Ay… las buenas intenciones…

En un instante te presentaré un email que he recibido, muy importante y muy interesante.
Vale la pena tomarse el tiempo para leerlo y aprender de él.
Podrías salvar tu vida o la de alguna otra persona.
Luego del mismo, lo aprovecharemos para aprender acerca de otro aspecto de la vida, en ese caso el espiritual, que te dará posibilidad nuevamente de salvar vidas, no solamente en este mundo, sino en la eternidad.
Vayamos a la lectura detenida y consciente del email:

Errores comunes a la hora de dar PRIMEROS AUXILIOS

En un mundo ideal, todo el mundo estaría capacitado en primeros auxilios. Sin embargo, cada año mueren en el mundo miles de personas por desconocimiento de las primeras maniobras frente a una emergencia o -lo que es peor- por aplicarlas mal, basadas en ideas erróneas. Una firma de beneficencia británica, la St. John Ambulance, lanzó en Inglaterra una campaña para recordar qué se debe hacer frente a algunas situaciones muy habituales. Y elaboró una lista con los 10 mitos más comunes:

Mito/Error 1: La ambulancia llegará en un minuto.
No si usted acaba de llamarla.
Según Paula Casal, instructora de Primeros Auxilios de Cruz Roja Argentina, "en nuestro país, lo mínimo que tarda en llegar es entre 15 y 20 minutos. Por eso hay que activar el servicio de emergencias lo antes posible pidiéndole a alguien que llame al 107/911 o haciéndolo uno mismo".

Mito/Error 2: Es mejor no hacer nada antes que arriesgarse a empeorar las cosas.
"Si alguien está sangrando y uno no hace nada, puede perder demasiada sangre, entrar en shock y morir" recuerda Isobel Kearl, de St. John Ambulance. Si alguien está inconsciente y respira, pero no está en la posición de recuperación, puede atragantarse con su propia lengua o vomitar o tener un ataque cardíaco (la causa de muerte más frecuente en el mundo occidental en adultos mayores de 35 años).

Mito/Error 3: Si le sangra la nariz, hay que inclinar la cabeza para atrás.
Esto es lo que hace el 30% de las personas, según St. John Ambulance, aunque eso puede hacer que la sangre pase por la garganta y cause vómitos o coágulos que podrían llegar a las vías respiratorias. Lo que debe hacerse es inclinar la cabeza hacia adelante, tapar la nariz y respirar por la boca. Si sigue sangrando 30 minutos después, vaya a un hospital.

Mito/Error 4: Las víctimas de un ataque al corazón tendrían que acostarse en lugar de sentarse.
Una de cada diez personas creen que esto es una buena idea, pero que puede dificultar la respiración. "Las personas que cursan un ataque cardíaco deben colocarse en una posición cómoda para ellas; normalmente se sientan porque eso les facilita la respiración. Lo principal es que se queden tranquilas y de inmediato llamar a emergencias", advierte la instructora Casal.

Mito/Error 5: Si un brazo o pierna está sangrando mucho, hay que hacer un torniquete por encima de la herida.
Si bien el 58 por ciento de las personas cree que habría que proceder de esa forma, la medida es totalmente errónea. Es una maniobra que puede interrumpir todo el flujo sanguíneo y causar, además, daño a los tejidos. "Jamás se debe hacer un torniquete" dice Casal. Y agrega: "Lo que hay que hacer es una presión directamente sobre la herida con apósitos estériles y limpios para lograr que coagule y disminuya el sangrado", indica Casal.

Mito/Error 6: Nunca jamás se debe mover a alguien después de un accidente de tránsito, aun si no está respirando.
Está muy bien preocuparse por una posible herida en la columna (algo que haría el 43 % de las personas involucradas en un hecho de esa naturaleza), pero es más importante asegurarse que la persona respire. Si está inconsciente, compruebe que sus vías respiratorias estén libres inclinándole la cabeza hacia atrás y levantando levemente su mentón. Aunque haya riesgo de lesión cervical, siempre hay que priorizar las vías respiratorias.

Mito/Error 7: Si un chico toma lavandina hay que hacerlo vomitar.
Esto puede causar más daño cuando el vómito abandona el organismo. Según Casal, "ante una intoxicación, hay que llamar primero al Centro Nacional de Intoxicaciones y seguir sus indicaciones. Jamás hay que provocar el vómito, salvo que el cuerpo lo manifieste solo".

Mito/Error 8: Si alguien se está asfixiando porque se atragantó con algún objeto extraño, hay que ponerle los dedos en la garganta.
Eso haría que el objeto se vaya más abajo. Si está tosiendo, incentívelo a que lo siga haciendo porque ésa es la manera que tiene el cuerpo de expulsar los objetos que obstruyen el paso de oxígeno. Una vez que dejó de toser, y si sigue sin respirar y cambia el color su piel, realizar la maniobra de Heimlich, conocida también como "estocada abdominal".

