La fuerza que es tuya y la que no lo es

Es frecuente que los predicadores moralistas usen este párrafo «No sea que digas en tu corazón: ‘Mi fuerza y el poder de mi mano me han traído esta prosperidad.’»(Devarim/Deuteronomio 8:17) para enseñarnos a que seamos por completo dependientes de las acciones del Dios, dejando en Sus manos los hechos, para absolutamente recibir pasivamente y con […]