Enójate para que todo marche mejor

Enójate, seguramente que así las cosas marchan mejor.
¿Cómo?
¡Qué no es así!
¿Qué dices?
Ahora que lo ves con una mirada más calma, desde otro lugar, te das cuenta que si te enojas te complicas aún más que antes… ¿no es así?
Vamos, mira bien, ¿reconoces que con tanta pasión, furia, bochinche, gesticulaciones y todo el resto de agresiones la situación se torna asfixiante, peligrosa, o extrañamente silenciosa –como si el rencor fuera atesorado para explotar en alguna otra oportunidad? ¿Te das cuenta?

Ah, pero a veces con tus gritos, amenazas, golpes, insultos, malos modos, gestos obscenos provocas que ese a quien va dirigido te haga caso… ¿no?
Puede ser tu cónyuge, hijo, empleado, amigo, colega, extraño o hasta la misma deidad a la que tú adhieres. No interesa el destinatario, siempre y cuando tu acritud y espasmos logren su cometido.
Es que así manipulas a alguien para que te sentirte de alguna forma importante, o poderoso, o que tienes la razón… solamente porque te expresas de manera, porque gritas más, porque el otro te teme, o ya saben que no vale la pena intentar dialogar contigo (o no pueden/quieren abandonarte).

Puedes sentirte victorioso, ya que tus berrinches han conseguido aquello que deseabas.
¿Cuánto costó?
¿Qué pierdes? ¿Qué pierde el otro?
Evaluando con razonamiento y mesura, ¿es un buen negocio?

Ah, dices que no te interesan todas esas cosas, sino solamente ser el que tiene la última palabra, el que manda, aquel que es satisfecho en sus necesidades.
Como un bebito, como un niñito chiquito, pero eso nada importa, siempre y cuando te satisfagas a costa de algo…

Y, ¿cuándo te enojas contigo?
¿Te pasa o pasó alguna vez?
¿Fue hacia ti que dirigiste las palabrotas, los golpes, las amenazas?
¿Es algo frecuente?
¿Qué logras con ello?

Enójate, seguramente que así las cosas marchan mejor.
¿No?

4 comentarios sobre “Enójate para que todo marche mejor”

  1. Gracias Moré!

    Pocas veces nos detenemos a examinar esas reacciones que se tornan naturales, casi que justificamos las mismas con la excusa de hablar de nuestros derechos, cuando en realidad lo que se hace es ocultar, tapar, o negar el «Torrente de emociones » que no comunicamos ni manifestamos de forma asertiva . Al hacerlo una y otra vez se obedece al Ego, fortaleciendo esas herramientas que suele poner tan «a la mano» para hacernos creer que con ello disminuimos ese sentimiento de impotencia. ¡Que cosa más alejada de la realidad!

    Si… claro que conozco eso, tuve que aprenderlo en mi proceso de intentar reconocer la manera como opera mi ego… entonces ¿ya no me enojo?… Decir que «No» sería mentir, claro que lo hago, pero si ello sucede sin dudas hay algo más que hacer, he allí una oportunidad para conocerme y empezar a actuar en el modo: Construcción de Shalom en mi principalmente.

    Sin extenderme; en éste hogar hay varias herramientas para que logremos sobreponernos al Ego, reconocernos en esa dimensión humana que nos enseña la diferencia entre ser libres o esclavos, busca, lee, ejercítate y trasmite a otros, esto es vida, esto es realmente el secreto de la felicidad.

    Feliz semana para todos! Un abrazo

    .

  2. Es cierto…a veces nos enojamos…aun me enojo…a veces me veo sorprendido si reacciono diferente de como quisiera hacerlo.

    Afortunadamente siempre he sido tranquilo y por eso no he tenido reacciones bruscas ni violentas, he sido y soy de los que que cuentan hasta diez antes de reaccionar….antes porque consideraba que una contestacion inmediata e hiriente no solucionaba el problema, solo lo podia acrecentar, aumentar el rencor mutuo…y ahora, ya en el camino de los 7 preceptos, me contengo mas, reflexionando el porque de la actitud del contrario o bien considerando si esa falta tambien se encuentra en mi.
    Tanto en el enojarse con el projimo como con uno mismo…solo hay una respuesta…¿El por qué?
    Sabiendo el Por Qué…encontraremos en Como. Como evitarlo, anularlo, corregirlo.

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