El canon de libros que componen el Tanaj, también denominados deuterocanónicos –que significa “segundo canon»- , se estableció, en su forma actual, por el judaísmo rabínico en el siglo II de la era común, por el concilio de rabinos que, tras el fin del Segundo Templo, se reunió en Jamnia bajo la dirección de la figura casi legendaria del rabbi Yochanan ben Zakai.
El canon del Tanaj y Jamnia
Quede claro que esta comunidad se organizó con el permiso de Vespasiano.
De hecho hay un episodio, con toda probabilidad mítico, de cómo Yochanan ben Zakai se presenta ante Vespasiano mediante un ardid -ni más ni menos que su propio entierro- para solicitarle el organizar la comunidad de Jamnia, donde se celebraría dicho concilio y donde se generaría una escuela rabínica que enlazará con los masoretas.
Así, de este concilio surgirá el Canon Palestinense o Tanaj, también conocido a veces como Micra, su parte fundamental es la Torá. No obstante aún se discutirá durante algún tiempo la pertinencia o no de la inclusión canónica de ciertos libros como, por ejemplo, el de Daniel.
Las pautas usadas para la elaboración de ese canon fueron, a grandes rasgos, las siguientes:
– Que hubiese sido escrito en la época en que se consideraba que aún había profecía en Israel, lo que, aproximadamente, lo situaría como escrito anterior al año 450 a.e.c. (antes de la era común).
– Que fuese obra de profeta o profetas, o bien de personas que el concilio entiende inspiradas por Dios (según fuese el nivel profético de la obra, se ponía ese texto en la sección de «Profetas», o en la de «Escritos consagrados»).
– El texto debía estar escrito en hebreo, aunque en algunas ocasiones se aceptó en arameo.
– El contenido debía ser coherente con el conjunto del cuerpo ideológico o pensamiento judío (eso está en correlación con la necesidad que el texto este inspirado divinamente).
Los apócrifos del canon
El “Libro de Enoc” y otros libros –“Macabeos” o el “Eclesiástico”, entre otros-, quedaron fuera por considerarse que no cumplían ese conjunto de condiciones.
Claramente “Macabeos” y “Eclesiástico” no cumplían la condición cronológica –en puridad la investigación moderna nos indica que otros tampoco atienden a la cronología tradicional, por ejemplo, el “Libro de Daniel”, escrito en varias etapas, esencialmente durante el período macabeo-.
Tanto “Macabeos I” como “Macabeos II” relatan las luchas civiles entre judíos tradicionalistas y judíos helenizados, estos últimos apoyados por los monarcas seleucidas. De esta época surgirán ciertos rasgos del judaísmo actual, una de sus celebraciones más notables, la Hanuká o Fiesta de las luces, se celebra el 25 de Kislev, lo cual resulta variable en el calendario común, según esa variabilidad se celebra entre finales de noviembre y diciembre. Se relaciona con la consagración del Templo por Judas Macabeo, aunque eso da forma a la actual celebración es muy posible que ésta, bajo otras motivaciones, se realizase ya anteriormente.
El “Eclesiástico” o “Libro de la Sabiduría” se descartó también por motivos cronológicos análogos al caso de los “Macabeos”. Se trata de un conjunto de escritos sapienciales del que, curiosamente, sabemos la autoría –porque se conoce su biografía e incluso el autor aparece indicado en el propio texto, así como hay también valiosas indicaciones de los textos que se manejaban por el judaísmo poco antes de las guerras macabeas-, su autor es Jesús ben Sirá.
El “Libro de Enoc”
El “Libro de Enoc”, por lo que parece y se deduce de su contenido, se trata de una obra con una propuesta visionaria -las obras visionarias son aquellas en las que se describe como D_os entra en contacto con una persona a través de una visión, ya sea en sueños o en trance, se supone que el alma de esa persona asciende de alguna manera a otro plano y contacta con D_os-.
La crítica coincide en que se trata de una obra recopilada por diversos grupos y autores cuya datación se situaría cercana al siglo III aEC, en sus partes más antiguas, y al I EC en su contenido más moderno. Tiene una parte casi cosmogónica –relación con el Bereshit/Génesis- y otra apocalíptica –en la que describe el fin de la Tierra-. Abunda en él el lenguaje simbólico e incluso de referentes oníricos.
Posiblemente el “quid” de la cuestión, para excluirlo del canon, está en la datación y en considerar o no lo que allí se describe como un «éxtasis real» –como referido a un trance “extático” de contacto con lo divino- o bien algo que podría considerarse, en términos modernos, una patología alucinatoria -obviamente, tal consideración es una analogía anacrónica-
Ambas cosas pueden ser formalmente una propuesta visionaria pero, como es evidente, el origen de la visión sería completamente distinto. Es igualmente claro que el límite de su datación y la sospecha de que no se tratase de una propuesta visionaria real -con independencia que su origen fuese alucinatorio o que, simplemente, fuese una recopilación más o menos mítica realizada por los grupos de autores mencionados- se impusieron sobre la opción canónica, por ello el libro no es canónico.
En ese sentido, hay que repetir que estos escritos no son canónicos, pueden ser más o menos interesantes -y a nivel de análisis o investigación pueden serlo mucho-, pero no forman parte del Tanaj.
¿?
Luis Diego,
¿Cual es su duda?
Un saludo
Hola drungario, he visto tu profile y veo q escribiste ahí interés por el judaísmo, y a juzgar por tus textos ya has investigado bastante.
Te pregunto:
1. Cual es el fin que persigues con el judaísmo?
2. Que opinión te merece el noajismo?
Hola Nathanael,
En España lo judío es un gran desconocido, apenas suena y lo que suena lo es en relación a Israel, mucha gente no diferencia entre judío e israeli, hace años empecé a interesarme por el judaísmo cuando emepcé a ver que lo que se contaba del Antiguo Testamento no tenía nada que ver con el Tanaj, a partir de ahí, sin la menor ansia pero con interés, pase a la idea de Dios y llegue a la conclusión de que una cosa era dios -el de la Santa Madre Iglesia- y otra D_os; el primero no me parece razonable el segundo me merece respeto. Naturalmente, a partir de ahí me interesa lo que envuleve al segundo y de dónde sale el segundo.
¿Qué opinión me merece el noajismo? No sé muy bien lo que es, entiendo que se basa en los siete preceptos de Noe pero no soy persona religiosa, mis descubrimientos son personales y suelo tender en eso a lo solitario ¿tiene dogmaa? ¿tiene limites? casi le devolvería la pregunta ¿Como me definiria el noajismo? Porque en las últimas conversaciones he tenido una impresión que me recuerda a cierta frase cervantina «con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho».
Saludos
Saludos Drungario. Basicamente la duda es que no entiendo muy bien la razon de esa publicacion. Pero, esta interesante la informacion. Saludos Cordiales.
Pues la publicación viene a raiz de que existe un apartado llamado «Historia» y otro de «Creencias», aquí viene por lo primero más que por lo segundo, en otros textos y de diferente pero análoga manera nuestro amigo Irving Gatell ha pubilcado cosas sobre el Nuevo Testamento -servidor también lo ha hecho más humildemente-.
Un saludo Luis