya”, “gloria a Dios”, “alabanzas”, “adorar al Altísimo” y cosas por el estilo.
Y sí, era honesto en su religiosidad. No la usaba como máscara para esconder a un ateo, o a un politeísta olvidadizo del Eterno, ni como muletilla para no sentirse abrumado.
Era religioso al 100%.
Pero, recordemos que la religión es el travestismo de la espiritualidad. Es decir, a mayor religión menor espíritu.
Porque, la religión es una creación del EGO, que está destinada a mantener a los “fieles” esclavizados y no en el camino de la NESHAMÁ; ya que no hay peor mentira que aquella que se hace pasar por verdad.
Así estaba quien pudiera haber sido el buen Bileam, enroscado al EGO, o el EGO enroscado a él.
Lleno de religión pero vacío de espíritu, lleno de rituales y habladurías acerca de Dios pero con muy poco amor (que es la práctica de hechos favorables de manera desinteresada) hacia el prójimo.

Su envidia, su rencor, su escaso agradecimiento, terminó venciéndolo.
Hoy no se lo recuerda por sus notables contribuciones al despertar de la conciencia de la humanidad, sino por ser el sabio brujo que hasta su asna era más perspicaz que él.

¿Cuál hubiera sido su reparación?
Sin dudas, eliminar la religión de su vida.
Dedicarse al Eterno con amor, con lealtad, con verdad, con virtud, y no por medio de servilismo al EGO disfrazado de piedad.
Y, particularmente, modificando su conducta y actitud hacia el prójimo, para construir SHALOM por medio de acciones de bondad y justicia.
Una gotita de amargo sabor arruinó su cáliz rebosante de buen vino.
Que nos sirva de enseñanza.

Amar a Dios

Dijo Hilel el sabio, en su lección del mandamiento judío en la Torá “ama a tu prójimo como a ti mismo, yo soy el Eterno”: “Lo que te resulte odioso a ti, no se lo hagas a tu prójimo”.
Y añadió que esa era la médula de la Torá, su esencia, que el resto es un comentario, el cual el judío debe estudiar y cuando sea adecuado realizar.

Humildemente yo me planteo: Quizás la mejor manera para expresar nuestro amor pasional por Dios sea amar al prójimo plenamente, lo que significa construir shalom con acciones concretas de bondad Y justicia, en lugar de preocuparse por cuestiones teológicas o de inferencias e imaginaciones “bíblicas”.

Amar a Dios al amar a Sus criaturas, cuidándolas, ayudándolas a alcanzar su máximo nivel.
AmarLo por ser leal a Su Voluntad, conociendo y cumpliendo con lo que Él quiere de cada uno.
Amar a Dios, más allá de los balbuceos egoístas de cualquier religión, carente de pretensiones y exigencias, simplemente amarLo tal como Él exactamente ha dicho que lo hiciéramos.

¡Por los milagros y favores!

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No es fácil hablar a otros cuando están enfermos, cuando atraviesan por la difícil  perdida de un ser querido, cuando existen situaciones que emocionalmente los desestabiliza, cuando apremia el miedo, el dolor o la impotencia; ser asertivos en ocasiones no parece ser el fuerte de todo el mundo, pese a las buenas intenciones, a veces no sabemos ¿qué decir, o qué hacer? para intentar afrontar  una situación en la que nosotros mismos no sabríamos como actuar.

La enfermedad, por ejemplo suele tocar las fibras y las emociones de aquel que la tiene, y junto a él de las personas que le rodean, el dolor físico no es fácil para quien lo padece, pero podría decir que  el dolor más grande surge cuando la impotencia nos muestra la fragilidad del ser humano en todo su esplendor, nuestro limitado o nulo poder para controlar la vida y la muerte, precisamente la enfermedad suele ponernos cara a cara con uno de nuestros miedos básicos:  el miedo a la muerte.

