Tu cuerpo es limitado, apenas si algunos centímetros para allí, otros para allá, con una fuerza y resistencia minúsculos.
¿Sabes cuánto tiempo vivirías si te faltaran los nutrientes esenciales que posibilitan el trabajo de las funciones vitales?
Hasta un pequeño elemento faltante o sobrante, tiene un poder enorme, por ejemplo un gen o un virus, comparado con nuestra supuesta supremacía como humanos.
Entonces, tenlo presente, estás enormemente limitado por ser cuerpo y depende de lo material.
Tus emociones, que tienen arraigo en el cuerpo vale recordar, te limitan de manera abrumadora.
Un momento rebosas de alegría, al punto de no distinguir amigo de estorbo, para pasar al instante siguiente a un amargura oscura que todo equipara hacia abajo.
¿Dónde está tu grandeza, oh humano que te ves más que un ángel, a la hora del derrumbe emocional?
Hasta una brisa tiene la capacidad de hacer variar tu humor, ¡cuánto más las palabras que te atraviesan como alfileres!
Entonces, no te olvides de lo limitado que eres, dependiendo de unas hormonas y neurotransmisores, del trabajo ordenado y prolijo de tu organismo, de tus hábitos correctamente educados.
Tus lazos sociales pueden ser herramientas muy eficientes y provechosas, pero al mismo tiempo la sociedad que formas y eres te limitan abismalmente.
Lo que te brindan de esperanza, te lo quitan de un golpe.
Cuando vas de un lado a otro sin reconocimiento, sin aprecio, sin aprobación, sin ser parte; entonces sufres cruelmente el no poder cambiar tu situación. Aunque tengas el estómago lleno, aunque de alguna forma engañes a tus emociones, al estar solo, como una sombra anónima que pasa sin ser percibida, te das cuenta de que poco vale y cuanto vale.
Al reflexionar en tu situación, pueden recorrerte escalofríos si te das cuenta lo precaria que es nuestra existencia, como parecemos arañitas pendiendo de un hilito invisible que nos sostiene agarrados vaya uno a saber dónde.
Tu mente es un poderoso instrumento de superación, de avance, de logros. Mundos y universos pueden ser accedidos y creados con la potencia de la mente. Pero, es tan sensible, tan impredecible. Al menor contratiempo puede trastornarse, marearse, confundirse, ser atrapada por las maquinaciones emocionales, dejarse subyugar por los licores sociales, arrodillarse exánime ante los requerimientos del cuerpo. Y secuestrada, la mente se puede convertir en un enemigo terrible, pues dedica tus energías a mantenerte atorado, encerrado en celditas mentales.
Tan impotente somos, que parece mentira que tengamos tantos avances en tantas áreas; éxitos y triunfos imposibles para el resto de nuestros hermanos creados en el mundo. Y sin embargo, seguimos siendo delicadamente débiles, incluso incapaces de asegurar al 100% si ahora estamos despiertos y conscientes de la realidad, o si solo somos espejismos de algún sueño o partícipes en un delirio esquizofrénico.
Ilimitado es el espíritu, conectado con todo, en todo lugar, en todo tiempo.
De un poder increíble.
Lo que digamos de él no deja de ser mera especulación y metáfora, tan diferente a lo que el resto de nuestras dimensiones conoce, entiende y experimenta.
Allí está nuestra esencia, nuestra identidad más fiel y auténtica; y al mismo tiempo la más ignorada e imposible de descifrar. Tenemos la capacidad de disfrutar y estar en shalom, pero no lo hacemos mientras estamos en este mundo. Nos limitamos y vivimos limitados, en impotencia, reaccionando, atemorizados, rehuyendo a vernos en el espejo real.
Si tan solo pudiéramos dar un vistazo a nuestro ser y al del prójimo, encontraríamos la forma para hacer de nuestra existencia un sorbo de felicidad y construir SHALOM de manera veraz, con acciones de bondad y justicia.
Pero no, seguimos en la celdita mental, siendo religiosos, fanatizados, automatizados, víctimas y victimarios de nuestras impotencias, en lugar de victoriosos a causa de nuestra esencia.
Saliendo de la celdilla, adquiriendo y fortaleciendo la identidad, controlando el EGO, y Dios nos ayude a ser victoriosos.
Un abrazo.