Resp. 196 – Si no es bombero, no entre al infierno

Moreh, Buenas Tardes, espro que tenga una Buena Semana
Es una obligación ayudar al que está caido, pero ¿como saber hasta donde meterse, sin correr peligro se ser arrastrado?
Esto, porque aquella joven, con que una vez tuve intencion de casarme, que la deje por que insitio en quedarse con su religion, esta viniendo a mi casa, con la excusa de buscar a mi familia, con la cual dejo buenas relaciones, como yo tampooc quede mal con ella, pues, empezamos a hablar y bueno, hay recuerdos y todo.
Yo le hablo, pero ella tiene tremenda armadura casi impenetrable, le cuestaa sobremanera autoexaminarse, ella tiene un problema muy fuerte de la niñez, y es sumamente cerrada. El caso es que yo quisiera ayudar,pero es dificil y muchas veces salgo afectado, es muy fuerte lo que a ella le pasa, epro no creo que ella sea consciente.
De nuevo ¿como entrar al incendio a rescatar sin quemarse?

Bienvenido y gracias por enviarnos su interesante misiva.

Podría ser que la persona en ocasiones no sepa dónde se encuentra el límite de la precaución y de lo peligroso.
Podría ser así.

Podría ser también que la persona piense que está entrando a salvar a alguien de un incendio, que lo hace por un espíritu de heroísmo, de entrega trascendente, de superioridad moral; aunque si analizáramos con frialdad el asunto, tal vez veríamos que el heroico heroísmo no es tal, sino que se fundamenta en deseos egoístas.
Pero, esto no lo podemos saber a simple vista, por lo general precisaríamos estudiar cada situación con calma, con toda la posible objetividad.

Así pues, permítame responderle de manera amplia, abarcativa, para que usted luego si lo desea pueda responderse con mayor profundidad y precisión.

Cuanto más quiera penetrar las defensas de una persona, ésta más se cerrará.
Cuanto menos admita la posición del otro, menos dispuesto estará para admitir su posición.

Por tanto, cuando se encuentra con una persona que está muy cerrada tiene dos opciones para ingresar en su mundo.
Uno es el método lamentable de los misioneros, que insisten, que faltan el respeto, que golpean sin parar, confunden, envuelven en telas de araña, seducen como serpiente, siguen insistiendo, quiebran las defensas finalmente. Lo consiguen aniquilando lo mejor de su víctima, quitándole su libertad, negándole su identidad, cancelando su espiritualidad. Entran los misioneros al cerrado mundo de su víctima para arruinar lo que encuentran, para diluir ese mundo, para transformarlo en una patética copia de los eslóganes que portan en su cruz los misioneros.
«Convencen» a través de la destrucción de su «oponente», al que quieren borrar su conciencia, para convertirlo en un autómata, estupidizado detrás de la consigna del misionero.
Por supuesto que este método debe ser repudiado por todo fiel del Eterno, sea noájida o judío.

El segundo método, el que podríamos tildar de positivo, se fundamenta en el amor y el respeto que la persona tiene sinceramente hacia el otro.
Si el otro está cerrado, tiene derecho a estarlo, debemos respetar su cerrazón, aunque probablemente no compartirla.
Si el otro está aferrado a su vacía fe, es un esclavo de la religión, debemos respetar su estado de ceguera temporal, aunque no apoyarla ni adoptarla como propia.
Piense, si usted fuera el ciego emocional/mental/espiritual, ¿se dejaría convencer porque le señalan con el dedo como ciego? ¿O se envalentonaría el doble en su ceguera, afirmándose en sus doctrinas extraviadas, aunque en el fondo su alma sienta que está por la senda errada?
Póngase un segundo en el papel del ciego y quizás comprenda que la impaciencia, la insistencia, la «bravuconería» probablemente no hagan al ciego más vidente, que probablemente la caparazón no se abra para adquirir una nueva conciencia de las cosas.

A veces se precisa un zarandeo para despertar al dormido, pero debe ser producido con corrección, con moderación de las fuerzas, y probablemente por alguien externo, por alguien que no tenga implicancia emocional con el dormido y encarcelado.
Es el zarandeo que muchas veces he dado a varios desde las páginas de serjudio.com, o algunas pocas veces desde FULVIDA.com.

Pero, el zarandear no es parte del método que es recomendable de una persona hacia su pareja, su amigo, su familiar, su vecino.
Porque las implicancias emocionales derivan el zarandeo hacia planos de conflicto personales, que trastocan el sentido positivo del mismo. Se convierten en parte de una rencilla de personalidades en vez de una herramienta de liberación del prójimo de las garras de la idolatría y la mentira.
¿Comprende hasta acá?
En el ejemplo del incendio que usted usó, podemos coincidir en que nadie en su sano juicio entraría a un edificio que es un verdadero volcán o infierno, sin siquiera un poquito de chance de salir con vida de allá.
En un caso como ese se deja a los profesionales ejercer sus cualidades y conocimientos. Que los bomberos se hagan cargo, no porque uno sea un cobarde, no porque uno no ame al que está dentro de ese infierno; sino porque el bombero está entrenado, tiene experiencia, aprendió, sabe, comprende y por si fuera poco viene equipado para la tarea titánica.
E incluso así, a veces caen en la batalla también los bomberos, o no pueden rescatar al encerrado entre las infernales flamas.
Quiero que le quede claro esto, porque es esencial.

El falso sentimiento de heroísmo no brinda salvación a nadie, sino que pone en peligro al «salvador» y a la víctima.
¿Comprende?

Con su ex novia, ¿qué puede hacer?
Respétela, ámela (en la medida de lo posible, como un prójimo), sea paciente con ella, no quiera ser su salvador sino solamente un buen amigo, alguien que está a su lado piense lo que ella piense, tenga la fe que ella tenga.
Pero también respétese, ámese, sea paciente con usted mismo, no se ponga en situaciones o roles que no le corresponden, y siempre manténgase fiel al Eterno al modo que los noájidas deben serlo.

Si, como me parece descubrir en sus líneas, su afecto por ella sigue siendo grande, si siente pasión por ella, si desea volver a entablar una relación afectiva entre ambos, por supuesto que no precisa mi permiso, pero espero que tome mis consejos.

Nuestro deber con el Eterno está antes que todo sentimiento y pasión.
Usted no debe verse como el «libertador» de la joven de las garras de la religión, pero tampoco puede aceptar una vida de pareja con alguien que escoge la esclavitud antes que la Verdad, con alguien que quizás traiga miseria y mentira a su vida y a la de sus futuros hijitos.

Así pues, antes del abrazo amoroso mantenga una actitud de respeto y amor, de paciencia, de fortaleza de su parte, de firmeza en su fidelidad al Eterno.

Dejo la respuesta por aquí, a la espera de sus comentarios.

Dios te bendiga, y que podamos ser constructores de Shalom.

Moré Yehuda Ribco

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