El optimismo genuino a veces no trae hechos consigo, porque la realidad no lo permite, y sin embargo sigue siendo positivo.
Igualmente afecta efectivamente a la persona y su entorno, en una acción interna, modeladora, alumbradora, aunque tal vez no provea de una actividad externa.
La fantasía nociva es el delirio disfrazado de optimismo,
la parálisis arrogante que espera milagros sin asociarse a ellos,
la que pretende doblegar a Dios y el cosmos
según el capricho del momento.
Gracias Morè.