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Entre nosotros: Hablando de acciones y reacciones

El otro día tuve la dicha de tomarme un pequeño descanso y me retiré a una playa recóndita en el Caribe de nuestro país. Debido a la lejanía de este lugar de la civilización, lo hizo perfecto para ayudarme a meditar y recargar baterías para regresar a la ciudad capital con nuevas ideas y nuevos proyectos.

Justamente en ese viaje conocí a un muchacho un poco más joven que yo y mucho más inteligente que con solo veintitrés años de edad, ya es capataz en una de las concesionarias de combustibles fósiles más grandes de América Latina y que opera en nuestro país. Es evidente después de charlar un poco con él, por qué la gerencia de esa compañía ha depositado su confianza en él.

A pesar de todavía estar sumido en la idolatría cristiana, lo cierto del caso es que al no ser lo que se ha denominado como “un buen cristiano,” esto le ha servido para avanzar en su conocimiento hasta el punto que, producto de su intelecto, ha llegado a conclusiones que a muchos nos ha tomado mucho estudio y esfuerzo llegar a conocer. No estoy diciendo que, en su caso, él no tuviera que esforzarse, pero sí llegó a esa conclusión mucho más antes que la mayoría de nosotros.

En una noche de luna llena, con un bochorno típico del Caribe costarricense, sentados en un corredor con unos tragos en la mano, comenzamos a discutir acerca del mundo y de la terrible situación que la provincia del Caribe está viviendo. A esta provincia se le tiene catalogada como una de las provincias más violentas y con mayor índice de criminalidad que ahuyenta a los inversionistas y a los emigrantes potenciales pero que también encierra una cultura particular afroamericana y mezclada con los matices particulares de los inmigrantes jamaiquinos.

En esa ocasión en particular discutimos el tema de los amoríos de los hombres “casanova” con mujeres casadas y ambos concurrimos en que una cosa es ser un “rubacuori,” como dice la canción, que al castellano se traduciría como un rompe-corazones, y otra el intervenir en la institución matrimonial.

Hablábamos de que todo lo que se hace se paga. Conversamos y pusimos ejemplos de personas que habían cometido errores como los que mencionábamos y cómo a ellos les pasó lo mismo y peor. Y es que lo que en círculos va, en círculos regresa, y la física cuántica describe este proceso de forma natural y sin ningún matiz religioso.

Imaginemos un péndulo que oscila de un lado hacia el otro. Cuando se encuentra en el centro, reposa y se mantendrá así hasta que alguien ejerza energía cinética sobre él. El péndulo se moverá hacia un lado e inevitablemente oscilará hacia el otro, aunque está vez es muy probable que haya adquirido mayor momento y por lo tanto vendrá con más fuerza, he aquí un ejemplo típico de acción y reacción.

Otro ejemplo es el carrusel manual que hay en los parques donde los niños se suben en él y comienzan a empujarlo para que tome mayor velocidad. A la venida el carrusel regresará con más fuerza, a riesgo de sonar como un lego en la materia, y que, dicho sea de paso, lo soy, lo cierto del caso es que los ejemplos de marras alcanzan la meta de explicar de manera sencilla el efecto de acción y reacción.

El científico británico Derek Harold Richard Barton una vez mencionó que “toda reacción química tiene un estado de transición.” Analicemos cuál es ese estado de transición; dicho estado es el momento de calma que experimenta la persona después de haber actuado. Por ej., El que se acuesta con la esposa de su prójimo, de momento siente satisfacción y muy probablemente desdén hacia el pobre cónyuge que ha sido afectado. Sin embargo una vez que el péndulo oscila de vuelta o el carrusel gira, culmina ese periodo de transición y lo que se hizo regresa a nosotros, con múltiple fuerza, por el principio de acción y reacción, probablemente a él le termine pasando lo mismo o se le castigue con algo mucho peor, algo que realmente le duela.

Sin importar si la acción es buena o mala, la oscilación estará presente y se nos devolverá con creces lo que hayamos hecho. En mi opinión personal es un excelente mecanismo para regular el comportamiento de los cuerpos ya que mantiene el equilibrio necesario para el funcionamiento del universo.

Ahora bien, esa polaridad que se da es el resultado de la contraposición de los polos positivo y negativo que permiten que esa reacción se llegue a dar. Los ejemplos son muchos y los hay de todas las clases y en todos los estados de la materia, quietud versus movimiento, positivo versus negativo, paz versus guerra, etc., que nos permiten corroborar la mención de este hecho.

De lo anterior entonces se puede colegir que no hay acto que se realice en el tiempo y en el espacio que vaya a quedar incólume debido a que dicha acción necesariamente generará una reacción que, por lo tanto, pondrá en movimiento el péndulo o, si se prefiere, la moción circular. Sin importar cuál sea el método que se escoja para representar el principio que nos ocupa, lo cierto del caso es que éste se encuentra presente y no puede ser obviado.

Por eso es que los sabios han mencionado que se debe de ser cauto en el actuar y deliberado en el juicio, para que la decisión que se tome se apegue a lo que es racional y no emocional. Mi abuela, que en paz descanse, tenía un dicho que aplicaba en la vida y que decía “a cada cual lo suyo.” Para el caso en análisis podemos decir que lo que hagamos nos será retribuido.

Deseo tomar prestado un ejemplo de un comentario hecho por uno de los socios más activos de FULVIDA con respecto a la caridad. Se hablaba de que a principios de año, se decreta cuánto dinero partirá de nuestro acervo patrimonial y que por eso es necesario que se dé caridad. Luego nuestro querido Moré nos hablaba de que todo mal será retribuido con mal y que, a pesar de que nosotros mostremos legítimo arrepentimiento, es decir, teshuvá, lo cierto del caso es que el castigo no desaparecerá pero sí disminuirá.

Uno de los secretos para llevar una buena vida es el recordar que todo lo que se hace se paga. Si recordamos que toda acción lleva a una reacción, seremos más cautelosos a la hora de desenvolvernos porque sabremos que no estamos exentos de responder por nuestras acciones y que, sin importar cuánto lloremos, pataleemos o gritemos, lo cierto del caso es que se nos dará en la medida en que damos, sea bueno o malo.

Haciendo uso de la cita utilizada por nuestro querido Moré y tomada de Oseas 4:9, es fácil ver como al escoger nuestro camino sea este positivo o negativo, entendiéndose estos conceptos como, positivo, si se acerca a la vida y, negativo, si nos aleja de ésta, entonces podremos entender que la mejor manera para evitarnos males innecesarios es actuando correctamente conforme a las Siete Leyes Universales.

Una vez más, gracias a todos los que hacen posible nuestro crecimiento espiritual y nos enseñan por el simple deseo de que nos desarrollemos a plenitud, desafortunadamente esta persona se encuentra sumida en la idolatría, pero estoy seguro que con el devenir del tiempo partirá de ella, pues su forma de actuar demuestra avance espiritual y la legítima búsqueda de la verdad.  He tenido problemas subiendo fotos por lo que, desgraciadamente, no puedo ilustrar el texto. Ofrezco las disculpas del caso.

Acerca de la Masturbación

Espero mis queridos lectores se encuentren sumamente bien.

En la actualidad se esta viviendo una etapa donde el sexo no es tan recatado como en tiempos antiguos (por lo menos quiero creer que era así), la misma televisión suele mostrar chicas semis desnudas en horario de protección al menor, los adolescentes denigran a las chicas con palabras totalmente desubicadas y atrevidas (a las que se dejan), en fin, es sabido sin muchas explicaciones (por lo menos en mi país) que la excitación sexual esta hasta en la propia casa de cada uno, con respecto a la televisión. Y que los más afectados, en su mayoría, son los adolescentes y más aún aquellos que recurren a la masturbación.

La masturbación es totalmente normal, pero utilizando las palabras de un sabio amigo «que sea normal no quiere decir que sea positiva». ¿Y porqué?

Resulta pues, que Dios nos otorgó el poderoso deseo sexual para que podamos querer, en cierta forma, estar con otra persona (del sexo opuesto, hablando sexualmente), unirnos, compartir, dar, etc… Y esto es así, pues dijo la sagrada Torá no es bueno que el hombre ( es decir, tanto hombre como mujer) este solo, además de entenderse que la unión de dos personas del sexo opuesto (en tanto Dios lo permita) conlleva a la creación de una tercera persona.

Ahora… ¿Que problema hay con el que se masturba?…

En primer lugar, aquel que se masturba va en contra de DAR vida, aunque en casos de extrema necesidad o de orden medico se esta permitido, en tanto se lleve un control y la masturbación no lleve al individuo que la práctica a desear la soledad en vez de la compañía de alguien a quien amar y compartir toda una vida de dulzura y amor.

En segundo lugar, el propósito del deseo sexual es UNIRSE al PRÓJIMO y la masturbación permite el abrazo en la fantasía (y a la vez en la realidad) a uno mismo y no al que se quiere, que se supone amar o compartir una experiencia bonita con el otro.

Y en tercer lugar, aquel que se masturba no entiende que esta malgastando el único potencial que lo llevará a toparse y encarar a aquel o aquella que se desee, pues si uno malgastó el potencial entonces ya no tiene más ganas de compartir algo con alguien. Es decir, uno al masturbarse elige abrazar la soledad que utilizar la energía en algo positivo, como lo es  el encontrar a la pareja idónea.

