Resp. 376 – El poder del arrepentimiento

Apreciado Maestro:
Gracias por contestar esta inquietud, que creo nos iluminara a muchos lectores. Su respuesta orienta uno de los aspectos mas escabrosos del ser humano, el sufrimiento.
Mi comentario, mas que una pregunta, era decirle que estoy de acuerdo que el esfuerzo es vital para lograr sobreponerse a las dificultades y el sufrimiento, tal como usted lo ha hecho y con gran exito.
Si, se que el esfuerzo es columna vertebral de la vida judia y es un excepcional concepto o herramienta para enfrentarla. Ese es uno de los mas grandes beneficios que yo he recibido de mi adoctrinamiento en el proceso de mi conversion.
Sien embargo, Maestro, todos los dias, hago mias las palabras de nuestros -perdon- sus sabios, en el Sidur, «perdona mis pecados Oh Eterno, pero no a traves de grandes sufrimientos o graves enfermedades, acepta mis palabras y los pensamientos de mi corazon».
Le mencionaba esta parte del rezo del Sidur, para decirle que antes de enfrentar la prueba, que en ocasiones es desvastadora y no todos los seres humanos logran sobreponerse, acojo y hago mias esas palabras de los sabios, tratando de que el Eterno, condone el mal decreto, es decir, evite la prueba, tal como lo concibieron esos maravillosos hombres, sabios excelsos, porque -insisto- creo que Dios nos creo para una vida de plenitud, pues su escencia es el amor y, que padre amoroso, liquidaria a sus hijos?. Acaso a traves del amor y no del sufrimiento no se llega de mejor manera a amar a Dios?
En la oracion, (Kriat Shema antes de acostarse) se encuentra el rezo de mi referencia.
Un cordial saludo
Ramiro A.
Ecuador


Shalom.
Gracias por participar.

Primero: no todos rezamos esa oración (Ribonó shel olam completa, o en parte) que usted menciona, pues no es de autoría de los Sabios, sino de un solo rabino (de la Edad Media), el AR»I; cuyas ideas no son siempre seguidas por todos los judíos.
Es un rezo para judíos, no para noájidas. Téngalo presente.

Segundo: la oración que usted menciona dice textualmente casi llegando a su final: «Sea Tu voluntad, Dios mío, y Dios de mis padres, que no peque más; y aquello que he pecado ante Ti bórralo con Tu misericordia abundante, pero no por medio de sufrimientos y malas enfermedades.»
No se habla de perdón (como usted menciona), sino de borrar el pecado.
Son dos cosas diferentes.
El perdón es algo que se obtiene como paso cumbre (pero no final) del proceso de teshuvá -arrepentimiento sincero-.
Borrar el pecado, es una acción que facilita el iniciar el proceso de teshuvá (Rambam, Hiljot Teshuvá 2:5). Si no se borra de la conciencia, de la escena personal, el deseo por el pecado, ¿cómo librarse de él? ¿Cómo andar con vigor hacia el arrepentimiento? El paso previo para arrepentirse, es apartarse y borrar de la vida el pecado, tal como leemos: «He borrado como niebla tus rebeliones, y como nube tus pecados. Vuelve a Mí, porque Yo te he liberado.» (Ieshaiá / Isaías 44:22), para lo cual rogamos ayuda del Eterno.

Tercero: lo que esta parte del rezo está implorando es el poder involucrarse en el proceso para liberarse de los pecados y así aproximarse a Dios (Ieshaiá / Isaías 59:2), pero no se está pidiendo vivir libre de sufrimientos.
Para re-equilibrar el sistema dañado por causa del pecado se debe restaurar (en la medida de lo posible) aquello que ha sido perjudicado. Esto no se consigue por milagro o dones celestiales, sino empeñándose en mejorar nuestra vida y la de nuestro alrededor.
Le cuento que hay dos modos para involucrarse en el arrepentimiento:

uno es estudiando Torá, perfeccionando nuestro pensamiento con las prácticas de los mandamientos. Éste es el camino pacífico que lleva al conocimiento Verdadero que aparta del error (Tehilim / Salmos 119:142). Y

el camino difícil, que es sufriendo, siendo atormentado, y así descubrir que no estamos haciendo bien las cosas, por lo cual es necesario encaminarse hacia el Bien.

