Al escribir sobre este artículo me hice una seguidilla de preguntas:
¿cuánto estamos tan familiarizados con los cambios? ¿cuán rápido asimilamos los cambios en nuestras vidas? ¿cuán consciente vivimos del proceso creativo que continuamente actúa en nosotros? y al estar conscientes de todo este proceso ¿cuánto podemos disfrutar de la vida al saber de estos pequeños y continuos milagros que solo muestran un flujo de energía sorprendente? ¿cuanta tarea inagotable y bien dirigida construye constantemente sin detenerse, nuestras vidas, sin preguntar cual es tu color favorito o que clase de persona eres?. Aquí le entrego esta porción extraída de un libro con conocimientos científicos.
«La física cuántica nos dice que no hay final para la danza cósmica: el campo de energía e información universal nunca deja de transformarse, tornándose nuevo a cada instante. Nuestros cuerpos obedecen a ese mismo impulso creativo. A cada segundo, en cada célula se producen aproximadamente seis billones de reacciones. Si alguna vez se detuviera esa corriente de transformación, tus células caerían en el desorden, que es sinónimo de envejecimiento.
El pan de ayer se vuelve rancio porque está allí, presa de la humedad, los hongos, la oxidación y varios procesos químicos destructivos. Un barranco de tiza se desmorona con el tiempo porque el viento y la lluvia lo castigan, sin que él tenga poder para reconstruirse. Nuestros cuerpos también soportan el proceso de oxidación y el ataque de hongos y gérmenes diversos; están expuestos al mismo viento, a la misma lluvia. Pero nosotros, a diferencia de la hogaza de pan o el barranco de tiza, podemos renovarnos. Nuestros huesos no se limitan a acumular calcio, como la tiza: lo hacen circular. Constantemente entran a nuestros huesos nuevos átomos de calcio, que vuelven a salir para convertirse en parte de la sangre, la piel u otras células, según lo exijan las necesidades del cuerpo.
A fin de mantener la vida, tu cuerpo debe vivir en las alas del cambio. En este momento exhalas átomos de hidrógeno, oxígeno, carbono y nitrógeno que, apenas un instante antes, estaban encerrados en materia sólida; tu estómago, tu hígado, el corazón, los pulmones y el cerebro van desapareciendo en el aire, reemplazados tan rápida e incesantemente como se descomponen. La piel se renueva una vez al mes; el recubrimiento del estómago, cada cinco días; el hígado, cada seis semanas; el esqueleto, cada tres meses.
A simple vista, estos órganos parecen iguales en cada momento, pero están en flujo permanente. Hacia finales de este año, el 98 por ciento de los átomos de tu cuerpo habrán sido cambiados por otros nuevos. Una enorme proporción de este cambio incesante obra en tu beneficio. Sólo una enzima entre millones reacciona con un aminoácido de un modo que no alcance la perfección; apenas una neurona
entre miles de millones efectúa una mala descarga; en una hebra de ácido desoxirribonucleico, co-dificada con millones y más millones de informaciones genéticas, sólo una puede dejar de repararse correctamente cuando se produce un daño. Estos raros errores son imperceptibles y uno piensa que no tienen mucha importancia. El cuerpo humano es como un gran actor shakespeariano, capaz de
representar mil veces a Hamlet y vacilar en una sola sílaba. Pero las grietas invisibles en la perfección del cuerpo tienen su importancia, sí. La precisión de nuestras células va fallando en lenta proporción. Lo siempre nuevo se torna levemente menos nuevo. Y envejecemos.
La nueva realidad introducida por la física cuántica nos ha posibilitado, por primera vez, manipular la inteligencia invisible que subyace bajo el mundo visible. Einstein nos enseñó que el cuerpo físico, como todos los objetos materiales, es una ilusión; tratar de manipularlo puede ser como asir la sombra y pasar por alto la sustancia. El mundo invisible es el verdadero mundo; cuando estamos dispuestos a explorar los planos no vistos del cuerpo, podemos recurrir al inmenso poder creativo que yace en nuestra fuente.»
¿Aun me pregunto por que el ser humano se resiste al cambio, cuando nuestro organismo es un ejemplo palpable?
Tomado del libro: «Cuerpos sin edad mentes sin tiempo.»
4 comentarios sobre “Un poco de Ciencia, Proceso Creativo…”
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excelente info amigo mario.
pero claro, no faltaran los q pondran demonios y santos en medio de todo para qerer explicar el mundo segun sus fantasias…
Wow….. Que maravilloso es nuestro cuerpo humano y que desagradable es dar un uso indebido al traer caos y oscuridad en la humanidad!
Gracias mario!
Abrirnos al cambio… al bueno y al aparentemente malo.
Gracias amigo Mario!
Me gusta este artículo, ahora me pregunto: Si es esto con la materia física, q pasa con nuestro ser interior? estará supeditado nuestro cuerpo a nuestra alma? se verá limitada nuestra alma a nuestro cuerpo? Puede un cambio corporal traer satisfacción o destrucción a nuestro ser interno en tanto es invisible? y en su caso… cual sería el efecto del mismo?