De las enseñanzas del maestro para las generaciones, Maimónides:
“Incluso sobre las necesidades físicas es conveniente no platicar demasiado; sobre esto encomendaron los sabios: “Todo aquel que se excede en sus palabras, introduce el pecado” y dijeron: “Toda mi vida la pasé entre sabios, y nada hallé mejor para el cuerpo que el silencio. Lo principal no es la teoría, sino la práctica.” (Abot 1:17).
Del mismo, modo tanto en los temas referentes a la Torá, como también en los relativos a la sabiduría, es apropiado tratar de ser breve y conciso, así ordenaron los sabios: “En todo momento el maestro de enseñar a sus alumnos por el camino más concreto y breve” (Pesajim 3b).
En cambio si la plática se vuelve abundante y el contenido escueto, se trata de tontería, sobre lo cual se declaró: «Pues de la mucha preocupación viene el soñar; y de las muchas palabras, el dicho del necio» (Kohelet / Predicador 5:2).
Un cerco para la sabiduría es el silencio, por lo tanto, la persona no debe apresurarse en responder ni hablar en demasía. Que eduque a sus discípulos con tranquilidad y cordialidad, sin gritos ni extensos discursos. Eso es lo que dijo Shelomó: «Las palabras del sabio con sosiego son oídas, y son mejores que el grito del que gobierna entre los necios» (Kohelet / Predicador 9:17).”
(Mishné Torá, Hiljot Deot, Leyes de cualidades, primer capítulo)
En numerosas ocasiones explicamos la importancia de la Comunicación Auténtica.
No es una propuesta nuestra sin fundamentos, sino una verdadera base para la vida en plenitud, de construcción de Shalom.
Aprender a usar la Comunicación Auténtica puede llevar tiempo, es necesario desaprender otros modelos, quitar creencias, borrar lo que entorpece la manifestación de la NESHAMÁ (Yo Esencial, o espíritu).
Sin embargo, es una cuestión ineludible para el noájida, así como para el judío.
Si puedes decir las cosas de forma concreta, simple, apuntando a la claridad, a la eliminación de inconvenientes para la comprensión del otro, ¿por qué no hacerlo?
Si podemos ser respetuosos, ¿para qué emplear malos modos, agresiones, gritos, etc.?
Si podemos preguntar amablemente, con ánimo de establecer la claridad, ¿para qué afirmarse en presuposiciones y creencias sin base?
Pero, no nos enseñan, ni aprendemos, a usar la Comunicación Auténtica.
Por el contrario, se nos impulsa a seguir las pautas del EGO, entre las cuales se encuentra el dificultar la comunicación, tanto del lado del emisor como del receptor.
Nuestra capacidad para fijar la atención es sumamente débil, apenas si podemos ir reteniendo unos pocos datos. Lo que pasa alrededor, se pierde.
Entonces, cuando pretendemos comunicar, hagamos el esfuerzo de ayudar a nuestro auditor a enfocarse. Démosle la oportunidad de concentrarse en lo que estamos queriendo comunicar.
Si queremos decir “hola”, ¿cuál te parece que debiera ser el mensaje?
Y si queremos decir algo un poquito más complicado, por ejemplo, “amor”, ¿cómo hacerlo sin traicionarnos ni provocar errores innecesarios?
No, no es fácil. Requiere un gran trabajo por nuestra parte. Por supuesto que el receptor también tiene su parte en la tarea, pero no le saturemos con asuntos que le desviarán o le llevarán a confundir el mensaje.
Recuerda, parte de la actividad del EGO es llevarnos a sentirnos impotentes, para de esa manera ofrecernos una vía fácil de salvación que lo ubique en el sitio de nuestro amo.
Podemos desarmar parte de sus trampas empleando las sencillas pautas de la Comunicación Auténtica.
¿Cómo? ¿Qué no sabes cuales son?
Muy simple: usa el buscador, encuentra, lee, estudia, analiza, critica, comenta, aplica.
¿Estás dispuesto?
Recuerda, el EGO quiere que te sientas impotente. Si te doy la papilla todita masticada para que tragues sin esfuerzo, ¿estoy colaborando con tu crecimiento a ayudando a tu EGO a mantenerte perplejo y a su mando?
Pero, si te doy una durísima carne asada con cuero, que se te hace casi imposible de masticar y tragar, ¿estoy ayudándote o siendo cómplice del EGO?
Hace tiempo propusimos un interesante ejercicio, decir todo en solo siete palabras.
Te invito a que busques esa propuesta, la leas y trates de ejercitarla.
Luego nos cuentas los resultados.
Tenemos mucha cosa innecesaria o molesta parar ir quitando de nuestra mochila, para aligerarnos la vida y percibir la claridad radiante de nuestra esencia espiritual.
Los pequeños consejos y enseñanzas que comparto contigo, tienen esa finalidad.
Ten presente al gran maestro de maestros, Shamai: “haz del estudio un hábito constante, habla poco y haz mucho, y acoge a todas las personas con cara sonriente.” (Abot 1:15).
Texto originalmente publicado en http://serjudio.com pero con importantes enseñanzas para el noájida y su vivencia noájica.
Gracias querido moré,
CA: «en siete palabras hablar poco, hacer mucho»