Lo que se pide en este rezo es que no sea el motor del arrepentimiento el dolor, sino la conciencia positiva que busca la armonía.
Pero, tenga muy presente que el mentado perdón de parte de Dios, no significa que es una gracia que se obtiene gratuitamente y ya está todo saldado, y que no hay que procurar restañar lo que hemos maltratado. Se obtiene el perdón, tras comenzar el proceso que lleva a subsanar y reparar, tal como aprendemos de: «Quizás la casa de Yehudá [Judá] oiga de todo el mal que Yo pienso hacerles, y se vuelva cada uno de su mal camino, para que Yo perdone su maldad y su pecado» (Irmiá / Jeremías 36:3). La misericordia divina no es gratuita, pues el amor requiere de límites, reglas y justicia estricta; y ésta exige que cada cual se esfuerce por liberarse de sus errores. Cuando uno está en el camino de la teshuvá -arrepentimiento sincero-, de seguro obtiene ayuda de Otro lado: «…¡Volveos a Mí, y Yo me volveré a vosotros!, ha dicho el Eterno de los Ejércitos…» (Malaji / Malaquías 3:7). Primero hay que volverse hacia Dios, y así Él se vuelve hacia nosotros.

Cuarto: como ya mencioné en un texto previo, en ocasiones la clama y el placer son más dañinos que la presión y el dolor.
No se reza, ni se esfuerza, ni espera, ni desea sufrir para elevarse espiritualmente. Eso no es el modo, ni el pensamiento del judaísmo.
Pero tampoco se desea el gozo que embota los sentidos y perturba el pensamiento.
Lo que se debe buscar es el crecimiento, sea si debemos andar en paz, sea si debemos andar agobiados por problemas.
Como podemos aprender: «Si queréis y obedecéis (los mandamientos), comeréis de lo mejor de la tierra.» (Ieshaiá / Isaías 1:19), estando bien (material y/o sentimentalmente) o no.

Quinto: una madre muy amante de su precioso hijo se niega a que lo vacunen, pues, ¿cómo causarle tal dolor y temor a su criatura adorada? Dígame: ¿eso es amor o necedad de parte de la madre?
Un padre muy amante de su hijo no quiere despertarlo, pues, ¿cómo perturbar el dulce sueño de su vástago? Y así el joven no va al colegio, ni se educa, y tuerce su vida. Dígame: ¿eso es amor o necedad de parte del padre?
En definitiva, no todo lo que parece lo mejor, finalmente lo es. Ni todo lo que se presenta como tranquilidad y dulzura, genera beneficio y bienestar real.
Mire la sabiduría del profeta: «Tu plata se ha convertido en escoria; tu vino está adulterado con agua.» (Ieshaiá / Isaías 1:22).

Sexto: Usted dice que Dios nos creó para una vida de plenitud.
NO es así, pues nada humano es pleno, porque la plenitud es perfección, y el humano no puede alcanzarla. Además, la bendición de Dios a finales del primer capítulo de Bereshit / Génesis, nos da muy claramente nuestro objetivo sobre la tierra.
Este objetivo se puede sintetizar diciendo que hemos sido creados para desarrollar al máximo nuestro potencial por medio del cumplimiento de Sus mandamientos.
Así que, el que sufre por SUS errores (no por otras causas), ¿qué puede reclamar? Tal como está dicho: «Pero los rebeldes y los pecadores serán quebrantados a una; los que abandonan al Eterno serán consumidos.» (Ieshaiá / Isaías 1:28).
Pero, el que padece a causa de otros que lo dañan, ¡ése puede reclamar que sea hecha justicia!

Séptimo: ¿es posible amar a Dios sin cumplir Sus mandamientos? La respuesta es NO, ya hemos dado en otra ocasión los fundamentos (búsquelos por favor).
Cumplir los mandamientos significa esforzarse, y el hecho de cumplirlos no siempre es pasarla bien (aunque tampoco pasarla mal).
Por ejemplo: ¿es más cómodo quedarse el día feriado durmiendo hasta las 11 o las 12, o lo es levantarse a eso de las 7:30 para ponerse Tefilín? A sus ojos, ¿qué es mejor? La mayoría contestará sin mucha duda que dormir hasta tarde, pero en este caso lo mejor es lo que genera un cierto displacer (madrugar).
¿Qué es mejor, andar en auto en Shabbat, e ir a bailar, y luego mantener relaciones sexuales con alguien que recién se conoció; o guardar los mandamientos respecto al Shabbat, al pudor, y a la pureza de las relaciones íntimas?
Me parece que muchos encontrarán el gozo del cuerpo como lo mejor sin dudas, antes que el respeto por lo que Él ha ordenado… y aún así dirán que aman a Dios… ¿lo aman realmente?
No es vana esta palabra: «Reconoce, pues, que el Eterno tu Elokim es Elokim: Elokim fiel que guarda el pacto y la misericordia para con los que Le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones…» (Devarim / Deuteronomio 7:9).

