sabiduría y deseos personales

He conocido mucha gente nada más comenzar a leer las escrituras ya empiezan a crear una religión a su imagen y a su semejanza, a sus deseos y proyecciones…

En ocasiones se ha visto personas que preguntan porque no podemos leer e interpretar nosotros mismos los textos, porque necesitamos de lo que los sabios nos han dicho.

Sería muy largo de explicar es más simple regalaros un cuento; lo escribí hace mucho tiempo para repuesta concreta (el more ya lo conoce)… pero ahora, debido a mi evolución personal le he encontrado otra significación. (Esa es la magia de los cuentos, nos permiten encontrar enseñanzas de las cuales no sabía ni el autor, pero el lector, a medida que crece… es capaz de descubrirlas.)

Existió un noble ser en las tierras de las Españas hace muchos años. Hizo grandes obras y escribió sabias palabras. Todas fueron recogidas por sus amigos.
Una vez una persona le realizaba continuamente una pregunta, a la que pacientemente él respondía… pero como el sujeto nunca estaba atento, con la atención requerida terminó por decirle: si no escuchas las respuestas no me des la lata.

Y tal frase quedo correctamente anotada…

Pasaron los años, los siglos… y surgieron escuelas de interpretación de esta persona, ahora, convertida en maestro.

Algunos vieron en ello un mandamiento… que no se diera latas… con lo que, dicen algunos historiadores, se terminó con el mercado de productos envasados en lata.

Los partidarios de una interpretación “literal” dedujeron que si iban a molestar al maestro con miles de preguntas sin escuchar respuesta más valía que no fueran … y , en una interpretación a la inversa, dedujeron que hacer preguntas requería llevar latas al maestro, aclarando que las latas no debían estar vacías… lo cual era muy dificultoso ya que las latas era una forma de envase que hacía siglos que no se utilizaba.

Otros dedujeron que se trataba de un precepto obsoleto, que ya no debía utilizarse ni hacerle caso pues las latas era una forma de guardar alimentos ya anticuada. Por lo que valdría cualquier regalo al maestro para agradarlo con preguntas.

No faltaron los que vieron en esto que el maestro no quería más latas pero que si podrían ser pesados en las preguntas si lo que llevaban eran regalos más valiosos
Un grupo de sabios explicó que “no me des la lata” no es más que una expresión local de la España de aquella época que sólo quería decir “no molestes”, pues éste solamente era un episodio de una forma de reñir a un discípulo pesado.

A pesar de saber esto, otro grupo de sabios creyó tener la “interpretación profunda”: las buenas personas, las que hacían preguntas, le hacían regalos y caridad a todos sus semejantes… Quién en la vida sólo servía para molestar, sin querer avanzar, era mejor que se quedara en su casa.

sefer-torah-3Espero que comprendáis lo que quise decir con esto: Debemos de ser lo suficientemente sabios como tener la humildad de investigar, preguntar, averiguar, buscando la sabiduría allá dónde se halla, en los sabios que verdaderamente lo son y en lo que va a ser bueno a nuestra condición espiritual.

6 comentarios sobre “sabiduría y deseos personales”

  1. Gracias por sus comentarios.
    Yehuda, por favor, como digo arriba es un regalo… no me reservo los derechos de autor  ;-)
    Además un placer y un orgullo que mi cuento tenga un buen uso en tus manos.
     
     

  2. Es un cuento muy bello, pero mas alla de eso esta el gran mensaje que através de esas palabras trasmites.

    Alguna vez escuche algo similar de un profesor en el colegio, que hablaba acerca de la biblia refiriendose a que cada quien la coge a su modo y decide creer lo que bien le parece, sin indagar el momento, el trasmisor y el receptor de esas palabras, decía es como si alguien escribiera «el carro sacó la mano», (espresión comun cuando esta fallando y se daña), y que siglos despues se encontrara este papel y se dijera que «en ese entonces los carros tenían manos».

    Tu historia es mas explicita y con tu permiso también la usare, mil gracias por compartirla y sacarla del anonimato.  Un abrazo.

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