Estaba en el valle de la sombra de la muerte, obscuridad por todos lados, una luz en lo alto ilumino los montes por donde mi enemigo se acercaba, el terror me invadió y quede paralizado, no sabia que estaba pasando ni porque, carros de combate se venían, de una manera sorprendente y rápida cargaron con impetuosidad, como relámpagos, al momento cubrí mi rostro impotente e indefenso frente a mis imnumerables enemigos armados, pero la misericordia del altísimo los detuvo, los hizo retroceder, todo quedo en calma, ceso por un momento el acoso. Se iluminaron nuevamente las alturas de los valles, sus bordes brillaron con luz, el principal con su auriga desde la mas prominente altura dando ordenes se iluminaba con luz sobre si. Se incendiaron sus cascos y las armaduras de plata resplandecían, repartía ordenes ordenando la batalla en contra de mi, de hermoso semblante con voz impetuosa y apremiante gritaba a las huestes en mi contra, numerosos jinetes en sus carros de combate armados con lanzas, arcos tensados y flechas me rodearon y comenzaron su furia para destruirme, parecía que todo terminaría para mi, indefenso me arrodille cubriendo mi rostro con las manos, encorvado y con rodillas dobladas totalmente rendido frente al ataque, no sabia que pasaba, sin causa aparente me agredían en desproporción, incontables y valientes guerreros, en orden de batalla para desmembrar mi cuerpo y desarraigarme de la faz de la tierra sin dejar ningún rastro de mi existencia, para sumirme en una obscuridad mayor y mas profunda, entonces ceso el estruendo de los carruajes y la arenga de los combatientes, alce mi rostro y he aquí el campo de batalla lleno de cadáveres cortados en pedazos por incontables flechas, los carros de combate, soldados, jinetes y sus caballos fueron descuartizados, como en carnicería quedaron desparramados por el suelo ensangrentado, el panorama de victoria extendida hacia el horizonte, hasta perderse la vista, todo estaba en silencio, el Altísimo los detuvo, les permitió volver en mayor numero para destruirlos a todos, pensando ellos que estaba solo, que el Eterno me habría dejado entre que iban y volvían por mis malos hechos, me tenian medido, conocian todos mis pasos. Nada quedo con vida de mis enemigos, su hermosura y valentía fue cortada de repente, querían mi vida y me acosaron, me atacaron sin misericordia. Adonay es mi campeón, aun cuando en el campo de mi lado solo veían a un temeroso hombre que era yo mismo, los que estaban conmigo eran mas que ellos, no vieron la celada que les tendió mi Elokin, El que desde antes de mi nacimiento había decidido que viviera para siempre estaba conmigo, dijeron ahora si y cargaron con ímpetu, no vieron la trampa en contra de su vida, flechas cortantes silbaron en la batalla y todo quedo en silencio en un instante, ni quejidos ni gritos, solo cuerpos muertos cortados tirados en el campo. Su luz cayo sobre mi y hablo diciendo edificare tu casa, edificare tu casa, pausa. Asi defenderá Adonay a todos sus fieles piadosos, fieles al Eterno de todas las naciones de la tierra y de su pueblo escogido Israel, su pueblo santo, venid he aquí uno de su pueblo, hagamos un manto real y cubrámoslo con el, sujetémonos cada uno a los bordes, el es nuestro guía, él omnipotente esta con el.