Mito/Error  9: Si alguien sufre un ataque de epilepsia, hay que ponerle algo en la boca, una cuchara tal vez.
Nunca hay que colocarle algo en la boca mientras se manifiesta la convulsión: se estaría tapando la entrada más grande de aire. "No hay que pensar que se va a tragar la lengua: la lengua es un músculo que está bien adherido. Sólo hay que controlar la duración del ataque, colocarle algo mullido debajo de la cabeza para amortiguar el golpe y dejar que la convulsión pase sola. Luego llamar al médico", puntualiza Casal.

Mito/Error 10: Si alguien siente que se va a desmayar, debe colocar la cabeza entre las piernas.
Si lo hace, puede caerse para adelante. En lugar de eso, acuéstese y espere a recuperarse. "El cuerpo compensa sólo la falta de oxígeno en el cerebro por lo que, si se mantiene acostado, se le va a hacer más fácil al corazón bombear y así redistribuir la sangre oxigenada a todos los órganos", finaliza Casal.

Ay… las buenas intenciones…

Ya habíamos enseñado en otras oportunidades acerca del peligro que representan las buenas intenciones pero faltas de conocimiento.
La persona quiere obrar bien, hacer lo bueno, pero carece del conocimiento y preparación adecuadas, lo que suele terminar en agravar el conflicto o empeorar la situación.
Ejemplos abundan, en cada uno de los planos de la existencia.
Los diez mitos o errores que hemos publicado más arriba pueden servir muy bien para que lo confirmes. Tomo solo uno para recalcarlo, el del objeto en la garganta. El apuro, el deseo de colaborar, la buena intención, la ignorancia, el miedo llevarán a que el “buen samaritano” introduzca sus dedos en procura de extraer el objeto que obtura las vías de ventilación de la víctima. Pero, con tan mala “suerte”, con tan escasa ayuda del “destino”, que empuja más profundamente el objeto, haciendo imposible el rescate de la víctima. Por querer ayudar, resulta que mató a su desamparado. Y no es un cuento de ficción, ha pasado y sigue pasando. Pero, si el bien intencionado hubiera estado en posesión de conocimiento, seguramente hubiera intentado un procedimiento alternativo y con mayor efectividad.
En el plano espiritual, por supuesto que eso también acontece.
Ejemplos sobran, por lo que tomaré unos pocos.

1- Siendo gentil puedo (y debo) celebrar el SHABAT.

2- Puedo creer que Jesús fue un buen hombre, un ejemplo a seguir, quizás hasta una especie de Mesías; sin por ello creer en la trinidad, ni en que era un dios, ni patrañas por el estilo.

3- Puedo asumir que ser noájida es un escalón intermedio, una identidad incompleta, una escala en un viaje hacia mi conversión hacia el judaísmo.

4- ¿Qué hay de malo que “estudie” Torá, aunque la ley espiritual es clara al respecto de que como gentil no me corresponde?

Y así, tú y yo podemos confeccionar una lista de errores y mitos, que basados en buenas intenciones, terminan por llevar a la muerte (siempre espiritual y a veces también física) de quien camina en esta especie de oscuridad.
De paso, es frecuente que esos lidercillos enfermos espirituales/emocionales, que un día son pastores, al siguiente “rabinos mesiánicos”, luego cabecillas supuestamente noájidas y más tarde vaya uno a saber qué cosa, se aprovechen de los temores y buenas intenciones de quienes les prestan atención. Estos piratas de la fe, que navegan de un mar al otro, pero siempre diezmando y aprovechándose de la gente, insistan en fomentar mitos, inventen patrañas, repitan hasta el cansancio lemas enfermizos, manipulen y vejen sin compasión, y hagan que la persona no se sienta segura, sino con constante temor de esto o aquello y que por buena voluntad sigan esclavos de tales piratas de la fe.
Vamos, te animo a que elaboremos la lista y que resolvamos junto porqué no son siquiera opciones a tener en cuenta por aquel que ama la lealtad y actúa con fidelidad.
Te animo a que confrontes al estafador que te lleva de un lado para el otro, pero siempre con un mismo objetivo, dominarte, apoderarse de lo tuyo, ser quien decida por ti. Puede que a veces ceda algo, que te favorezca, que te haga un favor, pero no es otra cosa que una treta para que sigas empantanado y no puedas aspirar a ser libre, sino seguir sometido a sus malicias.

Buenas intenciones, cuando vienen clarificadas por el conocimiento, pueden resultar de mucho provecho.
Buenas intenciones, que vienen de la mano de prejuicios, de supuestos, de creencias sin sustento firme, entonces pueden resultar en un descalabro, y algunas veces no dañan.
Sí, las buenas intenciones sin conocimiento quizás hasta resulte bueno alguna vez, pero no tenemos cómo saberlo.

3 comentarios sobre “Ay… las buenas intenciones…”

  1. Así es Nahuel, además ALERTAR a aquellos que están siendo conducidos por el EGO indomable de otro (s).
     
    Es injusto que aquel que se hizo adicto a la religión haga que otros actuen como él únicamente para justificar su afán de seguir siendo un adicto.
     
    Una manera de reconocer a estos seudo lideres o seudo guias, es que comunmente acusan de fanáticos a aquellos que, a viva voz y a la luz de la verdad, desnudan las argucias que utilizan para someter y manipular a quienes prefieren creer ciegamente lo que les enseñan con frases sacadas de contexto.
     
    Gracias Maestro.

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