Hace más de tres mil años una nave encayó encima de los Montes Ararat, y ahora vuelven a ella los descendientes perdidos en el mundanal, en la profanación, para limpiarse y reconstruir la barca que los llevará a buen puerto; ahora vuelven unos pocos, ciñendose bien de coraje para enfrentar la gran marea que se levantó en medio de su embriaguez, ahora retornan a la claridad de la sobriedad, ahora han visto su desdicha, su plan venido abajo, su buena intención llevarlos al foso de peligro, ahora regresan de un camino desolado y entran seguros por la puerta ancha en busca de la verdadera Verdad, aquella a la que hay que reverenciar, porque es Una y Única, y tiene nombre aunque no es circunstancial, y Es aunque no ha sido Creado, sino que de Él emana todo cuando existe y Él será cuando todo termine, sencillamente permanecerá (como dice el Adon Olam). Ahora vienen curados, conscientes, haciendose espacio entre sus congéneres, formando sociedad antes que ver morir a los que alrededor esperan por Luz que les guíe. El Camino Noajida está trazado, su senda es vital, la brújula es la numinosidad con la cual se actúe y el valor que se le de, el fin es la reparación, es la promesa de continuar viviendo refinadamente en un mundo más allá a este, un mundo real y no sólo uno holográfico que nos sirve temporalmente.
La comunidad de noajidas, conformada por seis millones de individuos en todo el mundo, está poco a poco haciéndose «consciente» de su estatus de portadores de una herencia autentica, lejana a cualquier tipo de falso baluarte, desalineada y desintonizada de reliquias muertas, poco a poco; apenas existen unas cuantas y muy pocas asociaciones humanas llamadas de noajidas en el mundo, apenas existen unos cuatro o cinco maestros judíos prestos a llevar luz a nuestros corazones ansiosos de nutrición espiritual; cabe resaltar que todo esto en medio de potentes campañas de desinformación solapadas en cienciología, falsa cábala, new age, entre otras; poco a poco, pero a paso firme, seguro y con norte franco, mirando el hombro derecho en todo momento, tomando el control de la brújula y sin mirar atrás.
Es ahora cuando necesitamos armas eficaces, instrumentos eficientes de difusión, de información, de integración, es ahora cuando las ideas nos deben ayudar a hacer de nuestros actos un testimonio inmutable por las generaciones que sigan, y que las generaciones sigan; es necesario preservar, reformar, refundar, instalar una consciencia de arraigo y de sentido de pertenencia auténticos, coherentes con lo que en verdad somos, correspondientes a nuestra herencia espiritual correcta.
No ha sido facil, no cambiarán las cosas, no se volverán mejores con el paso del tiempo, sólo se volverán comunes, luchemos contra esa virtual rutina y hagamos del mundo noajida un mundo para todos, como en esencia lo es; desbaratar los dos imperios que someten las almas de árabes y cristianos es un propósito más que útil, indispensable. La historia hablará por quienes se dieron un tiempo, especifico y suficiente para hacerlo; poco a poco, no a la fuerza como tales imperios lograron su poder, no por las armas, no profesando una cosa y haciendo lo contrario, no solapando la intolerancia bajo la máscara del desprecio fundamentalista, no haciendo mofa de la libertad.
Seamos libres y hagamos libres al mundo, construyamos la armonia y el equilibrio que emana de la justicia, que hace emerger el conocimiento, y que nos acerca a lo trascendente, que nos une con la Totalidad, hagamos Shalom.
(disculpe ud. Prof. Ribco, su frase me encanta mucho y no habiendo una mejor, no dejaré de usarla, ¿puedo prescindir de darle créditos considerandola un lema esencial de vida para cualquier noajida?)
Un comentario sobre “Una comunidad de Luz”
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q bueno tenerte de vuelta por aca, andres!
muy buen texxto, muchas gracias.
por supuesto q puedes usar librmente el lema de constructores de shalom, mientras tengas en cuenta q es tu meta en la vida y lo difundas con palabras y hechos.
hasta luego, abrazo!