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Licenciado en Geografía e Historia, Licenciado en Derecho, Doctorado en Geografía Humana, Administración del Estado

Lectura en frío y multiprofecías: paralelismos y autocumplimientos

El método de la “lectura en frío” tiene que ver con videntes y tarotistas, y las profecías…con supuestos profetas -es decir, “videntes”-. Sea como sea ambas cosas tienen que ver con la hipotética adivinación o “visión” del futuro -respecto al presente de quién realiza la adivinación- o con la revelación de cosas que quién lo hace no podía saber. Veamos primero que es una “lectura en frío” después pasaremos a las profecías -sus tipologías y sus características-.

La “lectura en frío” comparte la filosofía de lo “ad hoc”, es decir de aquello preparado ex profeso para garantizar el acierto o la confirmación de algo, en ese sentido todo se orquesta hacia la autoconfirmación de lo vaticinado. Se realiza a partir de una doble vía: por una parte se extrae sutilmente información del consultante por otra se le ofrecen predicciones de difícil error o -cómo mínimo- de gran facilidad de justificación. A partir de estas dos premisas se realiza el “oráculo” y la “adivinación”, ambas premisas son extremadamente útiles para el vidente, pues la primera confirma a ojos de quién le consulta que la mancia practicada “adivina” o facilita la “visión” de cosas que en principio sólo sabía el consultante, la segunda muestra “aciertos” no de “sucesos pasados” desconocidos por el vidente sino en “tiempo presente”, en realidad este segundo aspecto es el que más interesa al “consultante” pues a partir de aquí se supone que se “verá” el futuro, en puridad los aciertos de “información pasada” sólo sirven para apuntalar la “reputación” del vidente a ojos del consultante, aunque también le ofrece al adivinador información que puede resultarle valiosa a la hora de elaborar las predicciones “a futuro” y confirmar las “adivinaciones” de “tiempo presente”.

La “lectura en frío” se sirve por una parte del lenguaje corporal y por otra de las informaciones verbales que, poco a poco, se van consiguiendo del consultante, cada una de ellas es un cimiento más en la construcción del “oráculo” pero, sobre todo, se sirve…de la necesidad del consultante de creer, por alguna cosa ha ido a consultar. Ahora bien, no hay que confundir necesariamente “necesidad de creer” con “credulidad”, ambas cosas pueden combinarse pero no de manera “sine qua non”. En ese sentido alguien puede tener la “necesidad de creer” porque…necesita soluciones -a sus inquietudes, problemas, dificultades emocionales o cualquier otro motivo perentorio que le impulsa a buscar soluciones “dónde sea”-, aunque de entrada no haya “credulidad” directa, sin embargo, la “necesidad” estará presente y eso llevará a…la necesidad de creer, lo cual facilita la tarea al “consultado”. Por otro lado la “credulidad” puede estar también presente, en ese caso cabe añadir ya una predisposición favorable del “consultante” respecto al “consultado” lo cual, evidentemente…aún facilitará más las cosas al último.

Bien ¿la información como se extrae? Pues, en primer lugar, a partir de lugares comunes, el “vidente” lanzará un “anzuelo” en busca de información, tampoco va a ser tan difícil decidir el tipo de “anzuelo” dado que el consultante, de entrada, ya habrá ofrecido cierta información, por ejemplo, en relación a que se interesa en la consulta: si se trata de salud, de cuestiones amorosas, económicas…si ha ido para una consulta en primera persona o para interesarse a cosas que afectan a terceros, etc.

Eso ya da una base para la especulación, con cierta ambigüedad el “vidente” irá tirando de esos hilos, no arriesgando -por ejemplo, en cuestiones de salud o enfermedad, una manera de “entrar” sin excesivo riesgo de error es citar una zona del cuerpo a la vez genérica y que queda “cerca de todo”, dónde además se hayan numerosos órganos importantes: el tronco, a fin de cuentas si no es ahí (y hay muchas posibilidades que lo sea) siempre se puede recurrir a que…cualquier extremidad o la cabeza quedan cerca del tronco-, apuntalando sus “aciertos” tanto en la información verbal como en el lenguaje corporal -este último también es buen indicador de que se va “por buen camino”, de las preocupaciones del interlocutor o de sus temas sensibles- y, por supuesto, en la necesidad que ha impulsado a la consulta que lleva a una colaboración “inconsciente” e “involuntaria” del consultante a la hora de transmitir informaciones al “vidente” -incluidas aquellas que cimentarán el “prestigio” del adivino a ojos del consultante, aquello de “¿cómo podía saber tal o cual cosa?” pues…porque se lo acaban de decir, tal vez por mera confirmación de una “especulación sondeante”-.

Por lo demás lo anterior se trata de completar “blindando” los posibles “patinazos” del “vidente/lector”. Así ante un error flagrante se sale simplemente mediante coletillas como decir “pues…¡que raro!…lo dicen las cartas…¿no tiene alguien cercano a quién le pase eso?…” o bien “pues las cartas dicen que vigile (lo que sea) porque en unos seis meses o un año algo de esto puede pasar”, digamos que es cuestión de recurrir a adverbios de tiempo o lugar, condicionales siempre -o siempre que sean posibles- y que minimicen el error cometido y que, a su vez, impliquen escaso margen de error o una “disolución” del mismo en un lapsus de tiempo suficientemente amplio para que “no se note”.

Finalmente un buen “vidente” se basará siempre en condicionales, en la ambigüedad y en el “no arriesgar”. Magnificará cualquier “acierto” y explotará a fondo la información que le proporciona el consultante y que le permitirá alcanzar esos “aciertos”.

En definitiva, se trata de jugar a “balón seguro”, es decir: creando condiciones “ad hoc” que permitan siempre el acierto -aparente- o el “autocumplimiento” de lo vaticinado y…la justificación de los “fallos” -a los que siempre se denominará de otra manera, hasta si son a futuro podría buscarse la “justificación” de los mismos en la labor realizada en pasadas consultas efectuadas, por ejemplo, decir “claro, el ritual que le dije que hiciese ha solventando el problema” o “ha modificado las cosas”-.

Así nos encontramos que la “técnica” empleada en la “predicción” -y el saber “profesional” a la hora de ejecutar esa técnica-, la necesidad que ha impulsado al consultante y -si se haya presente- la credulidad del mismo facilitan esas condiciones “ad hoc” que generan el “acierto” de la mancia y su ejecutante.

En ese sentido “técnico” resulta conveniente que el “vidente” emplee lo que se conoce en las técnicas de investigación documental a través de encuestas y entrevistas como “técnica embudo” (Kerlinger, 1983, las sugiere especialmente para obtener información en las entrevistas), esto es la realización de una serie de preguntas de tipo “embudo” -que facilitarán “filtros” que ofrecerán información fiable- y preguntas de sondeo al interlocutor.

Las primeras intentan obtener información adicional sobre el tema que se haya planteado. Así se comenzará planteando preguntas muy amplias -de hecho es lo que se hace, por ejemplo, cuando se “acotan” temas: salud, amor, economía, etc…- a partir de las cuales se irá reduciendo el planteamiento a temás más específicos de interés.

Las preguntas de sondeo buscan medir y conocer la información que el interlocutor maneja sobre el tema tratado -a partir de lo cual se pueden calcular también parte de la motivación que condiciona las respuestas del interlocutor-. Preguntas de sondeo serían las del tipo: “¿puede ampliarme la respuesta? ¿puede concretar la respuesta (o el dato)? ¿puede exponerme con mayor precisión su punto de vista?” y otras similares.

Las preguntas “embudo” y las de sondeo son complementarias y, por otro lado, parecidas -aunque no exactas-.

Existe otra tipología de “técnica embudo”, y es el referido a plantear alternativas diferentes todas las cuales resulten aparentemente inadecuadas o descartables excepto una. Aunque ese tipo de “embudo” no va tan dirigido a obtener información del interlocutor como a llevar a éste a la aceptación de una conclusión que cree propia y lógica cuando…es ajena e inducida.

Sencillamente: es difícil fallar cuando no se dice nada y…te lo dicen todo. A la gente le gusta hablar -es increíble el volumen de información que se extrae sólo escuchando con atención y…dejando hablar-.

Y ahora pasemos a las profecías, aquí encontramos ciertos aspectos comunes a lo anteriormente explicado, así la profecía se mantendrá en la ambigüedad y hasta en la oscuridad en sus aspectos futuribles, dará datos concretos y exactos en relación al pasado -de quién realiza la profecía, tampoco es muy difícil puesto que ya los conocerá- y datos conocidos en relación al presente -respecto al momento que se realiza la profecía-.

Los datos de “presente” en realidad son los más “peligrosos” puesto que…su futuro inmediato es variable. Lo cual vuelve a abundar en la necesidad de ambigüedad y “oscurecer” algo esos datos, digamos que ofreciéndolos de manera que sean reconocibles pero “camuflandolos” lo suficientemente para que en caso de evolución de los acontecimientos inmediatos desfavorable a la finalidad de lo profetizado esto quede disimulado.

Pese a que pueda parecer lo contrario la utilización de datos pasados -que en sí mismos conforman una “retroprofecía”- ya conocidos puede conllevar sus riesgos para el “profeta”, así imaginemos que uno ya conoce el dato de determinada catástrofe, lo ofrece como “hito de confirmación” respecto a la facilitación de cierto “autocumplimiento profético” y eso lo vincula a una profecía de futuro…pasa el tiempo y ésta no se cumple, en ese caso el “dato pasado” que era “prueba de autocumplimiento” se va conviritiendo en “prueba de cargo” de…no cumplimiento. Imaginemos así, por ejemplo, el vincular la destrucción -ya conocida en el momento de la realización de la profecía- de determinado templo con el “fin de los tiempos” -el fin del mundo-, sucede que…pasan los lustros, los decenios, los siglos, los milenios y…la Tierra sigue girando. Bien, en ese caso, el “hito de confirmación” -tramposo en sí mismo, evidentemente- se convierte en “prueba de cargo” en contra del cumplimiento del vaticinio en cuestión. Así que…los datos en pasado pese a lo que pueda parecer a primera vista pueden resultar hasta peligrosos para la “fiabilidad” de la profecía, hay que tener cuidado como se manejan…No obstante son “peligrosos” para la “estabilidad profética” de cara al futuro, en el presente de quién realiza la profecía no lo son tanto, a fin de cuentas en ese presente…aún no existe ningún futuro que pueda confirmar o desmentir nada.

Los “datos de futuro” estricto son los más tranquilos para el “profeta”, especialmente si elude vincularlos abiertamente a elementos de pasado en cuanto “hito de confirmación” y de “autocumplimiento” profético. En ese sentido aquí el recurso ha de ser el oscurantismo, la ambigüedad, el símbolo y la pretendida clave, pero, sobre todo, lo que ayuda a la “profecía” y al “profeta” son los dos primeros. De esa manera cualquier interpretación “a futuro” será factible, incluida la de difuminar plazos si se han dado, por ejemplo, a partir de subdivisiones y de decir que tal o cual subdivisión del “plazo temporal” dado aún no se ha producido porque no se ha especificado cuando se producirá. Y aunque esto no sea necesariamente exacto respecto al momento que se realizó la profecía, sus exégetas y partidarios posteriores siempre podrán recurrir a tal expediente para…remitir a un futuro el cumplimiento de tal plazo, con eso entramos en el “maravilloso reino de la multiprofecía”, que lo es, sobre todo, de los exégetas favorables posteriores más que del propio “profeta”.

En sentido estricto el recurso a la “multiprofecía” es algo que utilizan los interpretes favorables a la veracidad de tal o cual profecía o vaticinio a posteriori de efectuada la profecía. Ningún “profeta” utiliza la “multiprofecía” en su presente, eso lo harán quienes quieran utilizar esa profecía en tiempo futuro -es decir, posterior a efectuada la misma- para sus propios fines -coincidan o no con los del “profeta” cuando ejecutó la predicción-.

Es, por tanto, un recurso de interpretación más que de ejecución de la profecía -lo llevarán adelante más los exégetas de la profecía que el “profeta” que la realizó en su día-.

La “multiprofecía” es, por su propia naturaleza, un “recurso-trampa”, digamos que juega con “cartas marcadas” en el sentido de favorecer, nuevamente, un resultado “ad hoc”. En este caso favorable a la interpretación que “a posteriori” desea darse al vaticinio efectuado, algo de ese mecanismo se ha mostrado cuando se ha hablado de la “difuminación temporal” para desvincular determinadas “profecías” de recursos de “autocumplimiento” una vez que estos pasan a clamar…respecto al “no cumplimiento”. No tan sólo se recurre a este método para justificar “fallos de temporización” -los plazos no cumplidos ya mencionados, por ejemplo-, sino para desligar lo profetizado de acontecimientos que o bien ya han acaecido -nuevamente aparece aquí el “recurso de autocumplimiento”- o bien no tienen relación -más bien juegan en contra- con lo que el interpreté de la profecía tiene por finalidad a la hora de utilizar la profecía.

En realidad la “multiprofecía” completa o cierra un círculo, mediante el cual quién o quienes la plantean dan confirmación “ad hoc” a su interpretación recurriendo a una falacia retórica -una variante de la falacia “ad ignorantiam”-: dado que algo no se puede demostrar que no ha sucedido eso “demuestra” que sucederá, eso incluso…aún demostrando que no ha sucedido lo que pretendidamente había de suceder o que ha sucedido otra cosa: la multiprofecía -al ser “múltiple”- remitirá siempre a un futurible indeterminado y…a acontecimientos indeterminados o distintos a los determinados en origen. Con lo cual -y por medio de un mecanismo de falta de garantías-…se “garantizará” siempre el cumplimiento de lo profetizado.

Al igual que en el caso de los videntes “cara a cara” aquí es importante la necesidad, la necesidad del público al que va dirigida la profecía jugará a favor del profeta que la efectuó o de sus interpretes posteriores, y si a la necesidad se une la credulidad pues… miel sobre hojuelas.

Sobre el artículo «Algunas reflexiones legales sobre delitos que cometen los estafadores de la fe» de F. G. Flores

El presente texto es un comentario sobre el artículo de nuestro amigo F. G. Flores «Algunas reflexiones legales sobre delitos que cometen los estafadores de la fe», al que agradezco la confianza de pedir mi opinión sobre su interesante artículo, por el cual le felicito.

Entrando en materia diría que se plantean cuestiones que a mi modo de ver van más allá del delito de estafa, y que se extenderían a los de falsedad documental e intrusismo. En mi caso tiraré del Código Penal Español para señalarlos, en concreto se iría por esta vía:

Artículo 248.1 CP:

“Cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno”

Artículo 390 CP:

1. Será castigado con las penas de prisión de tres a seis años, multa de seis a veinticuatro meses e inhabilitación especial por tiempo de dos a seis años, la autoridad o funcionario público que, en el ejercicio de sus funciones, cometa falsedad:

  1. Alterando un documento en alguno de sus elementos o requisitos de carácter esencial.
  2. Simulando un documento en todo o en parte, de manera que induzca a error sobre su autenticidad.
  3. Suponiendo en un acto la intervención de personas que no la han tenido, o atribuyendo a las que han intervenido en él declaraciones o manifestaciones diferentes de las que hubieran hecho.
  4. Faltando a la verdad en la narración de los hechos.

2. Será castigado con las mismas penas a las señaladas en el apartado anterior el responsable de cualquier confesión religiosa que incurra en alguna de las conductas descritas en los números anteriores, respecto de actos y documentos que puedan producir efecto en el estado de las personas o en el orden civil.

Artículo 392 .1 CP:

“El particular que cometiere en documento público, oficial o mercantil, alguna de las falsedades descritas en los tres primeros números del apartado 1 del artículo 390 será castigado con las penas de prisión de seis meses a tres años y multa de seis a doce meses.

Artículo 395 CP:

“El que, para perjudicar a otro, cometiere en documento privado alguna de las falsedades previstas en los tres primeros números del apartado 1 del artículo 390, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años”

Artículo 403 CP:

“El que ejerciere actos propios de una profesión sin poseer el correspondiente título académico expedido o reconocido en España de acuerdo con la legislación vigente, incurrirá en la pena de multa de seis a doce meses. Si la actividad profesional desarrollada exigiere un título oficial que acredite la capacitación necesaria y habilite legalmente para su ejercicio, y no se estuviere en posesión de dicho título, se impondrá la pena de multa de tres a cinco meses.

Si el culpable, además, se atribuyese públicamente la cualidad de profesional amparada por el título referido, se le impondrá la pena de prisión de seis meses a dos años”

A eso habría que añadir algo subsidiario pero que nos puede interesar en los casos que aquí contemplamos, tiene que ver con el reconocimiento oficial dentro de la figura de “entidad religiosa” en España, es lo que sigue:

Ley Orgánica 7/1980, de 5 de julio, de Libertad Religiosa:

Artículo Quinto.

Uno. Las Iglesias, Confesiones y Comunidades religiosas y sus Federaciones gozarán de personalidad jurídica una vez inscritas en el correspondiente Registro Público, que se crea, a tal efecto, en el Ministerio de Justicia..

Dos. La inscripción se practicará en virtud de solicitud, acompañada de documento fehaciente en el que consten su fundación o establecimiento en España, expresión de sus fines religiosos, denominación y demás datos de identificación, régimen de funcionamiento y órganos representativos, con expresión de sus facultades y de los requisitos para su válida designación.

Tres. La cancelación de los asientos relativos a una determinada Entidad religiosa sólo podrá llevarse a cabo a petición de sus órganos representativos o en cumplimiento de sentencia judicial firme.

Ahora bien, la cuestión es que puede incluirse o no en los supuestos contemplados en los tipos delictivos, a partir de aquí, como casi siempre, comienza lo interpretativo y, en consecuencia, lo más delicado y discutible.

Si me permites recurro a los tres casos que presentaste -los dos hipotéticos y el real- para examinarlos como supuestos prácticos. El caso real pienso que nos puede servir, también, para ver si sus parámetros son aplicables a los hipotéticos o en que medida lo son.

Vamos con el caso 1:

“A” es un gentil, es decir, un no judío que no ha sido circuncidado ni ha cumplido con su bar mitzvah, dice tener autorización por escrito del rabinato local para enseñar las Siete Leyes Universales y abre una casa de estudio donde se solicitan contribuciones para “dar caridad” a los más necesitados. Resulta ser que A, a través de su supuesta autorización, le dice a las personas que él tiene ciertos negocios y tiendas y que esas tiendas dan cierto porcentaje para caridad. Las personas acuden a su “casa de estudio” y contribuyen para dicha caridad, desembolsando dinero (disposición patrimonial) para contribuir a la causa ya que, en sus mentes consideran que “A”, legítimamente posee autorización para enseñar las Siete Leyes Universales. En realidad A no posee tal autorización y no se encuentra legitimado por la costumbre rabínica para dar tal autorización, sin embargo y, a sabiendas de ello, aun así, “A” pretende ser un líder espiritual y capta fondos del público, de cuya parte sí da un porcentaje para caridad aunque se deja otra parte para “las operaciones diarias del centro de estudio.”

