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Total recall

Es posible implantar falsos recuerdos en nuestra mente.
Sea que alguien lo intente de manera voluntaria, o que ocurra de forma involuntaria, la posibilidad es cierta.
A modo de ejemplo, dos estudios académicos al respecto: http://www.unisci.com/stories/20012/0613011.htm y http://www.spring.org.uk/2008/02/implanting-false-memories-lost-in-mall.php

Para nuestro cerebro no hay forma de diferenciar si el estímulo percibido es real o producto de la imaginación; si es un suceso que está ocurriendo (u ocurrió) o es parte de una ficción.
¿Recuerdas cuando estabas viendo una película de terror y te sentías aterrado? ¿Y cuando x acontecimiento te hizo saltar de la butaca del cine?
Tú sabías que estabas viendo una película, sabías que estabas en un cine, que no había un peligro real, que todos esos estímulos eran pura ficción; y sin embargo, ¿no producían efectos absolutamente reales en ti?

Entonces, ¡cuidado a qué pensamientos te encadenas!
Si aferras ideas negativas, que te llenan de malestar, que abruman, que te someten, que te hincan en impotencia, ¿acaso estarás promoviendo una vida saludable y de avances?
Por el contario, si tus pensamientos se dirigen hacia lo positivo, luminoso,de construcción de Shalom, ¿serás tan fácilmente adoctrinado por el EGO?

Nosotros no somos partidarios del supuesto pensamiento positivo que mágicamente hace de Dios –o dioses- tu servidor, ni que orquesta a todo el universo para satisfacer tus necedades.
Esas ideas fantasiosas son otras estrategias del EGO, para dejarte encerrado en tu celdita mental.
Tal como afirmar con petulancia que “todo es para bien”.

Pero sí somos amigos del verdadero pensamiento positivo, aquel que sirve para darte cuenta de tus limitaciones que al mismo tiempo te potencian en tus virtudes.
En no dejarte corroer por sentimientos de culpa, ni ideas anticipadas de angustias y tormentos.
En no aprisionarte a mentiras ni engaños, ni a falsas doctrinas que solamente tienen al EGO como patrón.

Pero sí a pensar en soluciones, en múltiples respuestas a preguntas, en preguntar cuando la conformidad parece la única salida.
Apoyamos el pensamiento creativo, que no se arrincona en etiquetas ni en supuestas soluciones milagrosas.

No dejes que jueguen con tus recuerdos, no permitas que te implanten ideas mentirosas que terminan por robarte lo más caro que tienes: tu vida.

Trabaja en la construcción de shalom, disfruta de lo que tienes permitido, planifica con mesura tus próximos pasos, comparte con tu prójimo.
Llénate de vida.

(Leilui nishmat abi umori Pesaj ben Yehuda Arie).

Abundancia de todo

¡Pasa, es tan común!
Si hay extendida una gran sábana blanca, o una tela de pintor, o una pared, o una hoja, con un punto negro, ¿qué es lo que sueles mirar?
¿Adónde se dirige tu mirada?
¿Qué atiendes?
Sí, supongo que es el punto el que esclaviza tu visión, el que se adueña de tus ideas.
Hacia allí se encamina tu atención, como si fuera un imán que atrae irremediablemente.
Pasa, es común que así sea.

Como con el punto en la pantalla en blanco, es el resto de los asuntos.
Nos quejamos, lamentamos, rogamos, clamamos, lloramos, enojamos, confundimos, obsesionamos por esas fallas que se cruzan en nuestra vida.
Nos aferramos al dolor, abrazamos el sufrimiento, nos apretamos fuerte a lo enfermo mientras pasa de largo la infinidad de bienestar y placer.

Tanto te perturbas por esa cosa (probablemente) insignificante.
Derrochas tu energía, dejas de disfrutar de lo bueno que tienes para ti.
Sumas sentimiento de impotencia a la anterior impotencia.
Añades máscaras y cáscaras, acrecientas las dificultades, te hundes en reacciones poco efectivas.
¿Por qué?
Por concentrarte en el punto negro en vez de admirar la pantalla enorme y tersa, que está esperando que tú la disfrutes.

Entonces, dejas de ser feliz a cambio de enfocarte en la amargura.
Sí, ese punto está ahí y no lo quieres.
Hasta quizás sea algo grave, señal de algo más profundo y terrible.
La idea no es negar la realidad, no es evadirte, no es fantasear que mágicamente desaparece lo negativo a fuerza de no pensar en ello o por llenarte de pensamiento positivo supuestamente mágico.
La idea es admitir lo malo, aceptar que es real, pero no enfocarte en él.
Dejar fluir, para controlar aquello que está en tu haber controlar.
Eres poderoso en determinado sector, así como limitado en otros.
¿Sobre qué vale la pena poner la atención y dedicación?

Entonces, aprende a aplicar con sabiduría y conocimiento tu energía.
Busca tu Yo Auténtico en medio de la maraña de máscaras y cáscaras del Yo Vivido. Encuéntralo.
Date cuenta cuáles de tus facetas del Yo Vivido resuenan al compás sagrado de tu Yo Esencial.
Entonces, estarás en la senda de la unidad, de la unicidad, de la armonía interna que se amplifica en lo externo.
Podrás sentir el SHALOM que estás construyendo con esta acción, entonces tus acciones serán de bondad y justicia, movido por el AMOR y ya no por el impedido EGO.
Vivirás aquí y ahora, plenamente, sin sentir culpas por el pasado, y sin angustiarte por el futuro.
Estarás presente, serás presente, en unidad contigo mismo, con el prójimo y con el Eterno.
Gozarás, serás feliz, ya no actuarás movido por el EGO y usando sus herramientas.
Estarás enfocado en el bienestar, en la bendición, serás bendito y de bendición para otros.
Estarás consciente y ya no en caos, sumiso al Eterno sin por ello abandonarte en esclavitud.

Por supuesto, la vida seguirá dándote puntos oscuros, habrá tiempos de llorar y no solamente para reír.
Pero, será tu respuesta diferente, de vida, de sentido, de trascendencia, de felicidad lo que finalmente te quedará.