Octavo: es un amor muy escaso aquel que depende de obtener beneficios del amado.
¿Acaso es un negocio amar a Dios, para que nada nos perturbe?
¿Amar a Dios para parar de sufrir (hay una iglesia por aquí ¡que se llama así!)?
Reflexione sobre esto: «Aflicción y angustia me han alcanzado, pero Tus mandamientos han sido mi delicia.» (Tehilim / Salmos 119:143).
Es una delicia ser fieles al Eterno, amarLo, es decir: cumplir con constancia Sus preceptos, a pesar de que las circunstancias sean adversas, a pesar de que uno sienta que ha sido abandonado del amor infinito del Eterno.
AmarLo con todo, sin esperar nada… ¿no es eso verdadero amor?

Noveno: el Eterno no pone pruebas devastadoras como usted dice en su misiva, sino que a cada cual le pone aquello que puede vencer (el famoso dicho: «Dios aprieta, pero no ahorca»).
Si la persona tropieza y no se levanta de los inconvenientes en su vida no es por malicia de Dios, o porque Él se haya equivocado. Una persona es vencida por los conflictos si se deja vencer por ellos, es decir si no hace aflorar el potencial positivo que guarda en su interior.
O fracasa si otros en su maldad imponen tormentos según su voluntad, y no según lo que es el deseo divino.

Noveno: ¿es usted capaz de discernir entre:

una prueba de Dios,

un efecto de leyes objetivas,

sus propios errores que se vuelven contra usted,

efectos de acciones perjudiciales de otros?

Avraham en su momento no pudo, Iyov/Job tampoco, Moshé tampoco… yo no me creo mejor ni más apto que estos antiguos gigantes…

En definitiva, la mejor enseñanza que puedo sacar es:

Crecer integralmente, a pesar de pasarla bien; para que no se reitere sobre nosotros: «Le hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra, y le hizo comer los productos del campo. Hizo que chupara miel de la peña, aceite del duro pedernal, mantequilla de las vacas, leche de las ovejas, con sebo de corderos y carneros, y machos cabríos de Bashán. Con lo mejor del trigo y de la sangre de uvas bebiste vino. Iesuhrún se engordó y dio coces. [Te hiciste gordo, grueso y rollizo.] Y abandonó al Elokim que lo hizo; desdeñó a la Roca de su salvación.» (Devarim / Deuteronomio 32:13-15).

Crecer integralmente, a pesar de cualquier tormento (real o imaginario); para que podamos atestiguar con fidelidad: «De continuo está mi vida en peligro, pero no me olvido de Tu Torá.» (Tehilim / Salmos 119:109).

Y por último, el único bien que vale la pena es:

«Tus testimonios son mi heredad para siempre, porque ellos son el gozo de mi corazón.»
(Tehilim / Salmos 119:111)

Como síntesis: divagar sobre nuestro pesar o nuestro gozo, no nos mejora como personas, ni perfecciona el mundo, por lo tanto, es algo secundario (aunque muy humano, necesario en ocasiones, atrayente, etc.). La cuestión fundamental radica en practicar más y más justicia y bondad, de acuerdo a los dictados de la Torá, a pesar del placer, y por sobre el sufrimiento.

Si este texto le ha sido de provecho, no olvide que este sitio se mantiene gracias a SU colaboración económica. No cierre su mano, y abra su corazón bondadoso.

Iebarejejá H’ – Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom

Yehuda Ribco

Publicado originalmente: http://serjudio.com/rap1451_1500/rap1491.htm

Un comentario sobre “Resp. 376 – El poder del arrepentimiento”

  1. ¿Habrá algo mas bello que La Palabra Eterna, y que un piadoso erudito espláyándola y bajándo su fuego para que alumbre alresto de los mortales? Yo por mi parte me deleito una vez mas con las respuestas del moreh Yehuda. Alegria para este dia.

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