Análisis del caso (Felipe): Con base a la teoría del delito tenemos en primer lugar que “A” está solicitando fondos del público para dar caridad, es decir, beneficiar a terceros, aunque en realidad también se está beneficiando a sí mismo puesto que se deja parte de los fondos para mejorar la casa de estudio pero utiliza un ardid que es el falso título para lograr su cometido. En primer lugar y, debido a esa accion ardidosa, “A” está cometiendo una acción típica que, debido a su naturaleza es antijurídica, como ya mencionamos anteriormente, el dolo viene inserto en el tipo penal y, por lo tanto cabe determinar el juicio de reproche. En el caso de marras, “A” ha cometido una estafa de acuerdo a los parámetros doctrinales y legales del artículo 216 del Código Penal costarricense.

Análisis del caso (Jorge): Si “A” estuviese en España su legitimación para actuar dentro del marco de “entidad religiosa” no vendría ni de un rabinato local ni de una costumbre rabínica, vendría de si está reconocido como tal en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia, es decir, si su actividad ha sido reconocida o no por el Ministerio de Justicia -con total independencia de lo que hayan dicho o puedan decir miembros de otra confesión religiosa-, en ese sentido, el reconocimiento o no por la vía de rabinato local o la costumbre rabínica resultaría indiferente y nulamente indicativo para el caso en la cuestión de la legitimación.

Al margen de eso -y no obstante eso-, resulta que “A” presenta unas credenciales aparentemente falsas para desarrollar su actividad y ganarse la confianza de las personas a las que dirige la misma, por esa vía se podría contemplar el incurrir en lo previsto en los artículos 390, 392.1 y 395 del CP; lo cual sería significativo para abordar la cuestión del 248.1 CP -la estafa-, dado que la posible falsedad documental sería el instrumento empleado para lograr “engaño bastante para producir error en otro”. Obsérvese que si “A” está amparado por lo dicho en el punto anterior -el reconocimiento ministerial que le otorga personalidad jurídica- resultaría absurdo y superfluo la utilización de credenciales rabínicas falsas, no las necesitaría para desarrollar su actividad.

Por otro lado si bien la creencia en las credenciales que aporta “A” pueden constituir un factor inductor respecto a las personas que participan y contribuyen en las actividades de “A” eso no resulta determinante respecto a la acción patrimonial dolosa, lo determinante es a que se destinan los fondos recaudados -recordemos el caso real de Radio María de Guadalupe-. Dentro de ese marco la cuestión de los negocios y tiendas no es relevante, dado que si bien ofrece como “gancho” la cierta o falsa premisa de que destina parte de sus beneficios a caridad es de presumir que en esos negocios y tiendas lo que se ofrece son determinados productos o servicios, es en función de esto último de lo que se habría de establecer si en ese punto hay o no hay estafa, cabe concluir que si los productos y/o servicios ofrecidos son correctos no la hay -con independencia del “marketing caritativo” utilizado-. Pero aquí lo principal sería el destino de lo ingresado a partir de la “casa de estudio” y dado específicamente para ser destinado a obras de caridad, es esencial en este punto el motivo explícito de los fondos recaudados, siendo bastante diferente aducir que “en parte se destinarán a obras de caridad” pero que se recaudan por las enseñanzas o estudios ofrecidos, que decir que se recaudan pura y simplemente con fines caritativos y que en su integridad se destinarán a estos, de la primera manera es muy discutible que pueda considerarse la existencia de una estafa -aun más si parte de esos fondos, en el porcentaje que sea, se dedicó efectivamente a la caridad-, sin embargo, de la segunda manera sí puede contemplarse lo previsto en el 248.1 CP. Por último, habría que comprobar que puede considerarse lógicamente como gastos relativos al mantenimiento de “las operaciones diarias del centro de estudio”, entendiendo éste como el marco operativo indispensable para realizar las actividades previstas. No menos importante -en realidad seria esencial- es establecer el ánimo de lucro y un lucro real obtenido por el promotor de esas actividades -nuevamente, en el caso real de Radio María de Guadalupe, éste fue un punto determinante-.

Respecto a la cuestión de la aplicación del artículo 403 CP -el intrusismo- hay que hacer una primera y evidente acotación, y es que el artículo se refiere específicamente al ejercicio de una “profesión” y a la posesión de títulos facultativos respecto a la misma y sin los cuales sea ilegítimo el ejercicio de dicha profesión. En ese sentido resulta dudoso que el enseñar las Siete Leyes Universales con o sin aval rabínico pueda considerarse el ejercicio de una actividad profesional, siendo lógicamente lo que se infiere del artículo 403 CP lo relativo a certificaciones académicas necesarias para el ejercicio de profesiones homologadas como tales por esas certificaciones, por ejemplo, medicina, arquitectura, farmacia y otras, no siendo necesaria tal certificación para el desarrollo de la enseñanza de las Siete Leyes Universales, actividad que no podría considerarse una “actividad profesional desarrollada [que] exigiere un título oficial que acredite la capacitación necesaria y habilite legalmente para su ejercicio”. Por lo cual cabría desestimarse la aplicación de lo contemplado en el artículo 403 CP.

Vuelvo a recalcar que en todo este asunto, y en el marco español, es significativa la inscripción o no en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia, porque, entre otras cosas, de ello se deriva lo siguiente:

En el Registro consta el nombre oficial de la entidad, la fecha y número de inscripción, el domicilio social, una descripción de sus fines, su régimen de funcionamiento y órganos representativos y, en la mayor parte de los casos, los nombres de los representantes legales y de los lugares de culto (iglesias, templos, mezquitas, sinagogas, oratorios, etc).

Con la inscripción en el Registro de Entidades Religiosas la entidad correspondiente adquiere la personalidad jurídica, que le permite actuar en el tráfico jurídico pudiendo realizar actos y negocios jurídicos (comprar, vender, arrendar, etc), personarse ante los Tribunales, etc.

Las entidades inscritas, de acuerdo con lo previsto en el artículo 6 de la Ley Orgánica de Libertad religiosa, tienen plena autonomía y pueden establecer sus propias normas de organización, régimen interno y régimen de su personal; pueden nombrar los dirigentes religiosos que quieran y mantener relaciones con otras organizaciones religiosas, nacionales o extranjeras.

Que son cuestiones esenciales en el marco de las actividades aquí reseñadas.

Ahora el “caso B”:

X es un gentil no circuncidado que, por ende, no ha hecho su bar mitzvah y por lo tanto no es considerado como judío, sin embargo, dice haber estudiado en una yeshivá fundada por gentiles quienes a su vez no fueron autorizados para tal efecto. Debido a esto, él establece una sinagoga y se hace llamar rabino. Para poder mantener dicha sinagoga él recurre a la captación de fondos del público que contribuye para tales efectos.

Análisis del caso (Felipe): X también está cometiendo el delito de estafa puesto que se hace llamar rabino a sabiendas de no serlo y, recurre a la captación de fondos del público para beneficio propio y de terceros.

Análisis del caso (Jorge): Aquí todo descansa sobre las credenciales -y su necesidad o no- que presenta X. El primer punto es lo que se precisa para ser considerado o no rabino según la legislación aplicable, en mi caso es la española, nuevamente hay que recurrir al Registro de Entidades Religiosas, es lo que define que alguien se considere rabino o no oficialmente, en ese sentido resultan por completo irrelevantes cosas como la realización de un bar mitzvah o el haber asistido a una yeshivá fundada por gentiles, eso no afecta a la norma, vuelvo a decir algo ya dicho en el caso anterior: si está reconocido como tal en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia, es decir, si “X” estuviese en España su legitimación para actuar dentro del marco de “entidad religiosa” no vendría ni de un rabinato local ni de una costumbre rabínica, vendría de si su actividad ha sido reconocida o no por el Ministerio de Justicia -con total independencia de lo que hayan dicho o puedan decir miembros de otra confesión religiosa-, en ese sentido, el reconocimiento o no por la vía de rabinato local o la costumbre rabínica resultaría indiferente y nulamente indicativo para el caso en la cuestión de la legitimación.

No es la ley rabínica lo que aquí se aplica, ni en función de ella se decide lo que se es o no se es, por lo cual, por justificado que sea desde el punto de vista rabínico, la validación o no por esa vía resulta irrelevante en este caso.

De los restantes supuestos indicados en el caso fáctico no se derivan, a mi entender, circunstancias tipificadas, los fondos recaudados lo son a título de sostenimiento de la congregación en cuestión y, a la vista del enunciado, nada indica que se destinen a otra cosa, cabe suponer -aunque el enunciado no lo especifica- que dentro del concepto “sostenimiento de la congregación” se incluye el de su dirigente, por lo cual no habría reproche legal que hacer, dado que los miembros de la comunidad serían conscientes de como se utilizarían los fondos por ellos aportados -sabrían que estarían destinados al mantenimiento de la “sinagoga” y el “rabino”-.

No veo aquí que concurran circunstancias que apunten a alguna acción tipificada.

Bueno, el caso C, el real de Calvo Aguilar, Chaves Mora et al. v. Víctimas de Radio María, ya lo has expuesto detalladamente, a mi entender lo que determina la sentencia e inclina al tribunal es lo que el propio tribunal indica cuando dice: “en Radio María se llamó a los escuchas de manera sistemática, a través de campañas permanentes, durante todo el día, a entregar dinero para unos determinados fines que fueron cumplidos mínimamente “ es especialmente claro que ese cumplimiento de mínimos que se deriva en incumplimiento de hecho de los fines para los que se recaudaron los fondos lo que motiva la decisión del Tribunal, es eso lo que define y constituye la estafa detectada y sentenciada, eso y que los “máximos” a los que se destinan los fondos recaudados es al lucro de los promotores de las acciones -sin la menor conciencia de ello por parte de quienes aportan los fondos-, como queda claro cuando se dice: “se llamaba al público creyente a entregar dinero para financiar campañas de evangelización, consejería a matrimonios y personas, así como ayuda alimentaria a familias pobres, cuando, con el tiempo, fue evidente que sólo una pequeña parte –la indispensable para mantener las apariencias y, por tanto, el error- se utilizaba en aquellas finalidades, en tanto que Chaves Mora y Calvo Aguilar, con los dineros recaudados, por una parte, compensaban la inversión económica hecha por el primero y, además, permitían al segundo adquirir un status de vida para sí y para un reducido núcleo de allegados, que disfrutaban de préstamos, viajes vacacionales, cotidianas visitas a hoteles y restaurantes, así como otras adquisiciones de bienes y servicios alejados de las promesas ofrecidas “ y “queda establecido fehacientemente en el fallo, que la audiencia de esta radioemisora fue inducida a error para que entregara sumas de dinero que supuestamente iban a ser destinadas a unos propósitos que, en la práctica y mayoritariamente, se utilizaron en otras actividades y gastos, tanto personales de Calvo Aguilar, de un grupo reducido de familiares y amigos suyos, así como del coimputado Chaves Mora“ para finalizar “la sentencia señala como abiertamente ilícita la solicitud de recursos y servicios que supuestamente tenían una motivación religiosa y caritativa, para luego ser en su mayor parte destinada al aprovechamiento personal, familiar o de un reducido grupo de amigos. Ya se dijo, páginas atrás, que lo determinado por el Tribunal sentenciador fue una serie de hechos en los que los disponentes, sin esperar contraprestación alguna por la naturaleza de este tipo de fraude, afectan sus patrimonios en virtud de motivaciones que posteriormente se demuestran fallidas, gracias a la acción de los coautores”.

Nada que añadir, salvo lo ya dicho y que lo determinante en este tercer caso -y lo que permite establecer la estafa- es la diferencia existente entre el reclamo que permite reunir los fondos y el destino final de estos. Lo sucedido, aplicando el CP de España, caería en lo contemplado en el artículo 248.1 del mismo.

Origen y evolución del llamado judaísmo mesiánico

El “provocar” la parusia es la razón última de la existencia del llamado judaísmo mesiánico. La idea es conseguir que los judíos se conviertan al cristianismo -digamos que exclamen «Hosannnas al Hijo de David», obviamente una vez traspasado- para que se cumpla una condición considerada sine qua nom para que venga el Señor en carne humana nuevamente, es decir, la historia de la parusia o Segunda Venida.

Hablando de exégesis hay que decir que esa -la parusia- es una constante en el cristianismo protestante pero tiene muchísimo menor énfasis en otros cristianismos, el católico, sin ir más lejos, y cuando se menciona es, generalmente, en un contexto no literalista -aunque no se niegue el acontecimiento en sí- y muy reticente respecto al deseo de que esta parusia, de forma explícita y literal, se produzca, un buen ejemplo de esta postura pueden ser las siguientes palabras del actual Pontífice Romano, Benedicto XVI, pronunciadas en la Ciudad del Vaticano, en el año 2008, y en una audiencia general:

Un último punto que quizás parece un poco difícil para nosotros. San Pablo en la conclusión de su segunda Carta a los Corintios repite y pone en boca también a los Corintios una oración nacida en las primeras comunidades cristianas del área de Palestina: Maranà, thà! que literalmente significa «Señor nuestro, ¡ven!» (16,22). Era la oración de la primera comunidad cristiana, y también el último libro del Nuevo testamento, el Apocalipsis, se cierra con esta oración: «¡Señor, ven!». ¿Podemos rezar también nosotros así? Me parece que para nosotros hoy, en nuestra vida, en nuestro mundo, es difícil rezar sinceramente para que perezca este mundo, para que venga la nueva Jerusalén, para que venga el juicio último y el juez, Cristo. Creo que si no nos atrevemos a rezar sinceramente así por muchos motivos, sin embargo de una forma justa y correcta podemos también decir con los primeros cristianos: «¡Ven, Señor Jesús!». Ciertamente, no queremos que venga ahora el fin del mundo. Pero, por otra parte, queremos que termine este mundo injusto. También nosotros queremos que el mundo sea profundamente cambiado, que comience la civilización del amor, que llegue un mundo de justicia y de paz, sin violencia, sin hambre “.

Esta claro, pues, que para el catolicismo romano eso “Maranà, thà!” es algo no literal e interpretable no textualmente sino “plasmando su sentido” en la organización social.

Pero siguiendo con los motivos del mesianismo, éste surge -o se potencia en su versión más moderna- de la idea de «forzar» la condición -la conversión de Israel- y así echar una mano al Espíritu Santo, ese es el sentido de la labor de Martin Chernoff o Moishe Rosen, cada uno en distintas organizaciones, y por ese motivo cultos fundamentalistas estadounidenses dedican esfuerzos y fondos a la concreta labor de “misionar entre los judíos”. Siguiendo con la idea mostrar los contextos en sus textos se puede citar ahora el fragmento de un sermón cristiano fundamentalista al respecto, en concreto baptista, pronunciado por el pastor R. L. Hymers, en el “Tabernáculo Bautista de Los Ángeles”, en noviembre del 2010, es, por tanto, bastante reciente:

Dios ha bendecido en gran manera a los Judíos en los últimos años. En 1948 la Nación de Israel fue establecida. Los Judíos que fueron dispersos y perseguidos por todo el mundo por dos mil años empezaron a regresar a su tierra natal. Israel está rodeado de países Musulmanes que están en contra de los Judíos. Pero Dios ha protegido a Israel – milagrosamente. ¡Esta es una “señal” de la Segunda Venida de Jesucristo!

Además, Dios ha movido los corazones de muchos Judíos. ¡En los últimos treinta y cinco años más de ellos han venido a Jesús que en los mil novecientos años anteriores combinados!

Me senté en el piso con un grupo de jóvenes en Corte Madera, California en 1973, cuando Moishe Rosen oficialmente empezó “Judíos para Jesús”. Estuve orgulloso de llamarlo mi amigo. Él ofició nuestro matrimonio. Mi familia y yo fuimos a verlo a su casa, nos dimos regalos, y almorzamos juntos en el verano del 2009. Ileana y yo fuimos a San Francisco a su funeral a mediados de este año. Moishe Rosen fue un gran evangelista. Se estima que, directa o indirectamente, él fue el instrumento humano responsable de más conversiones Judías a Jesús que cualquier otro hombre desde los días de los Apóstoles.

Seguro que esto es una “señal” de la Segunda Venida. Pocos comentadores modernos dicen que nuestro texto se refiere proféticamente a la conversión de los Judíos. ¡Sin embargo, extrañamente, el Dr. John Gill (1697-1771) lo vio claramente en el siglo 18! Él dijo: “…la profecía parece referirse a la conversión de ellos [los Judíos] en los últimos días” (traducción de John Gill, D.D., An Exposition of the Old Testament, The Baptist Standard Bearer, reimpresa en 1989, tomo 5, p. 573; nota sobre Jeremías 31:18). De nuevo, el Dr. Gill dijo: “De tal manera los Judíos se convertirán en los últimos días” (ibíd., p. 574). Jesús Mismo predicó la dispersión de los Judíos, y su regreso a Jerusalén al final de esta era” (…)

Pero no debemos dejar el texto como una interesante profecía de la venidera redención de Israel. En su ensayo [en Inglés], “La Exposición Debe Tener Aplicación”, “Exposition Must Have Application,” El Dr. Tozer dijo: “No hay nada más aburrido y sin sentido como la doctrina Bíblica enseñada porque sí” (traducción de A. W. Tozer, D.D., “Exposition Must Have Application,” en The Best of A. W. Tozer, compilado por Warren W. Wiersbe, Baker Book House, 1979, p. 140). Por lo tanto debemos aplicar el texto a aquellos entre nosotros que todavía no están convertidos.”

Si en el caso católico resulta clara la renuencia a considerar la parusia como algo literal y, aún más, a desearla -explicitamente Benedicto XVI decía ante la audiencia general para nosotros hoy, en nuestra vida, en nuestro mundo, es difícil rezar sinceramente para que perezca este mundo” y “no queremos que venga ahora el fin del mundo”-, todo lo contrario sucede, como acabamos de ver, en determinado protestantismo, esta claro que no solo se desea ese acontecimiento sino que se trabaja para “acelerarlo”: “Moishe Rosen fue un gran evangelista. Se estima que, directa o indirectamente, él fue el instrumento humano responsable de más conversiones Judías a Jesús que cualquier otro hombre desde los días de los Apóstoles” (…) “Seguro que esto es una “señal” de la Segunda Venida” (…) debemos aplicar el texto a aquellos entre nosotros que todavía no están convertidos”. Curiosa, muy curiosa idea, por lo demás, esa de que el ser humano sea capaz de “forzar” la voluntad divina y provocar algo de tal dimensión como el Apocalipsis, se diría incluso que tal determinación presenta visos de una arrogancia ilimitada -incluso dejando a un lado los parámetros de un análisis racional del asunto en sí-.

El caso es que ese -y no otro- es el “leitmotiv” del “misionar entre los judíos” y a esa labor se aplicaron figuras como Moishe Rosen o Martin Chernoff.

Los primeros intentos de presentar formas judías dentro de la Alianza Cristiano Hebrea de América se saldaron con un rotundo fracaso. En 1917 una propuesta de Mark Levy para guardar las festividades y costumbres judías fue totalmente desestimada, incluso se le consideró, literalmente, una propuesta de «propaganda judaizante» -dicho eso en sentido despectivo-. Así que esa estrategia tuvo que esperar, siendo el desencadenante del desarrollo de la misma la aparición en escena de la figura de Martin Chernoff, que llegaría a ser presidente de la Alianza Cristiano Hebrea de América entre los años 1971 y 1975.