Hace tres meses fui sometida a una intervención quirúrgica para tratar una MAV (malformación arteriovenosa cerebelosa), catorce años atrás había reventado y comprendía perfectamente lo que significaba que siguiera allí, para esa fecha estaba creciendo, y venía causándome dolores de cabeza permanentes.   Comprendía el riesgo que corría, porque hasta entonces cada vez que entraba a un consultorio y un médico me preguntaba por mi historia clínica y si había sido operada, yo comentaba o  mostraba mis exámenes, me miraban sorprendidos, para ellos era un milagro, ¡doble!: además de estar viva,  no tenía secuelas.  No quiero entrar en detalles porque la historia es larga, pero me ha dejado grandes y profundas enseñanzas, espero compartir algo de ellas.

 

Claro que tuve miedo, claro que salieron a flote todas mis emociones, llore muchas veces en privado, y el dolor me recordaba constantemente la bomba de tiempo que tenía en mi cabeza, reconocía mi impotencia.

Creo que  en medio del no saber cómo actuar, y de intentar no perderse en las respuestas del Ego, es posible que aparezcan esos famosos insight, que  para mí son quizás los susurros de nuestra alma que finalmente pueden ser oídos,  pese al ensordecedor grito de nuestro Ego que intenta controlar una situación, aparece entonces eso que nos brinda alternativas, que nos da una pequeña luz para emprender una acción concreta,  en mi caso ver el lado bueno era maravilloso, porque con tiempo supe que había algo que podría cortar mi vida instantáneamente,  y por esa misma razón podrían buscarse alternativas que  gracias a la ciencia y a los avances tecnológicos hoy ofrecen una  posibilidad de tratamiento, y aunque también había riesgo, tener algo en mi cabeza a punto de reventar era quizás un riesgo que años atrás me habían marcado, así que era preciso admitir que no podemos controlarlo todo, y que sólo podemos actuar en eso que nos es posible, seguir un tratamiento,  someterse a una intervención quirúrgica, atender a las recomendaciones médicas, y hacerlo en el momento.

No podemos decidir si saldremos de la operación, si el médico será el mejor,  si el procedimiento será un éxito, solo podemos decidir entrar,   emprender esa marcha para hacer lo que podemos.

Hace 14  años no tuve la opción de decidir si operarme o no, me operaron porque era una situación de emergencia, ya había reventado y tratarían de salvarme la vida,  y es ese mínimo o casi nulo de posibilidad de sobrevivir el resultado fue exitoso al 100%, pero esta ocasión debía tomar la decisión, en la que corría contra el reloj,  no era algo que pudiese tratar mediante medicamentos, el primer médico me dio dos alternativas optar por tratarla o  en sus palabras “pegarse a un dios y  pensar que no pasará nada”,   el riesgo era alto,  pero finalmente era yo quien debía tomar la decisión,  él me remitió a otros médicos para mirar las opciones de tratamiento.  Para ellos en cambio había que tratarlo sobre todo tras mirar la historia clínica, así que luego de mirar las alternativas, de escuchar atentamente las observaciones médicas, de revisar personalmente información referente a los tratamientos, sentí alivio al saber que tenía un chance.  Pese a la decisión el miedo apremiaba y  con un nudo en mi garganta, con lágrimas en mis ojos, con mi esposo mirándome sin saber que decir ni que hacer, le dije al médico que había aprendido que: lo que está en nuestras manos hacer debemos hacerlo, pensé en que quería vivir otro tiempo, en que quería ver a mis hijos más grandes y menos dependientes de mamá y papá,  también  que ya había vivido lo que tenía, que ya había tenido oportunidad, que el tiempo vivido había valido la pena, pero sentía que quizás todavía habían cosas pendientes. 

Tuve la oportunidad de despedirme de mi esposo,  de confiarle a él mis deseos si faltaba y aproveche para decirle  lo feliz que me sentía por haber compartido este tiempo de crecimiento juntos, confesé que pese a mis lagrimas si me iba lo haría feliz, porque no sentía que tuviera sueños que no hubiese cumplido, pero … aun allí nuevamente  lloré por mis hijos porque aun están pequeños, porque tenía miedo, ya saben hay un abanico de emociones y sensaciones en esos momentos que parecen inundarnos.

