La semana pasado se leyó la parashá de Shelaj Leja que significa “envía para ti”. A diferencia de otras secciones de la Torá, heredad del pueblo judío, la cual, dicho sea de paso, no debe de ser leída sin la ayuda de un maestro idóneo, pues de lo contrario podría caerse en confusiones y veneno por no tener las llaves adecuadas para interpretarla, se habla de los espías que fueron a explorar la tierra prometida, pero no por un mandato divino sino por la racionalización humana.
Cuando regresaron de su viaje, los espías no dieron una versión acorde con lo que ellos habían visto, sino que su versión fue la de buscar disuadir al pueblo israelita de entrar en la tierra prometida, aduciendo la existencia de gigantes quienes vieron y despreciaron a los espías, entre otras inconsistencias en sus testimonios.
Varios maestros, incluyendo al Moré Yehuda Ribco, se han pronunciado sobre este acontecimiento lamentable que retrasó la entrada de los israelitas a la tierra prometida, cuarenta años. Al final de cuentas, el problema fue de percepción y de autoestima, pero evidentemente resumir el contenido de la parashá a solo esto sería frívolo, pues las enseñanzas dentro de la lectura son muchísimas.
Sin embargo, en esta ocasión solo nos referiremos al tema de la autopercepción y cómo es que ésta puede afectar nuestro entorno con base a cómo nos vemos, lo cual nos lleva a actuar de determinada manera en el plano externo que termina generando determinadas conductas las cuales son percibidas por los demás.
No se trata entonces de percibirnos de cierta manera y de actuar de otra forma completamente distinta, múltiples son las ocasiones donde en los programas cómicos el tipo feo se ve al espejo y ve a un adonis, en tanto que el resto de las personas observan a un adefesio. El desfase entre la percepción del personaje de sí mismo, sus acciones que son tendientes a evocar la forma en que un tipo bien parecido actúa, y su incongruencia con la realidad, nos han deleitado muchas veces por la risa que eso genera, pero el trasfondo de estos hechos es lamentable, pues denota una desconexión con la realidad, lo cual es una de las manifestaciones pasivas del EGO (yetzer ha ra).
Quizás el ejemplo más notorio de esto sea la serie de la BBC “Keeping up appearances” (Manteniendo las Apariencias), donde la personaje principal es una mujer de clase media que se cree de clase alta y busca actuar como tal, pero a leguas se le nota lo ordinaria que es, y por eso ella trata de compensar su palurdez con actividades sociales de las cuales todo el mundo se quiere escapar.
Al final de cuentas, la parashá nos enseña algo muy importante, lo cual no es un análisis intelectivo mío sino una mera reproducción de lo discernido por los sabios desde la antigüedad: Debemos de tener mucho cuidado con el tema de las percepciones sobre nosotros mismos, porque a la postre si nos percibimos de determinada manera pero actuamos de otra distinta y transmitimos ese mensaje a nuestros semejantes, no solo podríamos vernos excluidos de las actividades de la alta sociedad, sino que, tal y como le pasó a los espías, podríamos llevarnos en banda a un pueblo entero.
maravillosa reflexion que agradezco.
solamente hago constar que esta es la parasha de esta semana en la diaspora, se leyo en israel la semana pasada.
son cosas de complejo calendario hebreo dificiles de explicar.
de paso recomiendo este texto: http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/esperanza-con-confianza
que tiene grandes enseñanzas para la espiritualidad del noajida.
abrazo
Muchas gracias por las palabras de apoyo, mi querido amigo. Leí el post en Serjudío y me encantó. Justamente ayer me tomaba un café con un amigo y ex compañero de junta directiva de una asociación a la cual ambos pertenecemos, él me decía que la asociación venía en decadencia desde hacía más de viente años que fue cuando los fundadores y los de la ¨vieja guardia¨ se habían retirado, sin haber transmitido el conocimiento a la generación venidera. El error del EGO está no solo en el complejo de superioridad sino también en el desprecio hacia quienes son percibidos como menores en tamaño, edad o conocimiento intelectual. La lección se vive en la asociación a diario, pues no es sino hasta muchos años más tarde que se está volviendo a retomar y incluir personas de peso que le den auge, pero esto no habría pasado si la generación anterior hubiese educado y transmitido el conocimiento a la posterior. Esto nos enseña que la autopercepción puede ser muy alta, pero si no va acompañada de acciones congruentes con nuestro pensar, existe una disonancia terrible.