Quizás ahora puedas entender de una manera diferente, ¿más profunda?, este versículo que explica el motivo de que sobrevengan maldiciones:

"Por no haber servido al Eterno tu Elokim con alegría y gozo de corazón por la abundancia de todo…"
(Devarim / Deuteronomio 28:47)

Y si entiendes el mensaje, entonces no lo dejes en idea, en una sensación pasajera, en un rayito de luz que realmente poco espabila la inmensa oscuridad; mejor, vive a pleno, construye shalom, haz tu parte en la tarea.

¿La religión como salvación?

Hand Reaching for Life Ring

 

El tema del Ego resulta tan importante, ignorarlo es abstenerse de enfrentarnos  a nosotros mismos,  a lo que creemos, a la manera como actuamos, a conocer y aceptar nuestros aciertos y desaciertos, y personalmente siempre que leo del tema encuentro algo nuevo, sabemos por ejemplo que las herramientas utilizadas por nuestro ego, en esa primera etapa se convierten poco a poco en hábitos, tras repetirlos una y otra vez… siempre que intentamos sobrevivir, ya sea porque tenemos hambre, o frío, porque no se comprende ni nos hacemos comprender, porque no es posible saber que la mamá o el papá van y vienen, pero al no saberlo la  ausencia  aunque temporal quienes nos cuidan suele resultar toda una tragedia, esa que llamamos “abandono”.

 

Recién aprendía en éste nutritivo texto que durante esos primeros años en el que el Ego nos resulta tan útil y necesario “papá y mamá” no son individuos, ni el cuidador, ni quien va y viene para acompañar al bebe, porque tal como se menciona en el texto al que me refiero “nadie es un individuo, son cosas que se sienten y no se fijan como identidades en nuestra memoria. Solamente queda la profunda impresión de que de alguna manera algo/alguien nos rescata”[1], claro no sucede esto por decisión, sino porque el bebé no tiene la capacidad para hacerlo.

 

Partiendo de ésta idea, resulta  mucho más claro  comprender ¿por qué las religiones se convierten en “oportunidades de salvación”?, pero no sólo ellas, sino que hay infinidad de “salvadores” de dioses creados “a imagen y semejanza del Ego”; que van y vienen, que mueren y resucitan, misteriosos pero manifiestos, dotados de poder para ayudar, para salvar, para dar paz… y todo ello porque donde abunda el temor, el pánico, o la impotencia, existe un espacio para ellos.

 

Es así como incluso se convierte al Eterno en un salvavidas más, o a la Cábala y su misticismo, o a la Torá y al Hebreo, o lo que sea, incluso al mismo Judaísmo o Noajismo, y esto ocurre cuando solo se les ve como “ismos”, es decir como “movimientos, doctrinas, corrientes” que van y vienen, que mueren pero resucitan, … que están dotados de poder para ayudar, para salvar, para … dar paz…, para…  esconder nuestros miedos, incluso aquellos que ignoramos.

 

Caso contrario cuando entendemos quienes somos, cuando sabemos que pese a nuestra limitada condición, también podemos y debemos hacer eso que está en nuestras manos, para bien de otros, de nosotros, para cuidarnos y para cuidar, podemos elegir y esforzarnos por aprender y hacer lo que es bueno, lo que es justo

 

No estamos abandonados a nuestra suerte, hay “algo que nos une al Creador”, que es intocable, que no se aleja ni nos deja para condenarnos, que no nos juzga sino que espera, habla, comunica pacientemente… pero que es preciso aprender a oír.

 

 

¡Que sepamos construir Shalom.  Un abrazo!


[1] Moreh Yehuda Ribco

Herramientas para Vivir y Ser Feliz

¿Cómo alcanzar la felicidad? ¿Podemos ser libres, y vivir a plenitud?¿Qué hacer para lograr el equilibrio que precisamos para estar en armonía con nosotros mismos, con el prójimo y con el entorno?

Hemos aprendido que la mayoría de nuestros males tienen su origen en nuestro Ego, es importante conocerlo, aprender de él, porque también así es posible descubrir que no es del todo malo, sino que incluso puede ser una herramienta para crecer, por supuesto siempre que aprendamos a controlar su influencia.

Comprendo que para algunas personas que recién leen del tema pueden confundir al Ego con un ser, a veces con tintes malignos o misteriosos, pero NO, no lo es…; por ello te recomiendo que indagues en éste hogar acerca del mismo. Podrías leer por ejemplo este link http://fulvida.com/ajenos/misioneros/del-ego o éste otro, http://fulvida.com/fortalecimiento/feliz-septimo/el-oscuro-poder-del-ego-y-cmo-dominarlo.

Allí descubrirás entre otras cosas que aunque el Ego tiene una función muy primitiva y primaria para ayudarnos a sobrevivir cuando nos vemos impotentes, (razón por la cual resulta útil y necesario para el recién nacido y sus primeros años de vida), después sólo es útil para casos extremos en los que nuestra supervivencia está en peligro, pero que con el paso del tiempo resulta totalmente ineficiente para manejar otros aspectos de nuestra vida.

Sin embargo, dado que no conocemos del tema del Ego y no se nos ha enseñado sobre él, le hemos dado un sitial de mando sobre nuestra vida, y como consecuencia de ello no somos plenos, ni felices, ni vivimos en verdad, ni somos lo suficientemente equilibrados en nuestras diferentes dimensiones; como para alcanzar la armonía con nosotros mismos, con el prójimo y con el entorno. El Ego nos lleva a reaccionar de forma instintiva y reactivamente frente a aquello que nos hace sentir impotentes. Nos hemos acostumbrado tanto a su presencia, que a veces ni nos percatamos de él y de cómo opera en nosotros.

El Ego nos hace aparentemente potentes, donde somos impotentes, fuertes cuando en realidad somos débiles y presa del miedo, “buenos o malos” dependiendo de cuál sea la fantasía que finalmente nos mantendrá sumidos en la impotencia, sin la posibilidad de reconocer nuestro valor real.

¿Qué podemos hacer entonces para ser libres, para alcanzar la felicidad, para ser plenos, para ejercer nuestro libre albedrío?

Carl Jung mencionaba alguna ocasión lo siguiente: “Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma”, considero muy atinado éste pensamiento, porque el primer paso que se requiere para empezar un cambio, para transformar algo que precisa modificarse, sin dudas es el “Reconocimiento”, ello implica arriesgarse a ser sinceros aun con nosotros mismos, pese a que nos cueste hacerlo, somos nosotros quienes podemos emprender el viaje para re – conocernos, para descubrir eso que NO somos, pero con lo que nos hemos identificado por tanto tiempo, porque así se lo hemos permitido al Ego, y ello no es saludable, es nocivo y enfermizo.