Eres tú el que eliges… abrazar la soledad (producto del EGO) o utilizar la energía sexual para poder encarar a aquel o aquella que te agrade…

¿Que me puedes compartir o corregir tu, querido socio, para poder seguir construyendo shalom?

Pd: Moré le agradecería mucho una imagen. Gracias y mil disculpas!!!

 

EL NUEVE DE AV, Y EL NOÁJIDA CONSTRUCTOR DE SHALOM

Todos los  “rebeldes”, ancianos, mujeres,  y el pueblo… resistía valientemente; a pesar de ello, tuvieron que retroceder palmo a palmo, y ese 9 de Av, los “rebeldes” cómo los llamaban dieron su última batalla,  un soldado romano lanzó la tea encendida por la ventana dorada del templo, al  poco tiempo las vigas de madera empezaron a arder, y luego…

Los intentos,  la lucha cuerpo a cuerpo, pero no  fue suficiente,  muchos optaron por morir antes de caer presos de los romanos…  ocurría entonces la destrucción del segundo Templo, Jerusalem fue destruida y sólo quedó un campo de casas quemadas y de desolación.  “Setecientos mil judíos fueron muertos o perecieron de inanición o enfermos durante el sitio de Jerusalem que duró año y medio” según el historiador Tácito.  Si seguimos uno a uno los sucesos veremos en la historia eventos que han sido dolorosos y tristes,  para Israel, para el judío y también para nosotros, aquellos que reconocemos al Único y verdadero, al Dios de Israel, como nuestro.

También veremos en la historia hablar de amor al prójimo, lo cual resulta muy fácil, ha sido emblema, anzuelo, carnada de religiones, pensamientos, y  movimientos que más allá de esas palabras que suenan amables, cambia seres humanos en  seres  apáticos, egoístas, que por ningún motivo han dejado su comodidad, sus títulos, su poder, sus dominios.

No es acaso amor verdadero ¿ponerse en el zapato del otro, intentar comprender, y compartir el dolor ajeno,  tender la mano cuando alguien lo requiere, dar de nosotros los mejor en pro de elevar la condición del prójimo? . Cuando actuamos presa de nuestro ego,  olvidamos el mundo que nos rodea, disminuimos  esa condición humana que el Eterno ha plasmado en su obra al momento de la creación del hombre.  Actuar de ese modo, nos hace  menos que su imagen,  peor aún, menos que humanos.

Cuando la grandeza del hombre se mide por la fuerza y  el uso del poder para dominar a otros, a costa del sufrimiento de los demás, de la explotación de nuestros congéneres, del robo de sus posesiones para obtener prestigio, del asesinato para adquirir respeto, entre muchos ejemplos, la grandeza  no deja de ser insignificante, falsa, mediocre, eso no es grandeza, es pobreza absoluta, sin condición humana, sin sentimientos, sin Dios

Cuando vemos noticias, cuando leemos las páginas atroces de la historia, vemos eso, “el hombre ha estado sin Dios, su presencia parece oculta”, este ha sido uno de los lutos que vive Israel, que viven nuestros hermanos judíos, claro, ellos han sido objeto de páginas atroces en la historia, y aunque el mundo lo  ha visto voltea la cara, se hace el de la vista gorda, mientras habla de amor al prójimo, mientras hace reuniones para hablar de paz mundial, y  el mundo  lo ha permitido, lo ha ignorado, se ha pasado por alto adrede, y la razón verdadera, es,  la misma razón por la que el pueblo de Israel hoy  9 de Av, se viste de luto, ayuna, ora, reflexiona, espera y aguarda,  porque la presencia del Eterno ya no está en Jerusalem, y parece ocultarse de la faz de la tierra, pareció partir, retirar su permanencia juntamente con su  morada  el Beit HaMikdash, que albergo su presencia.

Cómo no llorar esa ausencia, y como no compartir el duelo por ello que nuestros hermanos judíos recuerdan, porque  sus vidas e historias han estado llenas de  dolor por esta ausencia,  reflejada en tantos sucesos; expulsión de los judíos, Inquisición, Cruzadas, conversiones a la fuerza al cristianismo; comienzo de  la Primera Guerra Mundial ; acciones antisemitas,  persecuciones,  holocausto, … Muerte casi hasta  “el exterminio”.

Aquellos que creemos juntamente con ellos en la verdad, sabemos que llegará el día en que esto cambiará, que el dolor, la ausencia, las lágrimas, la angustia, se convertirán en risa, en gozo, en alegría.

Hoy es un día para reflexionar, para unirnos a la pena de nuestros hermanos judíos, eso no hará de nosotros los noájidas  que seamos más noájidas, pero sí, nos hará más humanos, nos  ayudará a imitar el atributo de  piedad de nuestro Creador, nos haremos más  seres humanos dispuestos a trabajar activamente por emular aquellas cualidades, que nos harán realmente  imagen de nuestro Hacedor.

También los noájidas podemos unirnos a este día de luto,  porque anhelamos la presencia del Eterno, la verdad, el mundo de shalom. Hemos de evaluar nuestras acciones,  estamos tristes, pero hemos de reflexionar para buscar la guía que proviene de lo alto, para trabajar  activamente y ayudar a  crear esa morada aquí en este mundo para el Creador, también  estamos tristes,  porque el mundo está sumido en el materialismo, y porque la esencia de nuestro Padre aún no ha sido revelada.

Y nos unimos a la esperanza de un pueblo que espera “que  la hermosa presencia del Eterno, se haga realidad prontamente, y en nuestros días,  y que su retorno sea con misericordia”..

Que seamos verdaderos constructores de shalom.

Los Huecos en La Vida

Espero mi apreciado lector se encuentre bien con los suyos.

Mis queridos lectores, hoy les voy a hablar de la caridad. No quiero extenderme en el tema, pues hay muchos que no tienen mucho tiempo, y los que lo tienen hay demasiado material aquí para su disfrute y aprendizaje. No quiero exponer versículos, sino compartirles unas palabras desde mi muy humilde y escaso conocimiento acerca de la temática.

Es sabido en la tradición que aquel que da termina por recibir. ¿Y porque esto es así?

Dios es quien una vez al año (desde el calendario universal, en la fiesta del Rosh Hashana) determina el sustento y salud de la persona, es decir, la persona determinada en todo el año no tendrá ni más ni menos que lo que Dios determinó para él.

Cuando alguien da o comparte de lo suyo, en uno mismo queda un hueco. Que la providencia Divina, por así decirlo, se ve obligada a llenar. A causa de todo esto, quien comparte de lo suyo termina recibiendo de Dios. Y no crean que esto corresponde solo al dinero, pues uno en ocasiones diversas no solo puede dar dinero, sino también amor, consejo, cariño, amistad, etc.

O, bien cabe preguntarse: ¿Cómo era esto en tiempos donde no existía el dinero?…

Sin embargo, cabe también aclarar que este conocimiento no debe afectar en lo más mínimo a tus acciones generosas o pensamientos bondadosos. Cuando realices un acto de caridad, no lo realizarás porque sabes que ello volverá, sino que tu corazón no esperará recompensa o devolución, pues tus actos bondadosos deben ser igual a los del Padre, es decir, dar desinteresadamente, sin esperar ni desear nada a cambio.

Entonces, has huecos en tu vida que el Padre se encargará de llenarlos, pues al fin y al cabo, tú te lo mereces.

 

El leal a Dios es Noajida.

Pd: Mi internet no anda muy bien que digamos, por eso la falta de imagen en el texto. Pero espero sepan apreciar el contenido y llevarlo a la práctica, eso es lo importante. Gracias!

 

 

Una foto que engaña

Ese era yo hace algunos años.
Si no me conocieran amigos de Fulvida,
podria mentirles.
Con un poco mas de pelo, es facil.
-Soy judio, algun Rabino, o Moré quizas.
Algun estudioso de la Torá, tal vez.
Sin saber nada de ello, en realidad.

Pero no, digo la verdad
Orgulloso
Soy noajida, gracias a D-os.
Y gracias a uds,
toda esa confusion quedo detras.

Es muy buena la Verdad, que exponemos aqui
porque se habla con «conocimiento de causa»
Por haberlo vivido, o por los consejos del Moré.

Siempre me acuerdo, Yehuda cuando viniste la primera vez
aqui, a la Argentina, y yo te conte que no venia de la idolatria
sino del ateismo y luego por un libro de Kabbalah,
yo, pensando a al decir Kabbalah, te iba a gustar.
Y me respondiste -Que lastima-

jajajaja. sos un grande,
yo en ese momento quede desconcertado
y en realidad me ubicaste al toque.

Queria compartir esto, a pesar que me da un poco
de verguenza la foto, pero es para que vean nuestros visitantes
que no criticamos al cuete, porque yo,
personalmente,
se que esos disfraces son malos,
no importa la intencion que tengan.
No podes vivir a pleno con esa mochila encima.

Abrazos!

Imitatio Dei: actuar como Dios

En más de una oportunidad los hombres de Dios señalaban lo siguiente:

«Los ídolos de ellos son de plata y oro, obra de manos de hombres.
Tienen boca, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven;
tienen orejas, pero no oyen; tienen nariz, pero no huelen;
tienen manos, pero no palpan; tienen pies, pero no andan; no emiten sonido con sus gargantas.
Como ellos, son los que los hacen y todos los que en ellos confían.»
(Tehilim / Salmos 115:4-8)

(Ver también, en traducción de judíos respetuosos de los mandamientos, Salmos 135:18; Isaías 44:9-20; Jeremías 10:8; Jonás 2:8; Habacuc 2:18-19).