El giro de Chernoff en esta dirección fue gradual, y comenzó a mediados de los años cincuenta con la decisión, entonces muy polémica, de iniciar una beca para un hogar de los creyentes judíos, como su esposa Yohanna refiere:

Así que llevamos a cabo reuniones semanales en nuestro hogar con los creyentes judíos principalmente. En estas reuniones se atendía a sus necesidades personales, les enseñaba la Biblia, los condujo en la oración, y les animó a mostrar el amor a sus familiares no creyentes. Estos informales , pequeños grupos pronto tomó un sabor distintivamente judío” (Chernoff, Yohanna (1996) «Nacido judío muerto judío. La historia de Martin Chernoff», Maryland. Publicaciones Ebed P.80)

En los siguientes años esta evolución fue progresando, dando lugar, a principios de 1970, al concepto de sinagoga mesiánica que empezó a tomar forma. Así los servicios religiosos de los domingos y martes por la noche fueron abandonados y transformados en «los servicios del Sabbat». Se pontemció un «liderazgo musical» presentando la llamada «música judía mesiánica», que empezó a abundar. Los jóvenes judíos iban llegando más facilmente a la creencia de Jesús como Mesías, con la apariencia del deseo cumplido de mantenerse formalmente como comunidad judía, comunidad en la que podían adorar a Jesús. De esa manera esas «sinagogas» empezaron a aparecer por todas partes.

Pero veamos como define el mesianismo y la “visión mesiánica” David Chernoff, hijo y continuador de la labor de Martin Chernoff, el siguiente fragmento es de una entrevista que se realizó en la primavera de 2002 para la revista “Espíritu del Mesías”:

Veo cuatro elementos clave para comprender la visión del judaísmo mesiánico, significamos:

– El avivamiento del movimiento del judaísmo mesiánico es un despertar del tiempo del fin espiritual del pueblo elegido de Dios. Somos los primeros frutos de la salvación de Israel, la restauración espiritual de Israel, en paralelo a la restauración física de Israel.

– Cumplimiento de la profecía – Si bien todos los despertares espirituales son de origen divino, el renacimiento espiritual de Pueblo Escogido de Dios es un cumplimiento directo de la profecía. «Para muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. Después volverán los hijos de Israel, y buscarán al Señor su Dios y a David su rey; y también temerán al Señor y a su bondad en el fin de los días «(Oseas 3:4-5). ¡Qué fuerza y ánimo que nos debe dar ser como mano de obra en los campos de la cosecha! ¡Somos un cumplimiento de la profecía!

– Un producto de la Ruaj HaKodesh (Espíritu Santo) – Este movimiento nació de un gran despertar espiritual en los años 60 y principios de los 70. No fue diseñado, inspirado o formado por cualquier persona, sino por el Espíritu Santo. Nadie puede tomar para sí el crédito de este movimiento. No hay arquitectos ni superestrellas, sólo Yeshúa [Jesús] y Ruach Adonai. Tenemos que asegurarnos de que estamos caminando en el Espíritu y ser guiados por Él todos los días.

– Llamamiento para mantener el Pacto. Otra característica muy clara de este movimiento es el llamamiento que tenemos de Dios para mantener el Pacto de Abraham que nos estableció como una nación y como pueblo. Tenemos que seguir siendo judíos. No debemos asimilarnos. Debemos ser una luz distinta en nuestra gente para que vean que creyendo en Yeshua se es judío.

«Un judío no se convierta en menos de un judío mediante la aceptación de Yeshua, pero aun más… En esencia, se convierte en un judío completo o terminado, Yeshúa no vino a iniciar una nueva religión, sino para cumplir con nuestra fe judía Él dijo:» No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas, no he venido para abrogar, sino para cumplir «(Mt. 5:17). ¿Cómo podría yo, como judío convertido, ser menos judío al aceptar el Mesías de Israel?»

David Chernoff pasa a advertir que, en su esfuerzo por mantener su identidad judía, los mesiánicos debe tener cuidado de no «seguir a los rabinos (Talmud)», o de «errar en el lado de la iglesia cristiana», y creo que es nuestro principal trabajo «construir puentes, para volver a la iglesia a sus raíces judías o para reconciliarla con ellas».» El trabajo principal de los Mesiánicos es llevar el evangelio de salvación a los judíos de todo el mundo y dentro de la nación israelí.”

Se diría que vuelven a quedar claros objetivos y finalidades, de paso algún comentario, aun siendo gentil me atrevería a contestar a David Chernoff cuando se pregunta “¿Cómo podría yo, como judío convertido, ser menos judío al aceptar el Mesías de Israel?”, pues muy sencillo: aceptando a un falso Mesías y afirmando que es Dios. Tal persona dejaría de ser judío exactamente por el mismo motivo que un cristiano dejaría de ser cristiano pronunciando sinceramente lo que sigue: “No hay más Dios que Allah y Mahoma es su Profeta”. Quién afirmase eso no sería un “cristiano mahometano” sería un musulmán.

Martin «Moishe» Rosen (nacido el 12 abril 1932 y fallecido el 19 mayo 2010) es otra figura determinante dentro de esa estrategia de «conversión de los judíos». La principal diferencia con Martin Chernoff es que Rosen no deja las formas cristianas sino que se centra en una «evangelización» típica, que mantiene las formulaciones cristianas, aunque con la especificidad de dirigirse a los judíos. Para ello fundó la organización «Judios para Jesús»-creada en San Francisco en 1973-, de la que fue Director Ejecutivo, que es una organización misionera que se centra específicamente en la evangelización del pueblo judío.

Rosen y su esposa se convirtieron al cristianismo evangélico en 1953. Después de graduarse en el Northeastern Bible College, Rosen se comprometió a ser un misionero entre los judíos. Fue ordenado pastor en 1957, dentro de la Iglesia Conservadora Bautista. Y dirigió congregaciones cristiano-hebreas, trabajando durante 17 años para la Junta Americana de Misiones a los Judios (ABMJ), con el objetivo declarado de atraer conversos. A partir de 1970, fundó Ministerios Hineni que después se convertiría en Judios para Jesús. En 1973 abandonó sus cargos en la ABMJ para dedicarse por completo a la organización «Judios para Jesús». En 1986, recibió un «honoris causa» como Doctor en Divinidad del Seminario Bautista Conservador Western de Portland (Oregón) y, en 1997, la Asociación Bautista Conservadora lo nombró «Héroe de la Fe».

Tenemos, pues, una trayectoria completamente cristiana, abocada al misionerismo entre los judíos pero manteniendo las formas cristianas, esa es, probablemente, la principal diferencia entre Martin Chernoff y Martin Moishe Rosen, al margen de eso coinciden en su mensaje de que es posible ser judío y aceptar a Jesús como el Mesías de forma simultánea. En todo caso sus finalidades eran idénticas, siendo, en última instancia, la provocación de la parusia el motor de su acción.

Pero lo que sucedió tras estos inicios claramente estadounidenses del movimiento es otro fenómeno -diría que sociológicamente interesante-, y es que si el éxito misionero entre los judíos fue tirando a escaso -incluso se diría que bastante desastroso en relación a su objetivo de lograr la conversión masiva de Israel al cristianismo- fue mayor entre los gentiles y, me atrevería a decir, que tiene una expansión a buen ritmo en Latinoamérica, expansión que enlaza el éxito misionero del mesianismo con el éxito misionero del fundamentalismo cristiano de origen estadounidense -que ya se había alcanzado a costa del tradicional catolicismo romano de la región-. Eso ha llevado a una curiosa paradoja, a que no se tiene exactamente a unos judíos que conservando sus formas tradicionales -o algunas de ellas- se han convertido al cristianismo, sino a unos cristianos gentiles que han judeizado formalmente -en lo externo, en la forma- su culto cristiano y, de paso, lo confunden con judaísmo -cuando eso, por contenido doctrinal, carece de sentido-.

Esto último parece que dificilmente vaya a acelerar la parusia -a fin de cuentas los judíos siguen siendo mayoritariamente tales-, al margen de lo cual resulta un fenómeno que no es el previsto por la estrategia misionera en cuestión, dado que este resultado es imprevisto y se escapa a los objetivos iniciales es de difícil previsión donde irá a parar y de que objetivos se dotará -porque ha de buscar otros diferentes a «la conversión del pueblo de Israel», en tanto en cuanto los convertidos ni forman ni han formado parte de ese pueblo-.

Así, en esta parte del fenómeno, lo que tenemos son grupos sociales que adoptan formas que ellos creen que son propias de los judíos -algunas lo son pero otras no, siendo o puramente folclóricas y descontextualizadas (por ejemplo, pasearse con mantos de oración) o directamente inventadas-, expresiones y un lenguaje cotidiano que creen “judío” -salpicando su propio idioma con palabras judías aquí allá, no para expresarse mejor sino para “hebraizar”- y costumbres que consideran judías -como sucede con las formas algunas lo son y otras no-.

Se diría que este aspecto externo prima como mínimo tanto -sino llega a pesar más- que los contenidos doctrinales del movimiento, que en eso son herederos de su matriz cristiana estadounidense, aunque difieren en un hecho fundamental, el sentido del movimiento estadounidense era convencer a judíos de hacerse cristianos manteniendo lo que podríamos denominar ciertas costumbres y formas culturalmente propias, aquí, sin embargo, eso no esta presente, tenemos claramente no solo un proceso de conversión religiosa sino uno de aculturación galopante, en pro, además, no de otra cultura sino de algo más absurdo: la imagen irreal y fabricada que es atribuye falsamente a otra cultura. Porque el conjunto es falso -al margen de que ciertas piezas puedan corresponder, aisladamente, a un contexto judío-.

La resultante ofrece cosas muy paradójicas, como el sincero convencimiento -aunque totalmente falso e infundado- de la mayoría de miembros de esas comunidades de “ser judíos”, ello lleva a veces a otros procesos curiosos, como el “rastreo” de orígenes judíos entre los ancestros, sea a nivel puramente personal o a nivel más general, llegando a buscar “orígenes judíos” en ciudades, regiones o naciones enteras.

Socilógicamente eso muestra una crisis de identidad, que adopta la peculiar versión de personas que negando ser lo que son quieren pasar a ser judíos. Identidad, esta última, que copian tanto como mitifican.

Nazaret. La ciudad que se imaginó

Nazaret es un nombre interesante, se suele asociar a dos cosas a Jesús llamado de Nazaret y a la población de Nazaret. Lo que vamos a tratar tiene que ver con ambos, pero de entrada nos centraremos en la viabilidad del nombre Nazaret como topónimo urbano.

Con Nazaret sucede una cosa curiosa, sabemos que existe como aldea en el siglo IV EC y que es entonces cuando adquiere su fama como población de origen de Jesús de Nazaret, sabemos también que esta poblada a mediados del siglo II EC pero… sabemos también que no lo esta anteriormente. En otras palabras, no existía ni ciudad, ni población, ni siquiera aldea alguna -a lo sumo alguna granja en la zona- en el sitio de Nazaret entre los reinados de Octavio César Augusto y Tiberio César, época en la que se supone que vivió Jesús de Nazaret y en la que, según la totalidad de los evangelios canónicos –tanto los sinópticos como Juan- existía esa población y, además, siguiendo a Lucas –por ejemplo- como toda una ciudad en la que el propio Jesús tendrá sus más y sus menos con sus paisanos –o supuestos paisanos, tan supuestos como él mismo-.

Hay que decir que eso resultaría ser milagroso, al menos entre los reinados de Octavio César Augusto y Tiberio César, porque Jesús se estaría moviendo en una ciudad inexistente habitada por fantasmas o personajes imaginarios que habrían encarnado como él.

Secuencia arqueológica de Nazaret

El caso es que en el lugar que existe la actual Nazaret no hay vestigio alguno de una ciudad anterior al 135 EC, es decir, anterior a la rebelión de Bar Kobcha. Veamos cuales son los estratos que nos ofrece la Arqueología respecto a Nazaret y sus alrededores:

Mesolítico: 13 esqueletos humanos y diversos artefactos, localizados en una cueva situada en el Monte del Precipicio.

Edad de Bronce: Tres tumbas datadas entre el 2000 y el 1200 aEC, únicamente restos de cerámica funeraria.

Edad de Hierro (entre 1200 y 586 aEC): Diferentes restos cerámicos, casi todo en fragmentos, se cuentan cinco vasos, jarras y tinajas, parte del material puede ser funerario y otro no lo es. Estos restos se hallaron en cuevas y cavidades cercanas a la Iglesia de la Anunciación.

Entre el 586 y el 37 aEC: Ningún resto datado.

Entre el 37 aEC y el 70 EC: Aquí aparecen restos de lámparas funerarias, entre seis y diez lámparas de aceite en fragmentos, todas de ajuares de enterramientos. La datación puede ser la indicada pero hay ciertas dudas que podrían situar a todas o alguna de ellas en el 150 EC. Se localizaron bajo la Iglesia de la Anunciación y en grutas cercanas a ella. En el 2009 se descubre algunos restos de lo que pudiera ser una granja aislada en la zona, la datación de las estructuras es difícil pero algunos utensilios se sitúan entre el  siglo I aEC y el I EC, a inicios del siglo II EC esta estructura está fuera de uso -desaparece la granja-.

Entre el 70 y el 180 EC: Más material funerario –cuatro lámparas- y un total de tres tumbas-

Entre el 180 y el 324 EC: Siete lámparas en dos tumbas. También cerámica y fragmentos de vidrio de los siglos III y IV EC, todo ello material funerario. Aquí aparecen los restos de un edificio del período romano tardoantiguo –siglo IV EC- y una moneda romana –también del siglo IV EC-.

Los comienzos de la actual Nazaret

Tenemos pues que Nazaret es solo una población de muertos –una necrópolis- entre los siglos I aEC y el II EC y alguna posible granja -no un pueblo, menos una ciudad- . Bien ¿por qué hasta el II EC? Pues porque la Arqueología nos ofrece otra prueba que nos remite al II EC, justo tras la II Guerra Judía, en concreto se trata de una piedra de mármol hallada en la sinagoga de Cesárea Marítima que ofrece un listado de familias sacerdotales que buscan refugio tras la guerra con Adriano y los lugares dónde se ubican, entre ellos hay esta cita:

“El décimo octavo curso sacerdotal (llamado) Hapizzes, relocalizado en Nazaret”

De los veinticuatro “cursos” sacerdotales que se mencionan uno de ellos, el dieciocho, se refugia en Nazaret. Que entonces era básicamente una necrópolis utilizada sobre todo por la cercana Japha. Se remueven las tumbas y se instala una aldea con los refugiados. Nazaret quedaba cerca de Sephoris pero, a la vez, estaba fuera de la mencionada ciudad, cosa que convenía a las familias sacerdotales dado que Sephoris era una ciudad gentil.

Los descendientes de esos refugiados son los que habitaban la –ahora sí- aldea –ciudad no lo era- de Nazaret cuando es “descubierta” por la topografía cristiana en el siglo IV EC. A partir de ese momento comienza una presencia cristiana alrededor del llamado “pozo de María”, localizado algo al norte de la primera aldea judía, el poblamiento cristiano acaba por imponerse al judío, aunque algunos habitantes judíos vuelven a aparecer en el valle para ser definitivamente expulsados en el siglo VII EC.

En cualquier caso Nazaret solo es habitada comunalmente a partir del siglo II EC, lo es como una pequeña aldea hasta que en el siglo IV se produce una expansión y la generación de una ciudad cristiana tras la “consagración” del lugar como el de la “ciudad originaria” de Jesús de Nazaret, quedando constituido como punto de peregrinación.

Nazaret en los evangelios

Esos son los datos de la Arqueología y la Historia, ahora bien, es fácilmente observable que estos datos no coinciden con los que ofrecen los textos básicos del cristianismo, es decir, con aquello que dicen los cuatro evangelios canónicos –unos con más y otros con menos detalle- sobre una ciudad de Galilea –y hablan de “ciudad” no de aldea o caserío- llamada “Nazaret”, especialmente el texto de Lucas se extiende al respecto. Veamos las referencias evangélicas.

En el evangelio de Mateo:

“y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: = Será llamado Nazoreo. =” (Mateo 2:23, Biblia de Jerusalén, edición en castellano de 1976)

“καὶ ἐλθὼν κατῴκησεν εἰς πόλιν λεγομένην ναζαρέτ, ὅπως πληρωθῇ τὸ ῥηθὲν διὰ τῶν προφητῶν ὅτι ναζωραῖος κληθήσεται.” (Mateo 2:23, Textos Griegos del Nuevo Testamento, versión Nestle-Aland, 26/27 edición)

La Biblia de Jerusalén traduce κληθήσεται por “Nazoreo” pero es muy usual utilizar la voz “Nazareno”. La palabra ναζαρέτ se traduce por “Nazaret”.

“Y dejando Nazará, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí” (Mateo 4:13, Biblia de Jerusalén, edición en castellano de 1976)

“καὶ καταλιπὼν τὴν ναζαρὰ ἐλθὼν κατῴκησεν εἰς καφαρναοὺμ τὴν παραθαλασσίαν ἐν ὁρίοις ζαβουλὼν καὶ νεφθαλίμ· “(Mateo 4:13, Textos Griegos del Nuevo Testamento, versión Nestle-Aland, 26/27 edición).

Aquí la voz ναζαρὰ es la que se traduce por “Nazará”.

“Y la gente decía: «Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea.»” (Mateo 21:11, Biblia de Jerusalén, edición en castellano de 1976)

“οἱ δὲ ὄχλοι ἔλεγον, οὖτός ἐστιν ὁ προφήτης ἰησοῦς ὁ ἀπὸ ναζαρὲθ τῆς γαλιλαίας.” (Mateo 21:11, Textos Griegos del Nuevo Testamento, versión Nestle-Aland, 26/27 edición).

Ahora es el término griego ναζαρὲθ lo que se traduce por “Nazaret”.

En el evangelio de Marcos:

“Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.” (Marcos 1:9, Biblia de Jerusalén, edición en castellano de 1976)

“καὶ ἐγένετο ἐν ἐκείναις ταῖς ἡμέραις ἦλθεν ἰησοῦς ἀπὸ ναζαρὲτ τῆς γαλιλαίας καὶ ἐβαπτίσθη εἰς τὸν ἰορδάνην ὑπὸ ἰωάννου.” (Marcos 1:9, Textos Griegos del Nuevo Testamento, versión Nestle-Aland, 26/27 edición).

La palabra ναζαρὲτ es la que se traduce por “Nazaret”.

En el evangelio de Lucas:

“Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret” (Lucas 1:26, Biblia de Jerusalén, edición en castellano de 1976).

“ἐν δὲ τῶ μηνὶ τῶ ἕκτῳ ἀπεστάλη ὁ ἄγγελος γαβριὴλ ἀπὸ τοῦ θεοῦ εἰς πόλιν τῆς γαλιλαίας ᾗ ὄνομα ναζαρὲθ” (Lucas 1:26, Textos Griegos del Nuevo Testamento, versión Nestle-Aland, 26/27 edición).

Es ναζαρὲθ lo que se traduce por “Nazaret”.

“Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David” (Lucas 2:4, Biblia de Jerusalén, edición en castellano de 1976).

