Al ir saliendo del doloroso camino de la idolatría, el paisaje va tomando sentido y lo que estubo oculto va saliendo a la luz por primera vez en claro, y uno llega a preguntarse aquella interrogante Existencial ¿Por qué hice lo que hice?.
Mi padre era mi héroe, su porte de tranquilidad, su figura pacífica, su toque de ternura, sus palabras sabias, en fin un sin número de detalles que lo convertían en un ejemplo sin par, todo esto eclipsó por mucho tiempo la figura de mi madre. Para ese entonces mi madre figuró como la mujer villana, la mujer que impidió que mi padre fuera pastor, la mujer rebelde, indomable, incrédula, la pagana, la que estaba condenada a la perdición, la que tanto hacía sufrir a mi padre, con su indiferencia al evangelio. Cuanta densa oscuridad es la idolatria que arrebataba sin piedad, las incansables acciones de esta hermosa mujer a quien quiero rendir un merecido homenaje en algunos post siguientes.
Recuerdo ver a mi madre limpiar pisos de rodillas al suelo, en una de las empresas en las que llegó a trabajar en la ciudad de Medellin- Colombia, ver su impetud, su sacrificio por la familia me daban las luces para estar orgulloso de una linda mujer que no medía cansancio para obtener el sustento de su familia, a demás de todo ese trabajo llegar a la casa para cocinar (nunca fue su fuerte), limpiar y ocuparse de la crianza de sies hijos sin duda que no era tarea fácil, aún si le agregamos el cuido de su esposo.
También viene a mi mente una de las peores experiencias que vivíamos a la hora de comer, pues a mi padre no le gustaba que sus hijos estubieran a la mesa en dicha hora, pues según le molestabamos por no decir que realmente le estorbábamos él debía comer solo, algo que causó un daño en el alma de mis hermanos, era uno gesto de los pocos amables de su parte, según lo expresado por ellos. Yo era muy niño para poder recibir esa influencia poco saludable gracias a Dios.
Nos debatiamos en una gran podreza, mi madre jugaba a la lotería ya que le favorecía en el azar, con eso nos compraba ropa, de alguna forma paga lo que podía de los estudios, y por si fuera poco para poder obtener una casa en el Barrio 12 de Octubre ella tuvo que rifar una máquina de coser para poder reunir la inicial y así poder establecernos en un hogar permanente. Desde allí se planificó mejorar la economía de la familia estableciendonos en un nuevo país que nos permitiera aspirar a una mejor vida, fue así como a mi padre lo ofrecieron ir a Australia por medio de un convenio, algo de lo que me enteré muchos años después cuando ya no se podía hacer nada, peor decidieron mis padres ir a Venezuela en calidad de ilegales, una historia llena de tráumas y racismo, pero también de triunfos y valentias estas últimas procedentes de mi amada madre.
se va forjando una personalidad en el mundo noajico.