(Publicado originalmente para SERJUDIO.com).
Un famoso párrafo del piut “ken anajnu beiadja”, de la noche de Iom Kipur, dice: “como arcilla en manos del alfarero”.
Similar al que encontramos en el musaf, casi al comienzo de la Amidá para el oficiante: “somos en Tu mano como arcilla en manos del alfarero”.
Unos renglones antes, hay una pasaje que no suele ser tan mencionado, y es el que expresa: “El oro y los ricos tesoros no traerán ayuda al hombre, no lo rescatarán en el día de la retribución. Pero, la bondad y la justicia que demuestre durante su vida marcharán delante de él y su glorioso Creador lo recibirá”.
Por supuesto que cada uno podría encontrar casi cualquier mensaje que quisiera en el extenso texto que recitamos en este día santo y de alegría, pero, no sé exactamente porqué, este breve pasaje que te destaqué es de los menos usados en prédicas y enseñanzas.
Tal como otros, que ya hemos compartido en ocasiones anteriores, de profetas y sabios, en los que predomina como escudo para el hombre sus actos de bondad y justicia.
Pero, la gente por lo general, sigue aferrada a supersticiones, creencias banales, rituales de compra-venta de salvaciones, adhesión a líderes religiosos, palabrería, santurronería y otras cuestiones menudas pero a las que se las llena de humo hasta que parecen inmensas.
Oro y ricos tesoros, a ojos del que los consume, pero que llegada la hora del pago verdadero no tienen ningún valor ni sirven para el rescate.
Y sin embargo, siguen siendo ídolos adorados por sus esclavos.
En la típica estrategia del impotente que quiere controlar lo que no puede controlar, ni debiera querer hacerlo.
En vez de hacer lo posible, de disfrutar lo accesible, de encontrar la plenitud, se desprecia lo bueno a cambio del placer (o del tormento) que se percibe como salvación, y no es más que fantasía.
Por nuestra parte, reiteramos que nos parece que la medida debe ser el accionar con bondad y justicia, construir shalom.
Hay otras enseñanzas en este trozo del rezo, pero quedarán, Dios mediante para otra oportunidad.
Ahora, si somos como arcilla en manos de alfarero, ¿qué podemos hacer? ¿Cuál nuestra fuerza? ¿Cuál nuestro poder? ¿Cómo atrevernos a suponer que algo podemos hacer, si no somos más que un objeto amorfo a merced del Creador?
La respuesta es que como arcilla hay algo que podemos ser pero que no puede serlo el alfarero: podemos ser arcilla.
Es decir, podemos ser hombres, humanos, personas, cosa que Dios no es.
Estamos a merced de infinidad de elementos que no controlamos, ni siquiera con nuestra altamente avanzada tecnología.
Y por sobre todo, más allá de todo, está el impensable poder del Eterno, quien es el amo de todo, y sin embargo nos dio un átomo de poder, único, nuestro, que solamente depende de nosotros. Es nuestro libre albedrío. Nuestra capacidad para decidir si hacemos el bien o hacemos el mal.
Eso ya no depende del artesano, sino de nosotros.
En palabras de los Sabios: “Todo está en manos del Cielo, menos la reverencia al Cielo” (Berajot 33b).
Cuando actuamos de acuerdo a nuestra identidad espiritual (judaísmo para judíos, noajismo para gentiles), y por ello desplegamos actos de bondad y justicia, en una constante construcción de shalom, estamos desarrollando el mundo, encontrando felicidad.
Sí, por reconocernos limitados, al aceptar nuestras carencias, pero no por ello entregarnos a la desesperación o la pasividad del indolente.
Porque somos limitados, y al mismo tiempo contamos con el poder que desde Arriba nos otorgan.
Entonces, ¿cuál es el camino a la plenitud, el shalom, la felicidad?
La construcción de shalom, por medio de actos de bondad y justicia.
Si, creo que podríamos ser como arcilla si el alfarero que moldea es digno de nuestra confianza, normalmente sucede que no, está lleno de dudas, de incertidumbre, le tiembla la mano, finalmente nos transforma en un mamarracho. Al revés, si el alfarero es más elevado, más experimentado y sobre todo sabe lo que puede hacer con este tipo de arcillas, el resultado puede ser una belleza. Quizás el único alfarero realmente bueno en este caso, también fabricó la arcilla, el agua, las formas, el tiempo, y un cuanto hay en el proceso, el problema podría ser el tipo de arcilla, no todas las arcillas son buenas, quizás no seamos material suficientemente bueno para ser tomado en cuenta por el mejor de los alfareros.
el espiritu no se mancha, no se gasta, no se perjudica.
en esencia todos somos puros y buenos.
el problema es lo q no es esencia.
lo q se puede modificar
Probablemente estimado maestro, pero en el terreno de las creencias soy el más pequeño de todos, pero entiendo también, que en la arcilla encontramos muchas particulas de granito que no se manchan ni se gastan..
adonde s e fueron los articulos de las creencias?
El entorno y las circunstancias nos modelan, para bien o para lo opuesto, como decia el inspirado Salmista «apartate del mal…. »
Es nuestro deber buscar los entornos favorables que promuevan la paz, el bienestar y el desarrollo para que podamos ser modelados con destreza y eficacia…. pero si vamos detras de religiones, de dioses inventados por el hombre, del ego… que podemos esperar?
Es tarea de cada dia buscar la forma en que podemos ser modelados para bien.
Gracias por el post!!! un abrazo!!!
Muy bueno maestro. HACER nuestra parte. Gracias!!!