Los irresponsables de… ¿Dios?

Esta imagen la compartía una persona declaradamente cristiana en una red social, con toda su absoluta fe ciega puesta en su deidad.
Me hizo acordar a otra persona cristiana, el cual en la misma red la semana anterior decía algo así como: “no me importa invertir mi dinero o cuidarlo, ni trabajar o ser esmerado en el empleo, porque mi prosperidad SOLO depende de dios y él quiere que yo sea prosperado”
Quienes me recuerdan a montón de personas judías y noájidas que he conocido que tienen idéntica fe en un mágico dios disponible 7/24 para servirles en todos sus caprichos y necesidades.
Un patético dios ¿todopoderoso? que no tiene nada mejor que hacer con su tiempo y súper poderes que estar a la espera de alabanzas y pedigüeñas órdenes, para luego cumplirlas, igualito al genio de la lámpara de Aladino.
Entonces, pretenden comprar el poder de su dios con rezos, salmos, ensalmos, donativos, ofrendas, reclamos, aplausos, bailecitos, repetición de lemas, pensamiento positivo, adoración de sus líderes religiosos, rituales, apartarse de construir un mundo de SHALOM, restringirse en todas las cuestiones “mundanas” pero paradójicamente estar desesperados por obtener todo tipo de prebendas y beneficios materiales de parte de dios. (Adrede lo escribo con d minúscula).

Cuando, el Uno y Único, el Verdadero Dios, nos ha declarado y ordenado exactamente lo contrario, como por ejemplo cuando explícitamente declaró:

«Solamente cuídate y cuida mucho tu vida»
(Devarim / Deuteronomio 4:9)

Es un mensaje que nos deja a nosotros la responsabilidad por el cuidado de nuestras vidas, hasta el punto de tener que ser detallistas y en extremo cautelosos para no ponernos en riesgos innecesarios.
¿Por qué?
¿Acaso será porque un Papá Noel misterioso nos rescatará del abismo si andamos como idiotas auto enceguecidos por la fe y las creencias prostibularias por la vida?
Lo cierto es que Él no va a poner una mano sobrenatural para sostenernos en el abismo cuando nada hacemos de nuestra parte para cuidarnos, para ser responsables, para tomar compromisos y cumplirlos. Tal vez, por cuestiones que solamente Él comprende, alguna que otra vez le dará una manito a algún atolondrado fanático que tiene la fe como monolito en su cerebro. Pero, pescar un tiburón no significa que el océano solamente está habitado por ellos.

Entonces, tenemos dos opciones:
a- hacer caso a los vendedores de espejitos de colores, los falsos profetas, esos clérigos y laicos que nos quieren hacer creer en un dios fantástico, de cuentos de hadas, disponible para servirnos como un miserable pero poderoso lacayo;
b- o vivir con conciencia ética, es decir de manera espiritual, construyendo SHALOM con acciones prácticas de bondad y justicia, haciendo así manifiesta la Presencia del Eterno a cada paso; en las buenas y en las no tanto.

Claro está, los adoradores del EGO en cualquiera de sus formas divinizadas y sus religiones, pronto argumentarán a favor de la mística sobrenatural que todo lo puede y que concederá el deseo al que por fe demanda del universo que lo satisfaga. Traerán a colación palabras de sabios, de líderes religiosos, de profetas y no dejarán de mostrar la prosperidad y éxito de los que se abandonan a la fe ciega.
Ah, el EGO, con sus astutas maniobras para mantener a sus esclavos en la impotencia pero a veces haciéndoles delirar con lo poderosos que son…

Como sea, no camines mirando la nada, porque te podrías caer y lastimar. No cruces la calle con los ojos cerrados, esperando que un escudo te proteja de los vehículos que pasan por ahí. No esperes que te llueva el maná, o que alguna lotería te favorezca cada semana. No vivas dependiendo de milagros, porque con extrema claridad enseñan los Sabios:

“Ein somjin al hanes – No se vive dependiendo de milagros”
(Shabbat 32a; Taanit 20b)

Entonces, la próxima vez que te encuentres con estos creyentes en dioses ajenos, en la magia a su servicio, por favor, ¡ten mucho cuidado! Por ahí está ebrio y te pide las llaves de tu auto para conducir; te pide dinero y lo derrocha tontamente dejándote en la ruina; te hace adorar un dios falso, que arruina tu belleza interior y crea un bloqueo en tu conexión con la Vida.

El Eterno no es un viejito regalón que anda haciendo favores por doquier a cambio de recitos, bailecitos, palmitas, salmitos, o cualquier otro truco idéntico al que usan todos los brujos y encantadores.
¡Cuida mucho tu vida!

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