“ἀνέβη δὲ καὶ ἰωσὴφ ἀπὸ τῆς γαλιλαίας ἐκ πόλεως ναζαρὲθ εἰς τὴν ἰουδαίαν εἰς πόλιν δαυὶδ ἥτις καλεῖται βηθλέεμ, διὰ τὸ εἶναι αὐτὸν ἐξ οἴκου καὶ πατριᾶς δαυίδ,” (Lucas 2:4, Textos Griegos del Nuevo Testamento, versión Nestle-Aland, 26/27 edición).

Nuevamente ναζαρὲθ es “Nazaret”.

“Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret” (Lucas 2:39, Biblia de Jerusalén, edición en castellano de 1976).

“καὶ ὡς ἐτέλεσαν πάντα τὰ κατὰ τὸν νόμον κυρίου, ἐπέστρεψαν εἰς τὴν γαλιλαίαν εἰς πόλιν ἑαυτῶν ναζαρέθ.” (Lucas 2:39, Textos Griegos del Nuevo Testamento, versión Nestle-Aland, 26/27 edición).

Vuelve ναζαρὲθ a ser “Nazaret”.

“Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón” (Lucas 2:51, Biblia de Jerusalén, edición en castellano de 1976)

“καὶ κατέβη μετ᾽ αὐτῶν καὶ ἦλθεν εἰς ναζαρέθ, καὶ ἦν ὑποτασσόμενος αὐτοῖς. καὶ ἡ μήτηρ αὐτοῦ διετήρει πάντα τὰ ῥήματα ἐν τῇ καρδίᾳ αὐτῆς.” (Lucas 2:51, Textos Griegos del Nuevo Testamento, versión Nestle-Aland, 26/27 edición).

Otra vez ναζαρὲθ se traduce por “Nazaret”.

“14 Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región.

15 El iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos.

16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.

17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:

18 = El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos =

19 = y proclamar un año de gracia del Señor. =

20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.

21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.»

22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»

23 El les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria.»

24 Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria.»

25 «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país;

26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a = una mujer viuda de Sarepta de Sidón. =

27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.»

28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;

29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle.

30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó”

(Lucas 4:14-30, Biblia de Jerusalén, edición en castellano de 1976)

14 καὶ ὑπέστρεψεν ὁ ἰησοῦς ἐν τῇ δυνάμει τοῦ πνεύματος εἰς τὴν γαλιλαίαν. καὶ φήμη ἐξῆλθεν καθ᾽ ὅλης τῆς περιχώρου περὶ αὐτοῦ.

15 καὶ αὐτὸς ἐδίδασκεν ἐν ταῖς συναγωγαῖς αὐτῶν, δοξαζόμενος ὑπὸ πάντων.

16 καὶ ἦλθεν εἰς ναζαρά, οὖ ἦν τεθραμμένος, καὶ εἰσῆλθεν κατὰ τὸ εἰωθὸς αὐτῶ ἐν τῇ ἡμέρᾳ τῶν σαββάτων εἰς τὴν συναγωγήν, καὶ ἀνέστη ἀναγνῶναι.

17 καὶ ἐπεδόθη αὐτῶ βιβλίον τοῦ προφήτου ἠσαΐου, καὶ ἀναπτύξας τὸ βιβλίον εὖρεν τὸν τόπον οὖ ἦν γεγραμμένον,

18 πνεῦμα κυρίου ἐπ᾽ ἐμέ, οὖ εἵνεκεν ἔχρισέν με εὐαγγελίσασθαι πτωχοῖς, ἀπέσταλκέν με κηρύξαι αἰχμαλώτοις ἄφεσιν καὶ τυφλοῖς ἀνάβλεψιν, ἀποστεῖλαι τεθραυσμένους ἐν ἀφέσει,

19 κηρύξαι ἐνιαυτὸν κυρίου δεκτόν.

20 καὶ πτύξας τὸ βιβλίον ἀποδοὺς τῶ ὑπηρέτῃ ἐκάθισεν· καὶ πάντων οἱ ὀφθαλμοὶ ἐν τῇ συναγωγῇ ἦσαν ἀτενίζοντες αὐτῶ.

21 ἤρξατο δὲ λέγειν πρὸς αὐτοὺς ὅτι σήμερον πεπλήρωται ἡ γραφὴ αὕτη ἐν τοῖς ὠσὶν ὑμῶν.

22 καὶ πάντες ἐμαρτύρουν αὐτῶ καὶ ἐθαύμαζον ἐπὶ τοῖς λόγοις τῆς χάριτος τοῖς ἐκπορευομένοις ἐκ τοῦ στόματος αὐτοῦ, καὶ ἔλεγον, οὐχὶ υἱός ἐστιν ἰωσὴφ οὖτος;

23 καὶ εἶπεν πρὸς αὐτούς, πάντως ἐρεῖτέ μοι τὴν παραβολὴν ταύτην· ἰατρέ, θεράπευσον σεαυτόν· ὅσα ἠκούσαμεν γενόμενα εἰς τὴν καφαρναοὺμ ποίησον καὶ ὧδε ἐν τῇ πατρίδι σου.

24 εἶπεν δέ, ἀμὴν λέγω ὑμῖν ὅτι οὐδεὶς προφήτης δεκτός ἐστιν ἐν τῇ πατρίδι αὐτοῦ.

25 ἐπ᾽ ἀληθείας δὲ λέγω ὑμῖν, πολλαὶ χῆραι ἦσαν ἐν ταῖς ἡμέραις ἠλίου ἐν τῶ ἰσραήλ, ὅτε ἐκλείσθη ὁ οὐρανὸς ἐπὶ ἔτη τρία καὶ μῆνας ἕξ, ὡς ἐγένετο λιμὸς μέγας ἐπὶ πᾶσαν τὴν γῆν,

26 καὶ πρὸς οὐδεμίαν αὐτῶν ἐπέμφθη ἠλίας εἰ μὴ εἰς σάρεπτα τῆς σιδωνίας πρὸς γυναῖκα χήραν.

27 καὶ πολλοὶ λεπροὶ ἦσαν ἐν τῶ ἰσραὴλ ἐπὶ ἐλισαίου τοῦ προφήτου, καὶ οὐδεὶς αὐτῶν ἐκαθαρίσθη εἰ μὴ ναιμὰν ὁ σύρος.

28 καὶ ἐπλήσθησαν πάντες θυμοῦ ἐν τῇ συναγωγῇ ἀκούοντες ταῦτα,

29 καὶ ἀναστάντες ἐξέβαλον αὐτὸν ἔξω τῆς πόλεως, καὶ ἤγαγον αὐτὸν ἕως ὀφρύος τοῦ ὄρους ἐφ᾽ οὖ ἡ πόλις ᾠκοδόμητο αὐτῶν, ὥστε κατακρημνίσαι αὐτόν·

30 αὐτὸς δὲ διελθὼν διὰ μέσου αὐτῶν ἐπορεύετο.

(Lucas 4:14-30, Textos Griegos del Nuevo Testamento, versión Nestle-Aland, 26/27 edición).

Aquí es ναζαρά la voz que traducida queda como “Nazará”.

En el evangelio de Juan:

“45 Felipe se encuentra con Natanael y le dice: «Ese del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret.»

46 Le respondió Natanael: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?» Le dice Felipe: «Ven y lo verás.»”

(Juan 1:45-46, Biblia de Jerusalén, edición en castellano de 1976).

“45 εὑρίσκει φίλιππος τὸν ναθαναὴλ καὶ λέγει αὐτῶ, ὃν ἔγραψεν μωϊσῆς ἐν τῶ νόμῳ καὶ οἱ προφῆται εὑρήκαμεν, ἰησοῦν υἱὸν τοῦ ἰωσὴφ τὸν ἀπὸ ναζαρέτ.

46 καὶ εἶπεν αὐτῶ ναθαναήλ, ἐκ ναζαρὲτ δύναταί τι ἀγαθὸν εἶναι; λέγει αὐτῶ [ὁ]
φίλιππος, ἔρχου καὶ ἴδε.” (Juan 1:45-46, Textos Griegos del Nuevo Testamento, versión Nestle-Aland, 26/27 edición).

El término ναζαρὲτ es aquí “Nazaret”.

Nazaret, Nazará y Nazareno

En todos los casos tanto “Nazará” como “Nazaret” hacen en estos versículos referencia a la misma teórica población –recordemos que con categoría de “ciudad”-, en griego se usa ναζαρά para “Nazará”, y ναζαρὲτ o ναζαρὲθ para “Nazaret”. Sin embargo es otra palabra la que nos acerca a la clave del misterio y… a la demostración de la construcción del texto en distintas etapas –unas muy tardías-, se trata de κληθήσεται, que puede traducirse por “Nazoreo” o “Nazareno”, porque si κληθήσεται puede ser “Nazareno” también lo puede ser ναζαρηνέ –término que aparece, por ejemplo, en Marcos 1:24 o en Lucas 4:34-, lo mismo que ναζαρηνός –que aparece en Marcos 10:47-, sucede que ναζαρηνέ o ναζαρηνός se puede traducir por “Nazareno” o –teóricamente- desglosarse en la expresión “de Nazaret”. Y tal vez parezca lo mismo “Jesús nazareno” que “Jesús de Nazaret”, pero… resulta que no lo es, y por aquí se entiende que pasó y como, forzosamente, al menos una parte de los textos evangélicos son… del siglo IV EC, Y de paso que su contenido es de dudosa fiabilidad histórica,

La clave del significado de “nazareno” la aporta un texto gnóstico de filiación valentiniana, se trata del Evangelio de Felipe, que forma parte de la Biblioteca de Nag Hammadi y está redactado en copto, el versículo 47 dice:

“Los apóstoles que nos precedieron le llamaban así: Jesús el nazareno° Mesías— es decir, Jesús el nazareno Cristo. El último nombre es Cristo, el primero es Jesús, el de en medio es [nazareno]. Mesías tiene dos significaciones: tanto ungido como medición. Jesús en hebreo, es la salvación. Nazara es la verdad [en hebreo], por eso el nazareno es el verdadero. El Cristo es la medición, el [nazareno] y Jesús son los medidos.”

(Evangelio de Felipe, 47, Textos de Nag Hammadi)

El evangelio de Felipe se data en el siglo III EC, no deja de resultar curioso que alguien del siglo III EC este informado de los significados de los términos “Jesús”, “nazareno” y “Mesías” o “Cristo” mientras que autores supuestamente anteriores no sólo no lo saben sino que hasta embarcan al personaje en vivencias y conflictos en,,, ¡una necrópolis!

El autor del evangelio de Felipe es consciente de los significados crípticos de cada término –y obsérvese que cada uno de ellos es un título que refleja una cualidad o un conocimiento, ninguno es un nombre, ni de persona ni de topónimo-. Tenemos aquí la “salvación”, la “verdad” y la “medida” –que también unge-. También tenemos una clave: como funciona la fórmula que se construye a partir de unos títulos –que elemento mide y cuales son medidos. La resultante es que “La salvación verdadera unge” y, también, “La salvación verdadera es medida”. Lo que no tenemos es ni un nombre de persona, ni un nombre de ciudad, ni tampoco un ungido sino una unción –un acto, no una persona-. Y, todo ello, ¿quién lo explica? Pues un texto gnóstico valentiniano del siglo III EC que le enmienda la plana a los evangelistas canónicos del… siglo IV EC.

Pero no solo sucede con un texto gnóstico, también sucede con uno helenista, así la única mención que hace Celso –pese a que recoge las versiones cristianas de su época, finales del siglo II EC o principios del siglo III EC- a “nazareno” es una mención a “titulatura” o a “cualidad” no a gentilicio, es la que sigue:

“¿Por qué los amenaza él, si desobedecieron sus mandamientos, de tratarlos como enemigos declarados mientras que el Hijo, el Nazareno, formula preceptos completamente opuestos…?”

(Celso, El discurso verdadero contra los cristianos, 88)

En Celso aparece frecuentemente la palabra “Jesús” –que curiosamente no aparece cuando al comienzo relata el “affaire” Ben Panthera-, una vez “Nazareno” y ninguna una supuesta población llamada “Nazaret”.

Otra posibilidad que se apunta es que si Iesous o Iosous – ησοῦς- es la transliteración al griego de Yeshúa –ישׁוע- que significa “salvador” o “salvación”, Nazoraios o Nazarenos – ναζαρηνέ- sea la transliteración al griego del hebreo “netser” o “netzer” -סניף- que significa “rama”. Lo que no dejaría de implicar otra referencia a titulatura, dado que quedaría así: “La salvación [brota] de la rama”. Y ese significado, relativamente críptico, nos lleva de vuelta al gnosticismo y sus características.

No obstante, respecto a esta interpretación hay algunas objeciones lingüísticas derivadas de la transliteración del hebreo al griego, según esto no se utiliza la zeta sino la sigma para transliterar la letra hebrea tzade.

La “hipótesis toponímica”

Si vamos a otras fuentes en busca de referencia toponímica vemos que Flavio Josefo –que fue comandante en jefe de las fuerzas judías en Galilea- menciona a la cercana Japha –a poco más de kilómetro y medio al suroeste de la actual Nazaret- pero no menciona para nada a una “Nazaret”, pese a que hace un recuento y menciona a cuarenta y cinco ciudades y pueblos de Galilea –véase Flavio Josefo, Guerra Judía, especialmente para los incidentes de Jotapata y Japha Libro III-.

El Talmud menciona a sesenta y tres ciudades de Galilea, no aparece allí Nazaret, tampoco lo hace en ninguna fuente de la literatura rabínica antigua y… tampoco la menor referencia en el Tanaj.

La primera referencia situando Nazaret como un lugar geográfica real -Orígenes había intentado desentenderse de la cuestión por la vía del lugar mítico-, viene de la mano de Eusebio de Cesárea -la misma mano que despliega tanta inventiva como desprecio a la veracidad al generar el «Testimonium Flavianum». Así, en su obra “Onomasticon” Eusebio presenta una lista geográfica de los lugares santos mencionados en la Biblia, allí aparece Nazaret. Bien, al margen de la fiabilidad de Eusebio tenemos la cronología, el santo «Padre de la Iglesia» vive en el siglo IV EC, entonces sí se podía mencionar una Nazaret.

Para “salvar” la “hipótesis toponímica” los autores cristianos se remiten constantemente a una “insignificante aldea”, pero es que eso tampoco funciona siguiendo lo que explican los textos, especialmente lo referido en el evangelio de Lucas 4:14-30, recordémoslo:

“14 Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región.

15 El iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos.

16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.

17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:

18 = El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos =

19 = y proclamar un año de gracia del Señor. =

20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.

21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.»

22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»

23 El les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria.»

24 Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria.»

25 «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país;

26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a = una mujer viuda de Sarepta de Sidón. =

27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.»

28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;

29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle.

30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó”

(Lucas 4:14-30, Biblia de Jerusalén, edición en castellano de 1976)

¿Tenemos aquí un mero villorrio que no llega a aldea? Parece que no, tenemos una sinagoga en funcionamiento y no solo parientes –caso que sucedería en algo de las dimensiones de un caserío- sino paisanos, que no dudan en intentar despeñarle por un acantilado.

Por otra parte tanto el texto de Lucas como el de Mateo llaman “ciudad” a “Nazaret”, no hablan de ningún villorrio.

Luego lo que explica el texto no coincide en absoluto con una supuesta y minimalista aldea que, por otro lado, resulta que… tampoco aparece a través de la evidencia arqueológica, a partir de ella solo aparecen dos tipos de habitantes: los de las tumbas y los de una granja.

Conclusiones

¿Qué significado puede tener todo eso? Pues diverso. El primero es cronológico y remite a que la redacción definitiva de los cuatro evangelios canónicos forzosamente es posterior a mediados del siglo II EC y lo más probable centrada en el siglo IV EC –cuando “Nazaret” aparece en la topografía cristiana sacra-. El segundo es que los redactores de esas versiones de los evangelios canónicos ya han perdido de vista el significado de “nazareno”, al punto que lo confunden con un gentilicio cuando no lo es. El tercero es que la inclusión de las falsas referencias toponímicas que se derivan de “nazareno” muestran que la información que aparece en los evangelios canónicos no solo no es relativamente contemporánea a los supuestos relatados sino que, además, no es fiable. Cuarto, que resulta imposible mantener la hipótesis Q para los sinópticos en todo aquello que aparece “Nazaret” en cuanto ciudad y topónimo y “nazareno” entendido como gentilicio –en el mejor de los casos serían interpolaciones tardías y del todo alejadas en el tiempo-. Quinto, que si “nazareno” significa “el verdadero” y deriva de “nazara” –“la verdad”, transliteración del hebreo אמת o האמת – nos encontraríamos ante un planteamiento enteramente gnóstico –como el que muestra el valentiniano evangelio de Felipe-. Sexto, es igualmente un planteamiento gnóstico el que remite a “netser” en cuanto a título que complementa el contenido etimológico de “Yeshúa” –que también funcionaría en ese caso como título y no como nombre propio-.

Jesús, Iesous y Yeshúa

Yeshua o Yeshúa es un nombre teofórico –que alude a la divinidad- hebreo y que significa “el Salvador” –en sentido más estricto “YHVH salva” o “YHVH es salvación”-.

Puede encontrarse referido en la literatura hebrea, sin ir más lejos el autor del Eclesiástico se llamaba Yeshúa ben Sirac –Jesús hijo de Sirac- y Flavio Josefo menciona a otro Jesús –que no es el supuesto nazareno aunque en algunas cosas lo recuerda sospechosamente- en la “Guerra de los Judíos”. Si en el Eclesiástico el nombre aparece en su forma original hebrea –ישׁוע– en la obra de Josefo aparece en su versión griega – ἰησοῦ- que es la misma forma en la que aparece en el NT.

En realidad la referencia original al Jesús figura del cristianismo es el término griego ἰησοῦ, que si transliteramos es “Iesous” –fonéticamente sonaría así en castellano y, también, se transcribiría así al alfabeto latino-, por lo cual eso de “volver a las raíces” respecto al nombre en cuestión aplicado al personaje en cuestión llamándolo “Yeshúa” es cualquier cosa… menos acudir a las raíces de ese personaje, que son ni más ni menos que ἰησοῦ.

Otra cosa es que de los originales del texto griego –véase la versión Nestle-Aland- se derive lógicamente que ese nombre sea una traducción del nombre hebreo “Yeshúa”, es muy probable, pero el caso es que la fuente original para ese Jesús es la que es y no otra.

No obstante, no conviene perder de vista la etimología hebrea del nombre Yeshúa, esto es “el Salvador”, porque puede ser sospechosamente significativa –“sospechosamente”, es decir, no más allá de la sospecha-.

Tanto los autores del conjunto del Nuevo Testamento como los de los Evangelios muestran un conocimiento de lo judío y del judaísmo, eso queda claro leyendo sus exposiciones, ahora, eso no significa ni que sean judíos ni que asuman el judaísmo. Eso es una extrapolación aventurada y hasta se diría que un tanto gratuita, cuando menos en función del contenido doctrinal del NT y de la manera que ese conocimiento del judaísmo no se usa para presentar una “variante” del judaísmo sino para presentar una creencia sincrética profundamente diferente, eso puede observarse en varias cosas, no es la menor sino la mayor la utilización de las formas nominativas de la divinidad –en lo más cercano que hay a la formulación del perdido Shem Hamephorash- para presentar a “Yeshúa” –recordemos “el Salvador”- no como relacionado o enviado por la divinidad sino como la divinidad misma, esto es, Dios encarnado.

