Imagina el escenario.
Alguna persona de tu cercanía tiene una creencia muy profunda y errónea, que la lleva a vivir en la oscuridad, en una falsa imagen de la realidad, en conflicto, en sufrimiento, etc.
Tú quieres darle una mano, porque te duele su dolor, y más te apena que sea la misma persona la que participa en su quebranto.
Sabes, o intuyes, que es necesario que deje de lado su ideología, que lo arrastra hacia el abismo, que lo mantiene atrapado, que lo revuelca en el fango, mientras él la alaba, la defiende, lucha con desespero para sostenerla.
Tal vez ya te diste cuenta de que te será difícil ayudarle a cambiar de creencia y por tanto a ser libre.
Ser socio en su liberación y fortalecimiento se presenta como una tarea inmensa y destinada al fracaso, particularmente por la forma en que la persona se esfuerza por atarse a su ideología.
Si tú te opones abiertamente a esa creencia, el otro se aferrará aún más a ella.
Si tienes la osadía de manifestar tu oposición, aunque fuera levemente, te devolverán furia, acritud, pesadez, culpas e incluso cosas más violentas.
Si intentas señalar los evidentes errores, aquellos que siendo relativamente objetivos se pueden observar sin dificultad, chocarás contra el muro de la negación.
Si eres un poco más agudo en tus comentarios, seguramente la respuesta agresiva será mayor.
Es dudoso que a esta altura de tus intentos sigas en una posición amable, de buen ciudadano tratando de ayudar desinteresadamente. Casi te puedo asegurar que ya te has transformado en un guerrero, alguien que lucha para tener la razón, para no fracasar, para obtener la victoria. Si comenzaste siendo buena onda, con el deseo de colaborar generosamente, ahora estarás cegado por tu deseo de triunfar, aunque en el proceso te lastimes o lastimes a aquel que quieres (querías) ayudar a ser libre de la distorsión intelectual y emocional. Ahora también tú estarás en guerra. Como el otro, negarás tus acciones, reprimirás tus sentimientos, te encadenarás a tus creencias e ideas, darás excusas para lo que hagas, siempre con el lema de que lo haces por el bien del otro, que tú solamente quieres ayudar, que el otro te ha agredido, que no se deja ayudar, que…
No, no es fácil que la gente quiera o pueda cambiar su mundo interno. Peor cuando esas creencias son relativas a tener un supuesto poder sobre las cosas, a dominar dioses y elementos, a obtener salvaciones y curaciones, a evitar maldiciones y condenas, a ser librado del mal. Porque esas creencias de poder invitan a encerrarse en ellas, a bloquear todo lo que pudiera poner de manifiesto que en verdad la persona es débil, endeble, vulnerable, rompible, mortal, impotente. Así, la persona se esfuerza en rodearse de lo que la asfixia y va matando, se abriga con ello, creyendo tener poder y superioridad, pero no tiene más que miseria y muerte.
¿Qué hacer?
Unos pocos tips:
- Usar la Comunicación Auténtica, obviamente.
- No convertir el asunto en una guerra.
- No querer vencer, ni convencer.
- No querer controlar aquello que no se puede controlar.
- Dominar aquello que está bajo tu dominio.
- Admitir que el otro tiene esas creencias, aunque uno no las admita para sí mismo ni las considere saludables o necesarias.
- No intentar cambiar las creencias del otro, porque el otro no está capacitado para que eso ocurra.
- Encontrar un terreno en común, compartible y compartido, para no cortar el lazo de unión.
- Recordar que más allá de las máscaras del Yo Vivido, todos somos Yo Verdadero, NESHAMÁ, seres de luz.
- No permitir actos, palabras, etc. de odio, rencor, violencia, agresión, etc., hacia uno mismo, colectivos, etc.
- Ten en cuenta que tú también eres esclavo de tus creencias y que en tanto no las tamizas ni filtras, puedes estar en situación similar a la que está el otro.
- Es casi imposible que uno se libere por sí mismo de la celdita mental.
Pero… ¿entonces?
¿El otro seguirá esclavo de sus creencias y sumará más trabajos forzados a los que ya cumple?
¿Será que no tenemos nada para hacer?
¿Rezar no serviría de algo?
Como respuesta a estas preguntas te dejo con una tarea, que si la cumples y quieres nos compartes luego los datos, aquí debajo en la sección de comentarios.
Estudiar el proceso de liberación de los judíos de la esclavitud de Egipto.
Estudiar el proceso de la liberación de los judíos de la esclavitud que cargaban en su interior desde Egipto.
Ardua tarea la de rescatar a quien no desea ser rescatado. Solo el tiempo y la paciencia acaban por derribar los muros. No obstante, no debemos ahorrar esfuerzos, eso si, sin perder el camino y caer en la oscuridad.
pero, si la persona no queire ser rescatada, debemos hacer algo para ayuidarla?
Por supuesto que si, pero considero que hacerlo con tacto es vital, pues por mucha razon que tengamos, los gritos y las discusiones nos la harian perder. Jamas hay que abandonar al projimo a su suerte