Como es fácil advertir, la mayoría de los Siete Mandamientos Univerales son de carácter restrictivo, de contención de alguna acción (No servir idolatría, No maldecir al Eterno, No cometer homicidio, No cometer actos sexuales ilícitos, No robar, No comer parte de animal con vida).
Solamente uno de los Siete es para llevar a cabo alguna acción (Imponer cortes de justicia en cada lugar de residencia).
No es casual esta predominancia de los mandamientos restrictivos, como nada en la obra del Eterno es casual.
La esencia de los mandamientos de contención es preservar las fuerzas de un desgaste innecesario o destructivo.
Al contener la energía de una malversación se cuenta con un potencial mucho mayor para construir Shalom, para realizar el bien.
Tomemos por ejemplo el mandamiento fundamental de No robar.
Nos contenemos de usurpar la propiedad ajena, no tomamos lo que no nos pertenece, nos abstenemos de quitar del otro algo que le corresponde por derecho.
El acto de contenernos, al cumplir con el mandamiento de no robar, nos provee de una potencia inmensa para desplegar acciones positivas, tales como: ser solidarios, ayudar al prójimo desinteresadamente, devolver lo perdido, adiestrarnos para no ser envidiosos, etc.
Así pues, aquel que se ejercita en los mandamientos restrictivos, está desarrollando su musculatura espiritual, al modo tal de tenerla lista no solamente para no hacer algo prohibido, sino para tener más fuerza y realización para hacer lo permitido.
Tal como el que se dedica a hacer pesas para acrecentar su masa muscular y fuerza. Una persona así se contiene de muchos asuntos, tales como no comer comidas contrarias a su objetivo, no dejar pasar un día sin entrenar, no quedarse con un poquito de esfuerzo, etc.
Al trabajar con constancia y rigor, conteniéndose en aquello restringido, finalmente terminará siendo una persona muy poderosa, diestra y ágil para lo que es bueno.
Así pues, nuevamente recuerda que los Siete Mandamientos son fundamentos, raíces, bases, de los cuales emerge un frondoso árbol de bien y bendición, que son aquellas acciones leales, buenas y justas que conforman el carácter de un constructor de Shalom.
La mejor terapia para ir abandonando viejos ropajes , es dar cumplimiento inquebrantable a los 7 preceptos.
Suele decirse que el peor enemigo de uno es uno mismo, de alguna manera a mi parecer es verdad, a veces dejamos que emociones negativas se queden viviendo dentro de nosotros, sin embargo tambien creo que uno mismo puede ser su mejor amigo, como dice él More, poniendo en practica y llegando a un habito con nuestras buenas actitudes y buenos actos. gracias More, Shalom a todossssssssssssssssssss!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!