Podemos sintetizas brevemente la idea central con un par de frases para recordar toda la vida:

Así como los hombres, sus dioses.
Así como Dios, Sus leales.

¿Así como Dios Sus leales?
Pero… ¿eso es posible?
Si Dios es completamente diferente a todo lo creado, si Él es inalcanzable e incomprensible… ¿ser como Dios?

Exactamente eso, ser como Dios, lo cual es un mandamiento para los judíos (mitzvá 434), en tanto es un ideal bonito para los noájidas que son conscientes y activos de su santa identidad espiritual.
Lo que se conoce como “imitatio Dei”, “imitación de Dios”.
Tal como el mismo Dios ha expresado:

«Lalejet bejol derajav uledovka bo – Andar por todos Sus caminos y apegarse a Él»
(Devarim/Deuteronomio 11:22)

Y:

Ajarei Hashem Elokeijem teleju – En pos del Eterno, su Elokim, andarán”
(Devarim/Deuteronomio 13:5)

Y:

«Vehalajta bidrajav – Andarás en Sus caminos»
(Devarim/Deuteronomio 28:9)

En palabras del Talmud:

“Hacer como hace el Eterno.
Así como Él viste a los que no tienen ropa, uno debe vestir a los que no tienen ropa…
Así como Él visita a los enfermos, uno debe visitar a los enfermos…
Así como Él consuela al que está de luto, uno debe consolar al que está de luto…
Así como Él entierra a los muertos, uno debe enterrar a los muertos…
El comienzo de la Torá es actos de bondad desinteresada y su finalidad son los actos de bondad desinteresada…”
(Sota 14a).

Notarás que los ejemplos que pone el Talmud no son del ámbito “religioso”, no implican ser como “dioses”, ni ser ritualistas, ni vestir de tal o cual manera.
Explícitamente se trae a colación acciones concretas que Dios hace en favor de personas.
Tal como Dios favorece a los necesitados, así debes vivir tú.
Lo que pide Dios es lealtad, por supuesto, pero una vida de ética, de constante construcción de Shalom.
Así como Dios, Sus leales.

En esta línea de conducta ética, de valoración de la relación entre los individuos, es que determinó Maimónides en su Mishné Torá, Hiljot Matnot Aniim, capítulo 1, ley 9.
Atiende, por favor.

“No se rechaza al idólatra que viene a buscar de la caridad, sino que vienen a recibirla junto a los de Israel, y reciben porque actuamos de modo pacificador”

Y, en Mishné Torá, Hiljot Matnot Aniim, capítulo 7, ley 7:

“Se les da sustento y abrigo a los idólatras pobres junto a los pobres de Israel, porque actuamos de modo pacificador”

Y, en Mishné Torá, Hiljot Ebel, capítulo 14, ley 12:

“Se entierra a los idólatras, y se consuela a sus deudos, y se visita a los enfermos idólatras, porque actuamos de modo pacificador”

Y podríamos seguir citando al gran maestro al respecto, pero creo que ya es más que evidente la dirección de la ética requerida del judío, y que es oportuna asumir por el noájida.
Tomar en consideración al necesitado, respetar al prójimo, aunque detestemos y aborrezcamos su conducta y sus podridas creencias.
Es nuestro deber eliminar la idolatría, hasta sus rastros más pálidos, para lo cual podemos destruir, burlarnos, y otras cosas más, porque a la idolatría se la debe despreciar, cero respeto hacia ella. Pero al idólatra, a ese que está perdido, no tenemos más que considerarlo un hermano perdido, al cual es menester ayudar. Sea que lo consideremos pecador o no.
No así con el incitador, aquel que adrede, con todo conocimiento, con rebeldía contra Dios, difunde y promueve el ilícito, la ilegalidad, la inmoralidad, la rebelión, la idolatría, el odio. A esta clase de gente, se la ha de condenar sin pausa, no concederle paz, todo dentro de la ley. Porque no se puede ser misericordioso con aquel que se debe ser estricto, porque al final terminan sufriendo los inocentes injustamente.
Por tanto, a la inmensa mayoría de gente atrapada en la idolatría debemos ayudarla, cuidarla, respetarla, en lo posible orientarla hacia la Luz, la libertad, para que despierten su conciencia y rompan sus cadenas religiosas. Con amor y paciencia. Pero al misionero, al que voluntariamente se disfraza para promover el mal, la idolatría, a ese hay que negarle la ayuda, procurar que sea detenido dentro de lo que marque la ley (mitzvot 517, 518 y 519 para los judíos).
En palabras de la sagrada Torá:

«Pero el profeta que se atreva a hablar en Mi nombre una palabra que Yo no le haya mandado hablar, o que hable en nombre de dioses ajenos, ese profeta morirá.»
(Devarim / Deuteronomio 18:20)»

Y con más detalle, que se percibe con claridad un boceto de las acciones y métodos del misionero, el falso judío, el noajuda, en estas líneas:

«Tendréis cuidado de hacer todo lo que Yo os mando; no añadiréis a ello, ni quitaréis de ello.
‘Cuando se levantará en medio de ti profeta o soñador de sueños, y te dé una señal o un prodigio,
y se cumple la señal o el prodigio que él te predijo al decirte: ‘Vayamos en pos de dioses ajenos’ -que tú no conociste- ‘y sirvámoslos’,
no escuches las palabras de tal profeta ni de tal soñador de sueños; porque el Eterno vuestro Elokim os estará probando, para saber si amáis al Eterno vuestro Elokim con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.
En pos del Eterno vuestro Elokim andaréis, y a Él temeréis. Guardaréis Sus mandamientos y escucharéis Su voz. A Él serviréis y a Él os adheriréis.
Pero tal profeta o tal soñador de sueños ha de ser muerto, porque predicó la rebelión contra el Eterno vuestro Elokim que te sacó de la tierra de Egipto y te rescató de la casa de esclavitud. Él trató de desviarte del camino por el que el Eterno tu Elokim te mandó andar. Así eliminarás el mal de en medio de ti.

‘Si te incita tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, o tu hija, o tu amada mujer, o tu íntimo amigo, diciendo en secreto: ‘Vayamos y sirvamos a dioses ajenos’ -que tú no conociste, ni tus padres,
dioses de los pueblos que están en vuestros alrededores, cerca de ti o lejos de ti, como está un extremo de la tierra del otro extremo de la tierra-,
no le consientas ni le escuches. Tu ojo no le tendrá lástima, ni tendrás compasión de él, ni lo encubrirás.
Más bien, lo matarás irremisiblemente; tu mano será la primera sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo.
Lo apedrearás, y morirá, por cuanto procuró apartarte del Eterno tu Elokim que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
Y todo Israel lo oirá y temerá, y no volverá a hacer semejante maldad en medio de ti.»
(Devarim / Deuteronomio 13:1-12)

Son mandamientos duros, para los judíos, que sirven como referencia para los noájidas.
Realmente duros, Dios no quiere el mal de las personas, ni siquiera de las perversas, particularmente cuando son miembros de la casa de Israel –como los casos descritos en estos dos párrafos anteriores-. Pero, cuando las personas son un cáncer mortal, que corroen y corrompen, cuando adrede van por la vida destruyendo vidas, cortando el camino de la espiritualidad, perturbando el orden cósmico, adulterando la espiritualidad con religión, y todo esto de forma consciente y malévola, Dios no puede admitir misericordia, porque Sus hijos son los que están en grave riesgo.

(Toma en cuenta que estos mandamientos no se aplican con pena de muerte en la actualidad, y que deben ser sometidos al escrutinio de la ley, no del mero deseo o parecer personal. No actúes apresuradamente al condenar, no seas como los fieles a dioses de mentira, que insultan, amedrentan, amenazan, condenan al infierno, hacen terrorismo, asesinan en nombre de sus deidades).

Como dijera el inspirado salmista:

«¿Acaso no aborrezco, oh Eterno, a los que Te aborrecen y contiendo contra los que se levantan contra Ti?
Los aborrezco por completo; los tengo por enemigos.»
(Tehilim / Salmos 139:21-22)

Sin embargo, el salmista también dijo:

«Sean exterminados de la tierra los pecados, y que los impíos dejen de serlo.»
(Tehilim / Salmos 104:35)

Porque la guerra del siervo del Eterno no es contra hombres, contra gente ingenua, torpe, cómoda, petulante, que se dejan corromper y son siervos del EGO.
La guerra es contra el mal, por tanto, contra aquellos que a sabiendas y conscientes son rebeldes contra Dios e impulsan lo negativo. Adoran al EGO y desean imponer el imperio del mal sobre la tierra.

