Tzaraat era una terrible enfermedad antigua que afectaba de manera severa la piel, pelo, carne, a veces ropas y paredes de las casas. No es lepra, aunque en ocasiones se traduce así. Tampoco la conocemos directamente pues desde hace siglos que no se manifiesta físicamente.
El aspecto del metzorá, enfermo de tzaraat, solía provocar asco, miedo, rechazo y por tanto se trataba de quitarlo de la vista y de todo posible contacto. Además, era obligación del cohén experto ordenarle que se separara de la comunidad, fuera a vivir aislado y apartado, sin contacto siquiera con su familia, hasta que eventualmente sanara.
¿Por qué se los trataba con tal crueldad? Ni siquiera a asesinos, traidores y otros graves pecadores se los destinaba al repudio solitario, a la marginación obligatoria.
Tratemos de responder a esto conociendo un poco más de las causas de esta enfermedad.
Probablemente intervenía alguna noxa biológica, quizás un hongo o bacteria, pero el factor principal que desencadenaba la enfermedad era una grave falta ética, que terminaba por afectar la salud física, emocional, social y mental de quien la padecía.
La infracción que se tiene por principal es el LASHÓN HARÁ, “mala lengua”, que es hablar y decir algo que puede ser más o menos cierto, en presencia o ausencia de la víctima, con mayor o menor uso de tono humorístico; pero lo que no falta es el hacer sufrir injustamente a alguien a través de la palabra. El lashón hará llena la mente de ideas prejuiciosas, destruye lazos sociales, corrompe la confianza, incentiva los rencores, amarga la existencia, hunde en la desesperación, lleva a todo tipo de acciones censurables y puede terminar en tragedias sin fin.
De acuerdo a la Tradición: “…es peor que una flecha filosa, porque mata a quien va dirigida, a quien la escucha y a quien la dice… incluso a gran distancia…” (Talmud, Arajín 15b).
Recordemos, la víctima es atacada injustamente, sin merecerlo. No son comentarios necesarios y justos, sino agresiones más o menos camufladas entre chismes y buenas intenciones.
Así pues, en la ecuación Divina, aquel que quiere perjudicar a alguien con mentiras, insultos, provocaciones, engaños, burlas, chismes, murmuraciones o cosas similares, termina dañándose también a sí mismo y a los que le prestan atención.
Así se responde a lo que preguntamos más arriba. El castigo era tan terrible, porque el metzorá recibía lo que él quería provocar a su víctima. Con lashón hará iba a excluir a un inocente, entonces terminaba siendo desterrado él. Iba a provocar injustamente el rechazo social, entonces recibía como castigo el llenarse de signos que le hacían desagradable.
Enseñó el sabio rey Shlomó/Salomón: «La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los que gustan usarla comerán de su fruto.» (Mishlei / Proverbios 18:21), sea éste amargo y mortal, o dulce y bendito. ¡Cuidemos lo que decimos y lo que aceptamos escuchar!
Esta parashá nos sirve para reflexionar ¿qué preferimos? En nosotros está la opción de contribuir a que haya SHALOM, con bienestar, salud, alegría, progreso; o colaborar con el caos.
Te deseo Shabbat Shalom umevoraj y todo lo bueno para ti y tu familia.
Muchas Gracias Morè.