Dos son los relatos famosos de esta parashá: el Diluvio universal y la confusión de las ideas en la Torre de Babel.
Probablemente no conocemos exactamente los detalles de ambas historias e ignoramos la vastísima literatura de antiguos sabios y reconocidos exégetas al respecto; aunque son narraciones que forman parte de la memoria colectiva e identidad de las naciones.
En ambas encontramos algunas cuestiones en común, como por ejemplo, personas que creían controlar lo que en verdad no dominaban (ni podían o debían hacerlo) y por ello terminaron destruyendo sus vidas, las de otros, el entorno.
En la base de esta conducta estaba la rebelión contra Dios, de modo más o menos manifiesto, con excusas mejor elaboradas o abiertamente torpes; cada uno a su nivel destilaba desprecio hacia Dios. Por ello, faltaban a las reglas que Él había ordenado a Adam y sus descendientes; y que tras del Diluvio Elohim reiteró a Noaj y a todos sus sucesores. Mandamientos que están actualmente vigentes y conforman el llamado Pacto Noájico, o de las Naciones, que se suele simbolizar con el arcoíris. Siete mandamientos simples, pero al mismo tiempo profundos y trascendentes, que permiten llevar una vida armónica al ser orientada por la ética de origen espiritual. Son claves para la conexión con Dios y el prójimo y, por tanto, con uno mismo.
Esto era lo que rechazaban, por estar consumidos por el egoísmo, la pedantería, fantasías de grandeza y finalmente la nada.
Pero también hay puntos en las dos historias que son esencialmente diferentes.
La gente antediluviana se comportaba con violencia constante: robaban, mentían, agredían, asesinaban, calumniaban, eran inmorales, servían a ídolos, maldecían a Dios, corrompieron la justicia, en resumen un caos tremendo y sin indicio de que fuera a mejorar. Por sus acciones el ecosistema llegó a un extremo del cual no pudo recuperarse “por las buenas”, solamente un desastre de proporciones inimaginables equilibró la situación.
En la época de la construcción de la Torre las relaciones humanas eran por completo diferentes, porque tras mucho sufrimiento se forzaron a abstenerse de emplear la violencia. Se horrorizaban por la controversia, al punto que entre ellos se obligaban a sentir, creer, pensar de forma monolítica, sin admitir divergencias que fisuran la aparente unidad. Las ideas y las acciones siempre estaban subordinados al capricho de su líder, el astuto y violento emperador Nimrod, quien fue el creador de la primera religión organizada de la humanidad. Él gobernaba con mano de ardiente metal y demandaba obediencia ciega a sus deseos en rebeldía directa al Eterno. Detrás de tanta organización y máscaras de paz, abundaba el materialismo exagerado, el enojo, la ira, la violencia, que no tardaron en manifestarse en burlas, apatía, fanatismos y otras conductas que no mencionaremos ahora. Su catástrofe no fue otro cataclismo natural, sino la separación emocional e incomprensión entre los hombres. Las consecuencias de sus actos las seguimos sufriendo todavía.
¿Qué podemos aprender de todo lo que hemos expuesto aquí?
Quizás se aprende que pese a las diferencias en apariencia opuestas, siguen teniendo el común denominador que detona sus acciones, ambas generaciones han empoderado a su ego, ambas son esclavas, desconectadas de su esencia, ignorando al Creador.
Por un lado en los de la generación del diluvio «parecen» ser menos controlados, más inclinados a dar rienda suelta a su instinto primario, a satisfacer sus deseos, hoy en día los religiosos fanáticos o pertenecientes a alguna secta les llamarían «ovejas perdidas», «pecadores»…. y rápidamente les ofrecerían un salvador, llamándoles a realizar un cambio de sus acciones para entrar en la larga fila de servidores y súbditos,
Curiosamente quienes los llamarían así (esos religiosos fanáticos) bien podrían compararse con la generación de la torre.
Finalmente ambas generaciones se encontraban en total desconocimiento de su esencia, de su verdadera misión, ambas pasaban por alto que su actuar debía estar encaminado para hacer lo bueno y lo recto, no según sus ojos o deseos sino en respuesta a lo que el Creador había establecido para todos, por ello ambas generaciones pese a sus aparentes diferencias cayeron.
Podría ser una idea, espero sus correcciones, gracias querido moré!