Como compruebas, hasta a los idólatras se les debe respetar en su condición humana, darles caridad, ayudarles, porque son creados a imagen y semejanza del Eterno. Si bien ellos con sus creencias, pero especialmente con sus conductas se ponen en la senda incorrecta, no por ello dejan de ser hermanos, gente necesitado, y a causa de la construcción del Shalom también deben ser atendidos en sus necesidades básicas.
Porque esa es la idea, como te repito lo ya citado de Sota 14a:

“El comienzo de la Torá es actos de bondad desinteresada y su finalidad son los actos de bondad desinteresada…”

Entonces…

¿Juzgar severamente a alguien que tiene un comportamiento ético, que es bueno y justo, pero no cree en Dios, es lo que Dios hace y nos comanda hacer?
¿Dios es un energúmeno impotente que maldice a quienes no Le conocen, porque carecen de educación o capacidad emocional, o la oportunidad como para conocerLo?
¿Tan pequeño hacemos a Dios?
¿Tan vanidoso y torpe, que condena a la nada a los que no tienen el grado de creencia sincera en Él?

¿Acaso Él dejará desvalido al que nació y fue criado en un hogar de gente no respetuosa de Dios?
¿Tan malvado es Dios?
¿Tan oscuro en nuestro deseo?
¿Así somos, que así imaginamos a nuestros dioses?

Yo por mi parte, confieso: ¡Ese NO ES mi Dios!
Tampoco es, según hemos visto en las citas más arriba mencionadas, el Dios de la Torá (judía), ni el Dios del noajismo, sino que parece más bien una caricatura de hombre asediado por la inseguridad, por la baja autoestima, por el anhelo de ser vitoreado o sufrir el anonimato.

Es más, mira lo que el Talmud Ierushalmi expresa:

“Dice Dios: que me dejen a Mí pero que no abandonen el cumplimiento de los mandamientos, porque de cumplir con ellos sin creer en Mí, eventualmente terminarán también por creer en Mí… (lamed Torá shelo lishmá shemitoj shelo lishma at ba y etc.)”
(T.I. Jaguigá perek 1 halajá 7)

(El texto que se abre al hacer clic aquí más que recomendable es fundamental de leer, conocer y aprender.)

Impresionante, ¿no?
Seguramente que el que se ha criado en un hogar “religioso” (y por tanto muy pobre en espiritualidad), renegará de tal afirmación divina.
¿Cómo Dios prefiere que la gente no sea creyente en Él, siempre y cuando se comporten con la ética adecuada tal cual Él la expresó?
Para el “religioso” esto es algo incomprensible.
Pero para el que ha bebido del manantial de la espiritualidad es claro.
Dios no es un enano rencoroso, pendiente del aplauso ajeno, inexistente si no hay una cohorte de zánganos bailoteando alrededor.

Dice el profeta de la Verdad:

«porque soy Elokim, y no hombre»
(Hoshea / Oseas 11:9)

Tal cual.
Es Dios, no un patético mortal.
No hijo de mujer.
No alguien que nace, sufre y muere.
Es Dios, aunque no nos entre en la cabeza (y está bien que así sea).
Es incomparable. Por ello los místicos le han denominado “ein sof – sin fin”, “el infinito”. Pero se han atrevido a decirLe “ain” – “nada”, porque es absolutamente incomprensible Su esencia, no tenemos herramientas para penetrar siquiera un poco el carácter de Su existencia.
No es hombre… ¿oyeron creyentes en colgados?
Pero tampoco es hombre, para decirle a los que lo reducen a ser como uno más, a pensar como nosotros, a necesitar como un hijo de mujer, a disfrazarse como otro “religioso”.

Ya lo advirtió el profeta:

«¿Quién es sabio para entender estas cosas, y prudente para que las conozca?
Ciertamente los caminos del Eterno son rectos, y los justos andarán por ellos.
Pero los rebeldes tropezarán en ellos.»
(Hoshea / Oseas 14:10)

Esos “religiosos” que en realidad son pobres espiritualmente, que son rebeldes en contra de Él, porque carecen de ética, tropiezan a cada rato en los mandamientos del Eterno.
Para que no nos demos cuenta andan por la vida prohibiendo lo permitido, encerrando la alegría, inventando excusas, usurpando vidas, negando el potencial de cada ser.
Pero los que confían en verdad en el Eterno, andan por los caminos correctos, aunque parezcan menos “santos” que los “religiosos”, su conducta es impecable, su corazón limpio, sus manos abiertas para saciar al necesitado para compartir con el maestro.

Confiar en Dios, más que “creer” en Él, es un mandamiento para el judío, no así para el noájida.
Y sin embargo, a Dios no le da inconveniente decir que Lo dejemos a un lado, junto con todos las reglas que incumbe a esto, siempre y cuando no dejemos de ser éticos, de construir Shalom, de ser buenas personas con el prójimo.
Claro que esto no es el ideal.
El ideal es ser leal con el cumplimiento y poseer una fuerte confianza en Él.
Saber que Él existe, opera, supervisa, recompensa, etc. Por supuesto que es importantísimo, pero a la hora de la hora, Dios está por encima de nuestra mediocridad y aplaude a quien es ético mucho más que aquel que vive como un salvaje pero plagado de religiosidad.

A Dios no Le cambia ni un milímetro si crees en Él o no.
Pero si le cambia a tu prójimo si actúas con bondad y justicia, como constructor de Shalom o no.
Por supuesto que confiar en Dios es mucho mejor, no lo niego ni un poquito, pero a la hora de la hora, ¿es eso lo que Dios valora como principal?

Si leemos el capítulo primero del profeta Isaías comprobamos que Dios detesta a los “religiosos”, gente que tiene la palabra “dios” en sus bocas, saltan en alabanzas, hacen rituales, sacrifican animales, se pasean por templos, se visten con ropas de “religiosos”, son convidados en todos los festivales, pero carecen de ética, destratan al prójimo, se mofan de los mandamientos entre el hombre y el prójimo, y por eso son “religiosos”, descarados, que representan todo el show, con restricciones insoportables (jumrot) incluidas, pero a la hora de la verdad son vacíos.
Dios no quiere religiosos, no le hace mella si crees en Él o no, aunque para los judíos es un mandamiento saber que Él existe.
Eso no es lo principal, en el razonamiento de Dios, no en el de este modesto maestro.
Atiende:

«Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de Mis ojos. Dejad de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda.»
(Ieshaiá / Isaías 1:16-17)

No dice que usen cabeza cubierta, ni que vistan “gracioso”, ni que bailoteen, ni den plata al líder religioso, ni digan “amén”, a cada rato, ni que sean “creyentes”.
Tampoco que se congreguen en fiestas sabáticas, ni se hagan pasar por sabios de Torá, ni comercien con “Kabbalah”.
Nada de eso.
¿Qué es lo que pide?

Pide ética, respeto por el prójimo, amor por el prójimo, vivir una vida de construcción de Shalom.

Reitero, amar a Dios, saber de Su existencia, claro que es estupendo, son mandamientos para los judíos.
Pero de poco valen cuando se maltrata al prójimo, se condena al inocente, se oprime al necesitado, se actúa con maldad.

Cumplir con los mandamientos, aunque no se crea en Dios… suena paradójico, pero es lo que se expresa en estos textos sagrados.
Y si esto es así para los judíos, a los que Dios ha escogido y sometido a un peso de 613 mandamientos, y demanda que sepan que Él existe, y demanda que Le amen, y demanda tantas otras cosas… ¿acaso no será así para los noájidas, a los cuales Dios no mandó saber acerca de Él, ni de amarLe, ni de atenderLo constantemente, ni ningún otro mandamiento por el estilo?

Así:

«¡Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno!
¿Qué requiere de ti el Eterno?
Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Elokim.»
(Mijá / Miqueas 6:8)

Esa es TODA la ciencia del espíritu: ser justo, ser bueno desinteresadamente y actuar con humildad ante Dios.
Si alguno no cree en Él pero es bueno, es justo y no blasfema ni adora deidades… ¿acaso está por la senda incorrecta o va en el rumbo correcto?

Gracias a Dios, Él no juzga con la severidad y pocas luces con que hacemos los humanos.
Porque Él escudriña los rincones del corazón, conoce hasta los pensamientos que nosotros desconocemos de nosotros mismos, evalúa con pleno saber, no anda precisando que le suban el ánimo, no es esclavo de Su ego… por ello no es rencoroso, ni vengativo… aunque las mentes estrechas lo vean así.
Porque es Dios, y no un invento nuestro.
Porque es nuestro hacedor, y no un reflejo de nuestra mediocre oscuridad.

«reconoce al Elokim de tu padre y sírveLe con un corazón íntegro y con ánimo voluntario; porque el Eterno escudriña todos los corazones y entiende toda la intención de los pensamientos. Si tú le buscas, Él se dejará hallar; pero si Le abandonas, Él te desechará para siempre.»
(1 Divrei Haiamim / I Crónicas 28:9)

Aquel que se dedica a cumplir con los mandamientos que le competen y busca a Dios, eventualmente encontrará esa paz interior que le confirma su conexión eterna con Él.
Aquel que se rebela en Su contra, que Lo abandona, que se opone a Su autoridad, a ese es a quien Dios deja de lado. Porque Dios devuelve lo que Le dan, medida contra medida (TB Sanhedrin 90a). Si voluntariamente, a sabiendas, uno detesta a Dios, Dios le regresa lo que recibe…

Atiende:

«El Eterno se dio a conocer por el juicio que hizo; los impíos fueron atrapados en la obra de sus propias manos. »
(Tehilim / Salmos 9:17)

Cada cual cosecha lo que siembra.
Pero la misericordia de Dios puede mitigar el dolor de la cosecha escasa y aumentar el regocijo del que Él considera merecedor de bondad.

