Resp. 1071 – Virtudes y valores

F.G. FLORES nos consulta:

Buenas querido amigo Moré y amigos de FULVIDA. Mi pregunta es un tanto filsófica pero me ha llegado con base a algo que escuché. ¿Cuál es la diferencia entre el valor y la virtud y cómo podemos aplicar estos conceptos a la vida como constructores activos de Shalom?
Felipe G. Flores, 28, San José, Costa Rica.

Buen día querido amigo, gracias por su pregunta.
Creo que el más indicado sería el amigo Jorge Romero, alias drungario, puesto que creo que tiene mayores conocimientos del idioma.
O quizás Laura Elizabeth, quien nos está dando a diario un rico pan acerca de valores, o quizás son virtudes…
Sin embargo, me atreveré con una breve idea. Espero no incurrir en traumas filosóficos.

Virtudes son cualidades positivas que posibilitan a quien las posee y emplea hacer lo que es correcto.
Una virtud no depende de lo que estima la sociedad o el grupo que sea valioso, sino de que sea un instrumento para el bien.
Virtudes son lo opuesto a vicios.
Tenemos, por ejemplo fortaleza, justicia, bondad, misericordia, lealtad, sabiduría, verdad, alegría, etc.

Valores, por su parte son cualidades apreciadas socialmente, encuentran su sentido en como son formados y forman a los grupos sociales.

¿Virtudes y valores comparten un espacio de existencia, se intersectan, son idénticos?
Creo que por lo general sí, al menos en las sociedades en las que nosotros vivimos actualmente (occidentales, que abrevaron en el judaísmo, en el helenismo, en el romanismo (cristianismo)).

Sin embargo, al estar los valores supeditados a la ideología imperante, en ocasiones pueden chocar frontalmente con algunas virtudes.
Ejemplifiquemos.
Ser bondadoso, actuar con bondad, es una virtud.
Aquí/Ahora y en la Alemania nazi, nadie quita el virtuosismo a la bondad.
Sin embargo, en aquella oscura época no tan lejana (por desgracia, para muchos aún viva o resucitando), era un valor someter a escarnio, maltrato y muerte a los judíos por el mero hecho de ser judíos.
No importaba si el judío era moral, ético, bueno, limpio, educado, trabajador, buen ciudadano, respetuoso de la ley, en todo similar a su vecino nazi, incluso hasta en el credo. Ser judío era su “crimen”, que se penalizaba con cualquier tipo de abominación.
Allí no era considerado “bueno” el ario que era bondadoso con el judío, más bien era tipificado como traidor a la raza, criminal, o barbaridades similares.

Nosotros, como constructores de Shalom hemos de encontrar nuestras virtudes, no solamente las “morales”, también las artísticas, conductuales, etc. para hacer florecer la Era Mesiánica en nuestro interior y de esa forma promoverla en el mundo.
Que las virtudes sean valores, y los valores solo virtudes.

No sé si me he podido expresar con suficiente claridad y contenido.

¿Qué fue lo que escuchó que lo llevo a esta cuestión?
Me gustaría saberlo, si es que se puede compartir.

Hasta luego, a seguir construyendo Shalom siempre, de dentro hacia fuera.

Que sepamos construir Shalom.

Moré Yehuda Ribco

 

 

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7 comentarios sobre “Resp. 1071 – Virtudes y valores”

  1. Hola,

    Un poco a vuelapluma porque me pilla cuando tengo que salir, dejo un apunte y ya me extenderé un poco más después.

    Según entiendo «valores» alude a algo intencional y «virtudes» a algo factico, es decir, «hechos». Creo que eso no discrepa con lo expuesto por Yehuda con su ejemplo sobre la Alemania nazi y los «valores sociales».

    Aunque, en puridad, valores y virtudes pueden ir ligados a la costumbre que es… la moral que, etimológicamente, proviene de «mos» o «mores», que significa en latin, precisamente «costumbre»; no obstante, también hay otra palabra latina de la que deriva «moral» y es «moralis», aunque es concepto ligado a la «mos» es algo diferente, por ahí -aunque podríamos derivar en «costumbre», según que vía lingüística tomemos- se puede enlazar la idea de «virtud» a una determinada acepción de moral ligeramente diferente a la que la liga a «costumbre» sin más. Digamos que, en todo caso, seria algo más compleja que la mera costumbre.

    Eso no modifica que, en lo esencial el concepto de «valor» sea algo intencional y el de «virtud» factual, después puede entrarse en que se entiende por «virtud» y por «valor», pero, eso… excede mi tiempo ahora.

    Saludos

    P.D: parecerá paradójico pero hay toda una reflexión de fondo acerca de la virtud, el vicio y los valores en la «Justine» de Donatien Alphons Françoise…. de Sade

  2. Hola de nuevo,

    Tengo un poco más de tiempo -aunque no mucho-. Sigamos con el asunto de «valores» y «virtud», si lo primero es intencional lo segundo es fáctico, eso último puede o no correspeonderse a la intención.

