¿Nos gusta que nos den órdenes?
Sinceramente, por mi parte, admito que siento la incomodidad al recibirlas. No sé si será porque desde pequeño puedo arrastrar ciertos traumas, pero de que está ahí, está. A veces, ha sido necesaria, como en casos de enseñanza o trabajo o incluso de vida. A veces a estado de más, cual consejo sin ser pedido.
Aunque a veces utilizo la frase «a sus órdenes», no me gustaría que literalmente se lo tomen como que prefiero el trato autoritario.
Entiendo que es un tema complejo y de muchas aristas. Me admito ignorante en temas de psicología o filosofía frente a esta situación. Sin embargo, también entiendo que parte de la vida cotidiana y el EGO está el mandar o actuar con impotencia frente a una orden.
Ahora ¿Nos gusta dar órdenes?
Si es así ¿Por qué? ¿Lo crees mejor que pedir o peor?
O ¿Cuál es la manera en que lo hacemos? ¿Es como lo hicieron contigo? ¿o como nos fijamos que otros lo hacían?
¿Acaso nos gustaría-o nos gusta- recibirlas de la misma manera en que las damos?
Si no es así ¿podrías igualmente pensar en el por qué?
Y siendo honestos ¿Alguna vez la haz sentido necesario dar o recibir alguna?
Sería genial leer tus ideas al respecto.
(Por la salud de Daniel hijo de Ilse Monroy)