Pero, sabemos que Él es misericordioso y si alguno es ateo o agnóstico o hasta “religioso” pero cumple cabalmente con los Siete Mandamientos (si es gentil), y con lo que puede de los 613 (si es judío), ¿acaso lo dejará desvalido?

Él sabe como es el hombre y por eso es misericordioso y no anda cancelando “entradas al paraíso” porque la persona se equivoca o no ha sido educada en el camino del bien.

Ah… ¿pero Maimónides no dice que el gentil solamente tiene parte del paraíso si cumple sus mandamientos sabiendo que son divinos?
Realmente no dice eso con exactitud. Veamos:

“Todo gentil que se compromete a cumplir con los Siete Preceptos Universales, se lo denomina un gentil piadoso y tiene su porción del Mundo Venidero [derivado de Sanhedrin 90a]; en tanto reconoce que estos mandamientos le fueron ordenados por el Eterno y reconfirmadas a través de Moisés en la entrega de la Torá, acerca de que los descendientes de Noé habían sido ordenados para cumplirlos desde tiempo antiguos.
Sin embargo, aquel que los hace porque les parece racionales, no se lo considera un “extranjero residente”, y no es uno de los piadosos de las naciones del mundo, sino de los ilustrados de las naciones.”
(Hiljot Melajim 8:11)

Sin embargo, en el Talmud (Sanhedrin 56a hasta 57b), que es la fuente de Torá Oral de la cual abreva Maimónides nada menciona acerca de creer en Dios, ni de admitir la divinidad de los preceptos como condición única para ingresar el gentil de conducta ética al mundo venidero.
Ni una palabra de ello.
Aunque se detiene en detalles sobre reglamentos, penas, ocasiones y otros, pero en modo alguno siquiera alude a la creencia en Dios como condición, ni a su obligatoriedad, ni a su carácter de único ticket de entrada al paraíso.

Por más datos, en la Tosefta Sanhedrin 13:2-3, y en el Talmud Rosh HaShaná 17a se menciona lo que acontece a judíos y gentiles en el mundo venidero a causa de sus acciones y méritos y no en su creencia en Dios. Y específicamente se declara que el espíritu de los perversos entre los gentiles “se evapora”, cosa que no ocurre con el espíritu de los gentiles promedio ni los justos.
Interesante, ¿no?

Comprobemos qué dice el Midrash Eliahu Rabbá –Ish Shalom- 14:

“Dijo el Santo bendito Sea a Moshé: ‘Sea judío o gentil, hombre o mujer, esclavo o sierva, si ejecuta alguno de los mandamientos obtiene su recompensa.”

En estas palabras no se expresa la obligatoriedad de creer en Dios, sino de cumplir con los mandamientos, en perfecta concordancia con lo que en la santa Tradición se dice y se repite:

“es la acción lo fundamental y no la teoría”
(Talmud, Abot 1:17)

Más aún, el Talmud (Avoda zará 2b, 3a) indica que la persona recibe su recompensa por los actos positivos que ejecuta, más allá de sus motivaciones.
Es cierto, pareciera que esto contradice a Maimónides, pero es el Talmud quien lo establece, con su autoridad mayor a la del gran Maimónides.
Maimónides es una luz, una cúspide, pero no es LA autoridad única ni última. Hay otros con similar estatura, jerarquía y dignidad que establecen otras leyes en ocasiones, y tal parece que en este punto en el Talmud hay opiniones divergentes. Esto no resta un ápice a la magnitud y valor de Maimónides, sino que lo encuadra dentro del sistema normativo tradicional del judaísmo. No hay “Papa”, ni palabra de un rabino que deba ser asumida como vinculante para todos los judíos. Por supuesto que la valía de Maimónides, el respeto que se ganó, su obra, su enseñanza, es el mérito que le hace ser una de las voces más apreciadas dentro del judaísmo tradicional. Pero cuando en el Talmud se dan otras opciones, éstas no son para descartar con impaciencia y poca sabiduría.

Así pues, Maimónides afirma lo que afirma, y en el Talmud encontramos que no es la única opción al respecto.
Es decir, el gentil que no conoce a Dios pero que sin embargo lleva una vida acorde a los Siete Mandamientos, igualmente es meritorio y obtiene su poción de mundo venidero.

Ante la disyuntiva, es preferible andar por el camino de la misericordia, de la apertura que en nada obtura el acercamiento del lejano así como el fortalecimiento del cercano.
¿Cuál es el valor práctico y trascendental de condenar a la negación de la vida eterna a aquel que actúa acorde a lo que Dios dispuso, pero que no alcanza todavía a reconocerLo como deidad única y que ordenó los mandamientos?
¿Es justo y misericordioso el apurarse a condenar y negar la “salvación” a quien vive según Dios manda, pero que no tiene la capacidad, el conocimiento, la salud emocional, como para “creer” en Dios?
Habiendo diferentes posturas, igualmente válidas, ¿es lo más acertado, es una imitación de las acciones de Dios, el expulsar de la eternidad al que podría algún día reconocer a Dios?

Yo prefiero acercar al que por ignorancia, torpeza, error, comodidad está lejano.
Es mi opción, aunque yerre o “peque”, puesto que prefiero ser denunciado ante el Juez por “amor gratuito” que por “odio gratuito”.
Es mi decisión, es lo que dentro del marco de la ley me está permitido hacer. No le pido a nadie que me siga en esto, es lo que yo escojo, tal como otros muchos más grandes escogieron anteriormente. Como dijera en otra oportunidad: «prefiero ser conocido por pecar por ahavat jinam -amar gratuitamente- y no por sinat jinam -odio en balde-«, citando al venerable Rav Kook.
Precisamente, en imitatio Dei, siguiendo el modo de proceder de Dios para con Sus criaturas.
Por tanto, en lo personal, no me mueve un pelo que se me tilde de “rebelde” o “ignorante” por no jugar al juez sabihondo y condenar a la desaparición eterna a aquel que lleva una vida ética, de construcción de Shalom, en perfecta sintonía con lo que Dios manda, pero que todavía tristemente no puede dar el pasito para aceptar la realidad de Dios.
Prefiero confiar en que cuando Dios dijo que se hiciera lo que Él mandó, aunque no se crea en Él, está bien… aunque no sea lo mejor. Porque al admitir al errado sincero, se está debilitando la oscuridad y amplificando el espacio para la Luz.
Dijo el Rav Kook:

“En verdad, toda oscuridad no es más que la Luz disminuida.”
(Orot Hakodesh 2, p. 455)

Permitamos a la Luz avanzar, abrazando al que no es antagonista, sino un espíritu puro encerrado en las contradicciones del EGO.
En tanto mantenemos a raya a los enemigos del Eterno, a aquellos malvados que adrede se oponen a Él para difundir sus maldades y ejercer su impudicia.

Habiendo expresado esto, igualmente me parece que se puede para aclarar aún mejor la postura expuestas por Maimónides, vemos que el salmista dijo claramente:

«Los impíos serán regresados al Sheol, todas las naciones que se olvidan de Elokim.»
(Tehilim / Salmos 9:18)

Sheol es la tumba, el olvido, la falta de eternidad.
Al olvido van los difuntos perversos.
De la tierra son, a la tierra regresan, sus obras no prosperan.
Además de los impíos están mentados también las naciones que “se olvidan” de Dios.
Es decir, los que habiendo encontrado el camino del noajismo escogen rechazarLo, negarLo, volver a la pudrición de la religión, obviar a Dios para halagar a sus EGOs.
Aquel que nunca tuvo la oportunidad de conocer acerca de Dios, ¡ese no Lo olvido!
(Al respecto es interesante el debate en el Talmud, Sanhedrin 105a, y en Tosefta Sanhedrin 13:2, que no reproduciremos aquí).

Así pues, por supuesto que la cima corresponde al hombre ético y que reconoce la existencia de Dios.
Sin embargo, nadie niega el valor en este mundo y en el venidero del que no habiendo podido tener conocimiento de Dios igualmente se comporta de modo ético, acorde a los Siete Mandamientos Fundamentales.

Una cosa es aquel que Lo conoció pero escogió olvidarLo.
Otra cosa es aquel que nunca tuvo la oportunidad de ser enseñado y liberado de las redes de la ignorancia y/o el error de sus mayores.

Pero cuando la persona actúa falta de ética, cuando adrede hace el mal, eso es diferente, está en desbalance interno y provoca el desequilibrio en el medio.
Cuando la persona quiebra las reglas más elementales de la convivencia, entonces ya no es cuestión de opiniones.
Algo no está bien.
Para que se comprenda, el hombre nace provisto de una Luz interna, de su esencia, de su espíritu, que es la línea directa y constante con Dios.
En ese seno se afincan los Siete Mandamientos de forma natural, sin necesidad de haber sido ordenados, sin tener que estudiarlos.
De hecho, cuando los estudiamos, cuando los aprendemos, en realidad los estamos recordando, repasando una lección antigua que quedó en lo más profundo del ser.