Pero esto sólo es el comienzo, si quisiéramos una pequeña lista tendríamos de acuerdo a lo que hemos aprendido aquí en Fulvida las siguientes herramientas1:

  • Reconocer el enfermizo modo de vida,

  • Dejar de lado las herramientas del EGO

  • Aceptar la impotencia,

  • Controlar lo que realmente se puede controlar,

  • Comunicarse auténticamente

  • Trabajar por armonizar su ser,

  • Amar y respetar al prójimo.

Estas herramientas sencillas son la forma más saludable de ser felices y en verdad ser grandes. Pero no olvidemos incluir una herramienta fundamental, e importante que nos permitirá complementar la lista anterior.

  • Conocer nuestra identidad

Ésta herramienta es la invitación para emprender el viaje de conocernos, y al hacerlo re – conocer nuestra identidad, lejos de los títulos y de las máscaras, descubrir que hay una razón y un propósito en nuestra existencia, y que ello implica la oportunidad de vivir y gozar eso que hemos recibido como porción, que es valioso y significativo.

Al conocernos descubriremos que en nuestra limitada condición humana, albergamos una conexión con el Creador, con Aquel cuyo poder y magnificencia es ilimitada; esa es la chispa de divinidad que está en nosotros, que se halla anclada a nuestro “Yo Auténtico”, al cual hemos de aprender a oír, mientras trabajamos por dejar de percibir y obedecer los mandatos del Ego, colocando en modo “apagado” las respuestas instintivas que resultan del miedo, para encender el modo que me permite “elegir” una respuesta que sea de construcción, empezando por nosotros mismos pero extendiéndola hacia nuestro prójimo y hacia el entorno.

Conocer nuestra identidad es a la vez descubrir eso que el Eterno nos ha indicado para ser plenos y felices, para nosotros los Noájidas la guía que nos da son “los 7 preceptos universales”, ellos nos invitan a actuar de acuerdo a nuestras posibilidades; construyendo Shalom en un mundo que precisa alcanzar el equilibrio que ha sido roto por el Ego, Es Allí donde tenemos oportunidad siempre que podamos de hacer actos buenos y justos, Pero…¡sin confundirnos!; como el caso del “bombero involuntario”1 quien se ha olvidado de hacerlo primero para sí.

Si nos armamos de valentía para empezar a sobreponernos al Ego, si nos arriesgamos a ser felices, y a vivir a plenitud, hemos de contemplar la posibilidad de encontrarnos con eso de lo que realmente estamos hechos, y finalmente nos conoceremos y ese es quizás el premio o el privilegio que nos acompaña a la libertad.

Un abrazo, queridos amigos… que sepamos construir Shalom!

Felicidad

Quiero compartir contigo mi idea de la FELICIDAD.

Felicidad: disfrutar de lo que puedes controlar, aquí y ahora, sin inquietarte por aquello que no está bajo tu control.

Contrastemos, un poco y humildemente, con los tres padres de las tres escuelas de la psicología vienesa del siglo XX.

Según Freud, el hombre busca dos finalidades en su vida: evitar el dolor y el displacer; y experimentar sensaciones placenteras. La felicidad sería como la sensación transitoria de placer que otorga la descarga de una tensión vivida como displacentera.

Según Adler, felicidad es superar los caminos de angustia, miseria y neurosis de los sentimientos de inferioridad sufrida y de superioridad ansiada, para lograr una vida de armonía y desarrollo en lo afectivo, laboral, social, etc.

Para Frankl, la felicidad es una actitud ante la vida, y no una finalidad en sí misma, surge de acuerdo a cómo uno afronte las situaciones, cómo las dote de sentido. Incluso en ocasiones en que nada pueda hacerse, igualmente le queda su actitud, por lo que puede aferrase al dolor o dejar de luchar inútilmente.

¿Cómo sabes qué puedes controlar y qué no?

¿Cómo no convertirse en una persona resignada, falta de empeño, que acepta cualquier cosa sin proponerse modificaciones y mejoras?

¿Hasta dónde dejar esforzarse por controlar lo que es posible, y entonces dejar fluir lo incontrolable?

En principio, no puedes controlar a otra persona, nunca, jamás.

(De hecho, controlas bastante poco realmente de ti mismo).

Puedes (, pero no es correcto) manipular, presionar, extorsionar, amenazar, obligar, atormentar, en fin, cualquier forma de falso poder, de pretendido control, que nunca es un real control sobre otro. Podrás obtener alguna ventaja, creer que mandas, acallar las oposiciones, imponerte, pero a precio de negar al otro su derecho y empobrecer tu vida (aunque te desconectes de la realidad y quieras creer algo diferente).

Pero, puedes negociar, comunicarte auténticamente, ceder y obtener, compartir, construir shalom en verdad, que es la manera correcta de aportar a tu felicidad y a la del otro.

En cuanto al resto de las cosas, aquello que no es relación con otra persona, ¿cuál es el límite y cómo reconocerlo?

Si nos dejáramos convencer por el desánimo, en aquello de dejar fluir ante los impedimentos, seguiríamos en las cavernas. Es parte de nuestra identidad espiritual el querer avanzar, progresar, superar escollos, crecer, convertirnos en algo diferente y mejor, ser autores de nuestra existencia, verdaderos socios de Dios.

Pero, el EGO desde el origen nos impone su ritmo de miedos y angustias, de sus falsas promesas e ilusiones de poder, de sus susurros que se convierten en rugidos, nos acobardamos y quedamos en la impotencia, aunque a veces deliramos con súper poderes.

Sin embargo, podemos y debemos conquistar el mundo físico, para hacer buen uso de él, disfrutarlo, desarrollarnos junto a él. Está marcado así en nuestros genes, tal como nos lo codificó nuestro creador.

Entonces, en lo material tenemos siempre un pasito más para dar, ya la naturaleza se encarga de ponernos el límite que no podemos ni debemos franquear, e incluso entonces encontramos el elemento para avanzar un poquito más. Quizás nos dentemos por unos siglos o milenios, pero el sano afán de conquista sigue impulsándonos.