    Dicho de otra manera, a la intención -en cuanto a valores asumidos como propios, como pauta de comportamiento- puede seguir una acción que los traduzca, a su vez, según sean esos valores, la acción puede ser virtuosa, pero… no necesariamente.

    Uno puede teóricamente asumir unos valores y… actuar de otra manera ¿eran falsos esos valores? puede que sí o puede que uno se haya estado engañando y tuviese, en realidad y subconscientemente otros o, por último… uno puede traicionarse a sí mismo.

    Igualmente todo depende de que se entienda por valores y virtudes -dejando a un lado la cualidad de pensamiento de unos y de hechos de las otras-, es decir, de una definición conceptual de una y otra cosa.

    De entrada pareciese que debiera ser algo objetivo, pero en puridad no es tan sencillo, el ejemplo que puso Yehuda nos lo muestra también, dentro de la cosmovisión nazi lo que a nosotros nos parece una aberración era entendido como una «virtud» -denunciar a un vecino por ser judío, por ejemplo-, y lo que nos parece virtud en ese contexto podía parecer «aberración» -no solo no denunciar sino ayudar a esconderse al vecino judío, o gitano o disidente político, lo que sea-.

    (continua)

  3. Por eso citaba a la obra «Justine» también conocida como «Los infortunios de la virtud» del Marqués de Sade, porqué, al margen de la narración en sí, allí se exploran límites, llegando a mostrar lo difuminados que pueden ser estos -en cierta medida recuerdan al concepto de «dissémination» de Derrida-. En algún momento de la obra uno no sabe dónde está o no está la virtud o, siquiera, lo que es.

    Eso es importante, porque evita caer en simplismos, en última instancia es práctico, porque nos muestra lo difuso -y a veces confuso- de los límites que a veces nos parecen muy claros a los humanos, y es bueno conocer tanto los límites como las limitaciones -en el más amplio de los sentidos-. Es bueno porque nos permite tomar consciencia de ello.

    Eso nos llevaría a la cuestión de lo «bueno» y lo «malo» y, de ahí, al «mal» y al «bien», y, debo decir, que eso nos lleva, a su vez, de nuevo… a lo intencional y lo fáctico. Porque «mal» o «bien» es algo resultante de acciones -no importan las intenciones ahí-, y esas acciones son fruto de decisiones que… están influidas, en última instancia, por el criterio de valor adoptado -que puede ser coincidente o diferente al declarado por nosotros mismos, ya he dicho que se puede ser coherente o incoherente… con uno mismo-.

    Y con ello podríamos llegar a diferenciar lo emocional y lo intelectivo, ambas cosas están relacionadas y… algo mezcladas, suele ser positivo lo primero y algo «peligroso» -no necesariamente malo- lo segundo (continua)

  4. Lo emocional es la parte de la mente que responde a lo pasional, a los sentimientos y emociones. Lo intelectivo es la capacidad no sólo de discernir sino, también, de elegir.

    La relación entre ambas cosas es obvia, pero si nos dejamos arrastrar por lo primero sin medir las consecuencias -a partir de lo intelectivo- podemos perjudicar o salir perjudicados, no obstante, un exceso de «dirección» por parte de lo segundo puede llegarnos a hacer olvidar lo primero, quién se arroja a un mar embravecido para salvar a alguien no se para a calcular lo que arriesga al hacerlo, dominan ahí sus emociones y, desde un punto de vista altruista, es correcto que así suceda.

    Por eso decía que existe reclación e, incluso yendo más allá, interacción, ese tipo de relación es adecuada, como lo es el lanzarse al agua a salvar a alguien pero… calculando la manera de salvarle, aquí lo emocional impulsa y lo intelectivo facilita la manera de llevar a cabo la acción, actuar a lo loco sería la «mezcla» que puede salir mal o bien, pues ciertamente se puede tener suerte y rescatar al que se busca, pero.. se puede no tener suerte. La utilización de nuestros recursos es una forma de minimizar el factor azar y tanto lo emocional como lo intelectivo son recursos y forman parte de nuestra mente.

    Eso tiene que ver -aunque solo dejo el apunte para no complicar las cosas- con dos conceptos manejados por la cábala: el «ruaj» y la «neshamá».(continua)

  5. A grandes rasgos podríamos decir que a lo primero corresponde lo emocional y a lo segundo lo intelectivo, pero eso sirve para entendernos -las interrelaciones son más complejas-. Ambas cosas forman parte de la mente.

    Un saludo a todos

  6. Gracias, por la respuesta Moré, y gracias a drungario, por su gran aporte!

    Estos temas que bien pueden ser tocados a profundidad, al igual que sus conceptos, puntos de vista ó disertaciones son importates y fundamentales en la práctica y la vivencia de aquellos «hombres»que han decicido establecer sus valores, acorde a los que Dios desea para el hombre, mientras se ejercita en las cualidades que le harán ser virtuoso.

    Y el concejo excelente «Que las virtudes sean valores, y los valores solo virtudes»

    Un abrazo!!!!

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