Por ello, cuando la persona vive de un modo carente de la más elemental ética, actuando en total y completo servilismo a su EGO, deseando y quebrando el orden sin tapujos, es un síntoma de que algo está groseramente alterado en su ser.
Es tanta la escoria alrededor de su espíritu, tanta cáscara dura y ruda impidiendo el gozo de su esplendor, que pareciera como si realmente no tuviese conexión con Dios.
Algo como lo que se puede observar en los promotores conscientes y activos de la idolatría, o en los jefes nazis, o en los miserables terroristas que no se guardan de asesinar hasta a sus propios hijos en busca de saciar sus más sanguinarios y oscuros deseos.
Este tipo de gente es la que no tiene mérito para gozar de los bienes del mundo venidero, porque de hecho niegan la vida aquí y en la eternidad.

Pero el que no ha aprendido acerca del Eterno, el que ha sido engañado y lleva una vida de ateísmo, religión, falsas doctrinas, sin ser consciente de la gravedad de esto… ¿qué alma inmisericorde es capaz de acusarlo y prometerle infiernos y dolores eternos?

En definitiva, loable quien cumple con su parte y además confía en Dios. Ese es el ideal.
Encaminado anda por la senda de Dios, aquel que aún no sabe que está haciendo lo que Dios le mandó. Eventualmente alcanzará también a confiar en Dios. Tal es el deseo, que lo real alcance lo ideal sin quebrantos.
Todos recibimos nuestra justa recompensa, que no es de nosotros saber cual es, porque no somos Dios ni evaluamos de acuerdo a los pensamientos y parámetros de Él.

Procuremos, por tanto, desplegar una vida de construcción de Shalom.
Acerquemos al lejano, abracemos al cercano.
Seamos semejantes a Dios en la medida de nuestras posibilidades, al actuar como Dios actúa.
Dejemos de lado las condenas, amenazas, presiones, burlas inmerecidas, parloteos poco saludables.

Y el que piensa diferente, en tanto no transgreda revoltosamente ningún mandamiento, ¡bienvenido sea!

Factor de Potencia

El factor de potencia, o bien, el coseno de fi, es el cociente entre la potencia activa (real) y la potencia aparente, y a su vez corresponde al ángulo entre el voltaje y la corriente, siendo la señal una onda sinusoidal pura. El triangulo de potencias es la mejor forma de visualizar este concepto, que evidencia las diferentes potencias presentes en un circuito eléctrico de corriente alterna.

Este parámetro se obtiene mediante una formula matemática, cuyo resultado, idealmente, debería dar un valor cercano al 1, y básicamente lo que hace es comparar la potencia aparente que está generando (o bien, demandando) un equipo, y la potencia que en realidad está entregando (o absorbiendo, según sea el caso)

En el plano real la potencia aparente siempre será mayor que la potencia real o activa, dando como resultado un factor menor a 1 en todos los casos, si el sistema tiene un factor de potencia aproximadamente inferior al 0.75 , se pueden dar en las líneas de tensión una serie de fenómenos dañinos, que elevarían el consumo de corriente, reduciría la vida útil de equipos, aumentaría la temperatura de los conductores y los dañaría, entre otros.

Las empresas de generación eléctricas demandan a los clientes o a los proveedores, un alto factor de potencia, por ejemplo, en el caso de Costa Rica, a las empresas generadoras se les exige un factor de potencia de 0.8 como mínimo; esto quiere decir que, del total de potencia que se le suministra a la red nacional, el proveedor debe entregar, al menos, un 80% de ese valor en potencia real, y en caso de entregar en algún instante un factor de potencia menor, deberá asumir severas multas.

En la vida diaria el factor de potencia viene siendo como un dicho que dicen por acá, y cito: “mucha espuma y poco chocolate”; recuerdo también un colega alemán, que en una charla al respecto, comparo el factor de potencia con la espuma que genera la cerveza al servirse en una jarra, el decía que a cualquiera le gustaría que le sirvieran la jarra llena, pero siempre se levantara la espuma y ocupara sitio en el vaso, impidiendo que se llene.

Si  ponemos este concepto de factor de potencia en nuestras propias vidas, ¿en cuánto andará ese porcentaje? El EGO es como esa espuma, como esa potencia aparente, se levanta, ocupa lugar que no debe, nos llena, pero de algo inservible, pues al final es solo espuma; entre mas ego tengamos, menos potencia real podemos emanar, el ego frena todo lo bueno que somos capaces de hacer; además, al igual que cuando el factor de potencia se encuentra bajo y daña los dispositivos eléctricos, internos y externos; nuestra vida se dañara si aumenta el ego, pero también perjudicamos a los demás, y no solo a nosotros mismos; todo por dejarnos llenar de “pura espuma”.

Quizá el ego al final sea como en este ejemplo, me refiero a algo inevitable, siempre estara presente, y por su puesto, siempre tendremos que lidiar con él, lo digo, pues no existe forma de eliminar la potencia aparente en el ámbito eléctrico; pero al final si es seguro que es algo que podemos controlar, ponerle limites, implementar técnicas y medidas adecuadas para tenerlo en los parámetros correctos, tal como las industrias hacen con el factor de potencia.

Ing. Alberto Castro

Hablando de energúmenos…

         Mucho se ha tratado en este sagrado hogar el tema del ego y cómo es que éste afecta a las personas. Nuestro querido Moré lo ha profundizado bastante y nos ha dado una buena idea de los planos de inmanencia del ser humano que nos ha permitido mejorar nuestras vidas y llevarla por mejores lides.

         Por supuesto que a pesar de todo este conocimiento que muchos se desearían, y que dicho sea de paso, nos es dado de forma gratuita y con el único fin de enriquecer nuestras vidas, en ocasiones es tomado y desechado por algunos como si fuera baladí o peor aún, es tomado y tergiversado para servir los propósitos de los manipuladores.

         No es de extrañar entonces que los malandrines sagaces recurran a la bellaquería para lograr sus propósitos. Estoy seguro que si Maquiavelo resucitara y los viera trabajar, escribiría la segunda parte del Príncipe pero no le llamaría el príncipe sino que tendría que escoger entre llamarle el “Rav” (mesiánico), “El Cuasi-Noájida-Rav,” “El Pastor,” “El Mulá,” y quién sabe cuántos nombres más encontraría porque si “El Príncipe” se basó en la vida de Cesare Borgia y sus estratagemas para alzarse con el poder, entonces Nicolás Maquiavelo escribiría acerca de los artificios de los fetraficantes para la secuela a esta obra que dio origen a la definición moderna del Estado.

         Sun-Tzu aplaudiría con lágrimas en los ojos y se sentiría orgulloso de ver como sus discípulos han superado al maestro y ni qué decir de Cleopatra que se sentiría celosa de los estafadores que utilizan el vehículo de la religión para incrementar su peculio.

         Pero no nos quedemos allí, hemos de recordar que para que estos sujetos lograran sus objetivos, se necesitó de la intervención u omisión de los tontos que les facilitaron sus cometidos. Pues las cosas lejos de cambiar siguen igual y más bien a veces pareciera que empeoran.

         Justamente hemos estado tratando el tema del infame Hitler y su falta de talento, que dicho sea de paso, es muy interesante la acotación de nuestro amigo Noaj relacionada con el hecho de que por ser sus pinturas prepósteras a la hora de retratar figuras humanas, se pudo ver que el energúmeno de Hitler tenía un ego bastante crecido y que no le importaban los que le rodeaban sino que buscaba la vanagloria y el reconocimiento.

         Se habla entonces que un gusano de la calaña de ese perverso ser sólo estaba interesado en avanzar sus propósitos y que se valió de lo más conveniente en ese momento que era culpar a los judíos por los problemas que afrontaba Alemania. Obviamente hay mucha tela que cortar con respecto a esto porque no sólo lo hizo por ese motivo utilitario para hacerse del poder sino que andaba por la vida como un errante y resentía el rechazo del ingreso a la academia de Bellas Artes y le pareció muy bien culpar a los judíos.

         Esto me recuerda que hace unos años, en el colegio, mi profesor de Historia Mundial, quien es judío y tuvo familiares que sufrieron el flagelo de los malvados nazis, decía que Hitler era un resentido social que buscó el mundo del arte como una forma expedita de escalar dentro del espectro social, pero obviamente sus planes se vieron frustrados por su propia pereza, pero  tal era su arrogancia que prefirió culpar a otros porque no podía aceptar que él fuera el culpable de su propia “desgracia.” Mussolini no se le quedaba atrás en cuanto a lo de perdedor tal y como ha sucedido con muchos de los tiranos, nótese el ejemplo de Rasputín o de Napoleón.

         Ralea de ese nivel tiene un problema muy grande y es que tienen complejo de realeza y no pueden aceptar que las cosas se logran de forma honesta y con trabajo duro. Pues algo así es la historia que pienso compartir hoy ya que me ha sulfurado por el hecho de que un rufián miembro de la morralla de Hitler y demás secuaces decidió que la forma más rápida de escalar socialmente era la de asirse a los judíos y hacerse pasar por uno de ellos.

         Resulta ser que hace un tiempo un taimado que decidió que iba a enriquecerse a costa de los demás y dándose cuenta de que en nuestro país no iba a tener las facilidades para lograr su despreciable cometido, decidió volar a Suramérica y hacer una “conversión” al judaísmo mediante métodos cuestionables por medio de sectillas que se hacen pasar por judíos pero que no son judíos ortodoxos y observantes sino rebeldes y perezosos que consideran muy difícil cumplir con los preceptos que les fueron mandados y se inventan doctrinas de cuarta para dar justificación a su holgazanería.