La idea de la encarnación de Dios es completamente ajena al judaísmo y no puede haber surgido de él, por el contrario es perfectamente compatible en otros entornos, como el helenístico –aun cuando en sus formulaciones más elaboradas filosóficamente esto se descarta-y en otros todavía más antiguos como los propios de Mesopotamia. Si esa encarnación se fusiona con el arquetipo del héroe salvífico tenemos una poderosa imagen y, una imagen, que cuadra bastante bien en sus características con las que definen a la figura central del cristianismo.

El héroe, por lo tanto, es el hombre o la mujer que ha sido capaz de combatir y triunfar sobre sus limitaciones históricas personales y locales y ha alcanzado las formas humanas generales, válidas y normales. (…). El héroe ha muerto en cuanto a hombre moderno; pero como hombre eterno —perfecto, no específico, universal— ha vuelto a nacer. Su segunda tarea y hazaña for­mal ha de ser (como Toynbee declara y como todas las mitologías de la humanidad indican) volver a nosotros, transfigurado y enseñar las lecciones que ha aprendido sobre la renovación de la vida.”

(Joseph Campbell, El Héroe de las mil caras)

Campbell resalta también otras cualidades arquetípicas de la figura de Jesús, lo hace mostrando paralelismos con el Buda y, en concreto, recalca la dimensión salvadora:

El Buddha debajo del Árbol de la Iluminación (el Árbol Bo) y Cristo bajo el Árbol de la Redención son figuras análogas, incorporadas al arquetípico Salvador del Mundo, al motivo del Árbol del Mundo, que es de inmemorial antigüedad. Muchas otras variantes del tema se encontrarán en episodios subsecuentes. El Punto Inmóvil y el Monte Calvario, son las imágenes del Ombligo del Mundo o el Eje del Mundo”

(Joseph Campbell, El Héroe de las mil caras)

Pero el punto culminante de la redención es la identificación con la divinidad, la fusión o encarnación con la misma que, en este planteamiento, es condición “sine qua non” para llevar a buen puerto la misión de la salvación:

Han de distinguirse dos grados de iniciación en la mansión del padre. Del primero, el hijo vuelve como emisario; del segundo, con el conocimiento de que “yo y mi padre somos uno.” Los héroes de esta segunda y más alta iluminación son los redentores del mundo, las así llamadas encarnaciones, en su más alto sentido.”

(Joseph Campbell, El Héroe de las mil caras)

Lo anterior, aplicado a la figura de Jesús, nos revela un héroe de tipo salvífico, un redentor del mundo que, para serlo, precisa de una encarnación, mostrar una identidad entre su ser y el de la deidad misma. En esa condición no de mensajero sino de Dios es en la que realiza su labor, su misión, entre otras cosas sin esa condición no la podría realizar. Esa identificación es la que le convierte en medio, incluso material, para la realización de ese fin. La sangre sacrificial sirve para la redención por ser divina.

Por otra parte el conocimiento –gnosis- de esa concreta esencia de Jesús es el que contiene la clave de la salvación de sus seguidores:

En él tenemos por medio de su sangre la redención, el perdón de los delitos, según la riqueza de su gracia que ha prodigado sobre nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el Misterio de su voluntad según el benévolo designio que en él se propuso de antemano, para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra.

A él, por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad, para ser nosotros alabanza de su gloria, los que ya antes esperábamos en Cristo.

En él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa”

(Epístola a los Efesios 1:7-13)

Por eso el Jesús del cristianismo – ἰησοῦ- responde bien a la etimología de la versión hebrea de ese nombre –ישׁוע-. Es, en definitiva, un salvador.

Llegados a este punto ¿resulta casual que el nombre propio del personaje refleje su principal función en relación a la humanidad? Puede ser, el nombre, en su formulación judía, es un nombre hebreo prexistente, ahora bien, su condición teofórica y la alusión concreta de cualidad resaltada dentro de la misma –la salvación, el papel salvador- dan que pensar en otro sentido.

Quede claro que ese sentido solo puede ser formulado como hipótesis indiciaria –refrendada por ciertos indicios externos al cristianismo, cierto, pero, a fin de cuentas… meros indicios-. A ese nivel que “Yeshúa” signifique “el Salvador” nos remite no a la condición de nombre propio sino de título, es decir, nos encontraríamos no ante un nombre sino ante un título aun cuando ello no excluya su aplicación como nombre propio en determinados contextos –en el propio cristiano en ciertas referencias a “Jesucristo” o “Cristo”, en un ejemplo extracristiano sucederá con “César”, que es nombre propio que deviene en título y, desde ahí, en ocasiones se personaliza en cuanto nombre nuevamente-.

Resulta, no obstante, llamativo ver que ocurre si se sustituye el sentido nominativo de “Jesús” por su significado etimológico hebreo y se lee en esa relación la referencia a “Jesús”, no en cuanto persona concreta sino en cuanto función relativa al título o cargo aludido.

Bien, en ese caso, resulta que no tenemos las acciones “biográficas” de una persona sino la actuación de un personaje, no tenemos las sentencias sapienciales de una persona sino una serie de máximas “personificadas”. Las consecuencias de eso tendrían un alcance que iría mucho más allá de lo meramente formal.

Si examinamos esta cuestión a la luz de otro rasgo propio del gnosticismo, como lo es la presentación de cualquier conocimiento con cierto nivel de secretismo y encriptación, resulta también significativa la elección del nombre “Jesús”. Éste correspondería muy bien a la “encriptación” del conocimiento –esencial- del papel de la figura –la salvación-, además nos da junto a la “encriptación” la clave para desentrañarla: la etimología hebrea de un nombre prexistente y escogido no de manera azarosa.

Pese a que esa clave –si es tal- no sea algo extraordinariamente complicado queda sujeta a una primera y obvia capa de “ocultamiento”, el hecho de que se trate de un nombre real, ahora, su significado metalingüístico –que es un nombre que no se refiera a un nombre de persona sino a una función- quedaría reservado para aquellos que tuviesen el grado de iniciación suficiente.

Si atendemos a otra evolución conocida de cierta titulatura a partir del nombre de “Jesús” vemos que esa pauta –supuesta- continua presentándose perfectamente.

El encriptamiento –éste sí público y conocido- de Ἰησοῦς Χριστός, Θεοῦ Υἱός, Σωτήρ, esto es “Jesús Cristo Hijo de Dios Salvador” en la palabra “pez” – ἸΧΘΥΣ- es en principio un acrónimo de ocultamiento, no en base a ocultar un conocimiento por hermetismo sino, a priori, por algo mucho más pragmático y vital: evitar que perseguidores romanos identificasen a grupos cristianos como tales. Eso, al tiempo, que esos grupos podían mediante ese ardid exaltar y honrar a su deidad,

Esa es una función perfectamente lógica y aceptable del porqué de la formulación de ese acrónimo, sin embargo, el mantenimiento de ese planteamiento no anula –o niega- la posible existencia de otros junto al mismo.

Si observamos los componentes de la secuencia se aprecia que la totalidad de los mismos son títulos, todos menos el primero… en apariencia. Esto es así si entendemos que Ἰησοῦς es meramente y tal cual un nombre propio, ahora bien, si se desarrolla hasta el contenido etimológico del nombre hebreo del que se deriva la forma griega “Iesous”, lo que tendríamos no es “Jesús Cristo Hijo de Dios Salvador” sino “El Salvador Cristo Hijo de Dios Salvador”, es decir, una sucesión de títulos cuyo inicio y final –recordando al eterno retorno y no a lo lineal- seria el mismo ¿es esto infactible? No, pero tampoco es algo que se pueda considerar otra cosa que una particular y posible interpretación, que cuadra eso sí, con ciertas declaraciones como “Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, «Aquel que es, que era y que va a venir», el Todopoderoso”, del muy “gnostizante” libro del “Apocalipsis”, en concreto el Apocalipsis 1:8:

ἐγώ εἰμι τὸ ἄλφα καὶ τὸ ὦ, λέγει κύριος ὁ θεός, ὁ ὢν καὶ ὁ ἦν καὶ ὁ ἐρχόμενος, ὁ παντοκράτωρ”

En esa interpretación del acrónimo éste se abriría con “Salvador” y se cerraría con “Salvador”. La seriación no correspondería entonces a un nombre de persona seguido de una titulatura sino a una titulatura impersonal, presentada en forma cíclica y que en su totalidad remite a características.

Por otra parte el acrónimo ἸΧΘΥΣ leído como palabra y no como acrónimo puede traducirse también como el signo zodiacal de “Piscis”, eso seria otro nivel de información y otro nivel de lenguaje, acudiríamos aquí otra vez a un metalenguaje.

Dentro de ese nivel de información se anunciaría una nueva era, la de Piscis, que sustituiría a la del ciclo precedente, el de Aries, que estaría no menos significativamente representado zodiacalmente por el cordero.

Ni uno solo de esos rasgos nos remitiría al judaísmo o a una persona real relacionada –aunque fuese como “hereje” o disidente- con él.

Se dirían más relacionados con ciertas características del gnosticismo o, mejor dicho, de los gnosticismos, definidos a partir de lo fenomenológico más que por el detalle de sus doctrinas o ritos, en ese sentido podemos hacernos eco de las palabras de Serge Hutin “Si bien los gnosticismos son muy diversos, el gnosticismo es una actitud existencial completamente característica, un tipo especial de religiosidad. No es arbitrario formular un concepto general de gnosis, «conocimiento» salvador que se traduce en reacciones humanas determinadas y siempre las mismas” (Serge Hutin, Los gnósticos, colección Que sais-je?) Lo relativo a “reacciones humanas determinadas y siempre las mismas” nos reconduciría de vuelta a las consideraciones arquetípicas.

Señaladas las posibilidades -que son solo eso- fruto de ciertas curiosas coincidencias se puede abundar un poco en otro hecho derivado en esta ocasión de fuentes externas al cristianismo, se trata de la ausencia en las fuentes romanas de los siglos I y II EC de cualquier referencia a alguien llamado “Jesús” en las referencias que hacen en relación al cristianismo. Ninguno de los autores romanos recoge ese nombre, cuando aluden al personaje central del culto cristiano siempre lo es en base a uno de sus títulos, no de su nombre, así aparece “Jesús” mencionado como “Cristo”, palabra que se usa a modo de nombre pero que, significativamente no es nombre alguno. Veamos las referencias.

El testimonio más antiguo que se conserva de fuente romana sobre los cristianos es de Plinio el Joven (62-113 d.C.) quien, por indicación de Trajano, prohibió la formación de «asociaciones religiosas privadas», así dice Plinio«prohibí las asociaciones (hetaerias), conforme a tus órdenes» (Epist. X, 96), considerando sospechosas las reuniones realizadas durante la noche y antes de la salida del Sol, pese a la inocencia aparente de los ritos, ceremonias e himnos que los cristianos dedicaban «a Cristo como a un Dios» (Epist. X, 96). Plinio concluye que según su entender se trata meramente de «una superstición irracional y desmesurada» (Epist. X.96).

Tácito (61-117 d.C.) hace alusión a los rumores que culpaban a Nerón del incendio de Roma en el año 64 EC, dice: «Y así Nerón, para divertir esta voz y descargarse, dió por culpados de él, y comenzó a castigar con exquisitos géneros de tormentos a unos hombres aborrecidos del vulgo por sus excesos, llamados comúmnente cristianos. El autor de este nombre fue Cristo, el cual, imperando Tiberio, había sido ajusticiado por orden de Poncio Pilato, procurador de Judea. Por entonces se reprimió algún tanto aquella perniciosa superstición; pero tornaba otra vez a reverdecer, no solamente en Judea, origen de este mal, sino también en Roma, donde llegan y se celebran todas las cosas atroces y vergonzosas que hay en las demás partes» (Anales 15, 44).

Cayo Suetonio Tranquilo (muerto hacia el 160) en su Vida de Claudio (25,4) dice lo siguiente: «Hizo expulsar de Roma a los judíos, que excitados por un tal Cresto, provocaban turbulencias». Durante cierto tiempo se pensó que esa referencia a «Crestos» era una referencia al término «Cristo», hoy se sabe que no es tal, sino que se trataba de un griego que se había convertido al judaísmo y organizaba disturbios en Roma, lo cual confiere además de lógica a la expresión «a los judíos». En la Vida de Nerón(16,2) este autor cuenta -ahora sí referido a los cristianos- que «Los cristianos, clase de hombres llenos de supersticiones nuevas y peligrosas, fueron entregados al suplicio».

Dión Casio, escribe una historia romana que ocupa ochenta libros, en ella habla de la ejecución del cónsul Flavio Clemente y del destierro de su mujer, a quienes se acusa de «ateísmo», muriendo junto con otros por simpatizar con la fe judía (Epitome 67,14). No obstante el dato en sí es enormemente escueto y textualmente habla de «la fe judía» -no de las «nuevas supersticiones» a las que aluden Plinio, Suetonio o Tácito-, pese a eso algún autor lo relaciona con una persecución contra los cristianos bajo el reinado de Domiciano.

De los anteriores sólo Plinio el Joven y Tácito mencionan expresamente una figura como eje central del cristianismo y lo llaman “Cristo” -ninguna alusión a “Jesús” como nombre-. Lo más explicito es el fragmento de los Anales que corresponde a Tácito, ahí se alude al origen de la figura de Cristo como el de alguien ajusticiado por Pilato en Judea bajo el mandato de Tiberio, pero, incluso esa referencia, se realiza para explicar la procedencia de la voz “cristianos” y no por la biografía del personaje. Lo que sí demuestra la alusión es que en época de Tácito los grupos cristianos -que son los protagonistas de su referencia- manejaban y difundían la historia de su fundador ajusticiado en Judea, por orden de Poncio Pilato, y en época de Tiberio. De los grupos cristianos es de donde Tácito recoge esa información.

En todo caso lo que tenemos a partir de las fuentes romanas -escasas y nada favorables al cristianismo, pero testimoniando su presencia- es ninguna referencia al uso del nombre propio “Jesús”, dos referencias a un título para buscar el origen de la voz “cristianos” y… nada más -en puridad lo citado por Dion Casio es dudoso que se remita al cristianismo, al menos no esta claro-.

¿Qué indica eso? Lo primero y más claro es que en los siglos I y II EC los romanos que hablan del cristianismo y los cristiano desconocían el nombre propio “Jesús”, tienen conciencia -al menos dos de los autores- de que los cristianos se remitían a un fundador al que se referían por “Cristo” y, uno de los autores -Tácito-, va un poco más allá y recoge escuetamente que ese “Cristo” -sigue sin aparecer “Jesús”- fue un reo ejecutado en Judea gobernando Tiberio en Roma. Chocante -y puede que significativa- la nula referencia a “Iesous” o “Iesus”.

Quede claro que el apuntar la posibilidad de que la voz “Jesús” no correspondiese a un nombre propio sino a un título -lo mismo que lo es “Cristo”- es solo eso, una posibilidad a la que algunos indicios y/o curiosidades podrían apuntar. Como casi todo lo relativo al llamado “Jesús histórico” se queda en barajar opciones del todo interpretables, escasamente demostrables y, a lo sumo, “apuntables”.

Mario Sabán y el cristianismo

No hace mucho descubrí a través de otra persona la figura de Mario Sabán. Para quienes no lo conozcan decir que Mario Sabán es Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y se dedica desde hace años a la investigación histórica y teológica sobre lo que él denomina “los orígenes judíos del cristianismo”. Como investigador es heterodoxo y en cierta medida se diría que denota un “síndrome” que se produce muy a menudo entre los especialistas, es el “síndrome de su tema”.

Ese “síndrome” cuando se produce presente unos riesgos para la objetividad tendencial –la objetividad nunca será total, pues cada cual inevitablemente añade su subjetividad a lo investigado- de la investigación, se caracteriza porque el tema sobre el que el investigador se ha especializado se personaliza y genera en el investigador una “pasión” que se traduce en “simpatía” o “antipatía” hacia lo tratado, en el caso de Sabán puede observarse una simpatía hacia la figura de Jesús de Nazaret que se extiende al conjunto del cristianismo. Los orígenes de eso los explica un poco el propio Mario Sabán, cuando expone el como se acercó al tema de Jesús y el Nuevo Testamento al “aroma de lo prohibido” –Sabán es judío-, ya se sabe que pocas cosas atraen tanto como aquellas que se prohíben o que se catalogan de “malditas”.

Algunas de las obras publicadas por Mario Sabán son Raíces judías del cristianismo, El judaísmo de San Pablo, El sábado hebreo en el cristianismo o El judaísmo de Jesús donde se dice que se habla “sobre el pensamiento judío del rabino de Nazaret”, esto último ya nos indica por donde van los síntomas del “síndrome de su tema”.

Escuchado más que leído por mi parte a Mario Sabán –se le puede escuchar fácilmente pues muchas de sus intervenciones en conferencias o similares se encuentran en la red- diría que el señor Sabán parte de una base muy poco histórica en unos análisis que pretenden basarse en lo histórico, me refiero a dar por «cosa comprobada» la fiabilidad histórica -en cuanto a hecho sucedido- de lo que se cuenta en el Nuevo Testamento.

Ese ya es un primer punto de partida completamente discutible desde el método histórico -si utiliza otro método tal vez no, pero parece que pretende remitirse a ese-. Los escritos del Nuevo Testamento son un documento histórico, pero eso no significa que sea verdad histórica -en cuanto «hecho realmente acontecido y comprobado»- lo que se explica en él -poniendo un ejemplo que se puede entender fácilmente, la epopeya de Gilgamesh es sin duda un documento histórico en sí misma, sin embargo no puede decirse que todo lo que en ella se explica sean «hechos históricos», porque sencillamente entonces deberíamos creer que Gilgamesh tuvo sus desamores con la diosa Isthar, a fin de cuentas lo dice la epopeya…-.  Sin embargo, curiosa y acríticamente, Sabán asume lo expuesto en los textos evangélicos –en particular- y neotestamentarios –en general- como “verdad literal” de la que partir, asumiendo lo que allí se dice “tal cual” –un poco como hacen ciertos analistas y supuestos biblistas desde el fundamentalismo cristiano, más que desde el catolicismo o luteranismo- y, asombrosamente, pasando por alto el desconocimiento real de su autoría, el hecho –este sí incuestionable- de ser escritos posteriores o muy posteriores a los supuestos relatados –ninguno de los evangelios datan del siglo I EC durante el reinado de Tiberio, todos son posteriores- y, finalmente, que los “textos escogidos” y dados por buenos oficialmente –con las modificaciones pertinentes incluidas- son… del siglo IV EC, completamente impregnados del sincretismo mitráico y solar propios del cristianismo niceno que hace suyo el emperador Constantino I. Todo eso, que debe conocer sin duda Sabán, lo ignora “olímpicamente” el autor en sus planteamientos de partida. Se diría que es mucho ignorar y que, necesariamente, eso repercute en el resultado de lo analizado –que queda viciado y lleno de errores de planteamiento-.

