Nasó es la segunda parashá del cuarto libro de la Torá, Bemidbar/Números.
Nos presenta una variada temática que incluye asuntos tales como:
- Censo de algunas familias de levitas para determinar el número de varones en edad laboral y sus correspondientes labores referidas al Santuario
- disposiciones para que personas en determinadas situaciones de impureza “ritual” se alojen fuera del campamento y que retornaran al restaurarse su estado “normal”;
- procedimientos para aquel que erró en su conducta en su relación personal con Dios;
- algunas instrucciones para el manejo de situaciones de infidelidad matrimonial;
- reglas para el “nazir”, que es quien se abstiene de gozar de determinadas cosas que son lícitas como forma de perfeccionar su carácter o por considerarlo un paso más en su “religiosidad”;
- la Birkat Cohanim, fórmula prescrita por Dios para que los cohanim (miembros de la familia sacerdotal) canalicen la bendición del Eterno sobre sus hermanos israelitas;
- las ofrendas que trajeron los dirigentes tribales durante doce días con motivo de la inauguración del Mishkán (Santuario, templo móvil), cada día correspondía a un líder por tribu.
La Birkat Cohanim (bendición sacerdotal), hace siglos es parte integral del Sidur (libro de rezos), en ocasiones se pronuncia públicamente al finalizar la Amidá (plegaria central) en el beit hakneset (sinagoga). También es costumbre que los padres honren con ella a sus hijos e hijas en la noche del viernes, antes del kidush (rezo de santificación) del Shabbat, entonces denominada Birkat HaBanim (bendición de los hijos).
Según refiere Maimónides (Hijot tefilá 14:14), en épocas del Beit HaMikdash (Templo) la pronunciaban los cohanim al término del servicio de ofrendas diario matinal, era el broche de oro. Tal como acontece al finalizar la oración de Neilá, que cierra la intensa jornada de reflexión y restauración que es Iom Kipur. Como si fuera el sello de aprobación, el gesto de confirmación de que nuestras acciones han sido gratas ante Dios.
Comienza con las palabras: “יְבָרֶכְךָ ה‘ וְיִשְׁמְרֶךָ” – “iebarejejá Hashem beishemereja”, que podemos traducir como: “Te bendiga el Eterno y te guarde (o cuide)”.
Resulta interesante advertir que no basta con que Dios bendiga, sino que además es necesario que también cuide. Es de suponer que la bendición divina incluye algún tipo de protección, de resguardo, de salvoconducto para no padecer contratiempos. Pero, al estudiar con detenimiento esta sección de la Torá, orientados por los exégetas correspondientes, comprendemos que no es así. La bendición del Eterno es sumamente valiosa, esencial, pero no es un manto mágico que resguarda de los sucesos penosos, de los aconteceres de la vida.
Es por ello también importante ser precavidos, prudentes, cuidadosos, no derrochar la bendición, no actuar de forma perezosa, ni esperando que desde lo Alto se nos resuelvan todas las necesidades. Dios bendice, pero nosotros somos los que actuamos para cuidar por nuestro Shalom y el del prójimo, tal como explica Ramban (Najmánides) al respecto de este versículo.
Finalicemos con una frase del gran Bashevis Singer: “Si te pasas diciendo que las cosas irán mal, tienes altas probabilidades de acertar”.
¡Shabbat Shalom UMevoraj! Moré Yehuda Ribco
Por eso Bendecir y Biendecir van de la mano. El hombre debe procurar abrir puertas y no cerrarlas y una de las mejores formas de abrir puertas es la educación, es por eso que se aprende dirigirse al Eterno Bendito Sea con respeto y ese respeto también debe dirigirse a los padres y antes las personas que hablamos, inclusive si nuestros hijos nos escuchan decir groserias o palabras con mala intención, no tenemos cara para corregirlos. Bendición empieza entonces con Biendecir.
Muchos dicen «Dios le bendiga» como deseando buena suerte.
Ahora como Gentil consciente acostumbro a decir: «mis mejores deseos». Esa costumbre de «bendecir» es muy usual en aquellos comerciantes de dinero pro-religioso.
Gracias More.
Me recordo un dicho popular que dice así «A Dios Rogando, y con el mazo dando», que significa algo así: que no solamente hay que rogar a Dios, sino que tambien hay que trabajar por las cosas, o procurar bienestar.
Hace unos días, una persona que conozco, fue llevada por sus familiares a una «supuesta misa de sanación», ó algo así, que ahora se esta viendo en las iglesias católicas aqui en algunas partes de Colombia…
al parecer han decidido hacer contra-parte al negocio que les montaron las iglesias cristianas, entre otras; que mediante el espectáculo, el negocio, los pactos, etc, se han venido llevando a sus feligreses.
la historia es que esta persona pudo darse cuenta del «negocio»… la gente paga para que le digan una oración, que se supone les cura por completo y les quita «mágicamente» sus problemas…
Y las iglesias a reventar!, esperemos que pronto el mundo decida quitar de sus ojos los lentes oscuros, que opaca su libertad, y su ser…
Gracias moré… por compartir verdadera luz!
querida amiga, por cuantos minutos esta persona estara despierta?
es suficiente darse cuenta del negocio? creo q no…
triste, pero el EGO seguira por mucho tiempo obstaculizando la Era Mesianica y no somos nosotros los encargados de completarla, pero podemos hacerlo por nosotros mismos y un poquito para dar una mano a quien esta a nuestro lado…
que ciertas esas palabras, es preciso mucho, muchísimo más…