Estudiamos, desde hace años y en varias ocasiones, acerca del origen, acción y el ciclo de nuestro EGO.
Aprendimos que su reacción es impulsiva y natural, la cual se ve reforzada por el uso constante lo cual la consolida como un hábito.
Entendimos que desde nuestro inconsciente, sin uso de la voluntad, sin decisión, el EGO dispara automáticamente su breve repertorio para obtener atención, librarse de la impotencia, sobrevivir a las amenazas.
Fuimos dándonos cuenta que el gatillo que lo dispara son percepciones, internas y externas, sean las que provienen de los sentidos que nos conectan con el mundo externo, y de los sentidos que nos informan de lo que ocurre en nuestro interior, y de lo que cruza nuestra mente (pensamientos con mayor o menor grado de desarrollo: sentimiento, ideas, creencias, fantasías, etc.).
Cuando la señal de falta de poder/control llega a esa zonita primitiva de nuestro cerebro que aloja al EGO, no importa si hay una amenaza real o es una imaginación, el EGO reacciona. Es que el EGO no tiene cómo evaluar la realidad de la intimidación, ni su potencia, ni su alcance. Simplemente actúa automáticamente al sentirse en riesgo. Por ello, por ejemplo, cuando vemos una película de terror o suspenso en la que ocurre algo intimidatorio, reaccionamos, gritamos, nos molestamos, nos entra el miedo, etc. ¿Por qué? Porque la señal fue recibida por el EGO, el cual sintiéndose en peligro disparó sus instrumentos.
Por más que otras partes del cerebro comprendan que no hay peligro verdadero, que no hay motivo para reacciones emocionales ni entrar en un estado de tensión, para atacar/defender, igualmente el EGO arremete. Y es que, esa zonita de nuestro cerebro recibe milésimas de segundos antes la información y no espera a que las partes pensantes le indiquen qué hacer, ¡no puede hacerlo! Porque su función natural es reaccionar ante el peligro, y en muchos de ellos realmente nos auxilia el EGO.
Pero, cuando la impotencia no puede resolverse con los mecanismos automáticos del EGO, entonces en lugar de ser aprovechados para mejorar la vida, tienden a perjudicarla.
Sea porque genera o amplifica conflictos con otros, porque distancia a la persona de su entorno, porque provoca un aumento innecesario del estrés y lo hace crónico, porque perturba el flujo del pensamiento, porque altera el rendimiento energético.
Es decir, al estar bajo el mando del EGO, terminamos viviendo una vida reducida, de impotencia.
Lo cual a su vez confirma la necesidad de la intervención del EGO.
Sí, es un ciclo vicioso y enfermante.
Tener conocimiento de todo esto, en parte ayuda a disminuir el alcance del EGO. Pero la teoría no es suficiente en lo absoluto.
Repito, el EGO no espera a que tú voluntariamente lo habilites, simplemente reacciona a lo que tú le informas (conscientemente o no) acerca de tu estado (imaginario o real) de impotencia.
Por lo cual, no es solamente con saber y consciencia que podemos evitar/reducir el malestar provocado por el EGO, sino también ejercitándonos para no dar rienda suelta a la maquinaria del EGO, al mismo tiempo que encaminamos las energías hacia metas positivas.
Hemos dado en el pasado varias técnicas, de hecho hace unos días publicamos otra que es muy interesante y útil: http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/mtodo-para-no-hundirte-en-el-crculo-de-la-ira, sería bueno que la estudiaras y aplicaras. De paso, te agradezco que la compartas con otros, y si se pudiera organizar seminarios impartidos por mí para aprender sobre todo esto, sería genial. Mayor bendición para el mundo.
Con este método podrás advertir que prontamente reduces la tensión muscular, ya en los primeros instantes de su ejercicio. Tu postura se relaja, indicando que no estás para agredir/defender. Regulas tu ritmo respiratorio, te introduces en un estado de calma. Enfocas tu mente en imágenes placenteras y te fortaleces con la palabra clave de refuerzo. Dejas de atender lo que te genera la impotencia, pero no estás huyendo del problema, no te desconectas de la realidad, sino que hiciste la pausa necesaria para estar en paz y poder ejercer tus funciones mentales más desarrolladas y conscientes. Estás enviando señales placenteras, positivas al EGO, para que no intervenga, para que sea tu porción evolucionada la que pueda tomar el rol conductor.
Tu control no es sobre el pensamiento, como verás, sino sobre lo que lo rodea. A qué atiendes. Cómo respiras. Cómo te posicionas corporalmente. Cómo retienes tu acción proveniente del EGO, pero no por ello te quedas atormentado. Cómo reencaminas tus energías y no las enquistas en cosas negativas. En resumen, no te entretienes luchando con tus pensamientos, sino que modificas el entorno para permitir que realmente pienses.
Recuerda, aprender conlleva saber algún contenido, pero también llevarlo a la práctica y contar con las actitudes acordes para que se pueda realizar.
No triunfarás sobre la eterna (en esta vida) presencia del EGO por medio de arrebatos, magia, superstición, teorías, lemas repetidos de sabios (supuestos o reales).
Precisarás conocimiento, ejercicio, práctica, paciencia, humildad, esfuerzo, dedicación, comunicación auténtica, autocrítica, entre otras cosas.
Y no dudes en rezar, pero no esperando milagros, no como mecanismo egoísta para manipular a Dios.
Reza, para estar en sintonía con el Padre, para bailar con Su música, para alumbrarte con Su LUZ.
Para conocerte, para crecer, para corregirte, para darte cuenta de todo lo que tienes que agradecer y cuánto puedes ayudar a los demás.
Con esto también estás impulsando tu bienestar, al promover el beneficio genuino de otros.