Piensa en qué estás haciendo mal antes de sentenciar que algo ya no sirve. Quizás te des cuenta que el problema no está fuera sino dentro de ti, al igual que la solución. ¡Disfruta la vida!
Algunos ejemplos:
– «La relación con mi pareja llegó a su fin» ¿Por qué no evaluas si eres tú quien descuidó la comunicación, las atenciones o algunas responsabilidades?
– «Mi trabajo es una porqueria» ¿Acaso era eso lo que pensabas cuando lo obtuviste? ¿Acaso no agradeciste al Creador por haberte provisto ese empleo? Piensa si eres tú quien perdió el entusiasmo y dejó de llegar temprano o de atender a los clientes con amabilidad.
– «El pais en el que vivo es un desastre» ¿Y qué estás haciendo por mejorarlo? Si piensas eso de tu pais, no importa que te mudes a otro, tambien vas a creer que es un desastre. El problema no es el pais, sino las acciones negativas de quienes lo habitan. ¿Cómo puedes influir en tu sociedad para que tu pais mejore?
– «Mi familia es un caos» ¿Y ya intentaste reunirlos y hablarles sin señalar, criticar u ofender? ¿Por qué no los sorprendes invitándolos a una comida que tu prepares y aprovechas cinco minutos para decirles cuán importantes son para ti? Con toda seguridad tus palabras los transformarán para bien.
¡Que podamos construir shalom!