El Jesús histórico y la fuente «Q»

Mucho se habla acerca de la historicidad de la figura religiosa de Jesús de Nazaret. Si nos referimos a la influencia histórica, sociológica y religiosa de dicha figura el debate se acaba rápidamente en un sentido: esa influencia es absolutamente indudable. Pero, lo es… en el ámbito especificado y que tiene por centro la religión.

De mucha mayor complicación es intentar abordar eso que se llama el “Jesús histórico”, lo es por dos motivos: por el confusionismo y por la falta de fuentes históricas contrastables entre sí –no de documentación que hay mucha-.

Historia Sagrada e Historia

No faltan autores que confunden la denominada “Historia Sagrada” con la disciplina académica llamada “Historia”, que no otorgará a las fuentes apologéticas cristianas mayor valor del de documento histórico en sí, como tampoco lo hará con Flavio Josefo, Dion Casio, Plinio el Joven, Celso o el Talmud.

Por ello, a veces se confunde mucho la búsqueda del Jesús histórico -que es una, y puede abordarse desde el cristianismo, otra creencia o ninguna-, con el dotar de historicidad a Jesús, que es otra cosa, casi antiacadémica por definición y que solo puede emprenderse desde la creencia, no desde la ciencia, porque el planteamiento ya es “ad hoc” de entrada.

Desde ese punto de vista coincidimos y no con el polémico y popular historiador y comunicador César Vidal Manzanares (ex profesor de la UNED).

Coincidimos cuando dice:

“En estos últimos casos, da la sensación de que existe un mayor interés pro presentar la figura de Jesús que encaje en la última corriente (¿nos atreveríamos a decir “moda”?) que por plantearse seriamente lo que las fuentes nos dicen sobre él. Gacias a ello, hemos “padecido” a Cristos marxistas, hegelianos “guerrilleros”, existencialistas o nihilistas, por sólo citar a unos cuantos, así como un uso de las fuentes intolerables desde una perspectiva histórica” (César Vidal Manzanares, “El documento Q”, pág. 230, Editorial, Planeta, Barcelona 2005)

Hasta aquí estamos de acuerdo con este autor casi punto por punto, no se ha abordado históricamente la figura de Jesús, se ha abordado dotarle de “una historia” que coincidiese con “una ideología” de quién la escribía. Así, tenemos multitud de “biografías” de Jesús que lo mismo lo sitúan en “Cachemira” como dentro de la más absoluta ortodoxia canónica y con el más absoluto desprecio hacia el método histórico.

A vueltas con la «Historia Sagrada»

Pero don César Vidal Manzanares continua y, aquí ya no coincidimos, porque, a partir de un optimismo, no excesivamente justificado en las fuentes, da por buenos y nos presenta como históricos una serie de datos y formulaciones que, tal vez, puedan realizarse desde una “Historia Sagrada” y militante pero, mucho nos tememos, que no puedan realizarse desde la disciplina académica y científica que es la Historia, así, contradiciendo lo que acababa de decir -repetimos que, posiblemente por un exceso de optimismo- se contradice y dice lo siguiente:

“Partiendo de un criterio meramente histórico [sic]*, a mi juicio se puede afirmar que las fuentes, tanto cristianas como judías y paganas, nos permiten conocer y dar como ciertos buen número de datos acerca de la vida de Jesús, en un grado de exactitud que supera en bastantes ocasiones a personajes famosos de la Antigüedad.

Estos datos son, como mínimo, los siguientes:

