Tomemos en consideración la representación cabalística conocida como “etz jaim” (de acuerdo al Sefer Ietzirá y según las enseñanzas del Arizal), con sus diez (once) sefirot relacionadas entre sí y el flujo energético que se irradia por todo el sistema.
Usemos esta conceptualización para aprender un poco acerca de los derechos que te asisten como ser humano, así como algunos de los límites y deberes correspondientes.
Comencemos por la base.
Tienes derecho a tener y a disfrutar de tus posesiones.
Si te enfocas en demasía en acumular bienes materiales, tu vida se reduce a un pasaje limitado, porque todo lo que tienes deja de ser tuyo antes o después.
¡Ni siquiera lo que eres como cuerpo te llevas contigo al final del viaje terrenal!
Por ello, trabaja para conseguir lo que necesitas y deseas, goza de lo permitido, aprovecha los momentos agradables, aprende de los momentos de caída, no dejes el placer lícito pero tampoco permitas que se convierte en el objetivo de tu vida, o la médula de tu existencia.
Estas capacitado para ser amo en tu reino, a obrar, a generar el cambio positivo que respeta la presencia y existencia de otros.
Tienes derecho a sentir y compartir lo que sientes.
Los sentimientos son parte esencial de nuestra vivencia. No es positivo negarlos, ni sumergirlos entre racionalizaciones, siente y reconoce lo que sientes.
Cuando el sentimiento es negativo, admite que está ahí, no lo rechaces, acéptalo, pero no te encadenes a ello. Que fluya, que pase como lo que es: una sombra de ave volando veloz.
¡Que nadie te exija anular tus sentimientos!
Tienes derecho a ellos, pero ten presente que no eres esos sentimientos, ni ellos necesariamente son verdaderos.
Permite que el motor emocional mueva tu maquinaria, movilice tu vida, pero no te pegues a ningún sentimiento o emoción. Son el motor, no el barco, ni el timón y mucho menos el capitán que decide los caminos a seguir.
Y, tu derecho no se reduce a sentir y saberlo, sino también a que otros te escuchen con respeto y admitan que eso es lo que sientes. No por ello deberán aceptar que tus sentimientos son manifestación de verdades reveladas, u órdenes para que ellos cumplan, ni siquiera deberán compartir tu sentir. Pero sí admitir que eso es lo que estás sintiendo en este momento y que quieres compartirlo sin que por ello seas avergonzado o desplazado.
Tienes derecho a dar y a recibir.
El ser vivo está en un constante intercambio con el ecosistema, con otros seres vivos, con elementos físicos, con la red espiritual, con el Eterno.
El dar y el recibir, factores que sustentan nuestra existencia.
Habrá gente que te exija y demande para que seas una fuente constante en el dar: que des dinero, que des tiempo, que des atención, que des trabajo, que des tus bienes, que des tus ideas, que des y des y des. Te reclaman si no lo haces. Son como parásitos insaciables que te van succionando la vida, y te sientes en compromiso y obligación de irte desgastando para tratar de contentar a esa presencia tóxica. ¡Tienes derecho a poner límites, a negarte, a no someterte, a ser libre!
Estarán los otros que te ubicarán en una posición de víctima, de receptor continuo, de impotente, y así te esclavizarán, te convertirán en un ser humillado que pareciera no tiene capacidad para ser independiente, para crecer, para buscar su propio sustento. Te obligan a ser una sombra que vergonzosamente reciben limosnas, que no son más que cadenas que te aprisionan y no te permiten ser en plenitud. ¡Tienes derecho a recibir ayuda, cuando la precisas, pero también a negarte a permanecer en un estado de ineficacia que solamente espera la manutención y la aprobación externa!
Tienes derecho a amar y ser amado.
La neshamá, esencia espiritual o Yo Verdadero, se expresa en el idioma del amor, de la unidad, de la no discriminación negativa. Estamos creados por amor y para el amor. No es ésta una visión romántica de nuestra creación y presencia, sino el motivo fundamental que llevó a que fuéramos creados.
Que no te hagan creer que no eres digno de ser amado, ni tienes condición para amar.
De manera natural el hombre es un ser de amor, pero, el EGO y sus construcciones sociales van obstaculizando esta realidad.