Lo segundo altamente cuestionable de lo que hace el señor Sabán es… buscar conceptos y términos judíos en unos escritos que… en su totalidad se realizaron en griego koine -ni un solo texto neotestamentario se escribió en arameo o hebreo-. Método que lleva adelante el señor Sabán por el discutible expediente de traducir términos griegos al hebreo -dada la época de la realización de los textos neotestamentarios casi sería más adecuado, siendo inadecuado, buscar en el arameo- y, a partir de ahí… «analizar» los conceptos, personajes y comportamientos neotestamentarios en «clave hebrea». Con todo respeto pienso que es un análisis de lo más discutible e inadecuado… desde el método histórico.

Que el cristianismo conozca el contenido del judaísmo es una cosa, que sus raíces sean judías es otra, mucho menos cierta que la primera –es más, analizando sus contenidos y presupuestos doctrinales, parece más plausible sostener que las raíces del primer cristianismo son gnósticas-. Parece que Sabán se deja “deslumbrar” por el conocimiento –que lo hay- del judaísmo por parte del cristianismo, pero se deslumbra tanto que no ve que ese conocimiento no refleja una “rama” del judaísmo sino una voluntad de diferenciación y enfrentamiento con él, por ejemplo, un predicador itinerante, carismático y militante en el fariseísmo del siglo I EC se puede proclamar –o ser proclamado por sus seguidores- “mesías”, siendo eso una cosa factible –por errónea que sea- desde dentro del judaísmo, pero… de ninguna manera tal predicador –desde dentro del judaísmo- podía proclamarse “mesías y Dios mismo”, cosa que explícitamente hacen los evangelios… a partir del conocimiento del judaísmo, bien ¿cómo y quién hace eso? Pues se hace desde fuera del judaísmo y por alguien que ya esta desde el primer momento fuera del mismo, parece una obviedad que si desde el principio no se forma parte de algo difícilmente se tendrán raíces en ese algo.

Sobre el origen sefardi de algunos apellidos

Hace poco comentaba con una amiga el tema de los supuestos rastros sefardíes en apellidos españoles. Lo que le comentaba era mi perplejidad ante tanto origen sefardí invocado y, también, mi perplejidad por cuanto no entiendo la vía por la que se aduce ese origen en unos apellidos que son españoles.

Abordo el tema con la prevención y confesión de no ser experto en la materia, por lo que tal vez algún genealogista fuese capaz de despejar mis dudas y corregir mis seguros errores. Dicho lo cual indicar que mi perplejidad viene de la mano de algunos calificativos que he encontrado en ciertos apellidos en los que se afirma que son “de origen judío”.

Veamos, sobre las listas de innumerables apellidos españoles que se indica que son o bien “de origen judío” o de “origen sefardí”, decir que la mayoría son puramente españoles, en todo caso si lo que se quiere decir es que hay documentación –que no sé si la hay, repito que no soy genealogista- que muestre que algunos de esos apellidos –o todos- fueron usados por “cristianos nuevos” –todo judío que quedó en España después del Edicto de Granada de 1492 forzosamente se convirtió al cristianismo, estos son los conocidos por “cristianos nuevos”- lo que indica es que esos “cristianos nuevos” adoptaron esos apellidos españoles, no que al bagaje de los apellidos españoles aportasen nuevos apellidos de origen judío, con lo cual debiera resultar claro que esos apellidos no denotan ningún origen judío.

Poniendo un ejemplo de otro contexto, el que un afroamericano estadounidense lleve el apellido “Smith” no indica que “Smith” sea un apellido de origen africano, debiera resultar evidente que tal conclusión seria un absurdo, lo que indica es que alguno de sus antepasados traídos como esclavos fue propiedad de algún “Smith”, de manera que al manumitirse este apellido fue el adoptado por el antiguo esclavo –cuyos apellidos africanos habrían quedado en el olvido-.

Cuando se alude a que ciertos apellidos españoles se refieren a profesiones, topónimos u otras situaciones similares que evocan ciertos genéricos y que, por tanto, estos eran atribuidos a los recién convertidos “cristianos nuevos” se está haciendo una extrapolación incorrecta, que parece indicar que esos apellidos se generan “ex novo”, no es así, se usen o no para conversos esos apellidos existían previamente como apellidos puramente españoles, sucede que esos genéricos lo que denotan, en todo caso, es una procedencia popular y no nobiliaria, cosa que lógicamente sucede con la mayoría de la población española –por definición toda nobleza es una minoría-.

Pero el absurdo sube a veces de tono cuando se hace referencia a ciertos patronímicos como muestra de “rastro judío”. Así se dice en algún sitio que los apellidos acabados en “ez” contienen una mención “encriptada” de “Eretz”. Esto es totalmente absurdo, pues “ez” es un sufijo de origen germánico –posiblemente aportado por los visigodos- y que sencillamente significa “hijo de”, “Fernández” quiere decir “hijo de Fernando”, “Sánchez” significa “hijo de Sancho”, y así sucesivamente. El sufijo “ez” solo remite a eso, como en el árabe “ibn”, en el arameo “bar”, o en el hebreo “ben”, significa “hijo de”.

Si uno busca en la red “apellidos de origen sefardí” se encuentra con la práctica totalidad de apellidos españoles –pocos no aparecen en los listados que se muestran-, lo que no se encuentra tan fácilmente es la explicación, el porqué, que argumente lo que se afirma, y algunas de las que aparecen son tan peregrinas –e irreales- como la que aludía sobre el sufijo “ez”.

No digo que los apellidos de los listados no los usasen los conversos, lo que digo es que esos apellidos los usaban los conversos por ser españoles -en realidad los conversos perdían sus apellidos originales, que sí indicarían un origen judío-, no eran apellidos judíos aportados por los conversos a los nombres españoles.

Personalmente si tuviera que hacer caso a esas listas podría invocar para mis dos apellidos un origen sefardí, cuando en realidad el origen del primero es romano y el segundo en último extremo parece que también -si deriva de Aegidius-. Eso por una parte, por otra, y en un aspecto aún más personal, hasta dónde alcanza mi genealogía familiar -unos cuantos siglos hacia atrás- no se constata ningún antepasado hebreo. Sencillamente, no entiendo a partir de que baremos se establecen esas listas de apellidos de «origen sefardi».

Sospecho que al menos en parte la cuestión se suscita por la búsqueda de algún tipo de argumentación de aquellos que quieren “legitimar credenciales” para reivindicaciones de judaísmo, lo que nos llevaría a nuestros viejos conocidos los llamados judíos mesiánicos. No sé si todos los casos nos llevan a ellos –con la misma amiga que mencionaba al principio, que no es mesiánica ni tiene necesidad de serlo, debatía sobre el supuesto componente sefardí en el pueblo costarricense- , imagino que no y que en otros casos hay ciertos problemas puramente identitarios de por medio. En cualquier caso, y en relación al factor “mesiánico”, resulta nulo el argumento de las “credenciales” como elemento de “judeidad” puesto que… poco importa la presencia o no de remotos antepasados hebreos, eso no acredita que los descendientes lo sean, solo acreditaría que algún antepasado lo fue. La condición de judío no se transmite por genealogía sino va acompañada de una continua e ininterrumpida permanencia en el pueblo judío.

Naturalmente que hay judíos sefardíes, pero es que estos son, precisamente, los que prefirieron la marcha a otras tierras antes que abandonar el judaísmo. Dicho de otra manera, los sefardíes son los que siguieron siendo judíos no los que dejaron de serlo. En ese sentido el debate de los apellidos entiendo que esta mal planteado, puesto que no hay apellidos españoles de origen sefardí –exceptis excipiendis-, hay apellidos españoles que pasaron a usar los que dejaron de ser sefardíes puesto que al convertirse dejaron de ser judíos.

Jesús, Tanaj y «pactos»

La figura de Jesús está muy enraizada en la cultura occidental, es obvio -para bien y para mal- el peso del cristianismo en la Historia de Occidente, incluso se dan como “naturales” relaciones que, en realidad, son inexistentes, así se habla del “judeo-cristianismo” de forma casi automática, sin darse cuenta que tal asociación surge de una presunción falsa: que el cristianismo deriva del judaísmo, casi de manera “natural”, y eso es algo ideológicamente muy presente en la conciencia -y en el subconsciente- de Occidente, pero es algo que… solo se sostiene por el propio -y secular- discurso cristiano, no por los hechos.

Sin entrar a valorar ahora que es mejor o peor, lo que resulta evidente, analizadas las creencias, es que el Dios de Moisés no es el Dios de Jesús, ni se trata de la misma creencia ni tienen el mismo origen, a despecho del discurso cristiano. Otra cosa es que el cristianismo se apropie de elementos (especialmente textos, aunque modificándolos cuando le es preciso) del judaísmo, pero eso también lo hace con elementos mitraismo y de otras creencias que ha utilizado a lo largo de su historia.

Los textos del judaísmo se utilizan por dos vías. La primera y más evidente es para crear el llamado Antiguo Testamento, que no es el Tanaj sino una variante cristiana a partir del Tanaj, que no sale directamente de éste sino de las versiones griegas añadidas a la Septuaginta –que tampoco son la Septuaginta, la Septuaginta original es una traducción erudita de los cinco libros de la Torá desde el hebreo al griego, con posterioridad se fueron traduciendo sin “control de calidad” los restantes libros del Tanaj, en diferentes etapas y versiones, al griego-, estas versiones si ya en origen eran dudosas –en cuanto a la fidelidad de su traducción- fueron multiplicándose y empeorando con el paso del tiempo, al punto que entre los siglos II y III se precisan revisiones de esas versiones, así aparecen versiones algo más fieles como las de Aquila, Teodición o Simaco, de las que prácticamente solo tenemos referencia aunque, aparentemente, en la Hexapla de Orígenes, a principios del siglo III EC, se recogen esos textos, junto a la mal llamada Septuaginta, una versión en hebreo y otra en hebreo pero escrito en alfabeto griego.

En todo caso, el Antiguo Testamento deriva de traducciones griegas del Tanaj, ni siquiera de los intentos de revisión de las adiciones a la Septuaginta sino de éstas, sea casual o no eso lleva a errores de bulto –como las “vírgenes” que aparecen en Isaías, o “crucificados” en los Salmos-, errores que, siguiendo con las “casualidades”, benefician a la “Interpretatio Christiana” pero… hasta cierto punto, digamos que aun siendo introducidas esas modificaciones puntuales -pero significativas- con “calzador” el conjunto del texto… carece por completo de sentido respecto al Nuevo Testamento, por eso el Antiguo Testamento, aun siendo un libro cristiano –por las modificaciones antes mencionadas- que utiliza al Tanaj se torna por completo incomprensible, digamos que la pregunta que surge es ¿para qué? La respuesta cristiana “oficial” es torpe pero intenta buscar una explicación: un Antiguo Pacto y un Nuevo Pacto. La realidad es otra: Jesús, para relacionarse con la deidad –sea como la deidad misma o un enviado- precisa vincularse al Dios de Israel, lo precisa como sea, a la inversa no sucede lo mismo. Dado que el cristianismo necesita esa vinculación –que la evolución de otras variantes del gnosticismo no precisaban, aun teniendo a Jesús como personaje central de sus credos- no puede prescindir sin más del Tanaj, por ello procede a transformarlo y modificarlo creando su propio libro –el Antiguo Testamento- y. como esto solo resulta insuficiente, lo relega a la categoría de “viejo pacto” que será superado por el “nuevo pacto” –el Nuevo Testamento-, dejando, en la práctica, como única función del AT un papel de “pregonero” o “anunciador” del “nuevo pacto” o, para ser más exactos, de algunas características del “nuevo pacto” –que coinciden con las modificaciones puntuales de los textos del Tanaj, realizadas en las versiones griegas que forman el AT-. Eso… devuelve a la perplejidad, pues ¿para decir “cuatro cosas” inconexas y “ligadas por los pelos” se precisaban todos los libros del Tanaj? Obviamente no, pero es que el Dios del Tanaj, el que allí se describe, no es el del Nuevo Testamento. Esa es la realidad que… se desprende de los propios textos.

La segunda vía por la que se utilizan los textos del judaísmo por parte del cristianismo es para declarar la identidad divina de Jesús, eso lo hacen los autores de los evangelios, quienes para hacerlo necesitaban conocer tanto los textos como los presupuestos del judaísmo. Curiosamente este conocimiento se perderá siglos después, con lo que nos encontramos con “exégetas de patio” –entiéndase, personas sin conocimiento real ni de teología ni de religiones comparadas, pero que se atreven a ponderar como si tuviesen algún conocimiento- que, aun hoy en día, se preguntan dónde está anunciada la divinidad de Jesús en los evangelios.

Pues bien, los autores de los evangelios usan el judaísmo para pregonarla ¿cómo lo hacen? Pues poniendo en boca de Jesús cosas que sólo podía decir la divinidad o, bien, poniendo en manos de Jesús acciones que sólo correspondían a la divinidad. Por ejemplo, cuando en diferentes pasajes de los evangelios Jesús afirma “Yo Soy” –no un simple “soy yo”, quede claro- está diciendo que es Dios mismo… según el judaísmo, pues Yo Soy es una de las formas en las que Dios se denomina –véase el Shemot-. Un ejemplo de las acciones es su intervención en el episodio del Templo, cuando dice que es “su casa” –Lucas 19:46-, y otro cuando preguntado sobre la Torá se otorga la facultad de decir que vale o no vale de ella. Todas esas cosas solo, desde el concepto de Dios del judaísmo, las podía hacer el propio Dios, luego, al proclamar Jesús eso –siguiendo a los textos cristianos- o bien era Dios o bien era un blasfemo, sencillamente no caben otras alternativas… a partir de los textos cristianos.

De la misma manera no cabe otra alternativa, desde una perspectiva de la religiosidad judía, que concluir que era un blasfemo, puesto que el judaísmo no lo reconoce como Dios. Por lo cual tampoco se entiende demasiado bien la reacción cristiana de malestar y hasta “sentirse insultados” cuando se menciona la blasfemia en relación al comportamiento de Jesús, bien, si no deseaban eso… no haberle hecho decir que era el Dios de Israel –nadie hablaría de blasfemia siendo el Pleroma, tal vez de idolatría pero no de blasfemia-.

Si ya desde los textos pasamos ya a la exposición del credo cristiano en su versión nicenoconstantinopolitana –que es la mayoritaria-, nos encontramos con la formulación del concepto del Dios Trino, y del papel especial de la Virgen María, veamos la formulación de este credo:

Creo en un solo Dios Padre, Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra, de todo lo visible e invisible.

Y en un solo Señor, Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos; Luz de Luz, Dios Verdadero de Dios Verdadero; nacido, no creado; Consubstancial al Padre, por Quien todo fue hecho. Quien por nosotros, los hombres, y para nuestra salvación, descendió de los cielos, y se encarnó del Espíritu Santo y de María Virgen y se hizo hombre. Crucificado también por nosotros bajo Poncio Pilato, padeció y fue sepultado. Y resucitó al tercer día conforme a las Escrituras. Y subió a los Cielos y está sentado a la Diestra del Padre. Y otra vez ha de venir con gloria, a juzgar a los vivos y a los muertos y Su Reino no tendrá fin.

Y en el Espíritu Santo, Señor Vivificador, que procede del Padre, que con el Padre y el Hijo es juntamente adorado y glorificado, y que habló por los profetas.

En la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica.

Confieso un solo bautismo para la remisión de los pecados.

Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo venidero. Amén.

La idea de la Santísima Trinidad tiene más vinculaciones con otras triadas -por ejemplo, la de Osiris, Isis y Horus- que con nada que surja de la religiosidad judía, ni siquiera con los “malabarismos” que el cristianismo hace del Tanaj se puede encontrar en éste ningún precedente de eso.

Por otra parte la similitud ente María en su papel de “Theotokos” –Madre de Dios- e Isis es más que notable, además de eso fue muy pragmático, dado que tal papel tanto sirvió para que el cristianismo suplantase sin demasiados problemas a los cultos –y lugares de culto- de Isis como, posteriormente, de otras “diosas madre” femeninas –cabe citar, por ejemplo, el caso de la Virgen de Guadalupe de México-.

En cualquier caso, el cristianismo y la figura de Jesús es tan presente en la cultura occidental que incluso deben aderezar los cócteles propios de la New Age, dónde Jesús es presentado frecuentemente como un “iniciado” o un “avatar” relacionado, de forma tan curiosa como sincrética, con deidades hinduistas.

La esclavitud al rito y el dogma

A sugerencia de nuestro amigo Yehuda publico el siguiente texto que, en su versión original, era un comentario sugerido a partir de una intervención de nuestro contertulio Luis Diego, bueno aquí lo dejo a vuestra amable consideración.

“Pues pensando en lo que dices, creo que no andas desencaminado, me refiero a la necesidad de «encontrar el culto correcto» para buscar la aprobación de Dios, aquí lo que sucede es que se alteran los factores de manera que -en este caso- sí se altera el producto, me explico, se busca el ritual que «acerque» a Dios, a eso se añade que el «poder» se vuelca en el ritual -la sacralización del «abandono en brazos de la fe» no deja de ser un ritual, perfilado por Lutero y, aún más enfatizado, por los fundamentalismos cristianos estadounidenses- que de medio -ese es el papel teórico de un rito: un puente de comunicación- se convierte en fin, digamos que de algo instrumental pasa a ser algo finalista. De ahí esa preocupación -muy cristiana, culturalmente hablando, aún más presente según el tipo de cristianismo dominante en el entorno- por «la forma de culto correcta», porque si uno se equivoca en esa «elección» -«airesis» que es el término griego de dónde deriva «herejía», significa «elección»- dadas las características de la deidad del cristianismo pues… uno se condena -recordemos aquella respuesta, que comentamos con Yehuda hace unos días, de una madre a su hijo: «irás al infierno» ¿por qué? pues… por haberse equivocado en la «elección» de la manera de buscar la aprobación de Dios, había escogido (según criterio de la madre) incorrectamente-.

Diría que esa preocupación -que tiene su origen en el primer cristianismo institucionalizado, todas las controversias cristológicas derivaban de buscar «el modo correcto» que Dios aprobaría- es actualmente aún más acuciante en contextos evangélicos -y asimilables, el mesianismo es, por ejemplo, asimilable a eso- que católicos u otras corrientes muy institucionalizadas y jerarquizadas -como la ortodoxia griega-, sencillamente porque en lo primero hay un cierto abandono a la «iluminación» que debe surgir de la «sola scriptura» y en lo segundo se valora lo que se llama el «magisterio de la Iglesia» -por ejemplo, en el catolicismo forma parte de ese magisterio el catecismo, que es un «manual de instrucciones» que ya viene dado de manera institucional y jerárquica, eso si se cambia (cosa que se hace de tanto en tanto) lo hace por la vía o canal pontificio adecuado, ya está previsto, el creyente de «a pie» no debe preocuparse por la búsqueda de la «corrección», y un sacerdote cualquiera no tendrá de repente una «iluminación», es más, si la tiene… tiene todos los números de ser suspendido «a divinis» de sus funciones-.