Lo lamentable es cuando ese real poder se ve congestionado por el EGO, sea por apocarnos y hacernos acurrucar en impotencia; o sea por creernos con derechos y capacidades que no nos pertenecen y generan todo tipo de desequilibrios y situaciones traumáticas, a la persona, la sociedad o el entorno.

Todas estas ideas las encuentro en los dos primeros capítulos de Bereshit/Génesis, y luego veo que el mismo patrón se repite una y otra vez.

Tanto el del potencial inmenso, como el desequilibrio que promueve actuar desde el EGO.

En resumen, retorno al tema de la felicidad con una pregunta: Si Java/Eva, tenía absolutamente todo lo placentero a su alcance, a quien no le faltaba realmente nada para ser plena, y tan solo quedaba fuera de su dominio un 0.0001% de la existencia, cual era el paladear una fruta que tenía prohibida, ¿cómo llegó a perder TODO a cambio de probar de esa fruta?

 


Apéndice:

La felicidad según Schopenhauer

Tallulah Murphy recupera algunos consejos para alcanzar la felicidad del gran pesimista: Schopenhauer. En el libro El arte de ser feliz (Herder), se disfraza de optimista.

No todos los filósofos han escrito un manual para conseguir la felicidad. Con frecuencia, la felicidad es tomada como una aspiración fútil, frívola, propia de gentes sin grandes alcances. Me cuentan en la redacción de Filosofia Hoy que el concepto de “felicidad” a nuestros lectores les parece subproducto de la literatura de autoayuda. Por llevar la contraria, ya que desde Nueva York no voy a oír las críticas, me he sumergido en los consejos de autoayuda escritos por el maestro supremo del pesimismo; convencido como estaba de que la vida de los humanos oscila entre el dolor y el aburrimiento.

Schopenhauer no se lanza alegremente a una carrera de escritor de libros de autoayuda. De modo resignado pone su talento al servicio de la prudencia, no con la alegría atolondrada de los manuales al uso. Ni siquiera se promete a sí mismo alcanzar la felicidad (eudemonología, eudaimonia o arte de ser feliz en la medida de lo posible), sino meramente evitar las penurias y los golpes del destino con la esperanza de que al menos la ausencia de dolor nos proporcione bálsamo para nuestro corazón decepcionado. Si puedo tratar de hallar la columna esencial del pensamiento de nuestro Arthur más querido sería: nada como la prudencia para no ser atrapado por la desdicha. ¿No es delicioso? Lejos de nosotros la loca seducción por el riesgo; solo la contemplación puede proporcionar alguna felicidad; la volición es como jugar con un revólver cargado; contemplar la vida y reducir nuestros actos a la mínima exigencia de la búsqueda del sustento imprescindible.

A continuación os propongo una selección de entre las 50 reglas de Schopenhauer para conseguir la eudaimonia:

Regla número 1: Todos venimos al mundo llenos de aspiraciones a la felicidad y al goce y conservamos la insensata esperanza de realizarlas, hasta que el destino nos atrapa y nos muestra finalmente que nada es nuestro. La experiencia nos enseña que la felicidad es pura quimera, y mientras solo cabe escapar del dolor. ¿Por qué habría de ser necio procurar el disfrute del presente como lo único seguro?

Regla número 2: Evitar la envidia. Sabemos cuán cruel e implacable es la envidia y, sin embargo, nos esforzamos sin cesar en suscitarla en los demás. ¿Por qué?

Regla número 4: La resumiría en: contén tus pretensiones en los límites de lo que posees.

Regla número 5: La medida del dolor, o de su ausencia, está en nuestro interior y no en las circunstancias externas, de modo que evitar ilusiones o comparaciones injustificadas prepara tu ánimo para entender el conjunto de tu vida con ecuanimidad inalterable.

Regla número 6: Hacer con buena voluntad lo que se puede y tener la voluntad de soportar el sufrimiento inevitable.

Regla número 7: Reflexionar a fondo sobre una cosa antes de emprenderla y una vez llevada a cabo no angustiarse con los resultados, sino desprenderse plenamente del asunto.

Regla número 10: Sométete a la razón si quieres someterlo todo.

Regla número 12: Nada será tan provechoso como comportarse de manera no llamativa y hablar muy poco con los demás, pero mucho consigo mismo.

Regla número 13: Cuando estemos alegres, no debemos pedirnos permiso para ello con la pregunta de si tenemos motivo para estarlo.

Regla número 14: La sabiduría de la vida se basa en una justa proporción entre la atención que prestamos al presente y al futuro, para que la una no pueda estropear a la otra.

Regla número 18: En todas las cosas que afectan a nuestro bienestar y malestar, nuestras esperanzas y temores, hay que poner riendas a la fantasía.

Regla número 20: Debemos organizar la manera de pensar en nuestros asuntos de forma fragmentaria; debemos poder abstraer, pensar, arreglar, disfrutar, sufrir cada cosa en su momento y sin preocuparnos de todo lo demás; tener cajones que abrimos y cerramos para nuestros pensamientos.

Regla número 22: Vivir feliz solo puede significar vivir lo menos infeliz posible.

Regla número 25: Debemos ver lo que poseemos como lo estaríamos mirando si alguien nos lo quitara; sea propiedad, salud, amigos, amantes, esposa e hijos, la mayoría de las veces sólo sentimos su valor después de haberlos perdido.

Regla número 30: La actividad de emprender o aprender algo es necesaria para la felicidad del ser humano.

Regla número 32: Al menos nueve décimas partes de nuestra felicidad se basan exclusivamente en la salud.

Regla número 33: Debemos llegar a dominar la impresión de lo intuitivo y actual, que nos resulta desproporcionadamente fuerte frente a lo puramente pensado y sabido, no por su materia y contenido, sino porque su inmediatez altera nuestro ánimo y tranquilidad.

Regla número 34: Cuando analizamos nuestra vida y nuestros fallos en ella podemos excedernos fácilmente en los reproches contra nosotros mismos.

Regla número 35: Lo que más frecuentemente y casi forzosamente descuidamos y dejamos de tener en cuenta en nuestros planes de vida son las transformaciones que el tiempo opera en nosotros mismos.

Regla número 38: Para bien y para mal es mucho menos importante lo que le sucede a uno en la vida que la manera en que lo experimentamos. Para la felicidad de nuestra existencia, el estado y la condición de la conciencia es absolutamente lo principal.