         Como no gozan del poder político que desearían debido a su pereza, entonces les ha quedado muy bien tomar gentiles descarriados, confundidos u oportunistas para incrementar el número de miembros a su “movimiento.” Habíamos hablado con anterioridad del tema de los judíos que lo son de sangre pero no de corazón y que le andan sugiriendo a gentiles atravesados con ganas de ser lo que no son que estudien Torá, lean Cabalá y que no hay problema en celebrar el Shabbat.

         Pues de esa laya son los que dicen llamarse judíos pero que más bien son traidores a la causa porque no parecen comprender lo importante que ha sido el seguimiento de los mitzvot  para la supervivencia de la nación y más bien andan confundiendo a los noájidas obnubilados que andan dando tumbos en búsqueda de su identidad espiritual y que lejos de ayudarles más bien les engatusan para que empiecen a expandir erradas creencias que ni son judías ni son noájidas sino más bien “judájidas.”

         Entonces hacen creer al embelesado noájida que ahora pertenece a alguna clase de élite y cuando ya le han subido los sumos bastante, el “judájida” comienza a sentirse como judío y a actuar como si fuera uno de ellos pero, ¡esperad! Resulta ser que cuando busca colarse en la sinagoga o asistir a actividades propias de las comunidades judías recibe un vastagazo y una dosis de realidad porque inmediatamente se le hace ver que no es judío y como se le delimita su campo de acción, entonces se le sube el ego y comienza a criticar y no le queda más remedio entonces que comenzar a hacer estupideces para sentir que figura en algo.

         Se va y comienza a interpretar las Sagradas Escrituras a como le viene en gana y siempre buscando sacar provecho de alguna forma, corre azorado y saca su pequeño violín y comienza a recitar una cantaleta para que sientan lástima de él y los revesados que le dijeron y le instaron que estudiara todo lo que tenía prohibido le dicen que no es culpa de él y que lo que pasa es que los rabinos son unos anticuados y que fulano de tal es un arrogante y que crea divisiones que no existe, que zutano es un tal por cual y que nadie lo quiere, que mengano está resentido con la vida porque perdió mucho dinero en un negocio y que fue un goy el que le robó y finalmente que perengano es un rabino arrogante y chauvinista que no entiende que los tiempos han cambiado.

         Hay un dicho en nuestro país que dice “Desde que se inventaron las excusas…” y que he escuchado en otros países de América Latina. Entonces resulta ser que ahora esos otros “fulanos” que le dieron el apoyo al pobre “judájida” pertinaz le dicen que si no lo aceptan así porque en la comunidad ortodoxa todavía son muy anticuados, entonces que se convierta, pero como son pupilos dela MadrePereza, entonces no le aconsejan que vaya a donde Rav Perengano porque fijo le va a decir que no, es mejor si va a donde este otro “Rav” que es muy “buena gente” y que le va a ayudar con la conversión y no se la va a poner tan difícil como Perengano.

         “¡Ay qué bien!,” dice el obstinado “judájida” que finalmente va a poder quitarse ese titulillo de goy y así va a poder meterse de lleno con la comunidad y con el cuentito de que los judíos de madre judía no pueden discriminar al converso entonces, ahora sí, el “judájida” va a poder avanzar su agenda y saciar su ego porque es más que obvio que le importa un pepinola Halajá.

         Entonces va el alelado gentil que está deseoso de quitarse su calificación noájida y “Rav Meimportauncominolaley” lo convierte y aquí comienza el problema porque resulta ser que toda aquella cantaleta de ser judío y del servicio al Creador era solo una artimaña para poder entrar en el mundo de los negocios y avanzar económicamente.

         Cuando se le dice que es judío se sulfura y se sube como el mercurio y dice que no es judío sino que se convirtió por los negocios y alardea de sus contactos. Y luego se vuelve y dice de forma escarniosa que él no es judío y que más bien simpatiza “hasta cierto punto” con el nazismo porque sus ideas eran buenas. Da náuseas el escucharle decir eso.

         Esos son precisamente los energúmenos responsables de los caos en el mundo. De todo esto podemos aprender una cosa, ni el “judájida” era alelado ni era tan tonto como aparentaba ser. El zorro sagaz se valió de impertinentes para lograr sus objetivos para que luego ande alardeando de sus logros económicos.

         Zapatero a tus zapatos, noájida a tus siete mandamientos que bien complicado que es de por sí cumplir con ellos y bien difícil que es estar batallando con el ego día tras día como para andar usurpando lo que no nos corresponde. Bobalicones como los que hemos mencionado en este comentario son un vivo ejemplo de lo que no hay que hacer y hay que tener cuidado con la lengua porque todo lo que sube tiene que bajar.

         No se trata de auscultar en lo que dice Jabad con el cuento de que está permitido leer lo que dice el sitio en línea o de que “Rav Meimportauncominolaley” me invitó para pasar Shabbat en su casa y lo mejor de todo es que cuando se les confronta acerca de las credenciales rabínicas de estos “ravs” los sujetos que dicen ser noájidas pero que tienen un “rav” que los guía, se enojan y dicen que ellos no creen en él  porque investigaran a su querido “rav” si no por fe.

         Jabad, Torá, Halajá, Shabbat, etc., son cosas para los judíos y, en cuanto a los imbéciles que se creen neo-nazis que ya de por sí son despreciables, lo mejor sería que enmendaran su errada forma de pensar y en cuanto converso que hace ese tipo de comentarios no queda otra cosa más que repudiarles por la repulsión que produce.

         ¡A trabajar se ha dicho! No nos demos por vencidos y sigamos adelante con nuestra noble causa que llevamos las de ganar.   

Este comentario refleja la opinión del escritor y no necesariamente la de FULVIDA.

Eticidad vs. Moralidad en las clases de mayor poder adquisitivo.

A través de la historia hemos visto muchísimos ejemplos de cómo los seres humanos caemos en decadencia a través de un proceso cíclico que comienza con un sistema relativamente limpio y se va pudriendo conforme el pensamiento humano “avanza.” Nótese el caso del lapso que transcurrió desde que Adán y Eva fueron expulsados del Jardín del Edén hasta que se dio el Gran Diluvio. Aquí se puede ver claramente que a pesar que el traspié que nuestros ancestros cometieron dio a lugar a la expulsión del mencionado Jardín, lo cierto del caso es que el nivel de pureza del ser humano era mucho mayor que cuando acaeció el evento del Gran Diluvio que eliminó la vasta mayoría de la corrupción sobre la faz de la Tierra.

Es menester acotar entonces que el ejemplo de marras viene a darnos una idea acerca de la entropía moral que se experimentó y que llevó al evento en análisis el cual da base suficiente para determinar que los fenómenos entrópicos de la amoralidad y de la no eticidad van ligados a una serie de factores egoístas que son los que dan origen a estos problemas. Se habla de que la moral como tal es un elemento normativo que se encuentra  en el fuero interno del ser humano y que, por ende, cada persona puede o no actuar de forma moral sin externar esas acciones de manera tal que dichos hechos puedan ser percibidos por el resto del colectivo social que determina si algo es bueno o malo.

El problema que se da con la moral es que es interna, temporal y espacial, es decir, se da dentro del individuo durante un tiempo y en un lugar determinado y varía conforme a las latitudes que se estén analizando, verbigracia, no es lo mismo la connotación moral que tenemos en Occidente acerca del canibalismo que la que existe en África al respecto. Ahora bien, existen ciertos grupos intelectuales que avalan este tipo de costumbres como la de la antropofagia debido a que se parte de una base axiológica viciada que busca proteger costumbres abominables como las de seres humanos comiendo a otros seres humanos y que claramente contraviene a las Siete Leyes Universales, sin embargo, este pensamiento contrafáctico no desvirtúa la naturaleza innegable de las Leyes antes mencionadas.

De lo anteriormente expuesto procederemos a mencionar que los ejemplos precedentes tienen el propósito de ilustrar un poco qué es la moral y cómo se define. Si partimos de la premisa que lo moral se encuentra en la consciencia de cada individuo, entonces podemos deducir que ya desde un inicio existe dificultad para determinar cuáles son los valores que el individuo posee a través de la adopción de los mismos producto de la enseñanza de esas ideas, lo cual nos lleva al tema en asunto y que tiene que ver con la amoralidad que se da en las clases más altas dentro del espectro sociológico.

Con anterioridad habíamos abordado el tema de la correlación que existe entre el fanatismo religioso y la insolvencia económica donde se entiende que esta correlación no es absoluta sino relativa ya que no se puede decir que en un ciento por ciento de los casos, todas aquellas personas que posean escasos recursos monetarios vayan a ser fanáticos religiosos, ya que la misma vida se encarga de desvirtuar este hecho al demostrarse que muchos fanáticos religiosos que utilizan el vehículo clérigo para avanzar sus agendas, poseen un alto poder adquisitivo, no obstante esto, en la mayoría de los casos se cumple la correlación en asunto.

Si la mayoría de las personas pobres tienden a inclinarse por el fanatismo religioso no así lo hacen los más pudientes quienes, en cambio, tienden a inclinarse por la amoralidad y la falta de ética en todas sus formas. De hecho existe un refrán que bien menciona que detrás de una gran fortuna siempre hay un gran crimen y por lo tanto la falta de moralidad y de ética están presentes en muchas partes pero especialmente en el espectro superior de la escala social.

