“Truco” para ser feliz

Actúa con tu prójimo de tal forma que pienses así:

“Mi felicidad depende en buena medida de su bienestar”.

Prójimo es cualquier otro, pero especialmente aquel que está próximo a ti.
Cónyuge, hijo/a, madre, padre, otro familiar amigo cercano, conocido, vecino, colega, etc.

No es lo que el otro hace, hará, hizo o pretendes que haga para beneficiarte lo que te colmará de felicidad.
Tampoco es lo que recibas como regalo, retribución, pago, devolución, dádiva, de su parte.
Menos aún lo es la esperanza de obtener algún provecho de lo que tú hayas hecho por él, o de lo que le has dado.
Todavía menos de someterlo a tu capricho, de mantenerlo entrampado con jugarretas, en una demostración de hueco y escaso poder.

Tenlo presente, tu felicidad se basa en gran medida en que el otro esté bien, siempre y cuando eso no te perjudique ni traspase los límites necesarios de tu «egoísmo positivo».
No te enfoques en ti, no te pongas en el lugar del receptor, no estés a la espera de nada, simplemente haz tu parte para que el otro pueda sentirse bien.

Si el otro disfruta o no, si agradece o no, si reconoce o no, si retribuye o no, no depende de ti, no te centres en ello.
Simplemente haz tu parte, colabora en proveer a su bienestar sin esperar absolutamente nada a cambio.

Verás como de a poco, o al instante, estarás bien, sentirás felicidad.

7 comentarios sobre ““Truco” para ser feliz”

  1. perdón!

    creo que alli reside la infelicidad de muchos. Al esperar incluso el «gracias» y no obtenerlo se desmotivan a seguir haciendo lo bueno.

    Siempre me ha gustado echarle la mano a quien precise cuando esté a mi alcance… y gente va y viene… unos agradecen, otros se van ofendidos.

    Gracias Moré

  2. Lo importante es crear un entorno que esté basado en dar más que en recibir, y no exactamente es dar dinero aunque a veces también es necesario; pero a mi prójimo le gusta ser escuchado, respetado, atendido, motivado, y lo más bonito es que mi mismo prójimo se sentirá tan bien que hará lo mismo con sus prójimo y se hará una hermosa cadena.

  3. Cantando en la locomoción colectiva puedo corroborar sus palabras.

    En un principio cantaba buenas canciones, técnicamente como nunca me había sentido que sonaba tan bien para ser en los buses, pero a la hora de recibir los aportes monetarios de las personas me sentía frustrado, pues era bajo según mis expectativas.

    Con los meses me he aprendido a desarrollar frente al público y como artista a entregar mis emociones a través de la música, hacerlos pasar un rato agradable, sacarlos de su rutina con un chiste ameno o simplemente buenos deseos y realmente se nota el cambio.
    Dar y entregar mi arte en vez de pensar en la retribución ha sido algo hermoso y mejor compensado, pero indirectamente.

    Me siento agradecido con sus enseñanzas.

    Saludos.

  4. ah! lo que comenta Jonathan también es muy cierto, en cuanto a lo de esperar gracias.
    Los primeros meses como contaba eran difíciles, pues ni gracias recibía y a veces los buses iban llenos… eso me hacía más tolerante a la frustración, algo que me hizo muy bien a través del tiempo.

    Hoy soy yo el que agradece incluso a quienes no van atentos a lo que hago (de una u otra manera yo lo noto) con el chiste «Gracias… por soportarme!» y qué creen… algunos meten su mano al bolsillo y otros no, a Dios gracias por los 2.

  5. El retorno en favor o beneficio de aquello que damos siempre se va a dar de alguna manera, es sencillo, cuando damos enseñamos, suplimos, construimos shalom, incluso pudieramos estar evitando que alguien cometiera alguna mala accion por desesperacion ¿?, la buena accion que no ven los hombres la esta considerando el Eterno y cuando necesitamos EL nos suple, Pero no por que hemos dado, mas bien porque hemos obedecido.

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