Como diría que el evangelismo en su variante fundamentalista estadounidense -da igual ahora la «subsecta»- ha avanzado mucho en Latinoamérica en detrimento del catolicismo romano creo que el ambiente en sus países -el que recoges- deriva de ahí, y por eso, también, la profusión de «iluminados» de todo pelaje, casi diría que andan buscando un dogma y una doctrina en una estructura que -a diferencia de la católica o la ortodoxa- no la favorecen, de manera que no solo existe sino que aún se fomenta más esa «necesidad» -la «búsqueda del rito adecuado»- en un contexto que carece de los instrumentos formales e institucionalizados para satisfacerla -digamos que cada pastor, se disfrace de rabino o no, tiene plena «autoridad» para decir la suya-. Por lo cual, imagino, que el desconcierto y la «angustia vital» generada debe ser mayor, todavia más, repito, por el enfásis ritualista depositado en la idea de fe -presente pero muy matizado en el catolicismo, la ortodoxia griega o las variantes monofisitas-, sencillamente: si te equivocas de «línea telefónica» Dios… condena, da igual la motivación del error, la honestidad de la persona o su sinceridad en esa «búsqueda de contacto», incluso su comportamiento.

Citaría al respecto una cosa que me dijo ya hace unos años Yehuda -y que me pareció y me parece inteligente-, el asunto planteado no era el de la creencia incorrecta sino el de la ausencia de creencia, pero creo que el trasfondo de la respuesta vale: «a Dios no  le importa que crea o no en él, le importa que se comporte de la manera adecuada», creo que lo mismo valdría para el problema de la «comunicación», a fin de cuentas son las acciones -que es la materialización de las decisiones- lo que habla, porque ahí hablamos nosotros pero… lo que carece de sentido es ponerse a adorar al «teléfono».

La conferencia de Wannsee

Existen escasas -aunque contundentes- pruebas documentales acerca de la llamada “Solución final” por los nazis que no fue, sino, otra cosa que la fría, implacable y precisa planificación de la Shoá (Holocausto) del pueblo judío.

Las pruebas del horror

Si el “Diario de Ana Frank” es un testimonio particular y personal, conmovedor y, desde el punto de vista histórico, podría clasificarse de testimonio contemporáneo a los hechos. También es cercano a la Historia Oral -que tanto ha servido para la reconstrucción de las vivencias cotidianas, dentro del campo de la historiografía contemporánea, especialmente-.

Los llamados “Protocolos de la Conferencia de Wannsse”, son una demoledora confesión de la preparación y planificación del crimen del régimen nacionalsocialista contra el pueblo judío. No significan que eso se iba a perpetrar, sino que, en su ya comenzada perpetración, se iba a intensificar. Por cuanto dicho crimen -el genocidio- ya se estaba realizando desde, al menos, el establecimiento de las leyes raciales de Nuremberg. En efecto, aquí, al organizar lo que será la etapa final o “Solución final” del exterminio los dirigentes nacionalsocialistas, confiesan de plano.

La confesión del horror y el delito no era lo que pretendían los jerarcas nazis, por supuesto. En realidad, no deseaban dejar huellas de sus manos manchadas en sangre, pero es lo que sucedió: la tinta reveló la sangre.

Mundos narrativos y ucronías interesantes

Respecto al hermetismo buscado, hay unas interesantes reflexiones noveladas en la obra «Patria», de Robert Harris. Que es una ucronía (un género narrativo que se caracteriza porque, la acción, se desarrolla en un mundo formado a partir de un momento del pasado, en el que algún acontecimiento sucedió de forma diferente a como sucedió en el mundo real), en la que se muestra una trama policial con el trasfondo político de Wannsee… veintidós años después. Se trata de una Europa que vive los años sesenta del pasado siglo y, en la cual, Alemania habría ganado esencialmente la II Guerra Mundial. La URSS, tras los Urales, mantendría una resistencia a base de guerra de guerrillas, y los Estados Unidos quedarían al margen.

Pero, todo ese escenario narrativo, sólo es la excusa argumental del autor para imaginar una dimensión mayor del horror, una imaginación que la Historia no puede permitirse pero la novela sí: que hubiese podido suceder si lo preparado en Wannsee hubiese tenido éxito -lo cual implicaba la victoria alemana, por eso Harris establece ese escenario narrativo, ese mundo posible que es la ucronía dentro de los mundos posibles literarios, a medio camino de éstos y la ciencia-ficción.

Hay más novelas sobre el tema del Tercer Reich y las ucronías como «El hombre en el castillo» de Philip K. Dick, o «En presencia de mis enemigos» de Harry Turtledove toca el tema de una Alemania nazi victoriosa y… cómo sobreviven de manera oculta y estremecedora unos pocos judíos que escaparon a la Shoá.

Pero la Conferencia de Wannsee anda lejos de la ciencia-ficción y de la ucronía narrativa, fue algo que sucedió y sabemos como y por qué sucedió, contemplemos primero el escenario: los lagos de Wannsee al oeste de Berlín.

Los lagos de Wannsee

El nombre Wannsee (en alemán: Großer Wannsee) se refiere a un conjunto de dos lagos que se encuentran al suroeste de la ciudad de Berlín, en una zona de recreo de los berlineses, los dos lagos se hayan unidos entre sí, dependen en lo hidrográfico del río Havel y dan nombre al distrito en el que se localizan. De ambos lagos, el mayor se denomina Großer Wannsee (Gran Wannsee) y el menor Kleiner Wannsee (Pequeño Wannsee), tatno uno como otro se encuentran en el río Havel, solamente están separados por el puente de Wannsee.

La zona de Wannsee, como se ha dicho, resulta ser un punto central de recreo y ocio para los berlineses, sus aguas y sus bosques forman ya un atractivo natural. Por eso los berlineses adinerados tenían y aún tienen en él palacetes, mansiones, segundas residencias y hasta casas de campo, para pasar allí sus momento de ocio, sea vacacional o sea de fin de semana.

En Wannsee se encuentra también un notable conjunto artificial, ideado y construido por Richard Ermisch -arquitecto, diseñador y pintor- y su colega Martin Wagner -arquitecto y urbanista, adherido al expresionismo-, se trata del Strandbad Wannsee, construido entre 1920 y 1930, todavía durante la República de Weimar, y es un centro lúdico y de diversión, con una serie de edificios alargados y bajos que recuerdan a una sucesión de dunas, el Strandbad Wannsee presenta una de las playas artificiales más largas de Europa.

Actualmente, dentro del distrito de Wannsee, el edificio donde se reunieron los jerarcas nazis, para preparar la Shoá, se ha convertido en monumento conmemorativo, es una casa-museo y centro educativo respecto a la Shoá..

La reunión en la Villa Marlier

En el distrito de Wannsee se halla la Villa Marlier, un edificio construido a principios de la I Guerra Mundial, entre 1914 y 1915, fue el lugar escogido por Reinhard Heydrich -jefe de las SD y la Gestapo; el jefe del conjunto de las SS era el Reichsführer Heinrich Himmler- para organizar una reunión. La reunión la había ordenado el Reichsmarshall Hermann Göering, sin duda a iniciativa de Hitler -en esa época Göering era el «primero» en la linea sucesoria de Hitler-, y su motivo era abordar que «solución» encontrar al «problema judío» -que solo era problema para los nazis y su delirante cosmovisión antagónica-.

Heydrich convoca la reunión en la Villa Marlier, en enero de 1942, y llama a todos los oficiales superiores nazis cuyos departamentos se verían, presumiblemente, implicados en la preparación y ejecución de la llamada «Solución final», que no es otra cosa que el exterminio de los judíos de toda Europa. No solo de la Europa ocupada en esos momentos por los nazismo, sino …de toda, así se hablan de países no beligerantes o neutrales como España, Portugal, Suiza, Suecia, o Turquía, por ejemplo.

Lo cual demuestra, ya, que se trata de la previsión de un acto sacrificial monumental -a escala inimaginable- y que, además, incluía, sin el menor complejo, a países donde teóricamente los nazis no tenían ninguna autoridad. Ni por si misma, ni por «derecho de conquista».

Lo que indica, a su vez, que la idea era aumentar exponencialmente el genocidio, que ya se estaba ejecutando, y que, se contemplaba, el continuarlo y acabarlo tras el fin de la guerra. Luego, la excusa que dan algunos elementos revisionistas respecto a que, en esa reunión, se trata «simplemente» de preparar “medidas” de «precaución» para aislar a «enemigos potenciales» en «campos de prisioneros se derrumba absolutamente. Ni Irving, ni Garaudy -si bien, este último más matizable- ni otros revisionistas pueden hacer nada frente al clamoroso testimonio que representan los protocolos de Wansee,

Las convocatorias de Wannsee

Es el Reichsmarshall Hermann Göering, en 1942 segundo de Hitler, quién se encarga de convocar la reunión, lo hace “puenteando” al Reichsführer de las SS Heinrich Himmler -con quién mantenía una enconada lucha por ser el previsible sucesor de Hitler y, entre tanto, su segundo- y encargando la cuestión al jefe de las SD y la Gestapo Reinhard Heydrich, que será el convocante directo de los jerarcas de aquellos departamentos del régimen que considere afectados en la cuestión.

Convocatoria y asistencia a la reunión

¿Por qué la orden por escrito no sale directa de Hitler? Pues para no mancharse las manos, por eso se lo encarga a Göering. Éste, que tampoco desea figurar demasiado directamente pero sí ejecutarlo a complacencia de Hitler se lo encarga a Heydrich -así le hace un feo a Himmler, y, además, da poder ejecutivo a su máximo rival dentro de las SS que era, también, su teórico segundo, ni más ni menos, que el el jefe de la Gestapo y las SD… Reinhard Heydrich-.

La carta de Göering -que es de julio de 1941- a Heydrich dice lo que sigue:

Berlin, 31 de Julio de 1941

Der Reichsmarschall des Großdeutschen Reiches

[Mariscal del Gran Reich Alemán]

Beauftragter für den Vierjahresplan [Plenipotenciario para el Plan Cuatrienal]

Vorsitzender des Ministerrats für die Reichsverteidigung [Presidente del Consejo de Ministros para la Defensa del Reich]

Al Jefe de la Policía de Seguridad y del SD

SS Gruppenführer Heydrich

Berlin

Complementando la tarea puesta a su cargo en el edicto fechado el 24 de enero de 1939, y che consiste en resolver la cuestión judía de la manera más conveniente posible, dada las condiciones presentes, por medios de emigración, o de evacuación, le encargo que efectúe los preparativos necesarios relacionados con la organización y los aspectos prácticos y materiales, con objeto de conseguir una solución global [Gesamtlösung] de la cuestión judía en las esferas de influencia alemana de Europa.

En la medida en que esto atañe las competencias de otras instancias centrales, éstas deberán ser involucradas.

Le encargo, además, me someta con rapidez un plan global de las medidas prácticas materiales y de organización, para la ejecución de la deseada solución final [Endloesung] de la cuestión judía.

GÖERING

Primera Carta de Reinhard Heydrich convocando la reunión

A su vez Heydrich convocó a los departamentos que consideró adecuados para el “encargo” y escribió, a su vez, este modelo de comunicado a los asistentes:

Jefe de la Policía de Seguridad Berlín SW 11, 29 de noviembre de 1941

y del SD Prinz-Albrecht-Str. 6

IV B 4 – 3076/41g (1180) Personal

Señor

Subsecretario de Estado Luther

Ministerio de Asuntos Exteriores

Berlín

Estimado Parteigenosse [miembro del Partido] Luther:

Con fecha de 31 de julio de 1941 el Reichsmarschall des Grossdeutschen Reiches (Mariscal del Gran Reich alemán) me encargó que efectuara, junto con las otras «instancias centrales» pertinentes, los preparativos necesarios relacionados con la organización y los aspectos prácticos y materiales para conseguir una solución global de la cuestión judía en Europa, y que le sometiera con rapidez un plan global a estos efectos. Adjunto fotocopia de dicho mandato.

Considerando la extraordinaria importancia de estas cuestiones, y a fin de llegar a un acuerdo con las instancias centrales pertinentes sobre los aspectos relacionados con esta solución final, sugiero que estas cuestiones sean objeto de una discusión conjunta, especialmente en razón de que desde el 15-10-1941 ya se están evacuando continuamente judíos del territorio del Reich, incluido el Protectorado de Bohemia y Moravia, hacia el Este.

Por lo tanto, lo invito a asistir a un encuentro con este fin, seguido por un desayuno, el 9 de diciembre, a las 12.00 horas, en la oficina de la Comisión Internacional de la Policía Criminal, Berlín, Am kleinen Wannsee Núm. 16 [tachado a mano y corregido] Am Grossen Wannsee Núm. 56/58.

[Anotación manuscrita: Calle cambiada después de una llamad telefónica del Sturmbannführer (mayor) Günther el 4 de diciembre de 1941.]

He enviado cartas del mismo tenor al Gobernador General Dr. Frank, al Gauleiter Dr. Meyer, a los Secretarios de Estado Stuckart, Dr. Schlegelberger, Gutterer y Neumann, como también al Reichsamtsleiter Director Dr. Leibbrandt, al SS-Obergruppenführer [teniente general] Krüger, al SS-Gruppenführer (general de división) Hoffmann, al SS-Gruppenführer [general de división] Greifelt, al SS-Oberführer [general] Klopfer y al Director Ministerial Kritzinger.

¡Heil Hitler!

Atentamente

[fdo. Heydrich]

Segunda y definitiva carta de Heydrich convocando la reunión

Reinhard Heydruch tuvo que suspender la reunión prevista para el 9 de diciembre de 1941, así que vuelve a escribir a Luther para volver a convocarlo, ahora sí, el 20 de enero de 1942, obviamente deseaban pasar las Navidades sin “trabajo”, está es la segunda carta de Heydrich a Luther:

Jefe de la Policía de Seguridad y del SD

Praga,

8 de enero de 1942

C.d.S. B. No. 18/42

Señor

Subsecretario de Estado Luther

Ministerio de Asuntos Exteriores – Berlín

Estimado Parteigenosse [miembro del Partido] Luther:

La reunión sobre la solución final de la cuestión judía y las preguntas relacionadas prevista para el 9 de diciembre de 1941 tuvo que ser cancelada a último momento, debido a ciertos acontecimientos que fueron dados a conocer repentinamente y que hicieron imposible la asistencia de algunos de los señores invitados.

Dado que el debate de los asuntos en cuestión no permite dilación alguna, lo invito nuevamente a una reunión, seguida por un desayuno, el 20 de enero de 1942, a las 12.00 horas, en Berlín, Am Grossen Wannsee 56-58.

El círculo de señores invitados e indicados en mi carta anterior queda sin cambios.

¡Heil Hitler!

Atentamente

[fdo. Heydrich]

Transcripción de las anotaciones manuscritas:

Arriba:

Sello rojo “Secreto”.

Sello del Ministerio de Asuntos Exteriores, Sección D III, 12 de enero de 1942

1) Pg [Parteigenosse (miembro del Partido)] Rademacher para su información [zur Kenntnis]

2) W.V. [Wiedervorlage (Presentar nuevamente)] 18/1 [18 de enero]; tachado, luego: 19/1 morgens

[19 de enero por la mañana]

[Rubricado por Luther]

Vorgemerkt [tomado nota de] luego rubricado y fechado 14/1 [14 de enero] por Rademacher

Abajo:

D III 709.g [número de archivo]

Protocolo de la reunión aún pendiente.

Archívese por el momento [z.d.A./ zu den Akten]

Rubricado y fechado 21/1 [21 de enero] por Rademacher

A partir de aquí la reunión ya no se dilató más en el tiempo, tal y como se había previsto se llevó a cabo en la Villa Marlier el veinte de enero de 1942. Los allí reunidos plasmaron en papel y -según algún testigo más “vivamente” de palabra- cual era su “Solución final” para un problema inexistente, más allá del ideario de su religión política. Sacrificaron a millones de personas por pura paranoia que, además, lo fue colectiva.

El comienzo de la reunión de Wannsee

Una vez convocados por Heydrich, se reunieron en la Villa Marlier los jerarcas implicados en dar forma a eso que Göering -y seguramente Hitler- llamaban “solución global a la cuestión judía”. Según el periodista Eugeni Xammar, Hitler, en una entrevista antes de su acceso al poder, había exclamado respecto a si pensaba resolver la “cuestión judía” a garrotazos lo que sigue: “Ojalá -responde Hitler- , si no fuera porque hay demasiados. El progromo es una gran cosa, pero hoy por hoy ha perdido buena parte de su eficacia medieval” (Eugeni Xammar, citado por Rosa Sala Rose en “Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo”, pág. 245, Editorial Círculo de Lectores, Barcelona 2005)

Quienes participaron, quién dirigía ejecutivamente y cuales eran sus intenciones

El siguiente documento y listado muestra quienes fueron los participantes en la conferencia y que acudieron a la convocatoria así como a que departamentos representaban:

Geheime Reichssache

(Documento secreto del Reich)

30 Copias

copia no. 16

PROTOCOLO DE LA CONFERENCIA

I. Han participado en a la conferencia sobre la Solución Final (Endlösung) de la cuestión judía que tuvo lugar el 20 de enero de 1942 en Berlin, Am Großen Wannsee N° 56-58, las siguientes personas:

  • Gauleiter Dr. Meyer Reichsamtsleiter Dr. Leibbrandt [El Director de la Oficina del Reich]: Reichsministerium für die besetzten Ostgebiete [Ministerio del Reich para los Territorios Ocupados del Este]
  • Secretario de Estado Dr. Stuckart: Ministerio del Interior del Reich
  • Secretario de Estado Neumann Beauftragter für den Vierjahresplan: [Plenipotenciario para el Plan Cuadrienal]
  • Secretario de Estado Dr.  Freisler: Ministerio de la Justicia del Reich
  • Secretario de Estado Dr. Bühler: Gabinete del Gobernador General
  • Subsecretario de Estado Luther: Ministerio de Asuntos Exteriores
  • SS-Oberführer Klopfer: Partei-Kanzlei [Cancillería del Partido]
  • Ministerialdirektor Kritzinger [Director Ministerial]: Reichskanzlei [Cancillería del Reich]
  • SS-Gruppenführer Hofmann: Rasse- und Siedlungshauptamt [Oficina Principal para la Raza y el Asentamiento]
  • SS-Gruppenführer Müller: Reichssicherheitshauptamt [Oficina Principal de la Seguridad del Reich]
  • SS-Obersturmbannführer Eichmann: Reichssicherheitshauptamt [Oficina Principal de la Seguridad del Reich]
  • SS-Oberführer Dr. Schöngarth, Befehlshaber der Sicherheitspolizei und des SD im Generalgouvernement [Comandante de la Policía deSeguridad y del SD del Gobierno-General]: Sicherheitspolizei und SD [Policia de Seguridad y del SD]
  • SS-Sturmbannführer Dr. Lange, Kommandeur der Sicherheitspolizei und des SD für den Generalbezirk Lettland, als Vertreter des Befehlshabers der Sicherheitspolizei und des SD für das Reichskommissariat Ostland. [Comandante de la Policía de Seguridad y del SD del Generalbezirk Letonia, como Representante del Comandante de la Policía de Seguridad y del SD en el Reichskommissariat de      Ostland]: Sicherheitspolizei und SD [Policia de Seguridad y del SD]

El discurso de Heydrych

Reinhard Heydrich toma la palabra ante su auditorio y se dirige a él en los términos que recoge el punto II del acta de sesiones:

“II. Se abrió la reunión con la declaración del Jefe de la Policía de Seguridad y del SD, el SS Obergruppenführer Heydrich, quien anunció su nombramiento por el Mariscal del Reich como Plenipotenciario para la Preparación de la Solución Final del asunto Judío en Europa. Señaló que la conferencia fue convocada con objeto de clarificar ciertas cuestiones de principios. La demanda del Mariscal del Reich pidiendo que se realice un proyecto de plan relativo a los aspectos prácticos, económicos y organizativos de la solución final de la cuestión judía europea, requiere una deliberación previa y conjunta de todas las paralelamente las instituciones centrales directamente involucradas en las asuntes, de manera de coordinar líneas de acción.”

