Mi caballo y su jinete intangible

A lo mejor muchos hermanos hispanoamericanos no conocen aún que en Venezuela, por solicitud parental y por orden soberana del Líder se han efectuado algunos cambios en el "Escudo de Armas" de mi país.

Anteriormente el blasón constaba de tres cuarteles, dos superiores y uno inferior, cada uno con los colores de nuestra bandera tricolor, el artículo siguiente se remite a cuestionar, nada más, lo que respecta al cuartel inferior, de color de fondo azul, con un caballo indómito que antaño iba de derecha a izquierda con la cabeza volteada mirando a la izquierda.

Nuestra heráldica, confeccionada por los Padres de la Patria, posee una gran simbología propia; ya que aquellos que fundaron las repúblicas de América dejaban atrás todo lazo que nos uniera de alguna manera a la simbología propia de los Europeos… Y no solamente eso, sino que esta nueva simbología estaba fundada en criterios menos oscuros y plagados de superstición y religiocidad y más acordes con una vida laica y republicana. 

El caballo blanco indómito representa un pueblo libre, lleno de valores, que corre hacia la superación, y su cabeza volteada a mirar atrás representa el que nunca olvidara su pasado, su origen, su historia. El caballo no tiene un jinete visible puesto que la república es gobernada con pluralidad y respeto, y no vitaliciamente, sino que impera el cambio constante y prudente de aquellos dirigentes de la nación. 

¿Qué significado tiene que el caballo sin jinete ahora no mire hacia atrás?, ¿cuál es el probable criterio que se usó para que este caballo blanco, indómito cabalgue siempre mirando en una dirección, con gringolas que no le permitan ver hacia donde y cómo va?, ¿cuál es el nuevo simbolismo que se le podría adjudicar al caballo revolucionario de Venezuela?.

Ninguna de las interrogantes las puedo contestar yo, aunque me figure algunas respuestas, lógicas y probables; tendremos que esperar a ver cuales serán los resultados de un gobierno que ha requerido cambiar los valores nacionales de un Estado. Lo que si puedo decir, colocandome en situación de ciudadano, es que, el caballo indómito debe voltear a ver su pasado nuevamente, corriendo indeteniblemente hacia el futuro, pero sin perder la perspectiva… miremos el pasado reciente y hagamos un juicio de valor, ¿realmente necesitamos olvidar y cambiar más de cien años de república, por vivir quién sabe cuantos años de algo a lo que dudosamente puede llamársele república? Estemos un momento con nosotros mismo y reflexionemos sobre lo que verdaderamente debemos cambiar… miremos con objetividad nuestra actitud ante las instituciones, y valoremos si las instituciones requieren el cambio o nosotros somos los que debemos ver la república con otros ojos. 

No me canso de siempre meditar y relfexionar sobre el precepto de administrar justicia y velar por un sistema legal eficiente y eficaz, no es suficiente para nosotros los noajidas crecer individualmente, es más que necesario crecer como colectivo, como nación. Giremos de una vez por todas la cabeza del caballo y marchemos a paso firme hacia la evolución de la sociedad.    

Un comentario sobre “Mi caballo y su jinete intangible”

  1. Andres, yo estoy deseoso, por que los lazos Noájidas se fortalezcan, tenemos mucho en común, y a la vez hay pluralismo sano, que debemos aprovechar para construir, no se me ocurre nada en este momento mas que expresar mis anhelos, espero , pues que cada uno haga lo propio y pronto tengamos mas mecanismos, además de este que ha sido el único que hemos tenido, B’H, FULVIDA.

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