Texto escrito originalmente para SERJUDIO.com pero que guarda enseñanzas éticas y espirituales de valor para los noájidas.
La parashá presenta importantes enseñanzas (ama a tu prójimo, no te vengues, no guardes rencor, no mientas, no engañes, paga cuando debes, actúa con decencia siempre, entre otras varias más), pero quisiera detenerme en ésta: "Como a un natural de vosotros consideraréis al extranjero que resida entre vosotros. Lo amarás como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. Yo soy el Eterno, vuestro Elokim." (Vaikrá / Levítico 19:34).
Nos recuerda que la terrible experiencia de ser esclavos debe ayudarnos a mejorar nuestra conducta en los hechos cotidianos. Tenemos la obligación de considerar y ayudar, amar al diferente en su diferencia, precisamente porque hemos padecido la segregación, la actitud discriminatoria, persecuciones, maltratos, entre otras cosas adversas; sin olvidar que también disfrutamos de positivas. Como sabrás, la Familia judía, ha morado en diversas tierras, por variadas causas y circunstancias. Nuestro destino en estos más de 33 siglos de existencia ha sido cambiante. A veces fuimos bienvenidos, otras no tanto. Se nos ha perseguido; también se nos ha protegido. Construimos países a la par de nuestros hermanos gentiles; pero también se nos trató como extranjeros, diferentes, parias, imposibilitados de acceder a los derechos básicos por el mero hecho de pertenecer a la familia judía. Como en el antiguo Egipto, en donde al principio se nos recibió con honores, pero al mismo tiempo excluyéndonos. Pudimos crecer y encontrar la abundancia, pero también se nos esclavizó, martirizó, apenó con numerosas fatigas. País que nos encerró con tormentos de todo tipo, al punto de llevarnos a la desesperación. Por intervención divina fuimos rescatados, y, a pesar del sufrimiento y de los amargos recuerdos, la Torá ordena que NO tengamos rencor hacia los egipcios, según leemos: “no aborrecerás al egipcio, porque fuiste extranjero en su tierra.” (Devarim / Deuteronomio 23:8).
Podemos tener diferencias. Aprendamos a que no obstaculicen la convivencia en paz, sin descuidar de nuestra identidad. Ser firmes y leales no significa ser fanáticos ni necios, ni prohibirse cambios favorables. Pero, nuestra lealtad no es excusa para negar al otro que mantenga su otredad, con sus propias cualidades positivas que lo identifican.
Sabemos qué y quién nos liberó, pero ¿sabemos qué nos llevó a ser esclavos?
Una respuesta la brinda el midrash, la sabiduría de nuestros Sabios, que cuenta que los hijos de Lea y Rajel molestaban a sus medio hermanos, los hijos de Bilhá y Zilpá, por ser ellas concubinas de Iaacov y no esposas. No había unidad, ni respeto, ni amor (tal como lo que motiva el duelo en el período de Sefirat haOmer, cuestión que queda para conversar en otra ocasión). Este irrespeto culminó con todos los hijos de Israel siendo esclavos en Egipto, para que en el momento de su liberación todos pudieran decir: “esclavos fuimos”. La penuria vivida los obligaría a encontrar el respeto que no supieron tener cuando eran libres y soberanos.
Es una lección terrible, ¿la hemos aprendido?
Esta explicación me recordó el testimonio de un sobreviviente de la Shoá, que parafraseo: "Cuando a un judío lo hacían entrar a un campo de exterminio no le preguntaban a que corriente del judaísmo pertenecía, les bastaba que fuera judío. ¿Por qué nosotros nos diferenciamos si los enemigos no lo hacían?".
Excelente pregunta, ¿tú qué opinas?
En 1959, la Kneset decidió que el 27 de Nisán se conmemorara anualmente el Iom haZikarón lashoá vehaGuevurá, el Día del Recuerdo por el Holocausto y sus Héroes. Ellos habían manejado como primera opción la fecha del 14 de Nisán, día que comenzó la sublevación de un grupo heróico de judíos del Gueto de Varsovia, sin embargo, por coincidir con el inicio de Pesaj decidieron posponerla para el 27, que además es ocho días antes de Iom HaAtzmaut, el Día de la Independencia del moderno Estado de Israel. Misma cifra que separa el nacimiento del niño judío de su circuncisión. (Cuando cae en domingo, como en este año, se pospone la conmemoración para el lunes).
Es nuestro deber no olvidar y trabajar para que no se repita nunca más.
¿Puedes aportar ideas de cómo hacerlo?
Como vimos, la Torá propone una vida de bondad y justicia que permiten el SHALOM, con uno mismo y con el otro. Cada una de las enseñanzas es para apartarnos de odio, de la injusticia, de la indiferencia, de la burla, de la venganza, de la inmoralidad, de las máscaras engañosas, de todas las cosas negativas que perturban; y así poder acercarnos a la vida, al bien, a la bendición. Una buena manera de lograrlo es cuando los mayores (padres, maestros, etc.) narran (en palabras y especialmente en hechos) con amor a sus menores (hijos, alumnos, etc.) y por consiguiente éstos querrán las tradiciones y aprenderán a interrogar con alegría y sed de acercarse a sus mayores y su identidad.
Quiera el Eterno que no precisemos más experiencias oscuras para encontrar esa LUZ que brilla constantemente en nosotros y para nosotros.
Moreh Ribco, en mi humilde opinion, la mejor accon para que no se repitan los errores, abusos, crimenes, desprecios…. del pasado, sin duda es contar la historia como fue en realidad, como lo hacen las escrituras sobre la vida de Noah y su descendencia, para que los noajidas podamos conocerla como si hubiera pasado ayer.
En mi pais, España, ya nadie recuerda la historia reciente que nos llevo a una terrible guerra civil, y a una posterior dictadura de 40 años de duracion. Los politicos de hoy, cuentan su parte interesada de la historia para proclamar la independencia de España, sin darse cuenta, o si, de que al contar la historia, no como fue, si no como ellos hubieran querido que fuera, estan generando segregacion entre hermamos, padres, hijos, etc… Solo por pensar diferente y mal, si todos recordaran lo que nos enseñaron nuestros abuelos, no habria posibilidad de tergiversar la historia.
Hay que volver a transmitir el conocimiento como nuestros antepasados nos lo legaron a nosotros sin cambiar una coma o un punto.
Saludos
Es duro experimentar la discriminación, el escarnio y la mofa por la forma de ser de uno pero más duro aun es que uno lo experimente por ser un cabeza dura. Eso sí es más doloroso pero al final de cuentas son buenas experiencias en el sentido que lo hacen a uno madurar y comportarse como una persona normal. Por eso es que cuando uno ha sido discriminado, humillado y burlado, no puede llegar y aducir que desconoce qué se siente eso y que por eso lo hace. En primer lugar aunque nunca haya experimentado eso, ello no implica que tenga que ser un matón, pero en segundo lugar, si lo ha experimentado no tiene excusa alguna y más bien el hecho se vuelve más reprochable aun. Gracias por este post mi querido amigo!