El problema
Es el capítulo 6 de Shemot/Éxodo.
Encontramos que el Eterno le indica a Moshé que hable con el Faraón, es parte del proceso de la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto.
El anciano hebreo no se siente capacitado para tan tremenda tarea.
Se excusa.
El Eterno igualmente le ordena ir.
Entonces, de manera abrupta el diálogo termina, o ese parece, pues la Torá trae lo que aparenta ser otro tema:
«Éstos son los jefes de sus casas paternas…»
(Shemot / Éxodo 6:14)
Hasta que llega a:
«Éste es aquel Aarón y aquel Moshé [Moisés], a quienes el Eterno dijo: ‘Sacad a los Hijos de Israel de la tierra de Egipto, según sus ejércitos.’
Ellos son los que hablaron al faraón rey de Egipto para sacar de Egipto a los Hijos de Israel. Éstos fueron Moshé [Moisés] y Aarón.»
(Shemot / Éxodo 6:26-27)
Y de inmediato, la Torá continua con la orden ya conocida, que Moshé se presente, junto con Aarón, ante Faraón para gestionar la dificultosa negociación para liberar a los judíos de la esclavitud egipcia.
¿Cómo entender esta interrupción?
Una solución
Uno de los secretos para la fortaleza hebrea, judía, de Israel, es la unidad familiar.
Estar juntos y unidos, incluso aunque haya divergencias importantes en lo externo, en rituales, en creencias, en prácticas, en ideas, igualmente mantenerse en unidad, reconociendo la pertenencia a la misma Familia. Sintiendo, si no se comprende, que se es parte de una gran NESHAMÁ, espíritu, que comprende a todos los miembros de la gran Familia Judía.
Porque, entendamos bien; Aarón era el líder antiguo, el conocido, aquel que estuvo con ellos desde siempre. El que seguía los rituales, quien hablaba su idioma, aquel que recordaba las viejas historias del clan. En tanto que Moshé, el hermano, era un extranjero en toda la medida de la palabra. Criado como egipcio gobernante, embebido de la cultura egipcia, desconectado de toda vivencia o narrativa hebrea. Luego se apartó incluso físicamente, morando durante décadas lejos, en otra región, con otras tradiciones, haciendo una vida diferente a la de los hebreos.
Tanto Aarón como Moshé eran exponentes de extremos netamente diferentes, y sin embargo eran hermanos y así son mencionados y publicitados por el Autor de la Torá.
Porque lo relevante no era adonde sus Yoes Vividos los había llevado, sino que en primera instancia lo valioso era su Yo Auténtico, ser parte cada uno de la gran NESHAMÁ colectiva de Israel.
Uno era el laico, el educado para llevar una vida social de noble gentil.
El otro era el apegado a los rituales, el docto, aquel que conocía los misterios de la tradición.
Y sin embargo, ambos eran parte fundamental en la tarea de redimir a Israel de la esclavitud.
Por ello son mencionados en este punto, recordando su pertenencia a Israel, y que sus diferencias no podían borrar en modo alguno esa realidad trascendente.
Y esta es una historia que la vemos repetirse en cada generación.
La enseñanza
Si queremos una verdadera redención, el fin del exilio, es tiempo de fomentar la unidad de la Familia Judía.
Encontrar los puentes que unen para ser fuertes en la identidad espiritual, más allá de cómo ésta llegue a expresarse luego en el Yo Vivido.
Que sea la unidad la base de la fortaleza, puesto que es el reconocimiento de la identidad esencial que unifica a cada judío, esté en donde esté, sea quien sea, haga que haga.
Amar al prójimo judío sin motivo, en lugar de estar buscando la rencilla, la envidia, la diferencia secundaria.
Porque, si estamos unidos, fortalecidos, difícilmente fracasemos.
Eso es lo que nos está enseñando Dios en esta oportunidad.
Si, sin dudas que tanto Aarón como Moshé tuvieron que limar sus ásperas cubiertas del Yo Vivido, para así sintonizar mejor cada uno con su Yo Auténtico.
Sí, también hubo gente que quedó por fuera de la redención, porque escogieron ahogarse en oscuridad y embotar así toda LUZ de la NESHAMÁ, escogiendo a Egipto en lugar de la VIDA.
Pero, en tanto se pueda, es necesario seguir desarrollándonos y estableciendo mayor unidad en todos los aspectos posibles.
Que a la mesa estén Herzl y Rav Kook, Ben Gurión y I. Leibowitz, Heschel y Frankl, R. Schach y R. Schneerson, Carlebach y Ajad Haam, Einstein y Sagan, Hilel y Shamai, Jabotinsky y Dizengoff, Jazit y Macabi… ¿entiendes la idea?
Unidad, más allá de las divergencias, o incluso gracias a ellas.
Por ello, no sé si notaste que el versículo dice en singular que “ESTE es Aarón y Moshé”, para indicar que siendo unidos, se podrá tardar, habrá dificultades, el mundo seguirá con sus locuras, pero incluso así el éxito real está asegurado.
(Publicado en serjudio.com y replublicado aquí por su importante mensaje para la identidad noájica).