IGERET HARAMBAN I

IGERET HARAMBAN- LA CARTA DEL RAMBAN (Najmanides) (fragmento I)

Esta carta le fue enviada por el Ramban (Najmanides) desde la ciudad de Aco en Israel a su hijo Najman que residia en Catalina, España para inspirarlo a actuar con humildad. En la misma instruía a su hijo a leerla una vez por semana y enseñarle su contenido a sus hijos también.

“Presta atención hijo mío a la disciplina de tu padre y no deseches lo consejos de tu madre” (Mishlé/Proverbios 1:8).

Habitúate a hablar gentilmente a toda persona y en todo momento, y este proceder se protegerá de la ira, una máxima falla del carácter que induce a la persona a pecar. Y así dijeron los sabios sea su recuerdo para bendición (Nedarim 22A) “Todo aquel que se inflame de ira estará sujeto a la disciplina del Gueinom (infierno) tal como está escrito: “Destierra la ira de tu corazón y elimina el mal de tu cuerpo” (Kohelet/Eclesiastés 11:10), el mal al que aquí se hace referencia es el Gueinom, tal como está escrito “Y los perversos están destinados para el día del mal” (Mishlé/Proverbios 16:4)”

Y una vez que te hayas alejado de la ira la cualidad de la humildad entrará en tu corazón, y está virtud es la virtud más admirable de las buenas virtudes.


“Presta atención hijo mío a la disciplina de tu padre y no deseches lo consejos de tu madre” (Mishlé/Proverbios 1:8).”

Este versículo pone énfasis en la responsabilidad de los padres en lo que respecta a moldear a sus hijos. Está obligado a enseñarle los valores y las enseñanzas morales. El padre debe ser siempre conciente del hecho de que las “virtudes” y valores son hereditarias en un cierto sentido. Del mismo modo que los padres transfieren sus genes a su descendencia, determinando de esta forma sus características físicas, les transmite también sus actitudes, valores y rasgos de carácter a sus hijos.


“Habitúate a hablar gentilmente a toda persona y en todo momento…”

Habitúate: Prepárate. No permitas que situaciones enervantes te tomen de sorpresa. Antes que la crisis golpee, elabora en tu mente la forma en que te agradaría reaccionar frente a situaciones difíciles y decídete a realizar todo el esfuerzo necesario para no rendirte al pánico o al la rabia.


“… a hablar gentilmente…” Aun en situaciones cargadas de tensión, o cundo la atmósfera este saturada de hostilidad, cuando debas confrontarte con tu enemigo o cuando debas amonestar a alguien por haber cometido una terrible infracción, háblale gentilmente a la persona involucrada. Las palabras amables tienen mayor fuerza que los desbordes de la indignación.


“…a toda persona…”: Trata a toda la gente con respeto y sensibilidad, reacciona calmadamente aún cuando alguien acabara de insultarte maliciosamente y permanece tranquilo aún cuando un fastidioso irritante te importune incesantemente.


“…en todo momento”: Jamás te enojes!! Aun cuando estás exhausto agotado, desilusionado, agraviado, perplejo, confundido o aterrorizado. Aunque todo el mundo pareciera estrellarse sobre tu cabeza, mantén la calma. Reacciona lenta y deliberadamente y “habla gentilmente”.


“Hablar gentilmente te Protegerá de la ira”

Está escrito en Mishle/proverbios “una respuesta amable aleja la cólera, pero una palabra inquietante inflama la ira” Alcanzar el autocontrol requiere una gran disciplina, no se puede vencer la ira sin sabiduría. Hay que aprender esos consejos que los sabios dejaron a través de los tiempos para mantener el autocontrol.


“…una máxima falla del carácter que induce a la persona a pecar”

La ira no es solamente un rasgo del carácter del individuo, es también un barómetro de la personalidad. Un hombre sabio aconsejó lo siguiente “antes de incorporar a alguien como tu amigo obsérvalo cuando está enfadado, su conducta bajo presión te hará conocer volúmenes enteros acerca de su verdadera naturaleza” (ver Erubin 65 A).

La persona iracunda es considerada como si estuviera practicando idolatría.


“Todo aquel que se inflame de ira estará sujeto a la disciplina del Gueinom”

La ira no es solo peligrosa en si misma, sino también a las consecuencias a las que puede conducir. El Rav Yerujam Levovitz entiende que a través de la ira el padecimiento del Gueinom se hace real en este mundo. Las ardientes emociones de la ira, la depresión y la frustración constituyen su propio infierno emocional.

Esta escrito en el Sefer Jaredim: si alguien perdiera una hermosa flor, sería una locura que reaccionara rompiendo un objeto que vale mil veces más que una pequeña flor. De la misma forma una persona que pierde sus cabales montando en cólera, destroza la paz de su espíritu, un elemento mucho más precioso, que la pérdida relativamente trivial que provoco su ira.


“Y una vez que te hayas alejado de la ira la cualidad de la humildad entrará en tu corazón

Los maestros del mussar nos enseñan que una persona iracunda, padece del complejo de inferioridad. Aquel que anhela la atención de los demás no se ha encontrado aún a si mismo y desconoce su verdadero valor. Al carecer de autoestima esta dependiendo de la opinión de otros. Ansía que lo elogien ya que sin su aprecio se siente inútil. Cuando la gente deja de aplaudirlo se siente desvalido, y en consecuencia se torna hostil e iracundo. (Alei Sur, vol 1 pag 42).

De este modo el hombre colérico no puede ser nunca un hombre humilde. Su ira demuestra un resentimiento por que los hechos de la vida no han podido conformar sus expectativas. Al distanciarse de la ira y del resentimiento el hombre sereno domina la arrogancia, y con transcurso del tiempo es conducido a la verdadera humildad.

«La humildad es la virtud más admirable de las buenas virtudes

Escribió el Rambam (Maimonides) “La humildad es la escalera que conduce a sublimes alturas. Recuerden: no existe ornamento tan atractivo como la humildad.

Continuará…




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