Los Quijotes del Noajuda

Se habla de que el Quijote de de Cervantes Saavedra es un excelente libro y que forma parte de las bases de Occidente.  Desafortunadamente nunca tuve la oportunidad de leerlo porque mi educación secundaria fue realizada en un lugar donde no se exigía leer el libro porque no formaba parte de la literatura de ese lugar, interesante, porque sí leímos Pablo Neruda, aunque era en español y el suscrito sirvió de intérprete para leer los poemas, ya que no había mucha gente que fuéramos castellano-hablantes.

Ahora que comencé a leer el libro, por cierto, no va muy avanzado, puedo ver por qué es una obra tan importante y la genialidad del escritor. Hoy no me voy a extender mucho porque creo que cuánto más condesado esté este comentario, más fácil será de digerir. Sólo me limitaré a mencionar que es interesante como ciertas características del manchego pueden aplicarse a los Noajudas.

a)      El Quijote perdió la mente por obsesionarse con los caballeros andantes. El noajuda pierde la mente por obsesionarse con los judíos.

b)      El Quijote tenía unas armas viejas y un morrión herencia de sus antepasados. El noajuda escudriña en su pasado para encontrar algún rastro aunque sea mínimo de judaísmo.

c)       El Quijote no tenía celada de encaje sino solo un morrión por lo que se hizo una media celada “de apariencia entera.” El noajuda no está circuncidado ni es de madre judía y no le interesa cumplir con los mandamientos a cabalidad, pues si realmente le interesara entonces no andaría fingiendo ser lo que no es, y como quiere llevar a cabo su empresa judájida, entonces hace las del Quijote, se consigue una kipá y se deja crecer las barbas para aparentar ser judío y en el caso de la mujer, piensa en raparse el cabello o vestirse de cierta forma para pasar por judía.

d)      El Quijote de la Mancha tomó a su rocín pero no le gustó el hecho de que fuera rocín y no percherón y le cambió su nombre a Rocinante porque sonaba más como nombre de caballo de caballero andante. El noajuda no se contenta con la Torá noájida porque siente que es inferior a la del judío, pero tampoco tiene las agallas para hacer la conversión, entonces tal y como hizo el Quijote, toma la Torá para el gentil, la distorsiona y la modifica a como le viene en gana y se inventa su propia ley.

e)      El Quijote, quien se llamaba Quijada o Quesada, no le gustó su nombre y entonces, recordando al valeroso Amadís el cual agregó a su nombre el lugar de su proveniencia, se llamó Amadís de Gaula y así Don Quijote se llamó Don Quijote de la Mancha. El noajuda sintiéndose mal de que se le denomine noájida prefiere cambiarse el nombre y busca cualquier otro, meshpitim, alaph, etc.

f)       Aquí me veo obligado a citar textualmente a Cervantes: “(…) Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín, y confirmándose a sí mismo, se dió a entender que no le faltaba otra cosa, sino buscar una dama de quien enamorarse, porque el caballero andante sin amores, era árbol sin hojas y sin fruto, y cuerpo sin alma. Decíase él: si yo por malos de mis pecados, por por mi buena suerte, me encuentro por ahí con algún gigante, como de ordinario les acontece a los caballeros andantes, y le derribo de un encuentro, o le parto por mitad del cuerpo, o finalmente, le venzo y le rindo, ¿no será bien tener a quién enviarle presentado, y que entre y se hinque de rodillas ante mi dulce señora, y diga con voz humilde y rendida: yo señora, soy el gigante Caraculiambro, señor de la ínsula Malindrania, a quien venció en singular batalla el jamás como se debe alabado caballero D. Quijote de la Mancha, el cual me mandó que me presentase ante la vuestra merced, para que la vuestra grandeza disponga de mí a su talante? ¡Oh, cómo se holgó nuestro buen caballero, cuando hubo hecho este discurso, y más cuando halló a quién dar nombre de su dama! Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque según se entiende, ella jamás lo supo ni se dió cata de ello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo, y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea del Toboso, porque era natural del Toboso, nombre a su parecer músico y peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.(…)” El noajuda, no apreciando su herencia ni su misión, habiendo hecho del morrión celada (kipá y barbas o, corte completo de cabello, para las mujeres), puesto nombre a su rocín (alaph, meshpatim, etc.) y confirmándose a sí mismo (dícese el noajuda a sí mismo: “no soy noájida” sino alaph porque la ley es anticuada y vivimos en tiempos modernos…) y por último se convence el noajuda a sí mismo:

“ si cuando comience mi empresa me encuentro por ahí a algún gigante como aquellos que se encuentra el caballero andante, monstruo de mal talante, como el Moré que me dice que no haga lo que no me corresponde- o sus escamantes  compañeros de FULVIDA que no aprueban mis aventuras caballerescas- noajudescas- y de mi celada hacen morrión- como cuando uno les recuerda que son noájidas y no lo que ellos intentan aparentar ser- entonces solo me queda el enamorarme de una damisela porque caballero –noajuda- no es caballero real –judío- si no tiene moza de quien enamorarse y es por eso que os he escogido Dulcinea del Toboso –judaísmo- para llevaros en el fuero de mi corazón cada vez que emprenda la batalla contra los indolentes fulvidescos y aquellos gigantes e insolentes que me paran en seco y de este caballero andante se burlan, por vuestra rebeldía pagaréis con ablación -hablando mal a nuestras espaldas.”

g)      Por último, recordemos que el Quijote salió en busca de aventuras y veía las cosas distorsionadas, por eso más de una vez atacó molinos de viento y a pobres transeúntes que nada tenían que ver en su locura pero que salieron afectados por esa demencia.  El noajuda parte de su casa y se va con su indumentaria y enseres a promover el judajismo y a confundir a las pobres almas que van en busca de la verdad.

Dejando de lado un poco el sentido del humor, vemos cómo es que las enseñanzas de Cervantes aplican hoy en día. No seamos como el Quijote, motivo de burla y desdén de los cuerdos que veían su locura sino que seamos personas normales, que estamos en sintonía mental y física. Cariños a todos.

10 comentarios sobre “Los Quijotes del Noajuda”

  1. Quijotes es lo que abundan y nosotros pasaríamos a ser los molinos, que sabemos que somos molinos y hacemos lo que nos corresponde pero siempre somos atacados por esos quijotes ciegos por su EGO sin alma.
    Exelene reflexión Felipe, gracias!

  2. Alberto, desgraciadamente hay muchos quijotes que encuentran sus sanchos para que les mantengan los vicios con el cuento de una ínsula inexistente y captación de fondos del público, encajan como estafadores porque lo son.

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