Un error lleva a otro y así en una cadena descendente de miseria, dolor, mentiras, excusas, huida, falsedad, muerte…
Un error lleva a otro, tenlo presente y detén tu paso equívoco, busca la Luz, encuentra las señales que indican el Buen Camino, para que enmiendes tu conducta y corrijas tu vida.
Porque un acto positivo genera otro acto positivo, en una creciente buena onda que se expande hacia tu interior y hacia la sociedad.
Un error lleva a otro error.
Si adoras/sirves/crees en dioses que no son Dios, entonces fácilmente dirás cosas despreciables del Eterno. Te apartas de Él y entonces blasfemas, y tal vez ni siquiera te das cuenta de las manchas horribles que estás poniendo sobre tu alma.
Luego, de tanta lejanía del Eterno incluso la imagen de Él en tu prójimo desconoces, lo que te lleva a despreciar a otras personas, a mancillar su honor, a burlarte de su inocencia, a asesinarlo socialmente o realmente.
Cuando la vida del otro no vale nada, cuando da lo mismo si lo maltratas o si lo respetas, cuando el enojo es motivo suficiente para la ofensa gratuita, el golpe o la muerte, cuando el otro es «cosa», prontamente la belleza y pureza del contacto sexual se degrada, y te comportas como animal en celo. Te da lo mismo con quien te apareas, en tanto satisfagas tu instinto sexual. ¿Qué te importa? ¿Qué se meten los demás a decirte lo qué hacer o no? Si todo da lo mismo para el que no valora la imagen del Eterno en cada persona.
Por supuesto que si la vida no vale nada, si el honor e integridad del prójimo es despreciable, por supuesto que en un caso así sus propiedades están a tu disposición según tu voluntad. Tomas aquello que te gusta, sin ocuparte más que de tu seguridad y satisfacción.
Robas, defraudas, mientes, corrompes… ¿qué mas da?
A esta altura, te alimentas de carroña, cual animal.
Ni siquiera cruza por tu mente que hay un entorno que es tu hogar, el hogar de todas las criaturas.
Destruyes, ensucies, polucionas, maltratas, matas…
A estas alturas, qué te importa la sociedad, el orden, el progreso, la solidaridad, la justicia. Todo es un recipiente de basura, todo es confusión, desde adentro de ti hasta todo lo que ves.
Vives en el mundo que te fabricaste con tu desplome de un error detrás de otro…
Estás siempre a tiempo de retornar a la Buena Senda.
No precisas fe, sino buenas acciones.
Recomponer lo dañado, restituir lo perdido, reforzar tu comunión con el Padre Celestial, amar al prójimo con sincera generosidad.
Estás a tiempo, pero tómate un instante para ver en que lugar del peldaño estás… ¿ya seguiste dioses que no son el Eterno? ¿Ya dijiste cosas incorrectas acerca de Él y lo que es Suyo? ¿Ya asesinaste, de hecho o social/moralmente? ¿Ya rompiste los lazos conyugales? ¿Ya robaste? ¿Ya maltrataste tu medio ambiente? ¿Ya fuiste corrupto?
Un error lleva a otro…
Querer ignorar tu situación es otro error…
Vuelve querido, vuelve a la Buena Senda, allí en donde estés…