No sé si a ti también te ha pasado eso de sentir que el tiempo vuela.
Que ya estamos de vuelta en primavera aunque sientes que hace un rato guardaste la ropa de playa veraniega; que tu familiar cumple años otra vez y ni siquiera estrenó la corbata que le regalaste el cumpleaños pasado; que recién saliste de licencia y ya estás sentado otra vez en tu trabajo; que ya es lunes nuevamente si apenas disfrutaste del fin de semana; que ese bebito que tenías entre tus brazos ya es padre de tus nietos…
¿Te sientes así?
A mí sí, a veces, no puedo confirmar que en todo momento, pero es como una sensación que se presenta a menudo, y me parece que cada vez más.
¿Será una vivencia de la gente que va acumulado años de vida?
¿Será la monotonía que encuentra contenidos repetidos en las celdas de la memoria?
¿Será parte de nuestra naturaleza humana, consciente de su pasaje por el tiempo y su vida limitada en este mundo?
¿Será la simplificación de la mirada retrospectiva, que ya automáticamente etiqueta y archiva los acontecimientos, evitando concentrarnos y analizar, valorar, reacomodar nuestras experiencias?
¿Será que de pequeñitos todo es nuevo y tenemos un mundo entero por conocer y mil esperanzas por alentar a concretar, lo que nos obliga a disfrutar cada instante sabiéndolo único y sin repetición?
¿Será que estamos curtidos y nos cuesta descubrir novedades, reinventarnos a diario, crear a partir de lo ya creado, y entonces vemos como las mismas imágenes una y otra vez, aburriéndonos en el camino?
¿Será nuestro cansancio de tantos fracasos y rendiciones, que nos deja sin ánimos de intentar cambios positivos, sino solamente que el tiempo pase?
¿Será que vamos percibiendo la proximidad del final del viaje y entonces nos acucia la impresión subjetiva de velocidad?
¿Será un cambio de la frecuencia de vibración terrena que acelera nuestro reloj interno?
¿Será un fenómeno metafísico que no tenemos cómo confirmar ni comprobar?
¿Será que siempre sentimos lo mismo, a cualquier edad, pero recién ahora le prestamos especial atención y le damos un sentido fatalista?
¿Será que estamos mucho más divertidos, interesados en lo que acontece, y por eso el tiempo vuela realmente y no es solo una sensación?
¿Será que estamos al comienzo de la Era Mesiánica y hay un vivencia diferente a todo nivel?
¿Será alguna dolencia neurológica, un desperfecto del cableado que repercute así?
¿Será algo totalmente diferente, pero que de alguna manera interpreto como es un pasaje temporal más apresurado?
No tengo idea, y de hecho, ahora tampoco sé si siento que el tiempo vuela.
Pero sí tengo una convicción: aprovechemos nuestro tiempo para construir SHALOM, por medio de acciones de bondad y justicia.
Porque es HOY el único día real, el cual tiene el valor de dar sentido a nuestra vida.
Consejos de oro!
Gracias Morè.