Lo judío y la Shoá

La “cuestión judía” para el nacionalsocialismo–la “religión de la sangre”, sin ir más lejos, por citar a Rosenberg-, es algo esencial, es el “modelo opuesto” sobre el que gira su visión del tema racial.

El quid de la cuestión son las características que, a sensu contrario de las arias, se adjudican a un ethóscolectivo judío, plasmando las mismas en la “sangre y alma judías”.

El papel que se adjudica a los judíos y a lo judío

¿Qué se supone origina esas hipotéticas características? Pero, centremos más la pregunta con un condicional inicial: para el nacionalsocialismo ¿qué origina esas supuestas “características”? ¿una cuestión religiosa? ¿una cuestión cultural? ¿una cuestión étnica? –entendiendo aquí por “étnico” no algo racial sino una identidad “nacional” pero de origen social-.

No, nada de eso, por muchas vueltas que se de al final se llegará a la “raza”,al “alma que reside en la sangre”, a eso se llegará. Y con ello a una extraña“cosmovisión” que pretende mezclar la biología con el misticismo –dentro de una“acientifidad” absoluta-.

“Cosmovisión” que es deudora, además, de una curiosa mezcla de derivadas del pensamiento racional y del pensamiento irracional. ¿Contradictorio? Puede, no lo descartamos, paradójico seguro, en cualquier caso las paradojas, las incoherencias y aún la contradicción pura se suelen presentar casi siempre, en, casi…cualquier cuestión. Pero volviendo a nuestra cuestión, la “cuestión judía”es, para el nacionalsocialismo, una cuestión racial –casi se diría que también“espiritual”, pero eso forma parte de esa dualidad “biológico/mística” que se ha indicado-.

Los judíos aún siendo catalogados como “unterschmen” en realidad eran contemplados como otra cosa: la “antiraza”, el “archienemigo”, en el fondo –y entrando en una subversión total de los aparentes especificados- la “otra” “raza superior” – a fin de cuentas fue Albert Speer quién dijo que Hitler odiaba solo aquello que admiraba («Diarios de Spandau»)-.

Una visión apocalíptica

Ese era el peligro, el “enemigo racial a combatir” en “duelo singular”, y ¿por qué lo eran? pues porque eran “superhombres”…de signo opuesto, es decir:“antihumanos”. Así, curiosa y singularmente, su “superioridad contraria” –ergo,“negatividad”- los colocaba fuera del “género humano”. En la cosmovisión nazi la dualidad es necesaria, y “lo judío” es la dualidad –y el oponente- necesario en la cuestión racial de dicha concepción.

Los “subhombres” “verdaderos” eran otros grupos humanos –entre los que, muchas veces, no acaba de quedar claro lo que es “raza”, pues existen numerosas mezclas de elementos que complican la simplicidad del aparente “biologicismo”invocado-, estos eran “utilizables” –evidentemente bajo la dirección de los“herrenvolk”- pero no tenían porqué ser “eliminados” –aunque muchas contemplaciones tampoco se les tenía-.

Los judíos, sin embargo, debían ser “eliminados” del “espacio vital” de la“raza aria”. Y ¿por qué? pues…por cuestión de “raza”, no por otra cosa. El tradicional y antiguo antisemitismo europeo u occidental siempre fue religioso y/o cultural, el del nacionalsocialismo no es sólo así: es “biológico”, es racial, y, en lo religioso, lo es respecto a…la religión política del nacionalsocialismo.

La supuesta “corrupción”racial

La “corrupción” o “contaminación” de la que se responsabiliza a los judíos es racial, es “biológica”, nada tiene que ver con la ideología o la cultura, es, simplemente, “física”. Las características “negativas” –y lo entrecomillo porque la negatividad en cuestión es discutible, muchas de las “negatividades”aludidas solo pueden entenderse como tales desde determinada perspectiva- que se les atribuyen no son culturales o ideológicas, son manifestaciones de un hecho físico, algo “genético”, consustancial a su “raza” –concepto al que, repito, junto a unas supuestas características físicas se atribuye también, y diría que aún prioritariamente, unas características “místicas”, baste recordar lo expuesto por Rosenberg en relación a la “sangre”-.

Así, por ejemplo, el “internacionalismo”, el “desarraigo”, el “cosmopolitismo”,incluso el “bolchevismo” y el “capitalismo” –pese a ser estos dos últimos conceptos imposibles de casar por muchos esfuerzos que se realicen en pro de ello, por ejemplo, basta remitirse a la lucha de clases para desmentir tal relación antinatura-, no son cuestiones que se consideran “judías” por cultura, ideología, tradición o religión, no…lo son por “raza”, son manifestaciones sociales –que se consideran negativas- de una “sangre” determinada –que se considera negativa-.

No es lo mismo el “antijudaísmo” a secas que el”antijudaísmo” nazi, y, sin embargo, algunos juicios de valor negativos basados en supuestos que no son nazis se utilizan por el revisionismo para reafirmar los supuestos nazis.

