Dicen que es malo ser pobre.
Durante mucho tiempo lo fui, ahora parece que no tanto.
Supongo que será malo porque en esta sociedad el dinero abre multitud de puertas, incluso a cosas básicas y esenciales como la alimentación, vivienda, salud, seguridad, entre otras.
Porque, convengamos que si bien muchas Constituciones aseguran que los habitantes del país tienen derecho a esas cosas, a menudo es un bello precepto o deseo sin cumplimiento en la práctica.
Además, no es bien considerado ser pobre. No tengo claro el origen histórico/social de esto, pero se percibe tanto entre los que rechazan a los pobres directamente (o la idea de serlo); como en aquellos que desde su supuesta altura monetaria (que equiparan con la moral) se dedican a caridades paternalistas y poco compasivas/comprensivas de la multidimensionalidad del hombre (cualquiera sea su condición económica).
En resumen, ¿quién quiere ser pobre?
Sin embargo, hay algo peor que la pobreza material, económica.
Es la pobreza de actitud.
Aquella que te impide disfrutar de lo permitido, porque calculas lo que perderías o dejarías de ganar si disfrutaras.
Es la que te prohíbe ayudar al prójimo dándole dinero o servicios que te cuestan a ti dinero, erigiendo montón de excusas para tu acción.
La que te abate y angustia, a pesar de tener la heladera (nevera, refrigerador) llena de buenos alimentos, la casa segura, la familia sana.
Es la que te llena de conflictos y dudas, te impone límites excesivos y sin razón, te lleva a vivir en pobreza aún teniendo una abultada cuenta bancaria.
La que te bloquea en aspirar a una vida mejor, una que puedes desear y alcanzar con tu esfuerzo.
Esa que te hace ser pobre, rodeado de riquezas de todo tipo.
Rashi (Vaikrá/Levítico 26:6) enseña: “Puede haber comida, puede haber bebida, pero si no hay paz no hay nada”.
Entonces,
disfruta de lo permitido,
vive a pleno el aquí y ahora,
no pretendas controlar lo que no tienes cómo controlar,
emplea la Comunicación Auténtica,
comparte con el prójimo,
sé bueno y justo,
alimenta tu multidimensionalidad con el pan apropiado a cada plano,
haz tu parte en la tarea de construir shalom.
Así, serás muy, muy, muy rico.
(Y cuando lo seas, apóyanos en nuestra tarea de difundir estos valores. Gracias.)
Serás muy rico y lo gozarás con paz.
Muy bueno, me encanto. gracias morè!!!
Bellos consejos. Gracias More.
En mi familia también hay historias de pobreza, y concuerdo que es peor la falta de actitud, y quizás aún peor es la falta de dignidad, esta última transforma a ciertas personas en profesionales de la pobreza y el clientelismo.
Que lindo esto es más que un buen consejo, una practica continua que nos hace mas altruistas, para estar con paz y compartirla con nuestro projimo, dejemos de ser pobrez y hagamonos multimillonarios compartiendo con paz y alegria
verdad!
pero ademas, de esa forma tambien nos enriquecemos materialmente