Regla número 39: Debido al poder secreto que preside los sucesos más azarosos de nuestra vida, deberíamos acostumbrarnos a considerar todo acontecimiento como necesario, un fatalismo que resulta tranquilizador.

Regla número 40: En lugar de especular sobre las posibilidades favorables, inventando cien esperanzas ilusas, todas preñadas de decepción si son incumplidas, deberíamos centrarnos en todas las posibilidades adversas. Eso nos llevaría a tomar precauciones.

Regla número 42: Una de las insensateces mayores y más frecuentes es hacer amplios preparativos para la vida, no importa de qué tipo sean. La vida vista desde el principio parece infinita, o cuando se mira atrás, desde el final del camino, parece extremadamente breve.

Regla número 43: Aquel que fue ricamente dotado por la naturaleza no necesita obtener del exterior nada más que la libertad del ocio para poder disfrutar de su riqueza interior. Únicamente lo interior, la conciencia y su estado son el yo y solo en él se halla nuestro bienestar y malestar.

Regla número 44: La mayor fortuna está en la personalidad.

Regla número 45: Como Aristóteles define: la vida filosófica es la más feliz.

Regla número 47: Entre lo que uno tiene, los amigos ocupan un lugar principal. Mas esta posesión tiene la particularidad de que el poseedor tiene que ser en la misma medida propiedad del otro.

Regla número 49: Una existencia feliz sería aquella que objetivamente, según una reflexión fría y madura, fuera decididamente preferible al no ser.

Regla número 50: Toda realidad, es decir, todo presente colmado, consiste en dos mitades, el objeto y el sujeto, en una combinación tan necesaria y esencial como la del oxígeno y del hidrógeno en el agua.

Ya veis, Arthur Schopenhauer transparente: un pensamiento independiente, que nunca acaba de ceder ante la seducción ni ante el fatalismo. Siempre jugando con la coquetería del pesimismo, pero consciente de que la vida por poco que contenga es mucho.

La diferencia en la suerte de los mortales para Schopenhauer se reduce a tres puntos:

1. Lo que uno es, es decir, la personalidad.

2. Lo que uno tiene.

3. Lo que uno representa: la opinión que otros tienen de uno.

Nueva York sigue llena de afanes, divertida tras el paso sobrevalorado  del huracán Irene (la prudencia que aconseja Schopenhauer…) y expectante ante la campaña lanzada por Obama contra los grandes bancos. La vida.

* Die Kunst, glücklich zu sein. El arte de ser feliz explicado en 50 reglas para la vida, publicado por Herder.

De: http://www.filosofiahoy.es/Schopenhauer_Reglas_de_felicidad.htm

Para mis amigos, los bomberos involuntarios

Egoísmo positivo, negativo y el manipulador

En alguna ocasión anterior estudiamos acerca del “egoísmo positivo”, aquel que es necesario e indispensable para preservar la propia integridad, salud, estabilidad, etc.
Es el egoísmo esencial, para que la persona no reniegue de otros, pero tampoco de uno mismo. 
Toma lo que precisa y le corresponde, aunque otro pueda precisarlo, aunque otro se lo pida, aunque alguien se lo demande o exija.
Lo usa, porque está bien hacerlo, porque le pertenece, porque es para satisfacer su necesidad, y a veces hasta su placer.
No está pecando, ni robando, ni abusando, ni usurpando, ni disfrutando de la falta de otro, ni tomando aquello que puede salvar al prójimo de la muerte; sino que está ejerciendo su sano derecho a satisfacer su necesidad con lo que es propio.

Pero, hay personas a las que las entrenaron para sentir culpa si disfrutan de algo. A otros además hasta se le inculcó la culpa por usar de algo, aunque fuera para satisfacer una necesidad básica. Están también a los que se les endilgó que no tenían derechos, solos responsabilidades y culpas, por tanto debían entregarse y entregar lo suyo a quien les dominara.
Cada sorbo de agua, mendrugo de pan, bocanda de aire debía sentirse como un robo, como una ofensa, como perjuicio, ¡cuánto más si era algún placer un poquito más elaborado!

Es frecuente que los manipuladores hagan sentir culpa a sus víctimas si (éstas) reclaman algo para ellas mismos, si sugieren que precisan de algo que no pueden dar al manipulador, si mencionan que no se entregaran como marionetas a sus deseos.
Allí se enrosca el manipulador para agredir, atacar, manosear, ofender, acusar de egoísta, de poco sensible, de enfermo, de malvado a quien solamente pide un poco de lo que le pertenece y corresponde.
El manipulador acusa de egoísmo (del negativo), señalan la evidencia de maldad, demuestran que hay alguna podredumbre emocional o moral, porque los manipuladores suelen recurrir al sentimiento de culpa para dejar inermes a sus víctimas y aprovecharse de ellas.

Por supuesto que detrás del que siente que no tiene derecho para disfrutar como del manipulador está el EGO ejerciendo su tarea.
Y, donde está el EGO, está la impotencia.

En una generalización, que como siempre deja fuera muchas cosas, el manipulador se siente impotente y de alguna manera rebuscada trata de obtener algún el falso poder con su ejercicio perverso. En lugar de reconocer su impotencia, evitar la acción del EGO, se entrega por completo a él. Llanto-grito-pataleo y cualquiera de sus derivados, junto a la desconexión de la realidad. Todo ello o alguna de sus partes son empleadas para sentir un alguito de sensación de poder, falso poder.
¿Cómo? Haciendo que alguien sea servil a sus deseos, manipulando, obteniendo réditos del sufrimiento ajeno.
No son felices, no hacen felices, viven sin paz, atormentadores atormentados.
Pero, están también los que sienten que no pueden obtener amor ni atención de otra forma, no han aprendido a hacerlo diferente, entonces, es una compulsión, como un acto obligatorio el mantenerse en esa pose y conducta. De lo contrario, ¿quién les prestaría la más mínima atención?
Son sus berridos, sus trampas, sus piruetas macabras lo único que les abre al contacto con otros, al menos, así lo sienten en lo profundo.
La solución iría por reconocer su enfermizo modo de vida, dejar de lado las herramientas del EGO, aceptar su impotencia, controlar lo que realmente pueden controlar, comunicarse auténticamente, trabajar por armonizar su ser, amar y respetar al prójimo, pero… ¿para qué tanto trabajo si se puede pasar el tiempo sufriendo y haciendo sufrir?