Un encadenamiento perverso que lleva a la Shoá

Todo eso que señalaban los nazis como cosa negativa, no lo es en función de una ideología, de una tradición, de una religión, de una cultura, lo es, para el nacionalsocialismo, en función de la “raza”.

Dicho en otros términos: un bebe “judío” recién nacido es tan “culpable” de todo –y ese “culpable” entrecomillado no implica reconocer la realidad de esas“culpas”, ni, tampoco que algunas de las “culpas” invocadas sean tales- como el“conspirador” más consciente posible.

Luego ¿de qué es culpable? de haber nacido judío, y vuelvo a repetir ¿de qué es culpable? pues…de un pecado original ¿No son curiosas algunas coincidencias en cosmovisiones aparentemente diferentes?¿no son curiosas algunas analogías religiosas?

La Shoá (Holocausto), por tanto, se basó completa y absolutamente en una aberrante concepción de una supuesta jerarquía racial. Jerarquía transmitida“físicamente” tanto como “místicamente”. Dentro de ese absurdo se coloca a lo judío, en la práctica, fuera de dicha jerarquía, pero…como algo temido, el enemigo que necesita la inverosímil teoría racial nazi para explicar la decadencia de los arios –véase “El Mito del Siglo XX” de Alfred Rosenberg o el «Mein Kampf» de Hitler-. Está fuera de esa jerarquía porque, en realidad, sería otra cúspide. La gran paradoja de la cosmovisión racial nacionalsocialista se resume ahí: se odia a lo judío porque se le teme y se le teme…porque se le considera un adversario “racial” igual a lo ario pero…en polo opuesto. Ese encadenamiento perverso y enfermizo fue lo que desencadenó, casi inevitablemente, la Shoá.

7 comentarios sobre “Lo judío y la Shoá”

  1. No lo creo, a pesar de su mala fama posterior Nietzsche no era antisemita -si lo eran otros personajes más o menos contemporáneos como Wagner- sino anticristiano, las críticas que vierte Nietzsche contra la religión judía lo son en la medida que la considera -desacertadamente a mi parecer- base del cristianismo, pero Nietzsche si desprecia algo es el cristianismo y, en cualquier caso, lo que pueda despreciar del judaísmo lo es por la vía religiosa y porque lo entiende fundamento a partir del cual surge el cristianismo. Eso se ve especialmente claro en su obra «El Anticristo». La «nacificación» de Nietzsche se produce, sobre todo, a iniciativa de su hermana Elisabeth Förster-Nietzsche, proceso «postmorten» del autor, Elisabeth se empeña en intentar casar la obra de su hermano -eludiendo los aspectos, como el nihilismo, que desentonaban con el nacionalsocialismo- con la ideología nazi, llegando a entrevistarse con Hitler y con ciertos jerarcas nazis para introducir a Nietzsche en una cosmovisión que, en puridad, le era ajena.

    Saludos

  2. Que interesante. Entonces las críticas van enfocadas al cristianismo, pero erradamente él ve en el judaísmo la base para que se dé el cristianismo. ¿Entendí bien?

    Saludos

  3. Correcto, ese es el discurso de Nietzsche, dentro de su peculiar visión aristocrática incluso alaba cierto papel del sacerdocio judío antiguo -lo hace en «El Anticristo»- dónde carga tintas contra Jesús y el cristianismo, digamos que considera al personaje y al credo como elementos «castradores» de la naturaleza humana.

    Nietzsche se llevó mucha mala fama -la de icono nazi por obra de su hermana, que sí se hizo nazi, murió en 1935 y conoció a Hitler- y no es un personaje fácil, tampoco es sencillo ni carente de contradicciones, pero una cosa que no fue -a diferencia de otros personajes de su tiempo- es antisemita. Baste decir que no fue, ni mucho menods, el «filósofo de cabecera» de Hitler, éste admiraba a Schopenhauer -el pobre Schopenhauer tampoco tuvo culpa de ello, conste, en realidad si se le lee se puede ver que es bastante razonable-.

    Saludos

    1. Es confuso para referirse a algunos temas.
      Es claro que utiliza a cierta parte del sacerdocio judío o rituales/actividades/actitudes de éstos para justificar su odio hacia los cristianos o al cristianismo.
      Al parecer eso no le hace antisemita.
      Ya reviviendo artículos del 2012! jejej…
      es que hoy estuve leyendo sobre el autor en cuestión.

  4. En muchos aspectos lo es aunque no podría decir que estoy de acuerdo con él en todo lo que escribe pero muchas gracias por a aclaración y por la nueva enseñanza. Siempre es bueno aprender.

    Saludos

  5. Una reflexión interesante…

    De hecho, realmente es una paradoja; en la que lo odiado, estigmatizado, ó tildado para «ser rechazado», en últimas es lo que hace al racista, no lo había percibido de esa forma, que creo entender es lo que planteas, si me equivoco, corrígeme por favor…

    Un abrazo, Jorge, y gracias!

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