Resulta evidente que Heydrich marca el terreno y menciona que autoridad le encarga el asunto, la mención a Göering, en esa época, equivalía a mencionar a Hitler. Igualmente remarca que lo que se adopte a de «solucionar definitivamente» la «cuestión judía».

Los protocolos de Wannsee

El documento de Wannsee está lleno de eufemismos, dichos eufemismos pueden interpretarse a partir de su literalidad o a partir de los resultados conocidos. Aquí los interpretaremos partir de lo segundo y no de lo primero. Nuestras piezas son esas y no las vamos a cambiar en lo esencial.

Incluso aceptando las reglas de la literalidad, hay dos cosas que se dicen claramente en Wannsee, la primera que se pretende realizar la eliminación (por la vía que sea) de toda Europa (y no solo de Alemania, y al listado de países y número de judíos calculado nos remitimos) de unas determinadas personas por pertenecer a una “raza” concreta. La segunda es una fisura en la literalidad que nos muestra lo que se ocultaba tras los eufemismos utilizados, es el siguiente párrafo del punto III del protocolo:

“Durante la solución final, se deberá conducir a los judíos al servicio de trabajo al Este. En grandes columnas de trabajo y separados por sexo, se trasladará a esas zonas a los judíos capaces de trabajar, para que construyan carreteras; no hay duda alguna de que se perderá a una gran proporción de ellos como consecuencia de una selección natural.

Los que queden; necesitarán un tratamiento adecuado, porque sin duda alguna representan la parte más resistente y con su liberación, se podrían transformar en el germen de una resurrección judía (pruebas de ello las da la historia).”

Bien, ¿por qué no podía producirse una “resurrección judía” si “solo” se les buscaba otro hogar?, después, si el asunto era una deportación (cosa, ya de por sí, condenable y digna de considerarse genocidio) ¿a que viene la idea de una muerte por “selección natural” en trabajos forzados? ¿por qué los trabajos forzados? ¿qué tiene que ver eso con la deportación o la “emigración”? y ¿cuál es el “tratamiento adecuado” para impedir la “resurrección” de los supervivientes?, por lo demás hacer notar que solo resucitan…los muertos. Hay cosas que Freud las explica…y los implícitos casi explícitos de la Conferencia de Wannsee también.

Otra cosa que deja entrever las intenciones de los «probos» funcionarios del Reich, el caso de la esterilización de los denominados «Mischlinge» -según los peculiares criterios raciales nazis “mestizos” y, en particular de “alemanes y judíos”- aquí no hay ningún eufemismo posible, la claridad es meridiana: esterilización-.

El documento de Wannsee y la «Solución final»

Wannsee indica que la voluntad de acabar con los judíos nada tiene que ver con la guerra, de hecho se empieza con medidas anteriores a la guerra, como las leyes de Nuremberg o la emigración de “pre-guerra” –que, además, se indica que era solo una medida temporal y que no era la “solución final”-, después Wannsee apunta esa deportación masiva –y ahora nos quedamos en la literalidad, no entramos a interpretar si eso es un eufemismo o no, quedémonos solo en la literalidad- que, a la hora de explicitarla, tampoco es tal puesto que ,claramente, se remite, en la práctica, a la utilización de una población esclavizada en trabajos forzados -trabajos que se contemplan hasta la extenuación de dicha masa esclavizada-.

Población que es reducida a tal estado en función ¿de qué? Solo de su condición racial, eso es inapelable y clarísimo en Wannsee, no hay eufemismo posible ni problemas de traducción al respecto: a los judíos se les esclaviza por ser judíos.

¿Cómo se llama a eso? Pues eso, por si solo, ya es genocidio. Y conste que eludimos hipotéticamente todo lo demás, y es muchísimo eludir, pero lo eludimos porque el punto expuesto es indiscutible, y ese solo punto, ese solo, ya constituye genocidio.

Un genocidio de escala europea o universal

Y la escala prevista en Wannsee para dicho genocidio no es alemana, es europea, y a los poderes que se atribuye Heydrich, y al listado de judíos por países europeos nos remitimos. Así, en el punto II del protocolo se indica que:

“II. Se abrió la reunión con la declaración del Jefe de la Policía de Seguridad y del SD, el SS Obergruppenführer Heydrich, quien anunció su nombramiento por el Mariscal del Reich como Plenipotenciario para la Preparación de la Solución Final del asunto Judío en Europa. Señaló que la conferencia fue convocada con objeto de clarificar ciertas cuestiones de principios. La demanda del Mariscal del Reich pidiendo que se realice un proyecto de plan relativo a los aspectos prácticos, económicos y organizativos de la solución final de la cuestión judía europea, requiere una deliberación previa y conjunta de todas las paralelamente las instituciones centrales directamente involucradas en las asuntes, de manera de coordinar líneas de acción.”

Mientras que en el punto III del protocolo se dice:

“III. Actualmente, con la previa autorización del Führer, la evacuación de los judíos hacia el Este reemplaza la emigración, como posible solución adicional.

Estas operaciones son opciones provisionales, pero ya se aplican las experiencias prácticas que tienen una importancia significativa para la próxima solución final de la cuestión judía.

En esta solución finalde la cuestión judía europea, se tomarán en cuenta a los aproximadamente 11 millones de judíos distribuidos en los países siguientes:

  • Pais : Número
  • A. Altreich: 131.800
  • Ostmark [Austria]: 43.700
  • Territorios del Este: 420.000
  • Gobierno-General: 2.284.000
  • Bialystok :400.000
  • Protectorado de Bohemia y Moravia: 74.200
  • Estonia – Sin judíos –
  • Letonia: 3.500
  • Lituania: 34.000
  • Bélgica: 43.000
  • Dinamarca: 5.600
  • Francia /Territorio ocupado: 165.000
  • Francia /Territorio no-ocupado: 700.000
  • Grecia: 69.600
  • Holanda: 160.800
  • Noruega: 1.300
  • B. Bulgaria: 48.000
  • Inglaterra: 330.000
  • Finlandia: 2.300
  • Irlanda: 4.000
  • Italia, incluyendo Cerdeña: 58.000
  • Albania: 200
  • Croacia: 40.000
  • Portugal: 3.000
  • Rumanía, incluyendo Besarabia: 342.000
  • Suecia: 8.000
  • Suiza: 18.000
  • Serbia: 10.000
  • Eslovaquia: 88.000
  • España: 6.000
  • Turquía europea: 55.500
  • Hungría: 742.800
  • U.R.S.S.: 5.000.000
  • Ucrania sin Bielorrusia: 2.994.684
  • Bialystok: 446.484

TOTAL: más de 11.000.000

En el punto III del protocolo

Y aún después, se añade en el punto III del protocolo de Wannsee:

“En países extranjeros aún falta una definición de los judíos según los principios raciales y las cifras comunicadas sólo incluyen a los judíos por religión. Dadas las actitudes y conceptos que prevalecen en cada país, el tratamiento de este problema se enfrentará con ciertas dificultades, especialmente en Hungría y en Rumanía. Por ejemplo en Rumanía, el judío aún puede obtener con dinero, documentos que certifican oficialmente que posee una ciudadanía extranjera.

En la Unión Soviética, la influencia de los judíos en todas las esferas de la vida es bien conocida. Hay unos 5 millones de judíos en Rusia europea frente apenas unos 250.000 en Rusia asiática.

En la zona europea de la URSS, los judíos se clasifican según su profesión, más o menos como sigue:

  • Agricultura: 9,1%
  • Trabajadores urbanos: 14,8%
  • Comercio: 20,0%
  • Empleados del Estado: 23,4%
  • Profesiones liberales (medicina, prensa, teatro, etc..): 32,7%”

En definitiva: se pretende eliminar a todos los judíos de Europa ¿por qué? Por ser judíos, no por otra cosa, es decir: por su supuesta filiación racial, ese es el motivo. La totalidad del punto III del protocolo clama eso, por mucho que se emplee el eufemismo en las palabras, la realidad que se trasluce del conjunto, de la imagen de conjunto de esas frías cifras, es tan clara como estremecedora.

La aniquilación de una población

No en vano el trato que recibían los judíos, por parte de los nazis, era por lo que se suponía era su intrínseca y genética acción corruptora –“el judío no es un ser humano. Es una apariencia de putrefacción”, Walther Buch “dixit”-. Si mientras se produce dicha eliminación se les explota además como masa de trabajo pues ese “beneficio” que se añade a mayor gloria del “arianismo”, pero el objetivo respecto a los judíos es la eliminación, no la explotación laboral, el “beneficio” en esa peculiar cosmovisión es la eliminación, no la utilización laboral –para eso ya estaban los “subhombres”, los eslavos entre otros-

Vayamos a un fragmento original del documento sobre la Conferencia de Wannsee, el texto en alemán es el siguiente:

«Unter entsprechender Leitung sollen nun im Zuge der Endlösung die Juden in geeigneter Weise im Osten zum Arbeitseinsatz kommen. In großen Arbeitskolonnen, unter Trennung der Geschlechter, werden die arbeitsfähigen Juden straßenbauend in diese Gebiete geführt, wobei zweifellos ein Großteil durch natürliche Verminderung ausfallen wird. Der allfällig endlich verbleibende Restbestand wird, da es sich bei diesem zweifellos um den widerstandsfähigsten Teil handelt, entsprechend behandelt werden müssen, da dieser, eine natürliche

Auslese darstellend, bei Freilassung als Keimzelle eines neuen jüdischen Aufbaues anzusprechen ist. (Siehe die Erfahrung der Geschichte.)»

Las traducciones

Bien, la traducción oficial dice lo siguiente:

«Durante la solución final, se deberá conducir a los judíos al servicio de trabajo al Este. En grandes columnas de trabajo y separados por sexo, se trasladará a esas zonas a los judíos capaces de trabajar, para que construyan carreteras; no hay duda alguna de que se perderá a una gran proporción de ellos como consecuencia de una selección natural.

Los que queden; necesitarán un tratamiento adecuado, porque sin duda alguna representan la parte [físicamente] más resistente y con su liberación, se podrían transformar en el germen de una resurrección judía (pruebas de ello las da la historia).»

Directamente del alemán, sin tomar la traducción oficial, lo traducimos nosotros de la siguiente manera:

“Bajo la correspondiente dirección, los judíos deben ser embarcados en el tren de la solución final, conducidos de modo apropiado a instalaciones de trabajo en el Este. En grandes brigadas de trabajo, separados por sexos, los judíos capaces de trabajar deben ser llevados a ese lugar para la construcción de carreteras, donde, sin duda, una gran parte caerá por selección natural.

Los que queden a pesar de todo ello, dado que se trata de la parte que sin duda tiene capacidad de resistencia, deben ser tratados de un modo adecuado, puesto que tales representan la selección natural, y en caso de liberación, serían la semilla de una nueva construcción judía (véase el curso de la Historia)»

Se trata de una traducción literal realizada directamente a partir del original, es decir, sin retoques para que suene más comprensible en castellano, como puede verse se aproxima mucho a la versión oficial.

Un exterminio preconcebido

El texto dice lo que dice, se diría que aquí no hay mucho margen para interpretar nada: “los que queden a pesar de todo ello” ¿A pesar de qué? Pues a pesar de haber caído una gran parte por “selección natural” en los trabajos forzados, es decir el remanente de los que no mueran, no hay intención aquí de “deportar” sino de matar –explotando primero a los prisioneros, que no son otra cosa, ni se los contempla como otra cosa-.

Sigue: “dado que se trata de la parte que sin duda tiene capacidad de resistencia, deben ser tratados de un modo adecuado, puesto que tales representan la selección natural”.

Bien ¿a que se debe adecuar ese modo? Pues nos lo dice a continuación, se debe adecuar a evitar la siguiente circunstancia: a que sean “la semilla de una nueva construcción judía (véase el curso de la Historia)”.

Por tanto no se trata de otra cosa sino que de exterminar completamente a los judíos y a la comunidad judía, descartando por completo la posibilidad de liberar a los supervivientes de los trabajos forzados que podrían ser el punto de partida de esa “nueva construcción judía”.

Eso es Wannsee, eso y no otra cosa. Y Wannsee muestra la planificación de lo que los nazis querían hacer con el total de los judíos de Europa –y volvemos a remitirnos al punto II del protocolo y al listado de países europeos -y total de población judía en los mismos que aparece en la página 6 del documento- que incluye, por cierto, España, Portugal, Suiza, Suecia y Turquía, naciones que no estaban en guerra, así que si alguien quiere presentar la excusa de «un asunto de guerra» nada de nada-.

Y ese “que hacer”, esa “solución final” consiste, explícitamente, en deportar hacia el Este a las masas de población judía que “organizados en brigadas de trabajo, separados por sexos” se dedicaran a realizar trabajos forzados hasta la extenuación –literal, no metafórica- y así “sin duda, una gran parte caerá por selección natural”, los que pese a ello aún sobrevivan serán “tratados de un modo adecuado” para que no se produzca “una nueva construcción judía”.

Dicho en otras palabras: la “solución final” que busca Wannsee contempla la eliminación total de los judíos de Europa mediante el uso y abuso masivo de trabajos forzados y la liquidación de los supervivientes que, pese a todo, queden de esos trabajos. Aún más claro: se planifica un genocidio.

Wannsee muestra la voluntad de preparar un genocidio que, como mínimo, contempla la escala continental –nada que ver, por tanto, con el “espacio alemán”, ni con “echar a los judíos de Alemania”-. Sí que tiene, mucho que ver, sin embargo, con el imaginario abisal de los mitos y el misticismo nazi.

El exterminio judío en el ideario nazi

Para empezar tenemos lo manifestado por el propio Adolf Hitler al periodista catalán Eugeni Xammar en el período del intento de golpe de Estado de Múnich, el fragmento significativo al completo es el que sigue, y fue publicado originalmente en el semanario “La Veu de Catalunya” el 24 de noviembre de 1923, allí Xammar pregunta y Hitler responde:

“Si queremos que Alemania viva, debemos eliminar a los judíos” Xammar inquiere “¿A garrotazos?”. “Ojalá -responde Hitler- sino fuera porque hay demasiados. El progromo es una gran cosa, pero hoy por hoy ha perdido buena parte de su eficacia medieval […]. Pero ahora las cosas han cambiado. ¿Qué sacaríamos de liquidar a la población judía de Múnich si en el resto de Alemania los judíos siguen siendo, como ahora, los amos del dinero y de la política? En toda Alemania hay más de un millón de judíos ¿Qué quiere hacer? ¿Los quiere matar a todos en una noche? Sería la gran solución, evidentemente, y si eso pudiera suceder, la salvación de Alemania estaría asegurada. Pero no es posible. El mundo se nos lanzaría encima en lugar de darnos las gracias”. Es bien sabido que la “gran solución” terminaría por encontrarse: las cámaras de gas, eficaz versión fría y tecnificada del asesinato en masa (…)” (Eugeni Xammar, citado por Rosa Sala Rose, y la propia autora en “Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo”, pág. 245 y 246, Editorial Círculo de Lectores, Barcelona 2005)

Para continuar esta aquello que el propio Adolf Hitler escribe un año después, en 1924, en “Mein Kampf”, en dónde afirma que la Primera Guerra Mundial podría haberse ganado por Alemania de haberse gaseado a tiempo a unas cuantas decenas de miles de judíos.

Pero hasta podemos remontarnos a los puntos programáticos que, en total de veinticinco, enumera el NSDAP en sus inicios en 1920, de todos esos puntos dos hacen referencia clara y expresa al antisemitismo, y, el resto es un canto al totalitarismo y, en buena medida, también aunque bajo algo más de camuflaje al antijudaísmo.

La organización del genocidio

Quede claro que el genocidio no se monta a partir del documento. El documento es una de las pruebas que quedan de que se organizó premeditadamente el genocidio, y que este no fue «una consecuencia trágica de la guerra». El documento es solo un acta de una reunión -posiblemente no la única, pero tenemos el documento que tenemos y de la reunión que tenemos, y a eso hay que ceñirse- donde se abordaba como preparar y llevar a la práctica la «solución final».

Por lo demás, y, según algunas declaraciones, de alguno de los implicados en los procesos que se les siguieron tras la guerra, el lenguaje que se utilizó en la Conferencia de Wannsee fue mucho más explicito que lo que se reflejó después por escrito, pero, en cualquier caso, escrito hay lo que hay.

La clara idea de vulnerar la propia legalidad

Si bien estaba claro que el derecho alemán pierde su condición de tal -la “maiestas” o legitimidad- y queda en el mero ejercicio del “imperium” -la fuerza-, como mínimo desde la promulgación de las leyes antisemitas de Nuremberg en 1935. Resulta clara la conciencia de los reunidos -cuando menos de Heydrich- de ir un paso más allá o, por decirlo de una manera más expresiva: ir justo el paso más allá. A través de las medidas planificadas en Wannsee, esto queda clarísimo cuando se dice:

“Luego, el Jefe de la Policía de Seguridad y del SD pasó brevemente revista a la lucha conducida hasta el presente contra este enemigo. Los elementos más importantes son:

a) obligar a los judíos a salir de las distintas áreas de la vida del pueblo alemán,

b) obligar a los judíos a salir del espacio vital (Lebensraum) del pueblo alemán.

Para alcanzar estos objetivos, se dio impulso a la emigración acelerada de los judíos de la zona del Reich, que se consideró como única solución provisional posible.

En enero de 1939, se instituyó una Oficina Central del Reich para la Emigración Judía, bajo las instrucciones del Mariscal del Reich, siendo confiada su dirección al Jefe de la Policía de Seguridad y del SD. Sus tareas fueron principalmente:

a) tomar medidas para preparar una emigración incrementada de los judíos,

b) encauzar el flujo de emigración,

c) acelerar la emigración en los casos individuales.

El objetivo de esta tarea fue limpiar el espacio vital alemán de judíos, de forma legal.

Los inconvenientes ocasionados por tal forma de emigración, intensamente acelerada, eran claros para todas las autoridades.”

(Actas del Protocolo de la Conferencia de Wannsee, pág. 3-4)

Está clarísima la conciencia de lo que se hace, no se habla ya de violentar la justicia que, repetimos, no existía como mínimo desde las leyes raciales de Nuremberg de 1935 -de hecho ardió junto al Reichstag en 1933-, sino de olvidarse hasta de “la forma legal” por los “inconvenientes” ocasionados por la misma a las “autoridades” nazis. Era demasiado poco expulsar a la gente de sus hogares, unos asesinos lo que desean es asesinar