Por su parte, el que siente que no tiene derechos (particularmente de gozar), cree que cualquier disfrute acarrea problemas, castigos, males.
Se apoca para que nadie lo maltrate.
Se castiga para que nadie lo castigue.
Justifica su deleite para escudarse de que le mortifiquen por él.
Las acciones perversas del manipulador, en parte, le dan una sensación de justo castigo, de que se merece ser destratado de esa forma.
¿Se entiende la idea?
Es como si buscaran que les maltraten, porque de esa forma son castigados “justamente” por algún pecado que han cometido y evitan algún castigo mayor que no pueden controlar.
Pero, están también aquellos que creen que solamente siendo miserables obtendrán amor, atención, la protección del terrible sentimiento de la impotencia que los carcome por dentro. Entonces, ser miserable, débil, derrotado, amargado, carente de placer, es su manera de gritar pidiendo amor, auxilio, una madre que los venga a rescatar del infierno en el cual se creen caer a cada instante.
Por supuesto, son mecanismos inconscientes en buena parte, difícilmente quien vive así lo haga de manera premeditada.
También estas personas deberían emprender un camino de autosuperación, de conocimiento, de perdonarse, de aceptarse, de aprender a gozar de lo permitido, entre otros pasos necesarios para alcanzar un modo de vida pleno.

Bomberos involuntarios

Una variante de las personas que no se sienten con derechos, especialmente a disfrutar, son lo que se entregan por completo a causas “buenas” y se extralimitan hasta el punto de terminar agotados, vacíos, secos y enfermos.
Siempre dispuestos a ayudar, como bomberos siempre listos para apagar todos los incendios, sin darse tiempo para sí, ¿porque no lo merecen?, sin adquirir para ellos bienes, ¿porque no los merecen?, porque deben estar atentos a las necesidades de los otros, siempre, en todo momento, sin excepción. El otro es importante, yo no.
Si soy egoísta, aunque sea el mínimo que consideramos positivo, ya soy malo, solamente malo, sin recuperación.
Entonces, nada debe ser para mí, todo para otros.
Están al servicio como salvadores, sin siquiera darse la oportunidad para salvarse a sí mismos de sus empeños nacidos en la enfermedad.
Se ponen el lema de dar, sin recibir. Encuentran vocaciones místicas que les confirman que quien recibe es malo, menos feliz, pecador, oportunista, y que solamente es salvo, dichoso, espiritual el que da y da y da.
Así, la palabra no, cuando para defender sus derechos se trata, no existe.
Los límites, tampoco.
Siempre en servicio de rescate de otros, los que se aprovechan de esta debilidad.
Pero, allí mismo los aprovechadores reciben su “castigo”, porque se debilitan al no aprender a solucionar sus propios problemas, no se fortalecen por no actuar con independencia y las situaciones se suelen empeorar porque el “bombero” no puede hacerse cargo de todo, ni le corresponde.
Aunque no lo parezca, son estos bomberos los que mantienen le caos en familias, empresas, grupos, relaciones de pareja, etc., ya que al hacerse cargo de las dificultades ajenas o grupales, no permiten que las cosas sean resueltas por quien debe hacerlo o como debe hacerlo.
Entonces, aquellos que corren apurados a resolver todo, no permiten que los sistemas se compongan, ni encuentren los recursos para existir de manera saludable, sino que se mantienen en desequilibrio y dependencia, aguardando a que ese salvador que en apariencia los socorre los siga empobreciendo y enfermando.
¿Paradójico?

Así, por una cosa o por otra, el bombero cada vez tiene menos fuerza, los problemas se incrementan, los otros le exigen más, los agujeros para tapar se multiplican, la sensación de impotencia se generaliza y crece, las acusaciones se cruzan, el EGO reina por doquier.
¡Alto!
¿Qué hay que hacer?
Seguro que no seguir en lo mismo, ni dar excusas, ni echar culpas, ni esperar que Dios o destinos solucionen lo que está en manos de cada uno arreglar.

Preparando a las personas en fase terminal para la muerte

En biología en la escuela nos enseñaron que los seres pasamos en la gran mayoría por cuatro fases, nacer, crecer, reproducirnos y morir. Así que el tema de la muerte no debería ser un tema tan controversial y aunque es claro que es lúgubre pues va aparejado de otra serie de sucesos, también hay que recordar que es algo natural a lo que todos estamos destinados. Lamentable es cuando la muerte llega a las personas por razones ajenas al curso natural de las cosas y se da de manera violenta como consecuencia de actos previos.

El pensamiento humano y nuestro libre albedrío son nuestros pilares para definirnos como seres humanos, sin embargo, puede ser que no comprendamos bien que esa libertad no implica libertinaje aunque dentro de nuestro amplísimo espectro de posibilidades está ínsiya la posibilidad de que actuemos en contra del curso natural de las cosas o en detrimento de otras personas. La vida nuevamente me pone en una situación para ayudar al prçojimo, pues la persona a la que me refiero y que sirve de motivo para este post, es una persona que apenas y vengo conociendo, está muy enferma, pero aun en lo peor de su enfermedad miente y es embustera, lejos de buscar mejorar o de irse en paz, prefiere mentir, manipular y como resultado de este mal actuar sus cosas empeoran.

Las palabras que alguna vez escuchara de cómo es que cuando se va en contra de la voluntad de Dios primero perdemos lo material, luego la salud y por último sobreviene la muerte, es una lista de cotejo para comparar la situación actual de una persona. Curiosamente y en apego a la matemática, si recordamos que nuestra misión en este mundo es ser los mantenedores de este planeta y de deleitarnos en la Creación reconociendo que fue Dios quien creó todo, entonces este es el punto de partida para determinar cómo nuestras acciones se apegan a estos dos principios o no.

La construcción de Shalom a través de acciones que preserven la paz, es un ejemplo claro de apego a esos principios, sin embargo, no es lo que yo considere que sea paz sino lo que realmente es paz, porque hay más opiniones que hechos reales, por eso se dice que toda historia tiene tres lados, la de los participantes activos y los hechos, es un aforismo periodístico que se aplica para siempre buscar la información de las fuentes más objetivas posibles. Igualmente pensar en estar predestinado y no poder salir de cierta situación es una de esas mentiras que hemos inventado junto con las patrañas que los diablillos en pijamas rojas y con tridentes son los responsables que nosotros hagamos las cosas mal, porque no tenemos la decencia ni el respeto hacia los demás y hacia nosotros mismos de aceptar nuestra responsabilidad.