    1. Jesús pertenecí a la estirpe davídica
    2. Su nacimiento no fue normal
    3. Estuvo en Egipto
    4. Se crió en Galilea
    5. Tuvo hermanos y hermanas
    6. Fue bautizado por Juan el Bautista
    7. Inició su ministerio en Galilea
    8. Sus hermanos no creían en él.
    9. Predico un evangelio centrado en la venida del reino de Dios y en la necesidad de arrepentirse y aceptarlo a él para obtener salvación..
    10. Realizó curaciones y otros hechos que tanto el como sus discípulos y contemporáneos interpretaron como expulsión de demonios.
    11. Realizó varias bajadas a Jerusalén
    12. Se negó a ser mesías de corte guerrero, lo que ocasionó, entre otras razones, su fracaso en Galilea y el abandono de alguno de sus discípulos
    13. En la última etapa de su vida se centro fundamentalmente en el grupo más íntimo de los discípulos de entre los que nombró a Doce, posiblemente como referencia al número de las tribus de Israel: Muy posiblemente fue en esta etapa cuando comenzó a anunciar su muerte en armonía con su visión de sí mismo.
    14. También por esta época desarrollo un ministerio de predicación e Perea.
    15. Realizó una limpieza del Templo
    16. Profetizó la destrucción del Templo
    17. Acudió a Jerusalén con sus discípulos durante una Pascua (…) Durante la misma celebró una cena preñada de contenido escatológico.
    18. Fue traicionado por uno de los discípulos llamado Judas, abandonado por los restantes, prendido, sometido a una reunión plagada de irregularidades, de uno de los tribunales del Sanhedrín y entregado a Pilato.
    19. Éste lo envió a Herodes Antipas para posteriormente intentar ponerlo en libertad acogiéndose a una tradición legal de liberar a un preso en la Pascua. Tras flagelarlo, quizá con la intención de contentar a sus enemigos, procedió a ordenar su crucifixión.
    20. En su condena influyó su pretensión de ser el mesias (de hecho, de eso le acusa el cartel colocado en la cruz por Pilato).
    21. Muerto en la cruz fue sepultado en una tumba que, tres días después, se encontró vacía
    22. Los discípulos afirmaron haberlo visto resucitado de tal manera que su conducta cambió y que incluso algunos incrédulos -como su hermano Santiago o el luego apóstol Pablo- aceptaron la nueva fe tras ser objeto de alguna de sus apariciones.
    23. La única respuesta de sus adversarios a estos hecho fue la de que el cadáver había sido robado.
    24. Sus discípulos siguieron existiendo como un movimiento identificable.

(César Vidal Manzanares, “El documento Q”, pág. 230, Editorial, Planeta, Barcelona 2005)

La fuente o documento Q

Bien, un par de cosas, la siguiente intercalación [sic]* la hemos realizado desde el presente artículo puesto que dudamos muchísimo que “desde un criterio meramente histórico” pueda sostenerse un solo punto de los veinticuatro que, con gran optimismo, sostiene don César Vidal Manzanares, hacia el final de su obra “El documento Q” -toda ella cuajada de optimismo por otros motivos, para ahora nos centramos en la historicidad de Jesús de Nazaret-.

La segunda cosa es la simple y sencilla constatación de que la “fuente Q” –del alemán “quelle”, que significa fuente-, es lo que se supone pudo ser una fuente escrita, oral o mezcla de ambas, más o menos contemporánea a los supuestos relatados y que serviría de base a los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas, otro tema es Juan). Esa fuente está perdida y… sigue perdida, por muchos esfuerzos reconstructivos que, a partir de la de deconstrucción de los sinópticos, algunos autores hagan.

(continuará)

6 comentarios sobre “El Jesús histórico y la fuente «Q»”

  1. Hola Yehuda,

    Efectivamente, lo es en el peor sentido de la palabra, él no hace publicidad ni informa, desinforma y lo viste, lo malo es que hay quién cree que lo que dice es serio. Como autor tuvo una evolución de más a menos, tiene un libro de hace años (1991) sobre los textos de Nag Hammadi que es serio, si se compara con el de la fuente «Q» -que es del 2005- el resultado es deplorable, ya no hablemos de otros sobre masones u otros temas diversos, lo cierto es que es tan prolifico que resulta sospechoso, tal vez lo ayuden los «angelitos negros» -vieja canción de Antonio Machin-.

    Saludos

  2. César Vidal es, por decirlo de modo amable, un «apologista». Esto significa que es un chiflado que hace pseudo-investigaciones que tienen como objetivo demostrar que sus creencias son correctas y, de paso, obligatorias para los demás (siempre y cuando quieran salvarse del infierno). Es un ejemplo inmejorable de la irracionalidad del Protestantismo. Todos los especialistas en la materia lo han señalado como un autor carente de la mínima objetividad, cuyos métodos de investigación y de exposición nos ofrecen un sin fin de ejemplos de todo lo que un investigador serio debe evitar. Para muestras, su lista de cosas que «podemos dar por ciertas» respecto a Jesús. Lo grotesco es que incluso afirme que eso se puede fundamentar con las fuentes judías. El tipo es un burro. Y, como decimos en México, el peor tipo de burro: uno con iniciativa.

  3. Con iniciativa y con ayudas, en el mundo editorial existe la figura del «negro», es quién escribe de verdad y otro firma, lo prolifica de la producción del señor Vidal hace sospechar de todo un «equipo de investigación», hay cosas que estoy seguro que las ha escrito él -como eso del documento Q- pero de otras no pondría la mano en el fuego. Si el texto sobre Nag Hammadi era academicamente correcto su producción posterior dista de serlo, eso sí, ha ganado en divulgación, digamos que tiene sus fieles.

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