No quise comentarlo con  muchas personas, ni siquiera a mis papás quise explicarles la complejidad del procedimiento al considerar su condición actual de salud y una noticia de esta podría hacer mucho daño.  Así que lo hice sólo con los más cercanos, quizás lo comente a otras personas pero no a profundidad.  Y mientras tanto opte por vivir a plenitud el tiempo que tenía, haciendo lo cotidiano, pero siendo feliz por ese tiempo.

 

El resultado luego de decidir entrar al quirófano, fue nuevamente un ¡milagro maravilloso!, y otra vez: ¡Doble!; y es que  a parte de tratar la MAV, el médico  intervencionista al estar realizando el  procedimiento encontró en el interior un Aneurisma Cerebral y pudo cerrarlo, hasta ese momento sólo había sido visible la malformación, y bueno aquí estoy, agradecida profundamente por esa nueva oportunidad y  escribiendo con la intención de compartir algo que te pueda ser útil también a ti.

Para todos aquellos que pasan en éste momento por una situación difícil, ya sea por enfermedad  u otra de esas situaciones en las que las emociones no nos permiten ver con claridad, es mi deseo que puedan alcanzar alivio, tranquilidad y fortaleza en esa dura prueba, y espero puedas tener presente lo siguiente:

 

  1. Haz Tu parte

Tengan presente que: si  existen cosas que pueden y  está en sus manos hacer, es eso precisamente lo que deben hacer, pero ten presente, no es dar órdenes al universo para que cumpla tu voluntad, ni apegarse a falsas expectativas que puedan prometer cambiar la realidad,  son acciones concretas, lejos de la fantasía, por ejemplo:  seguir las prescripciones médicas, tomar los medicamentos, realizar las terapias, someterte a una intervención quirúrgica, realizar cambios en la alimentación o hábitos para favorecer  un tratamiento, buscar ayuda de profesionales, orientación si se precisa, admitir nuestras emociones, nuestro limitado poder sin dejar de hacer lo que nos corresponde,  en pocas palabras hacer eso que puedes, optar por la vida haciendo lo que te corresponde a ti.

 

  1. Se optimista, alégrate por el momento presente

Sobre todo allí donde el miedo, y el dolor nos recuerdan la fragilidad del ser humano, de esa dimensión física que es vulnerable,  la alegría (que puede parecer perdida o escasa frente al miedo) es necesaria para aumentar las defensas, para dispersar nuestra mente de las ideas fatalistas de nuestro Ego, claro debes recordar que;  estar alegres no implica negar el miedo, suprimir las lágrimas cuando aparezcan, intentar negar las emociones, sino saber que existen, admitirlas, y luego reconocernos en nuestro justo lugar, sí, es verdad somos el puntito al interior de un punto en el vasto universo, y aún así hay tantas cosas  buenas que al momento presente hemos recibido, alegrías, tristezas, conocimiento, placeres, hemos disfrutado de un helado alguna vez, de un chocolate, de un abrazo sincero, y “no todo tiempo pasado fue mejor”,  el presente ha llevado a nuevos desarrollos, a encontrar respuestas, alternativas, tratamientos, en fin; mirar con optimismo esas posibilidades que existen, que no son supersticiones, ni fantasías, ni falsas ideas de poder, sino eso que es real sin ir más allá del presente y empezando a disfrutar de cada instante al máximo.

 

  1. Confía en el Eterno, eleva tus oraciones

Finalmente ten presente que has de  confiar en Aquel que TODO lo puede, ello incluye eso que para nosotros es imposible, y aunque se dice fácil  por experiencia se,  que  en la marcha no lo es, pero; es necesario, será útil, el no sentirte sólo, el reconocer que el mundo no es una casualidad, como tampoco lo es tu vida,  el mirar a tu alrededor y descubrir que tras la perfección de un mundo maravilloso hay un Hacedor que no obra por casualidad, que hizo un mundo perfecto, que te hizo milagrosamente increíble al igual  que a  cada ser y cada detalle de la obra creadora.   Solamente, ten presente que Él,  no es un siervo, así que no demandes de su parte  milagros,  no hagas trueques con Él, pactos que parecen negocios, sólo date el chance de encontrarlo en la medida que lo buscas, eso ya será bastante..