Como somos el producto de nuestras propias acciones las cuales a su vez son producto de nuestro ejercicio del libre albedrío inclinándonos por opción A o por opción B con consecuencias C o D, entonces tenemos que tener mucho cuidado en lo que hacemos y en lo que decimos para no ir en contra de nuestra naturaleza de cuidadores y de observadores deleitados en todo lo que ha sido creado.

Lejos de pensar que el sexo sea algo malo, más bien se debe de disfrutar con la pareja porque es un momento de intimidad, pero de allí a disfrutar con la pareja de otro, puede haber intimidad y gozo momentáneo pero no durabilidad ni confianza porque la relación como tal nació del fruto de un árbol envenenado. Comer es muy rico y de hecho es delicioso y deleitante comer una cena bien preparada como la que una querida amiga hizo el otro día, pero de allí a atiborrarse como cerdos en una porqueriza, eso es otra cosa y así hay un sinfín de ejemplos que dejan claro que el problema no está en hacer cosas que nos deleiten sino en que esas cosas no vayan en apego a esos dos principios de cuidar y de disfrutar pero reconociendo que Dios es el Creador y que de ahí viene este deleite.

A ciencia cierta estoy casi seguro que si actuáramos con nuestro yo auténtico en vez de nuestro EGO, tendríamos una reducción de aproximadamente un noventa por ciento de nuestros “males” porque esos problemas son el producto de malas decisiones. Entonces cuando me tocó ver el caso terrible de esta persona que tiene una enfermedad terminal y ella me ha contado situaciones de su vida desde su óptica del EGO donde ella se pone como la víctima de todos sus problemas, es imposible no sentirse mal, no por los cuentos chinos que relata sino por cómo vive engañada y enceguecida al hecho que es por sus propias acciones que ella se encuentra donde está.

Desafortunadamente hay personas para las cuales la vida es mucho más dura que para otras, desde muy pequeños se dan cuenta de ello, no obstante, es responsabilidad de ellos mismos realizar las escogencias adecuadas porque al fin y al cabo los más perjudicados por estas cosas serán ellos mismos. Prueba de esto es que esta señora quien se encuentra con varias enfermedades y ya en fase intermedia de su enfermedad terminal, sigue haciendo las cosas mal y se miente a sí misma culpando a todos los que están a su alrededor en el tanto que es ella quien engendra negatividad con su forma de actuar, desde quitarse el yeso que el médico le puso y ahora estar a punto de perder la pierna, hasta la cirrosis que le aqueja por exceso en la ingesta de bebidas alcohólicas.

Verla rompe el corazón, porque al principio manipula y le hace creer a uno que es la víctima de la vida, sin embargo, cuando uno ya le va conociendo y se va dando cuenta de los intentos de manipulación, entonces la lástima surge del hecho que es por sus propias acciones que se encuentra en el precipicio, ya los médicos le diagnosticaron que no hay marcha atrás con su cirrosis, es un tema del avance del tiempo y de la muerte de ella, máxime por encontrarse en un estado tan avanzado la enfermedad, entonces en este punto lo que queda es cambiar y echar mano de la situación para tratar de mejorar el ambiente en el que se vive.

Si las personas estuviéramos conscientes que toda acción lleva una reacción sea buena o mala en consecuencia a nuestros actos, entonces las personas no seríamos tan tercas y buscaríamos hacer las cosas bien, porque ni los muñecos ni las estrellas ni nada nos va a eximir de pagar nuestras cuentas por acciones que hayamos cometido. Dios ha establecido un mecanismo objetivo de acciones y reacciones y por más que el EGO quiera hacernos creer que estamos exentos de ser sujetos a esas reacciones producidas por nuestras acciones, la verdad es que eso es una desconexión de la realidad pero no por desconectarnos de la realidad eso implique que la realidad deje de existir.

Por algo Dios me ha permitido conocer a esta señora, porque es mi misión como noájida consciente de mi identidad el buscar ayudar y construir Shalom, no solo de palabra sino con acciones. Les cuento esta historia para que mi experiencia sirva a otras personas que se encuentren en la misma situación que yo, tengan por lo menos una opinión y puedan echar mano de mi historia personal para lidiar con esa situación.

Mi estrategia será la siguiente

a)      Como lo principal es preservar la vida sobre la muerte, entonces debemos de revertir el proceso buscando que ella se vuelva una constructora activa de Shalom, para que recupere su salud y eventualmente pueda mejorar su situación económica aplicando teshuvá;

b)      Si las cosas están tan mal como para no recuperar su salud del todo y si en realidad tiene que morirse, entonces ayudarle a prepararse psicológicamente para ello, empezando porque aplique teshuvá y reconozca los errores que ha cometido, porque no los quiere reconocer y que comience por saber que las cosas que ha hecho están mal, que no solo es que esas cosas están mal sino que ella hizo esas cosas malas, reconocer que hizo esas cosas malas y que no dé excusas ni justificaciones burdas, que no obstante su enfermedad, busque enmendar las malas acciones cometidas y que por esas acciones es que está en el predicamento que se encuentra, hacer lo posible para no volver a cometer esas malas acciones, pedir perdón sincero a los agraviados y luego a Dios, comprender que su enfermedad es la consecuencia de sus actos y que lejos de sentirse atacada por la vida, que comprenda que su predicamento es el resultado de su propio actuar y que sea que sobreviva o que fallezca, es una consecuencia de sus actos y no de los de nadie más, comprometerse a no volver a realizar esas acciones en el futuro y finalmente perdonarse para que pueda continuar en su proceso.

El reto comienza desde hoy porque varias personas de su familia le vienen a visitar pues se ve en ella cómo la muerte se aproxima y el ambiente fúnebre impera en esa casa. No sé cuál será precisamente el resultado de este proceso, en lo personal la meta es revertirlo pues ella es una persona relativamente joven que en otras circunstancias no se estaría yendo tan rápido, sin embargo, yo no soy nadie como para decidir si alguien se queda o se va, pero sí creo que siendo que debemos preservar la vida a toda costa, que uno debe ir con la mentalidad de revertir el proceso para que haya vida y no muerte.

