Con tu vida en tus manos

Una vez que una persona se da cuenta de que su vida esta en sus propias manos, pierde en definitiva el derecho que creía tener para culpar a otros, por el modo y las circunstancias en que su vida transcurre; esta persona ya no puede ni debe sentirse atada a designios caprichosos del destino o la suerte, ni hojita a merced de algún temporal; ya no puede ni debe sentir lastima por si mismo ni buscarla en los demás, ni sentir absurdas culpas o nocivos rencores; ya no puede ni debe quejarse ni mucho menos permanecer en la inmovilidad.

Quien se ha dado cuenta de ser propietario de si mismo y en pleno uso de su libre albedrío, y no abandona su antigua actitud de victima o de indiferencia, se coloca en posición de rebeldía frente al inmenso regalo que H’ (Dios) le ha otorgado, al preferir aparecer como una persona llena de miedos y rencores, conformista e irresponsable

Quizás lo peor de todo sin embargo sea que al decidir ignorar su gran fortuna, renuncia a la posibilidad de crecer y superarse a si mismo. Al no luchar ha elegido sumirse en la mediocridad y la depresión, en la ceguera y la amargura.

Por lo tanto es vital descubrir y asumir que nuestra actitud y calidad de vida son una elección a la que tenemos derecho, un derecho que implica una enorme responsabilidad: al ser propietarios de nuestras vidas solo uno mismo puede y debe rendir cuentas de los propios actos y ser consciente de que es posible cambiar como individuo e igualmente colaborar en los cambios que nuestras sociedades requieren.

Sin decisiones no hay movimiento y solo los muertos no se mueven ya.

Decisión para no conformarse ni con la mediocridad ni con las formulas mágicas de redención.

Sin responsabilidad no hay autorrealización ni respeto.

Responsabilidad primero con el poder de ejercer el libre albedrío que el Eterno nos ha otorgado, luego con uno mismo, con nuestras decisiones y actos, y de ahí para con el mundo entero.

 Ahora bien, la responsabilidad no es una virtud que se herede en los genes; tampoco cae del cielo.

La responsabilidad se aprende y se construye poco a poco, con determinación, valor, perseverancia, disciplina y sacrificio y con decisiones meditadas y aplicadas.

Y por supuesto con la guía e inspiración de las 7 mitzvot universales, para mantenernos en el camino del Eterno, H’ Elokim.

Cambiar es posible.

De la calidad de nuestras decisiones y de la responsabilidad con que las vivamos, dependerá la calidad de nuestra existencia.

Shalom.

 Ramón Sánchez Bolaños

 Mexico.

3 comentarios sobre “Con tu vida en tus manos”

  1. Muy bueno Ramón, solo difiero contigo en el punto dl origen de la responsabiidad, pues para mi la responsabilidad es una cualidad que al igual que todas las cualidades nacen con el individuo, solo marca la diferencia el grado en que la desarollamos, he pensado asi porque son muchos los ejemplos de personas que apesar de estar en un medio donde todo indicara que este individuo esta destinado al fracaso, aun asi pueden salir avantes y marcar la diferencia. Para que ello suceda se necesita de la responsabilidad. ¿Tú que piensas amigo?; por cierto ¿De que parte de México eres?

  2. Muy buen punto Ramón!!
    Solo una cosa: nosotros no somos «propietarios» de nuestras vidas pues, si así fuera, alguien podría suicidarse sin estar cometiendo transgresión alguna contra el Creador. Lo que somos es Administradores de tales vidas – tenemos que rendirle cuentas por nuestro «trabajo de administración» a nuestro Jefe, Dios.

  3. Les agradezco sus comentarios, queridos amigos.
    Ademas quisiera aclarar mis puntos… primero, que veo a la responsabilidad como algo que se aprende porque no creo que ningun niñito la traiga ya de por si; alguien en algun punto de la vida (mas tarde o mas temprano) servira de ejemplo y/o inspiracion. En segundo lugar, al referirme como propietarios, lo hacia enfocandome unicamente en nuestra temporalidad y sus circunstancias. Por supuesto que nada se mueve en este mundo sin la voluntad de H’, a pesar de que con nuestro libre albredio tambien nos concedio decidir trangedir sus mitzvot, aunque por supuesto a costa de pagar un altisimo precio con ello. Por eso mismo hago hincapie en la necesidad de apegarse al cumplimiento de nuestros mandamientos y hacernos dignos hijos de nuestro Padre Eterno.
    Por cierto que la casa de todos ustedes se encuentra en Cuautla Morelos, Mexico. Cuando gusten, sera un Honor recibirles.
    Shalom y que H’ los colme de felicidad.

Deja una respuesta