Ora, con tus palabras, lee salmos, pero habla con Él, personalmente no quería pedir milagros.  ¿Cómo hacerlo cuando constantemente veo, recibo, y vivo gracias a ellos?, por el contrario justo en ésos momentos la oración que más repetí era de agradecimiento,  quise reconocer los milagros cotidianos, lo valioso del tiempo que había vivido, y esa fue mi oración,

 

  1. Se agradecido por todo lo que ya has recibido

 Déjate maravillar al contemplar y reconocer cada suceso cotidiano como un milagro, y agradece por ellos, por lo que has recibido a cada instante, hazlo en un diálogo sincero,  con tus palabras, pero… “Agradece”, empezar a hacerlo te hará reconocer los muchos regalos que has recibido.  Hay una bella oración que con el permiso de nuestros hermanos judíos comparto, porque creo nos enseña mucho.   Es una oración que hace parte del  Shajarit para todos los días, y está en  la parte del  Shemone Esre,  se no es una oración propia, no me pertenece pero estoy segura guarda un mensaje para tener presente.

 Te habremos de agradecer  y pronunciaremos alabanzas  para Ti,

por nuestras vidas, que están en Tus manos, 

y por nuestras almas, que están depositadas en Ti,

Y por Tus milagros, que están constantemente con nosotros,

y por Tus milagros y favores de cada momento,

al atardecer, al amanecer y al mediodía.

Tú eres el Benéfico, pues Tu compasión no cesa nunca,

el Compasivo, pues Tu bondad es infinita,

porque siempre depositamos en Ti nuestra esperanza.

 

Maravillosa, profunda.  Quizás en momentos difíciles anhelamos un milagro, queremos que “algo” nos saque de esa situación de impotencia, pero tal vez lo que debemos hacer dista de anhelar milagros para empezar a ver con detenimiento cada uno de esos sucesos que pese a que damos por sentados son milagrosos,  y que provienen constantemente del Ser que es todo bondad.  Que sea un acto cotidiano el agradecer por todo ello, eso nos alejará de ser demandantes y nos acercará a ser agradecidos por todo.

 

Hasta aquí, lo que quería compartirles, espero les sea útil.  Toda mi gratitud primeramente para el Eterno,  por hacer que esa probabilidad fuera un milagro para mí, y para los que estuvieron cerca, o para quienes fueron usados desde su competencia médica.  Mi gratitud a esos «buenos amigos» cuyas oraciones se dirigieron también por que continuara mi vida, y estuvieron allí pendientes, y se alegraron junto a mi por el resultado, gente maravillosa.  ¡Gracias infinitas!

P.D.: Me siento feliz, una de las razones es que el 3 de Tamuz  según el  calendario hebreo me recuerda que  han pasado 37 años, de oportunidades, de vivencias y sobre todo de reconocer a cada instante esos milagros que nos llenan constantemente. Me siento profundamente agradecida con Aquel que me ha dado la Vida .

 

(Por la salud  de María Consuelo González quien me ha enseñado lo que significa fortaleza pese a nuestra debilidad, de mi querido Maestro Yehuda Ribco y su familia.  Por el descanso de Jairo Castellanos, y el pronto consuelo de su familia.   Igualmente que prontamente  no sepamos de enfermedad, de dolor y de tristeza).

 

Un abrazo, y Feliz semana

 

Porque Tú estás conmigo

Dice el inspirado salmista (23:4):

«Aunque ande por valle de sombra de muerte, no temeré mal, porque Tú estás conmigo«

En este mundo estamos tan limitados, reducidos a padecer constante impotencia.
Estamos en un valle ensombrecido por la presencia de la muerte, que es la máxima expresión del no-poder.