Hasta la oscuridad reina donde ella vive, la idolatría está por todas partes y la mala energía es tal, que hasta se siente en el ambiente. Es una verdadera lástima que las personas se dejen caer hasta esos abismos, pero lo importante es que salgan de ellos. Conforme las cosas vayan ocurriendo así se las iré contando. Que pasen muy buena semana.barren1

¿Te cuento mi problema?

Hace poco estudiamos acerca de lo inconveniente de habituarnos a reacciones violentas, incluso dirigidas a objetos, como método para liberar presión interna ante situaciones de impotencia. Porque, creado el hábito por la repetición de la conducta, necesaria y automáticamente se presentará cuando estemos en situaciones de impotencia. Entonces, nuestro cuerpo pedirá “a gritos” algún acto violento para sentirse descargado. Si no hay objetos, ¿sobre qué o quién se descarará esa violencia? Y, aunque hubiera “objetos apetecibles para romper en un ataque de furia descargadora”, ¿esa es la manera saludable de controlar nuestra vida y canalizar nuestras impotencias?

Hoy toca el turno de desmitificar otro ídolo de la psicología popular (que suele ser otra forma de ignorancia y superstición): rumiar los problemas.

Somos de aquellos que una y otra vez hablamos de nuestros problemas, nos quejamos, damos una y otra vez vueltas a lo negativos que nos sucede.
Desde lo que a nuestros ojos es una gran desgracia, hasta aquello que objetivamente lo es.
Hablamos con una amiga, con otra, con el vecino, pedimos consejos quizás, volvemos sobre el tema, compartimos nuestras lamentaciones con todo aquel que se cruza en el camino.
Por ahí nos dijeron, con total buena intención, que si hacemos así estamos quitando angustias de nuestro corazón, nos liberamos del sufrimiento que nos aqueja a causa de esa debilidad. Como si el acto de rumiar los problemas, hablar y hablar y hablar de ellos, fuera el mecanismo idóneo para resolverlos.
De cierta forma es como si dijéramos: “Es mi problema, ¿cómo no habré de tomarlo tan personal, tan a la tremenda, con tanta facilidad para contagiarlo a otros?”.

En la Universidad de Missouri decidieron investigar si la co-rumiación ayuda a mejorar el bienestar de las personas. Es que así procede la ciencia, no actúa ciegamente a partir de creencias, no admite como ciertos los supuestos, sino que hace preguntas, comprueba, verifica, desmiente, rectifica y muchas veces los resultados son los contra lógicos, los contrarios a las creencias firmemente establecidas en la ignorancia popular.

El hallazgo es que los efectos de la impotencia se acrecientan, con depresión, ansiedad e incluso cierto rechazo social.
El continuo parloteo acerca de los problemas los intensifica, en parte porque:

  • el tiempo/energía se usa en hablar y no en resolver;
  • de tanto girar alrededor de ellos se magnifican y se pierde su real dimensión;
  • se puede agredir a otra persona, que no está interesada en escucharnos pero lo obligamos a hacerlo, o que la involucramos en asuntos que no le conciernen, o que acusamos y echamos culpas (o hacemos sentir culpable) y no tienen parte ni responsabilidad en el asunto;
  • funciona como un “teléfono descompuesto”, en el cual cada uno va añadiendo más datos erróneos y confusos, derivando la situación en algo generalmente peor.

Por supuesto, como hemos mencionado al principio, se genera también un hábito poco saludable, el de centrarse en los problemas para comentarlos, regodearse en ellos, compartirlos, cargar a otros con nuestros asuntos, sumar cada vez más detalles oscuros a nuestro mal, dedicarse a rumiar pero no a resolver.
Masticar incesantemente los problemas, es contraproducente, es enfermizo, es esclavizarse al EGO.

Cuanto más te enfocas en el problema y te adviertes impotente, mayor impotencia sientes. De esa forma, buscarás por los métodos del EGO adquirir algún sucedáneo de poder, quizás mintiendo, negando la dificultad, esperando que algún dios o enviado místico resuelva milagrosamente las cuestiones, achacando culpas incesantemente, quejándote de tu fatal destino, insultando a X, admitiendo que eres un fracaso y mejor es el suicidio que esta vida tan amarga, y una larga y poco interesante lista de reacciones del EGO.

En lugar de esto, tienes caminos alternativos.

  • Sin dudas que en ocasiones es necesario pedir consejo, en otras es bueno comentar con alguna persona que nos pueda ordenar las ideas, también expresar los sentimientos forma parte de una tarea de salud. Pero, de manera limitada, concreta, específica. Con la gente que realmente puede ayudar. Un rabino, por ejemplo, sabe de Torá, pero no tiene porqué saber de salud ni de cuestiones emocionales. ¿Te parece que sea el profesional idóneo para ayudarte con tus problemas sicológicos, económicos, laborales, etc.? Puede tener experiencia, buena voluntad, alguna idea superficial sobre esto y aquello, ¿pero es el profesional que deberías consultar? Y así, con todo el resto de los problemas con sus oídos.
  • Controla lo que puedes controlar, deja de pretender dominar lo que no puedes ni debes.
  • Deja fluir los problemas, no te aferres a ellos, no permitas que se adhieran a ti.
  • Busca soluciones, si no las hay, ¿por qué habrás de seguir enfocado en lo que no puede resolverse?
  • Confía en Dios y reza, pero no esperes que Él haga lo que tú tienes que hacer (o dejar de hacer).
  • Realiza actividades saludables y productivas: colaborar con un necesitado, hacer ejercicio, acompañar a un enfermo, donaciones, solidaridad, tu trabajo, etc.
  • Si las ideas obsesivas acerca del problema te siguen inquietando de manera incesante, conversa con tu psicólogo, pero no permitas que ni él ni tú se concentren exclusivamente en lo que padeces y en lo mal que te sientes.

Recuerda que el EGO te ejercita en conductas perjudiciales para que se conviertan en hábitos que te esclavizan. Actúa con inteligencia y poder, habituándote a lo que te brinda satisfacción, energía, alegría, amistad, sentido de vida.

Preg. 1148 – Puede que haya gente que cure realmente ?

frankkk nos consulta:

Hola more, mi pregunta es si en verdad cura esa gente que le decimos «curanderos» y si sabe como funciona todo eso, que es medio raro porque Hashem es quien hace lo que quiere, no ellos, pero tienen algun don especial o algo ? saludos !
Franco Farioli, 19 años, estudiante, Santa Fe, Argentina

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