En vez de luchar contra lo imposible, mejor dejar fluir para enfocarse en donde realmente tenemos algún poder y alcanzaremos algún dominio.
Es con esta idea que David enfrentó al terrible Goliat, porque, él no estaba delirando con que tenía súper poderes o que mágicamente Dios lo salvaría. El texto es muy preciso cuando nos informa que él ya tenía experiencia con temibles contrincantes del mundo animal, y contaba con la experiencia, destreza y entrenamiento como para vencer al fiero malvado gigante. No se confío en milagros, ni se aventuró alocadamente detrás de sueños fantásticos de grandeza. Por el contario, rezó, confío en Dios, confío en sí mismo en base al conocimiento y datos, e hizo la parte que le tocaba hacer.
Entonces, cada uno puede hacer lo mismo, y cuando el gigante es imposible de derrotar, mejor dejar que fluya, no atormentarse con ideas de fracaso o de poderes sobrehumanos, simplemente dejar que fluya.
Tengamos conciencia de que lo principal es actuar con bien y justicia siempre, en cada ocasión posible. Tanto hacia sí mismo como para el prójimo, y también para con el extraño. En un ánimo constante de construir SHALOM, incluso cuando el espantoso monstruo quiere atraparnos y destruirnos, como Goliat con el jovencito David. Sí, aunque de un modo extraño también encontramos que la conducta de David entonces fue de construcción de SHALOM. Aunque mató en justicia a Goliat, aunque hubo un breve altercado entre ambos. Las acciones y palabras del futuro rey de Israel fueron de construcción de SHALOM, aunque cueste comprenderlo en la mirada superficial.
Sabiendo cual es nuestro deber, construir SHALOM, podremos comprender, admitir y aceptar que no tenemos mucho control sobre nuestro pensamiento, el cual corre de un lado para el otro siguiendo patrones que no dominamos.
Hemos enseñado y existen numeroso mecanismos para aquietar el pensamiento, para llenar nuestra mente de un estado de modorra activa, pero igualmente, el pensamiento permanece cautivo del EGO y nos pone en pantalla imágenes que no controlamos.
Entonces, es cuando ser realmente humilde, que es reconocer el poder y la impotencia propia. Confiar en Dios, rezarLe, no dejarse atrapar por ciclos de pensamiento hostiles y tóxicos, no subirse a trenes que nos llevan lejos de nuestro destino soñado.
Construir SHALOM en la mente, hasta donde sea posible.
Y está también el método de evaluar cada acción, cada decisión que se está por tomar, con el código espiritual que nos corresponda: el de la TORÁ para los judíos, el de los Siete Mandamientos Universales, para los gentiles.
Conocer el código, conocer también cómo actúa el EGO, tomar conciencia de nuestras decisiones pasadas, tener presente lo que nos está sucediendo y no reaccionar impulsivamente ni en base a justificaciones. Sino, evaluar la decisión a escoger con el mandamiento correspondiente, o su derivado legal, a mano.
No siempre tendremos tiempo para hacer el procedimiento, por ello es bueno al menos conocer el parámetro esencial: construir SHALOM con acciones de bondad Y justicia.
¿Lo que haré está dentro de un marco de construcción de SHALOM?
Entonces está correcto, adelante.
¿No lo está?
Entonces, ¿qué otra cosa puedo hacer?
Con el entrenamiento de las acciones, se entrena el pensamiento.
Llegaremos a ganarle a más de un Goliat, aunque también perderemos más de una batalla.
Pero, ¿qué importa? Si el camino sigue siendo el mismo, en la altura o en el abismo: construir SHALOM con bondad Y justicia.
La idea no es luchar, sino construir.