Nuestro potencial, que es la capacidad de superarnos, nos puede llevar un pasito más allá, un peldaño más arriba, pero el tope pronto nos estorba el progreso.
Es un hecho, este mundo es de limitaciones.
Incluso el pensamiento entrenado para razonar, fortalecido por la imaginación productiva, aceitado para expandirse, finalmente tiene un muro que lo contiene.
Solamente el espíritu se vincula con lo infinito, con el poder sin límite.
Pero, el espíritu es solamente una de nuestras dimensiones en tanto moradores de esta realidad mundana, por lo cual, aceptar nuestra impotencia es parte del poder.

Mira que paradoja, morir es la máxima de las impotencias, pero al mismo tiempo es cuando dejamos la impotencia de este mundo para existir en la plenitud del mundo venidero.
Sin embargo, no tenemos ni permiso ni derecho para apurar nuestra partida, sino que debemos mantenernos aquí hasta que nos llegue el momento de trascender.

Entonces, tengamos presente que no tengo control de lo que no puedo controlar, aunque llore, grite, patalee o niegue la realidad: mi dominio es limitado y hay una infinitud de factores y elementos que no pueden ser determinados ni por mis deseos, caprichos, pensamientos, oraciones, necesidades, trueques, trucos, negociados, etc.
Debo internalizar mi impotencia, analizarla y aceptarla; porque al hacerlo obtengo una cuota de poder.

En nuestra debilidad vivamos la vida, plenamente, en la medida de nuestras posibilidades. Dentro de lo permitido, apartándonos de lo prohibido.
Tengamos la conciencia de que es el Eterno quien tiene el control, porque al saberlo podremos calmar nuestra angustia aun cuando andamos por valles de sombras o de muerte.
Él no hará magia para cumplir nuestro caprichos, no aparecerá en un unicornio para salvarnos, aunque recemos mucho, aunque Le prometamos hasta lo inconcebible, Él no está para servirnos ni para darnos un sobrenatural poder sobre nuestra impotencia.
Pero, saber que Él está, que no nos abandona, que finalmente encontraremos la paz en Su seno, nos puede dar ánimo, entereza emocional y aclarar un poco nuestras ideas.

Así, podremos esforzarnos y ser valientes, disminuir nuestro miedo, para enfocarnos en la tarea de construir SHALOM con acciones de bondad Y justicia.
No temeremos el mal, aunque choquemos con el muro de la impotencia.
Y, si toca sufrir, lo haremos, pero con la capacidad para reponernos en la medida de lo posible y con la voluntad para elaborar un sentido trascendente de nuestra momento, sea de éxito o de fracaso.

Entonces, haz tu parte, eso es lo que Dios espera de ti.
Él hará la Suya.

Ser Sus hijos no nos libra de atravesar valles de sombras o de muerte y puede que sintamos miedo aterrador, pánico o desesperación y es en ese momento que debemos confiar en que Él es nuestro pastor fiel, que nos conduce sin abandonarnos.
Seamos nosotros quien no Lo abandonamos, pero especialmente quienes no NOS abandonamos a la impotencia y las reacciones erróneas para sobreponernos a ella.
¡No cambies a Dios por religión (ni siquiera por la de algunos judíos que desvían la senda espiritual con el pretexto de ser espirituales)!
¡No cambies Su compañía por espejismos y la falsedad de la fe!
¡Haz tu parte, construyendo SHALOM!

El hombre sufre

El hombre sufre.
El sufrimiento es causado por su impotencia.
Sea que haya tenido alguna oportunidad de ejercer poder antes del sufrimiento, como si no, el hecho cierto es que ahora sufre.
Sea su culpa, o responsabilidad, o que haya sido víctima de otra persona, o como consecuencia de algún evento natural que le aconteció y sumió en el estado de impotencia, lo cierto es que ahora sufre.

