En 1985, la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud, definió la salud como “La capacidad de realizar el propio potencial personal y responder positivamente a los retos del ambiente”.
A no ser que nos encontremos en una situación de extrema vulnerabilidad, las reacciones que apelan al llanto, el grito, la violencia física, y/o desconectarnos de la realidad (con los derivados de todos ellos), no son la respuesta positiva a los desafíos que plantea el entorno.
Es virtualmente imposible desarrollar nuestras potencialidades reaccionando cotidianamente con estos mecanismos primitivos, de naturaleza instintiva y/o que son hábitos formados a partir de conductas necesarias y comprensibles en un niño pequeñito. Porque, estas herramientas son las únicas con las que cuenta el niñito para llamar la atención a la espera de obtener un auxilio de alguien poderoso (madre, cuidadora, etc.) en momentos de sentirse impotente. Pero, no están al servicio de perfeccionar nuestra personalidad ni de alcanzar mejores logros en nuestra existencia.
Entonces, aquel que su vida joven y adulta está repleta de estas manifestaciones acordes a un niñito, no está actuando saludablemente, está detenido en el tiempo en su desarrollo emocional.
Quizás intelectualmente ha logrado avanzar, podría incluso ser una persona en un cargo de autoridad, pero eso no deja de ser una estructura endeble, que tambalea al impulso poco ejercitado en lo emocional.
Una de las prioridades para llevar una vida saludable es también el estudio de lo que se relaciona con el EGO (IETZER HARÁ), para no reaccionar con él de manera habitual, sino que aprender modos de responder y accionar positivamente ante los constantes y permanentes retos que nos proporciona nuestra limitada existencia.
¿Hay algo que puede suplantar al llanto/grito/pataleo/desconexión (y cualquiera de sus derivados)?
¿La Comunicación Auténtica en lugar de la manipulación?
¿La aceptación en vez del aferrarse?
¿El agradecimiento que modifique la avidez sin satisfacción?
¿La solidaridad que mitigue el egoísmo?
¿La construcción de SHALOM, por medio de acciones de bondad Y justicia, como respuesta primaria?
¿La comprensión que evite la lucha por meramente tener la razón?
¿La espiritualidad que mata esa blasfemia que es la religión?
Existen numerosas maneras de llevar salud a nuestro ser, al entorno, a la sociedad; la cuestión es aprender, desaprender, entrenarnos, trabajar, seguir para adelante, dejar fluir.
Quisiera mas estudios profundos de lo que es el IETZER HARÁ
tiene cientos, o tal vez miles, de textos publicados sobre el tema aqui y en serjudio.com. le sugiero que luego de estudiar todos ellos me cuente si sigue precisando «mas estudios profundos» del tema.
pase bien
En un mundo enfermo, el numero de personas que desean hacer el bien son muy pocas, el resto son unos mas del monton.