Nótese el caso de Francia y de los cortesanos que eran libertinos y utilizaban el sexo como una herramienta de avance dentro de las mismas cortes reales. Ahora bien, el ejemplo más ilustrativo de esto se encuentra durante la época del Imperio Romano donde era sabido que los cultos a las falsas deidades servían como excusa para que se dieran orgías y demás barbaries que eran parte de las celebraciones y festivales que se realizaban con motivo de la rendición de tributo a estos ídolos.

Es así como el plebeyo romano no tenía tanta oportunidad de fornicar y de llevar a cabo conductas infames al nivel y frecuencia que los patricios tenían. En Roma el homosexualismo era visto como algo normal, tanto así que muchas historias en el Senado tenían que ver con amoríos entre hombres, lo cual no deja de lado el homosexualismo femenino que daba lugar a los mencionados cultos y a la rendición de tributo en la forma de entrega sexual a las deidades de los quirites. Al existir mayor tiempo de ocio entre las clases privilegiadas romanas, el romano, ciudadano y patricio promedio, tenía la capacidad monetaria adquisitiva para procurarse una vida más promiscua y excesiva que su contraparte plebeya.

El caso de Japón no varió mucho en cuanto al resultado final obtenido con respecto a Roma. En el país donde nace el sol, el Bushi-Do, que se traduce algo así como “La forma apropiada de ser-del caballero/noble-“ fue el sistema que durante cientos de años siguieron los famosos samuráis a la hora de adoptar un estilo de vida de guerrero noble donde se le entrenaba al pupilo en el arte de la guerra con diferentes tipos de armas y se adherían al mencionado código del Bushi Do.

Entre los rituales de iniciación del joven pupilo se encontraba el de tener relaciones sexuales con su maestro antes que con una mujer, ya que a la mujer se le tenía en un segundo plano y se consideraba que no era “honorable” para el que estaba a punto de convertirse en samurái el experimentar su primer encuentro sexual con una fémina. De hecho, durante mucho tiempo en Japón a la mujer se le vio como el vehículo utilizado para el engendramiento de futuros samurái, esto con respecto a las altas esferas sociales, principalmente entre los señores feudales, por lo que su condición de pareja, compañera y amiga no era tal sino solo la de aquél ser que gestaba nuevos seres humanos.

Es más que evidente entonces que para los ejemplos anteriormente citados, la moralidad que se percibía en esa época era distinta a la que se tendría en la actualidad. En Japón todavía se considera que la mujer es más atractiva en sus años de moza colegiala y existe una evidente obsesión de la población en general con respecto a los fetiches que se tienen hacia este segmento etario de la población femenina.

Mientras que la moralidad se da en el fuero interno del ser humano, es decir, dentro de sí mismo, donde sólo él sabe realmente lo que piensa y las ideas que posee, la ética, por otra parte, es el conjunto de reglas que rigen la conducta humana y se por medio del consenso general producto de la externalización de esas ideas en el tiempo y en el espacio. Dicho de otra manera, nadie sabe cuán moral puede ser un sujeto porque solo él sabe lo que piensa, pero sí se puede saber cuán ético es una persona conforme a su conducta.

Es así como de la mayoría de los ejemplos anteriormente expuestos podemos aducir que a pesar de que los sujetos actuaron conforme a sus costumbres morales, ello no implica que actuaran de forma ética. Los ejemplos claramente describen dentro del ámbito sexual, conductas contrarias a las Siete Leyes Universales, particularmente, la forma de conducirse las personas en el aspecto sexual, lo cual viene a demostrar con claridad que no todo lo que sea moral para un pueblo es ético si tomamos el concepto de ética en sentido estricto y lo convergimos con las Siete Leyes Universales para dar lugar a la idea de que la ética, en sentido estricto, es el conjunto de normas morales que rigen al ser humano.

Nótese que para que sea un conjunto debe existir pluralidad y punto de coincidencia de criterios, lo cual abarca a más de un individuo. Para que esta convergencia se dé, tiene que darse una externalización en el fuero externo de las personas, de manera que se pueda conocer su opinión acerca de determinado tema. Para el caso de marras relacionado con el conflicto ético de las clases con mayor poder adquisitivo, en un apartado anterior destinado a la descripción del fanatismo religioso de las esferas ubicadas al pie de la escala socio-económica, se mencionó su apego enfermizo a creencias idólatras como el cristianismo, islam, hinduismo, etc.,  que buscaban mantener el control de la población.

En el caso de las esferas ubicadas en la cúspide del escalafón social-económico, los individuos de esta clase son los que poseen la mayoría de las herramientas para dar curso a la historia y a las naciones, puesto que son los que financian distintas actividades destinadas a satisfacer los intereses de los plutócratas. Las cosas no han cambiado mucho desde los tiempos de los quirites, nipones y rajs hasta la fecha. Nótese como la corrupción permea y absorbe los distintos niveles de la escalera social. Están los hombres que venden su dignidad y su honor por aparecer en comerciales y revistas. En el mundo del modelaje es sabido que el intercambio sexual por un “spot” en alguna revista o programa televisivo es muy común tanto para hombres como para mujeres.

Con esto no queremos sonar como santurrones que nos damos con una piedra por el pecho y señalamos con el dedo a otros sin mirarnos nuestros propios defectos. Al contrario, el punto de la inclusión de un tópico como este no es el de criticar solo por la saña de hacerlo sino el evidenciar cómo es que, si el fanatismo idolátrico es frecuente en las clases sociales menos privilegiadas, correlativamente el fanatismo egolátrico que en la mayoría de los casos es auto-ególatra, se da dentro de las altas esferas sociales donde las consecuencias son aún más nefastas.

Se habla de hecho que la caída del Imperio Romano se dio debido a la rampante corrupción de los oficiales públicos a los cuales dejó de importarles los intereses del imperio para salvaguardar y avanzar los propios. Ventajoso para nosotros ha sido la caída del imperio romano puesto que no se pudo corromper más al mundo, sin embargo, el ejemplo es evidente; la caída del imperio demuestra que la corrupción y auto-egolatría de unos pocos llevó al desplome de toda una nación.

El mismo ejemplo sucedió con Francia y el primer Estado, lo mismo sucedió en Rusia con la corrupción que se dio y llevó a la Revolución Roja que vino a causar la decadencia completa y nótese cómo el círculo vicioso siguió carcomiendo y llevó al deceso de la Unión Soviética, donde eran sabidas las atrocidades que se llevaban a cabo.

En nuestros días las cosas no han cambiado mucho. Es muy común entre las clases altas que se dé la promiscuidad constante con el fin de avanzar en los negocios. En lo que al que suscribe respecta, personalmente conozco historias vistas de primera mano, de hombres y mujeres que en su afán de avanzar sus propósitos comerciales, utilizan el sexo como un vehículo para lograr sus objetivos. Están las parejas de los famosos “swingers” que no es algo que se vea que ocurra en la clase pobre con la frecuencia que sí se da en la clase alta, entre muchas otras cosas que no son necesarias mencionar, para comprender el estilo de vida que se lleva y que se oculta tras un traje de negocios y un par de gafas medicadas de diseñador.

Pero no sólo en la clase multimillonaria, donde están los “jugadores” o “players” se ve esto. Esa falta de ética de alguna forma se filtra y toca a la burguesía, es decir, a la clase media alta, donde principalmente los médicos y los abogados son los que más tienden a adoptar estilos de vida faltos de ética. Existe un resentimiento social dentro de la burguesía hacia las clases élite y es por eso que talvez con el afán de disminuir esa evidente brecha que se da entre el súper-solvente y el solvente, se adoptan estilos de vida contrarios a la ética y moral de las Siete Leyes Universales.

Ahora, no todo es absoluto por lo que sería absurdo aducir que todos y cada uno de los miembros de las clases sociales antes mencionadas se comportan de la misma manera. Sin embargo sí hay suficientes personas pertenecientes a estos segmentos socio-económicos que mantienen estilos de vida como los mencionados que permiten que notemos la ocurrencia de estos hechos con una base bastante frecuente.

En resumen podemos decir que mientras en las clases sociales de menor paridad de compra se recurre al fanatismo religioso como medio de escape a la deprimente realidad que se vive y se utiliza la idolatría como medio de supervivencia del ego, en las clases solventes y súper-solventes se cuestiona el factor idolátrico y éste es sustituido por uno de egolatría que usualmente se convierte en uno de auto-egolatría, es decir, adoración a sí mismo, donde la convergencia de morales (ética) no se apega a las Siete Leyes Universales sino que busca otros fines, usualmente con un sustrato de satisfacción de intereses propios.

Lo más preocupante de todo esto es que cuando la actitud auto-ególatra de las clases súper-solventes permea a la burguesía, el muro de contención de los abusos y excesos de los multimillonarios se ve eliminado y esto usualmente lleva a la decadencia del territorio donde se eliminó este muro de contención. Es por eso que es de suma importancia que las Leyes Universales sean enseñadas en todos los estratos sociales pero principalmente a la clase media alta que, desde la modernidad hasta la fecha, ha servido como muro de contención de la clase súper-privilegiada y, por ende, reguladora de la actividad plutócrata y oligócrata desmedida.