Ahora, cuando sufre, ¿cuál es su poder?
Pues, no dejarse llevar por el EGO, es decir, no reaccionar automáticamente con el fin de llamar la atención (de otros seres humanos, o de supuestos seres sobrenaturales, o de Dios) y así tratar de obtener algún auxilio que le salve del sufrimiento.
En este instante de sufrimiento, es que puede ejercer su poder de elección, de libre albedrío.
El libre albedrío es la capacidad y oportunidad que tiene el hombre para escoger entre el bien y lo que no lo es.
Si se deja empujar por su EGO, cancela momentáneamente su libre albedrío, pues no escoge realmente, simplemente se deja llevar o arrastrar de manera ciega e irreflexiva. Pero, si detiene el movimiento automático y toma una decisión, sea esta “buena o mala”, estará ejerciendo esa capacidad única que es propia de nuestra especie.
Si la elección es guiada por la NESHAMÁ, entonces tenderá al BIEN, a la construcción de SHALOM por medio de acciones de bondad Y justicia.
Tal vez el resultado final no sea el que uno escogió, pero debemos saber que controlamos una ínfima porción de la realidad, tan pequeña que ni siquiera controlamos la mayor parte de nuestro organismo.

Por tanto, si detenemos la reacción disparada por el EGO y hacemos el esfuerzo para escoger verdaderamente, eso es lo que controlamos; no el resultado.
Igualmente, somos responsables por lo que hacemos y dejamos de hacer.

¡Así lo decidió el Eterno!
Porque, no nos creó como marionetas de Su poder, ni como autómatas dirigidos por instintos, ni para depender de milagros o maravillas sobrenaturales.
Nos hizo humanos, a Su imagen y semejanza.
Por tanto, con capacidad para discernir –en la medida de nuestras limitaciones- entre el bien y el mal, y también para ser socios en la creación.
Podemos elegir y debemos hacer. Así nos creó Él, ¿alguna queja?

Si nos hemos equivocado, si nos desviamos del camino correcto, la elección inteligente y excelente es la TESHUVÁ.
No escapar de nuestras responsabilidades, ni acusar a otros o a Otro. Como tampoco vivir angustiados en reproches y sentimientos estériles de infelicidad.
No es el desánimo lo que nuestro Padre quiere para nosotros.

Cada persona leal al Eterno y a su propia esencia espiritual entiende que no se debe pretender manipular a Dios, ni por medio de órdenes, ni con rezos, ni con sacrificios, ni con negociaciones, ni con pensamientos mágicos, ni con fe, ni con el cumplimiento de preceptos, ni por seguir costumbres, ni con reverencia a hombres o dogmas.
A Él se le agradece, se le pide como un hijo al padre amoroso, se le alaba como a un Rey que está por encima de todos los gobernantes.
Pero, no se espera que Él esté a nuestro servicio, ni haga nuestro trabajo, ni complete nuestra tarea domiciliaria, ni prepare el examen y lo dé en  nuestro lugar, ni que labore en nuestro reemplazo para traer el sueldo a casa, ni que solucione los que nosotros estamos capacitados para resolver.

El idólatra, incluso disfrazada de piadoso y docto en Ley –Torá- no deja de ser idólatra.
Por tanto, mucho cuidado con la fe; extrema precaución con los que insisten en llevar una vida religiosa que está hueca de todo contenido espiritual. Absoluta claridad para no seguir sufriendo, ni siquiera con la excusa de llevar una sonrisa perpetua en el rostro y proclamar lemas de alegría sin fin con apariencia de Torá.

El sufrimiento es inevitable en esta vida.
Inevitable también es sobreponernos, ser poderosos, construir SHALOM, ser poderosos dentro de nuestras limitaciones para no aumentar el malestar con más impotencia.

Ietzer hatov

Así como naturalmente el EGO (IETZER HARA, tendencia o formador de mal) es parte de nuestro equipo, también lo es el IETZER HATOV (tendencia o formador de bien).

Como ya hemos enseñado en abundancia del EGO, no nos detendremos ahora a explicarlo nuevamente. Mejor, tómate un largo tiempo para descubrir en este hogar el material de lectura que te ayudará a descubrir en ti tu EGO, cómo reconocerlo, como contenerlo, como aprovecharlo. Precisarás mucho tiempo y dedicación, desaprender muchos conceptos y desarmar multitud de creencias, especialmente las que provienen del mundo religioso, en cualquiera de sus versiones. Porque, estos estudios sagrados poco y nada tienen que ver con los dogmas de las religiones, muy por el contrario, sirven para identificarlas como formaciones sociales originadas en el EGO y por tanto adversas al espíritu, al AMOR, a la verdad.