El amor no es un sentimiento, NO ES un sentimiento. El amor es una acción concreta por lo amado, que lo favorece y no humilla, sin esperar nada a cambio. Es decir, no es un trueque ni una negociación más o menos encubierta. Tampoco es un delirio pasional, o embotar el entendimiento detrás del deseo y las mentiras del EGO. El amor es la realización de obras de bien para beneficiar al amado.
Tienes derecho a la justicia, a límites y que sean mantenidos con respeto.
La bondad sin límites lastima a quien la expresa y a quien la recibe.
Todo en el universo humano está limitado y debe limitarse. Bordes establecidos con justicia, con valoración.
Cuando los límites se quiebran, es necesario restablecer el equilibrio roto por medio de acciones correctivas que no sean nocivas.
Un mundo sin justicia, es el caos y la destrucción.
Tienes derecho a saber y crear.
La sabiduría, a cada cual según su nivel y capacidad, es una necesidad que debe ser suplida.
Es uno de los poderes fundamentales de los cuales el hombre no debe ser privado.
Pero, la repetición de lemas, la memorización mecánica, el atiborrarse de datos, no es suficiente. Se precisa que la persona ponga su maquinaria creativa en funcionamiento, que revele nuevas perspectivas, que colabore en el desarrollo del conocimiento, que encuentre modos de evidenciar lo que ya es sabido. Sin creatividad humana, no hay ninguna forma de avance. Ni siquiera poseyendo la facultad profética activada, puesto que la función imaginativa permite proyectar la profecía y convertirla en información comprensible y provechosa para los receptores.
Por supuesto que cuando el límite se quebranta, y la creatividad pasa a ser motivo de desprecio de lo ordenado, o se usa la inteligencia para el mal, o como fábrica de excusas para mantener el imperio del EGO, entonces algo no está bien y debe ser corregido. Al igual que la sabiduría cuando se derrama sobre un recipiente no apto, o cuyo contenedor podría perjudicarse o dañar a otros con el conocimiento tomado.
Por ello, el valor supremo de la verdad.
Tienes derecho a saber que tienes una conexión con el Padre y disfrutar de ella.
Cada ser humano está creado a imagen y semejanza, espirituales, del Eterno.
Nuestra neshamá está de continuo conectada a la gran red espiritual, que sin límites de tiempo-espacio, unifica a todas las neshamot y conocimientos.
Cada neshamá, dependiendo si es de la raíz gentil o de la raíz judía, tiene su propio set de mandamientos ordenados por el Eterno para permitirle ejercer su liderazgo y llevar la existencia plena que todos merecemos.
Si sabes de tu conexión, de tu santidad interna, de tu lazo con el Padre, harás lo posible para llevar una vida acorde a ella. No te enrollarás en religiones, ni buscarás rituales innecesarios, ni te disfrazarás de lo que no eres, sino que sabiéndote hijo y príncipe, tu conducta será la que corresponde a un hijo y príncipe.
Todos estos derechos por supuesto que hablan del derecho a la identidad, a la libertad, al disfrute, al respeto de la individualidad, etc.
Casi puedo identificar en sus palabras, aquello que una vez fui. Gracias al El, que me ayuda y me guía, y a las palabras y consejos de ciertas personas mas sabias que yo, estoy desterrando ese pasado nefasto y renaciendo como un nuevo ser.
Las bases básicas de la existencia del hombre, el Derecho natural en toda su expresión! Y aun así el EGO se empecina en querer crear más normas de la cuenta, en andar por zonas grises para ver si por medio de una interpretación medio grisácea, el individuo puede ponerse a leer la Torá judía o a vestirse como lo que él considera que es un judío, etc. Luego vienen los otros ya ni siquiera pidiendo, sino exigiendo que se les den las cosas, como si se tratara de un dispensador. Se inventan mil y una excusas para justificar el no trabajar, mi amigo y socio lo expone de una manera muy divertida; las excusas son así «es que no pude porque mi abuelita se enfermó… porque el ratón de la casa me asustó… porque Batman no se apareció,» o sea, cualquier excusa es buena para no trabajar, para sentirse mal, para autoflagelarse y todo conduce al mismo punto, el estancamiento. Muchas gracias por este bello post mi querido amigo!