Dedicarte al estudio del EGO y a aplicar los mecanismos para corregirlo, puede ser una tarea para toda la vida; pero, aunque no te des cuenta, en ese trabajo de a poco dejarás de enfocarte en el EGO, ya no prestarás atención a sus cosas, perderás interés en las fantasías de las religiones, para por fin estar en armonía contigo y el universo, viviendo de acuerdo a la Voluntad Divina.
Estarás construyendo SHALOM, haciendo tu parte en la santa obra de la creación como socio del Eterno y así viviendo a pleno como un hijo de Él.

El IETZER HATOV es el llamado continuo, que como un rumor casi silencioso proviene de la NESHAMÁ (Yo Esencial, espíritu), y te invita constantemente a vivir de acuerdo a la Ley del AMOR, a construir SHALOM, a disfrutar de lo permitido, a alejarte de lo prohibido.
Si estuviéramos todo el tiempo siguiendo la ruta que nos traza el IETZER HATOV, entonces la LUZ de la NESHAMÁ llenaría cada uno de nuestros rincones, todas nuestras dimensiones de existencia serían plenas, con sentido, vitales.
Entonces, aunque nos ocurriesen cosas lamentables, las desgracias nos llovieran, el mundo se desmoronara a nuestro alrededor, aconteciese lo que es natural que ocurre, es decir, fuéramos objeto de la impotencia, si estamos orientados por el IETZER HATOV, entonces somos capaces de sufrir con dignidad, aceptar la penuria con nobleza, tratar de buscar/crear el sentido trascendente, endulzar la amargura, armonizar en el dolor.
El mal suceso seguirá estando, porque ser impotentes es parte normal de ser humanos, de estar vivos en este mundo; pero, ya no se incrementará la impotencia con los comandos tortuosos del EGO, con sus reacciones desmedidas, con sus desvíos inmoderados, con su succión hacia la oscuridad que nos aumenta el malestar y la impotencia aunque nos haga fantasear con tener poder.

Es decir, con la LUZ de la NESHAMÁ alumbrando, contamos con el verdadero poder, incluso cuando materialmente estamos sometidos a la impotencia.
Actuar en respuesta al llamado del IETZER HATOV nos empodera; reaccionar a manos del EGO nos debilita hasta cuando aparentamos ser fuertes.

Sabemos que el EGO es necesario, tiene su función muy específica y debemos estar agradecidos al Eterno por habernos creado con él.
Pero, cuando se aparta de su rol y ocupa el de comandar la vida del individuo, termina siendo un gran problema.
Por tanto, contenerlo y ubicarlo es imprescindible si deseamos disfrutar de bendición y bienestar.

Sin embargo, nuestra concentración debe estar en el IETZER HATOV, en el llamado a construir SHALOM, a actuar de acuerdo al AMOR con acciones concretas de bondad Y justicia.
A desarrollar nuestras capacidades al máximo en cada una de nuestras dimensiones, en tanto corregimos las fallas y mejoramos lo perfectible.
Debemos estudiar aquello que es permitido, dedicarnos a entrenarnos en andar por el camino correcto.
Pero especialmente, repito, construir SHALOM con acciones de bondad Y justicia. Estas acciones incluyen las palabras también, así como los pensamientos.

Entonces, veremos actuar al EGO en nosotros y en los otros, pero ya no reaccionaremos desde el EGO; ¡no somos títeres para comportarnos como tales!
Escogeremos las respuestas apropiadas, de acuerdo a los elementos de valoración que contemos en el momento.
Cerraremos la brecha que nos desconecta y así estaremos conectado y unificando, interna y externamente.

La LUZ de la NESHAMÁ, con su AMOR, cura las heridas del EGO.

Ahora tú elige que voz escuchar, la ronca y gritona del EGO, o la casi muda pero demasiado bella de la NESHAMÁ.

(Texto originalmente escrito para serjudio.com, pero publicado aquí por su considerable valor para la persona noájida).